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'Chairos' contra 'fifís': La polarización política que evidencia la lucha de clases en México


La disputa entre izquierdistas y conservadores ha acaparado la discusión política tras el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial.

La batalla entre 'chairos' y 'fifís' evidencia la polarización ideológica y política, con claros matices clasistas, que se vive en México tras el triunfo del futuro presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Los 'chairos' son un grupo ideológicamente orientado hacia la izquierda, que suele promover el cambio social y apoyar a los pobres, el ecologismo, los derechos de la mujer y las minorías.

Los 'fifís', en contraparte, son un grupo cargado hacia el conservadurismo de derecha, que busca mantener sus privilegios con la continuidad de un modelo económico neoliberal. En sus versiones más extremas, este sector de la población mexicana, identificado con las clases altas, ha manifestado una retórica anti-migrante similar a la acuñada por personajes como el presidente estadounidense, Donald Trump.

El origen de la disputa

Aunque la polarización en México comenzó de manera marcada a raíz de las elecciones presidenciales de 2006, la disputa se reavivó durante las campañas presidenciales de 2018, en la cual, López Obrador calificó como "fifís" a algunos representantes de la "prensa conservadora".

Tras el triunfo de Obrador, quien en su discurso reiteró su máxima de "por el bien de todos, primero los pobres", la polémica ha acompañado al político tabasqueño a lo largo de todo el largo proceso de transición (con elecciones en julio y cambio de presidentes en diciembre).

Durante este periodo, Obrador volvió a acuñar el calificativo de "fifí" a los que criticaron su manera de hacer política a la hora de impulsar la cancelación del Nuevo Aeropuerto de Texcoco mediante las llamadas "consultas ciudadanas".

Un asunto que provocó la movilización política de sectores conservadores de clases medias y altas, que en los últimos años se habían pronunciado en contra de las marchas como forma de protesta.
Una disputa en los medios

El tema evidenció una añeja lucha de clases en México, que adquirió una mayor visibilidad gracias a la polarización promovida desde los medios y las redes sociales.

"Ha sido un debate alimentado por los medios de comunicación, con una marcada influencia de ciertos medios, que no han hecho más que estar sistemáticamente reiterando esta división entre los fifís y los chairos", explica en entrevista Arturo Guillemaud Rodríguez, profesor de Teoría de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Para el académico, un rasgo llamativo de toda la polémica en torno al Aeropuerto fue la manera en que los sectores más conservadores de la capital mexicana asumieron como propio el término "fifí", acuñado por López Obrador, y salieron a protestar vestidos de negro, en señal de luto.

En algunos casos, señala, también se utilizaron consignas propias del fascismo, extendiendo las protestas contra la cancelación del aeropuerto a un repudio abierto contra los migrantes centroamericanos que llegaron a México con rumbo a EE.UU.

"Lo que sí nos llamó la atención es el tono de agresividad de este grupo fifí. Retoman los colores del fascismo, el negro, de las juventudes franquistas, las juventudes hitlerianas, los camisas negras, y lo ponen como su símbolo. Además que la marcha la encabezaron representantes del conservadurismo más retardatario de este país: los que callan a las mujeres y les tapan la boca, los que no quieren que se imparta educación que se salga de sus parámetros de machismo, de exclusión", señala Guillemaud.

En contraparte, critica la premura y la manera trompicada con que se ha manejado López Obrador durante el periodo de transición. "Han habido una serie de adelantos que no debieron haberse dado. Esta primera etapa fue muy precipitada, muy acelerada. Están ofreciendo cosas que no pueden ofrecer, hasta que no hayan entrado y no vean qué les dejaron en las arcas", afirma.
Una polarización política y económica

Para el consultor, estratega y analista político, Roberto Morris, la polarización es un asunto normal en campañas políticas. Pero cuando dicha polarización comienza a echar raíces en sectores sociales, adquiere otra significación.

"La polarización política es normal, pero cuando ya entramos en las categorizaciones, como fifí, se empieza a ver una condición social muy latente. 

Lo vi principalmente en las críticas hacia la consulta, que utilizaban eufemismos como: 'si no viajas no deberías de votar', 'si no eres ingeniero no deberías de votar'. 

Lo que estaban diciendo, en el fondo, es que hay personas que son ciudadanos de segunda, que no deberían tener los mismos derechos que aquellos que sí han tenido acceso a los medios", asegura Morris.

"Es un discurso colonial, la manera en que se justificaba el Apartheid en Sudáfrica, lo mismo que se utilizó para discriminar a las mujeres tantos años y ahora se está utilizando eso para deslegitimar una opinión del pueblo, de la gente, cuando manifiestan una postura contraria a los grupos que llevan años controlando la economía y las instituciones en este país. Es eso: colonialismo", añade Morris en entrevista con RT.

Miembros del movimiento estudiantil # YoSoy132 conmemoran la masacre de Tlatelolco, en la Ciudad de México, el 2 de octubre de 2012. / Alfredo Estrella / AFP

Para el experto en políticas públicas por la London School of Economics, la manera en que López Obrador ha acuñado el término "fifí" tiene una connotación similar, a la hora de evidenciar la lucha de clases al interior de la sociedad mexicana.

"En ambos casos se está generando una polarización donde, sin escuchar a las personas, se está desestimando sus opiniones por la pertenencia a una clase social diferente a la nuestra. Si eso se profundizara, de ahí ya pudiera nacer una división social mayor que se tornara más violenta, llámese nacionalismos conservadores o izquierdas radicales", señala.

"Si existe esa polarización, es por la polarización económica que existe en México, y ese sí es todo un tema de políticas públicas", añade Morris.

De acuerdo con datos del Banco Mundial, México se encuentra entre los 10 países más desiguales del Mundo, con un coeficiente Gini de 43,4 en 2016. Además, en 2017, el 1% de los mexicanos más ricos concentró el 28% de la riqueza del país, de acuerdo con un informe de Oxfam México.
¿De dónde provienen los términos 'chairo' y 'fifí'?

Aunque ninguna de ellas figura en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, algunas definiciones y aproximaciones pueden ayudar a develar el origen de las dos palabras coloquiales que han sintetizado la lucha de clases en México.

En el Diccionario de Español de México, se define el término 'chairo' como un adjetivo y sustantivo ofensivo, que se utiliza para denominar a "una persona que defiende causas sociales y políticas en contra de las ideologías de la derecha, pero a la que se atribuye falta de compromiso verdadero con lo que dice defender; persona que se autosatisface con sus actitudes".

Marcha en oposición a la cancelación de un aeropuerto, Ciudad de México, 11 de noviembre de 2018. / Henry Romero / Reuters

En cambio, 'fifí' puede definirse como una persona que "tiene modales y actitudes delicados y exagerados", según el Diccionario Oxford del Español.

Para la lingüista Pilar Montes de Oca, directora de la revista Algarabía, las palabras 'chairo' y 'fifí' provienen de prácticas sexuales y una supuesta refinación a la europea.

Montes de Oca sostiene que la palabra 'fifí' proviene de una interpretación mexicana de cómo suena el idioma francés. Durante el gobierno de Porfirio Díaz, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, previo a la Revolución Mexicana, el entonces presidente de México promovió su exacerbado gusto por lo francés, al igual que las élites políticas de la época.

Esta situación provocó que se vinculara a ciertos sonidos propios de la lengua francesa con un supuesto refinamiento de las élites y la burguesía porfirista.

Por otra parte, la palabra 'chairo' proviene de 'chaira', término que se utiliza para hacer referencia a la masturbación masculina, por lo que se utilizó también como metáfora de un vaivén ideológico que cambia según la situación.

Por eso, en México, una persona 'chaquetera' (que practica mucho la masturbación) es alguien que suele cambiar de bando o postura a la menor provocación.
Reacciones en el campo de batalla

Pero mientras la guerra ideológica entre chairos y fifís sigue su curso, algunos usuarios han expresado una especie de angustia existencial por no formar parte de uno u otro bando.

Algo para lo cual, ya se han implementado algunas pruebas como el 'Fifiómetro' para medir y ayudar a determinar qué bando debe apoyar. Una broma que evidencia la manera en que esta polaridad ideológica ha tomado otros matices en las redes sociodigitales.





Los que no somos Chairos ni Fifís, ¿Qué chingados somos?



Mientras tanto, otros usuarios consideran necesario limar asperezas en aras de una reconciliación de los mexicanos que deje atrás las diferencias de clase, por lo cual, se han manifestado en contra de utilizar los términos de 'chairo' y 'fifí' dentro de la discusión de los problemas nacionales.

"Chairos y fifís han decidido detestarse sin pudor; asumen la conversación como un espectáculo envilecido y no como el sitio donde la conuencia de opiniones construye comunidad", escribió el periodista Ricardo Raphael en su columna semanal en El Universal.



Gente: 
Por favor, dejen ya de llamarle "chairos" a aquéllos con los que no están de acuerdo. Ni chairos, ni fifís, ni fifíchairos. Mexicanos. Dejemos de abonar a la división que no ayuda en nada. Un poquito de tolerancia. Un poquito de inteligencia.



“Fifís” vs “chairos” y viceversa. Como ¿Para qué? Hay una tarea pendiente: desactivar la polarización que viven los mexicanos. Queremos paz, no confrontación. El lenguaje de adjetivos está de más, la violencia empieza con las palabras


Esta navidad quiero un comercial de cocacola que hable de chairos y fifís tomados de la mano.

Pero más allá de los buenos deseos, todo parece indicar que los continuos choques entre 'chairos' y 'fifís' serán un rasgo característico del gobierno de López Obrador, a partir del próximo 1 de diciembre.

Manuel Hernández Borbolla

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