
(Dedicado a todos los nicaragüenses que perdieron sus vidas en las confrontaciones de abril).
Un pañuelo rojo, verde, rojinegro, amarillo y blanco, solo blanco, solo amarillo, atado alrededor del cuello de una persona, de inmediato nos da referencia de su ideología, partido político, religión...y dependiendo de la nuestra, definimos la actitud frente a esa otra persona.
Esos pañuelos, representan las banderas de preferencia del portador. Lo define, sin decir una sola palabra. Lo posiciona. Lo divide. Lo hace "contrario".
Sin embargo, la bandera nacional de un Estado nacional, como es la bandera azul-blanco-azul de la República de Nicaragua, no debería ser signo de división, sino de unidad, que cobije a todos los nicaragüenses y aquellos que por su libre y espontánea voluntad han decidido acoger la nacionalidad nicaragüense.
Es la bandera de la Patria, que como madre de todos, nos cobija, y de la que todos nos debemos sentir orgullosos en cualquier parte del planeta tierra donde ondee a los vientos.
Es la bandera que nos define a todos, en medio de nuestras divisiones, como nicaragüenses. Son los colores de la identidad nacional.
Las banderas de los partidos, de las religiones, pertenecen a los miembros de estos partidos y de estas religiones, así como otro sinnúmero de banderas que pertenecen a movimientos sindicales, gremiales, profesionales, vecinales, personas jurídicas sin fines de lucro, empresas.
No tengo idea de cuántas banderas particulares hay en Nicaragua, pero deben ser cientos.
Que un sector de la sociedad nicaragüense, se manifieste enarbolando la bandera azul-blanco-azul de Nicaragua, a la vez que plantean sus demandas particulares al gobierno de Nicaragua, es aceptable.
Que sectores afines al gobierno, se manifiesten apoyando al gobierno enarbolando la bandera de Nicaragua y a la par la bandera del partido de gobierno, es aceptable.
Lo que no debe suceder, es que cualquiera de los sectores de la sociedad que enarbolan la bandera de la Patria, pretenda arrogarse la propiedad y uso exclusivo de la misma.
Y tampoco se puede caer en el error conceptual de confrontar la bandera de la Patria con la bandera de alguno de los partidos políticos de Nicaragua, pues todas las banderas partidarias se cobijan y están obligadas a defender la Soberanía Nacional de Nicaragua frente a agresiones extranjeras de cualquier tipo.
Y en este punto, quiero opinar sobre la decisión de los sectores opositores al gobierno, que se han dedicado a cambiar las banderas rojinegras del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de los monumentos de héroes y mártires del FSLN, y también de monumentos dedicados al General Augusto C. Sandino. No tienen derecho de hacer eso y voy a exponer por qué.
El General Sandino es el personaje histórico, héroe nacional por ley de la República, quien introdujo a Nicaragua los colores de la bandera roja y negra, como la bandera de la defensa de la Soberanía Nacional de Nicaragua frente a la intervención norteamericana en los años 1927-1934.
Una bandera que ondeó orgullosa en cada combate contra los marines enviados por los banqueros de Estados Unidos de Norteamérica.
La bandera roja y negra, es la bandera que escogió el fundador del FSLN, Comandante Carlos Fonseca, para definir al movimiento guerrillero que habría de luchar por la liberación de Nicaragua de la dictadura sangrienta de la familia Somoza entre 1961-1979.
Esa bandera fue la que cobijó a los primeros héroes de la lucha revolucionaria: Julio Buitrago, Leonel Rugama, Selim Shible, y una estela de nombres de jóvenes que soñaban con una Nicaragua libre.
Es la bandera que se veía ondear tras las trincheras revolucionarias de las batallas heroicas de 1974 a 1979 en la Nicaragua que ya no quería más somocismo, ni dictaduras.
A partir de 1979, la bandera roja y negra, pasó a ocupar un digno lugar al lado de la azul-blanca-azul en la Nicaragua revolucionaria.
Y en cada lugar donde ondeaba la bandera de la Patria, también ondeaba la bandera roja y negra. Se había ganado ese derecho con sangre de héroes y mártires de la revolución.
Y en cada partido político, las banderas de estos partidos ondean al lado de la nacional de Nicaragua, porque todos reconocen que siendo partes de la sociedad política, todos conformamos una sola República.
Quemar una bandera roja y negra, es ignorancia y falta de respeto a la memoria histórica que hay en esos colores. Quien quema una bandera roja y negra necesita educación.
Si no es por ignorancia que lo hace, entonces es por odio, y ahí como educador no tengo nada que hacer, lo que esa persona necesita es una guía espiritual que le sane el corazón de su odio.
Borrar una bandera roja y negra de un monumento al General Sandino, es ignorancia. Quien esto hace comete un error histórico.
Dos banderas amaba Sandino, la bandera de Nicaragua, y la bandera que él adaptó para representar su lucha por la Soberanía Nacional de Nicaragua. No se puede despojar al General Sandino de su bandera roja y negra. Es como querer quitarle su emblema de combate y darle a los marines contra los que luchó esa bandera para que la pisoteen con todo el odio que le tenían.
Hay un pasaje de la historia de Sandino que me parece muy apropiado para este momento.
Ercilia Pepín, directora del colegio de señoritas México, pero de Santiago de los Caballeros de República Dominicana, envió al General Sandino una bandera bordada por sus alumnas, y una carta en la cual dice:
"En manos del ejército libertador que estáis proceramente comandando, esta bandera que venimos a ofrendaros, palpitante el corazón de patriótica unción, seguirá teniendo la misma significación concreta que ha ostentado hasta el presente tan solo como símbolo de la soberanía nacional de uno de los estados libres que pueblan las Américas, pero desdoblando fronteras naturales, esta enseña acabará por conquistar una cimera significación abstracta o trascendental genérica cuando el humo de los combates desiguales en que ella está siendo gloriosamente empurpurada levante en armas los hogares de todas las Américas -la anglosajona inclusive- en un soberbio conjuro de repudiación común enfrenando por obra de la razón o por la de la fuerza los alares del patibulario liberticidio con que el imperialismo yanqui está llenando de oprobio el sentido moral de la especie humana" (15 de mayo de 1928).
La bandera que recibió el General Sandino en las montañas de las Segovias, bordada por las dignas Dominicanas, fue la bandera de Nicaragua.
Y Sandino respondió a Ercilia y a sus alumnas con una carta que entre otras cosas dice lo siguiente:
"Apreciamos en el alto valor que tiene de solidaridad con nuestra causa reivindicadora la elaboración de nuestra enseña patria por las distinguidas alumnas de ese ilustre colegio y con la misma honda emoción con que recibimos nuestra bandera inmortal, en cuyos pliegues los vientos libres de nuestras montañas beben el aliento patriótico con que la perfumaron de plegaria para enviárnosla, con esa misma honda emoción va hoy para usted y para ellas nuestras más rendida gratitud" (Sandino, 2 de enero de 1929).
La bandera inmortal, la de Nicaragua, según Sandino, es protegida por la bandera roja y negra que el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSNN), llevaba a cada combate como estandarte glorioso de lucha por la expulsión del invasor de Nicaragua. Anteponer o contraponer ambas banderas es un error que solamente prueba la ignorancia de quien lo hace.
Pues sobre la bandera roja y negra Sandino dice:
“Nuestra columna segoviana la integraban ahora 800 hombres de caballería muy bien equipados y nuestro pabellón rojo y negro, majestuoso, se levantaba en aquellas agrestes y frías colinas". (4 agosto de 1932).
De tal manera que la bandera de Nicaragua es considerada por Sandio INMORTAL, y la bandera roja y negra es considerada MAJESTUOSA.
Borrar la bandera MAJESTUOSA del General Sandino y del FSLN de los monumentos al héroe nacional de Nicaragua, es como negar su propia razón de ser en la historia de Nicaragua, y borrar esta bandera de los monumentos a los héroes y mártires de la revolución de 1979 y aquellos que murieron defendiendo la revolución entre 1980-1989, es negar la identidad que les hizo sentirse orgullosos en su momento histórico a todos ellos(as).
La polarización y la euforia generalizada, hacen que se cometan errores como los aquí señalados, pero así como lamento y me entristecen todas las víctimas de la violencia generalizada, durante las protestas de abril, así también lamento las actitudes extremistas que destruyen banderas que se ganaron un lugar en la historia de Nicaragua, que nada, ni nadie, debe arrebatar.
Finalizo citando al Comandante de la Revolución Popular Sandinista, Carlos Fonseca que dijo:
"Hoy la gloriosa bandera de Sandino se levanta y recibe, en esta semana de solidaridad con los pueblos de América Latina, como en la acción solidaria de cada día, el apoyo mundial. Esa bandera se mantendrá erguida, pese a todas las adversidades, hasta la victoria final" (Bajo las banderas del Sandinismo, 1968, Costa Rica).
La victoria final, hoy en día, debe ser LA PAZ CON JUSTICIA.
Managua, 6 de mayo del 2018.
HISTORIADOR.