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De perseguidos y deportados en México a "héroes" del sismo: los migrantes centroamericanos


En su paso por México las autoridades migratorias y diversas policías los persiguen, hostigan, los deportan. Las bandas de delincuentes y secuestradores prácticamente los “cazan” para extorsionarlos, golpearlos y en ocasiones asesinarnos, pero los migrantes centroamericanos no tuvieron ningún rencor para los mexicanos y fueron los primeros rescatistas en pueblos de Oaxaca que fueron devastados por el sismo de 8.2 grados que destruyó pueblos y cobró la vida de un centenar de personas.

Salvadoreños, hondureños, nicaragüenses y guatemaltecos, lo mismo se bajaron del tren conocido como “La Bestia”, salieron de los albergues o hicieron una pausa de varios días en su camino por el “infierno mexicano” en vías del “sueño americano” para acudir al auxilio de las víctimas, a remover escombros a reconstruir viviendas, mientras los políticos, secretarios de estados, gobernadores, se placeaban teniendo como telón de fondo los escombros de las zonas de desastres y como en campaña electoral prometían ayuda y asfixiaban con discursos a la población damnificada.

El migrante hondureño, Wilson Méndez, de 24 años, cruzaba México montado en el lomo de acero de “La Bestia” la noche del pasado 7 de septiembre cuando el tren empezó a moverse de forma inusual. Pensó que se estaba descarrilando. Pegó un brinco cuando bajo la velocidad y llegó caminando hasta Ixtepec, Oaxaca al Albergue “Hermanos del Camino”, que dirige el padre Alejandro Solalinde.

Llegando ahí se enteró de la tragedia y junto con un grupo de migrantes centroamericanos, nos esperaron el amanecer para acudir a los pueblos cercanos ayudar.

“Agarramos unas palas y nadie sabíamos a lo que íbamos. Salimos tres grupos. A puro jalón nos fuimos porque no había gas para los carros, nos movimos como pudimos”, dijo Wilson en entrevista con Televisa.

El joven hondureño, quien lleva una semana en labores de rescatista y removiendo escombros en pueblos como Juchitán, Ixtepec, Ixtaltepec y Unión Hidalgo, fue el único de su grupo que logró sortear la persecución de los agentes del Instituto Nacional de Migración, pues a ocho de sus paisanos los detuvieron y deportaron.

“Migración me trató muy mal ahí por Arriaga, estábamos haciendo un pollo. Me agarraron de aquí y tuvimos problemas con ellos, me zafé y me pegaron un empujón”, recuerda mientras junto con otro migrante salvadoreño rascan con sus manos lo que fue una vivienda en Unión Hidalgo, en busca de rastros de vida.

“Levantando postes, recogiendo escombros, los migrantes en su mayoría de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua tendieron la mano a la ciudadanía del Istmo Oaxaqueño, dando un claro mensaje de la solidaridad internacional de los pueblos”, dijo el vocero del Movimiento Mesoamericano, Rubén Figueroa.

Son más de un centenar de migrantes, que olvidaron el miedo de salir a las carreteras, de llegar a las ciudades y pueblos, donde se siempre hay un agente de migración, un policía federal, estatal o municipal listo para su persecución, deportación o incluso extorsión y con valentía con sus manos, con palas prestadas, sin recibir nada a cambio, fueron los héroes del sismo.

En redes sociales circularon fotografías y videos de estos migrantes que siguen apoyando a los pueblos afectados, removiendo escombros de las casas derrumbadas, recuperando objetos útiles de las personas y apoyar con la limpieza de calles

Son ellos, los mismos migrantes, quienes muestran su lado solidario a esas personas que perdieron todo y que anteriormente los vieron como una amenaza”, expresó el hermano José Filiberto Velázquez, representante del albergue de migrantes Hermanos en el camino

.(The Exodo)

http://elblog.com/noticias/registro-46352.html

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