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La “opción militar” de Trump contra Venezuela se ha puesto a la orden del día una vez constituida la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).
Tiene lugar también cuando la oposición vuelve a manifestar su división.

Sin embargo esta injerencia no la improvisa un presidente desquiciado, sino que desde el principio formaba parte del escenario violento de una parte de la oposición.

Esa oposición antidemocrática es la representada, entre otros, por el presidente de la Asamblea Nacional en desacato Julio Borges, quien visitó al general McMaster el 6 de mayo para acordar “la fuerte necesidad de un desenlace rapido y pacífico a la crisis” (entiéndase una intervención extranjera); por María Corina Machado, quien no puede postularse a la vida politica al haber sido destituida de su cargo de diputada; por Leopoldo López, quien fue condenado y se ha beneficiado de condiciones de arresto domiciliario, a pesar de haber intentado sabotear el proceso democrático del 30J; por Freddy Guevara, quien ha alentado repetidamente la violencia de los guarimberos contra las instituciones del estado, con el objetivo explícito de provocar su “ingobernabilidad”, etc

De este modo, puede considerarse que la oposición, al rechazar la mesa de diálogo con el gobierno en enero de 2017, lanzando a sus partidarios un mensaje de odio intransigente, es en gran parte responsable de las cerca de 120 víctimas mortales y centenares de heridos.

El unico método que le ha permitido alcanzar una apariencia de unidad fue una estrategia de violencia en las calles.

Pero tras las elecciones de la ANC, esa precaria unidad se ha resquebrajado inmediatamente, como lo muestran las recientes declaraciones de Henry Ramos Allup y Freddy Guevara frente a las elecciones regionales.

En este contexto, la Comisión por la Verdad, una de las primeras iniciativas lanzadas por la Asamblea Nacional Constituyente para esclarecer las responsabilidades de todos los actores de la violencia, ya sean de la oposición o de las fuerzas del orden, es una prueba más del compromiso por la paz del gobierno de Nicolás Maduro.

Otra de las tareas encomendadas a esta Comisión, es la de determinar las responsabilidades de la Asamblea Nacional -presidida por la oposición desde diciembre de 2015- en la guerra económica, en particular al realizar peticiones favorables a las sanciones internacionales contra el estado venezolano, como se ha puesto en evidencia en el reciente caso de Crédit Suisse.

Los lazos estrechos y duraderos entre la oposición venezolana y altos dirigentes de Estados Unidos.






Arriba, Lilian Tintori junto a Donald Trump y el senador Marco Rubio, en febrero de 2017. 

En el medio, Julio Borges en visita al consejero de Seguridad Nacional, H.R. McMaster, mayo de 2017.

Abajo, Maria Corina Machado junto a George W. Bush Jr. en mayo de 2005.

Frente al rechazo del diálogo y la verdad ¿qué le queda a una oposición que dio la espalda al pueblo, mostrándose favorable a la doctrina injerencista del “cambio de régimen”?

Ahora es cuando necesitaba imperiosamente el aliento de la muerte del imperio, y es así como puede entenderse la declaración de Trump :

“Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo una posible opción militar si es necesario (…)

Tenemos tropas en todo el mundo en lugares muy lejanos, Venezuela no está muy lejos y la gente está sufriendo”.

Trump no ha anunciado otra cosa que un “remake” del golpe de estado contra Allende.

Sin embargo, esta es un arma de doble filo, ya que de ahora en adelante se hace todavía más evidente cual es la agenda antidemocrática de los gobiernos neoliberales, y hacia donde conduce la reciente Declaración de Lima.

 También se hace diáfana la manipulación mediática que presenta a la oposición como democrática, mientras que en realidad ésta considera desde hace tiempo la posibilidad de una intervención militar.

A lo largo de estos 18 años, la Revolución Bolivariana ha conducido un proceso ejemplar en lo relativo al respeto de la democracia y los derechos humanos -entendidos en su sentido más amplio y no en el que ha sido instrumentalizado de manera selectiva para atacar a Yugoslavia, Afganistán o Libia-.

Las elecciones regionales anunciadas para el mes de octubre por el Consejo Nacional Electoral (CNE), son también una oportunidad para la oposición, que debe escoger entre el golpismo o la democracia, entre el injerencismo o la soberanía nacional.

Separar entre la paja y el trigo es la tarea histórica del pueblo venezolano y nuestroamericano.

Fuente: Investig’Action

https://www.rebelion.org/noticia.php?id=230274

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