Camaradas:
No hay palabras que puedan describir nuestro júbilo al compartir con ustedes este momento histórico. No hay palabras, pero hay lucha; no hay palabras, pero hay conciencia; no hay palabras, pero hay compromiso; no hay palabras, pero hay amor.
Reciban el saludo revolucionario sandinista del pueblo nicaragüense, de la militancia del Frente Sandinista de Liberación Nacional y de nuestro principal dirigente y Secretario General, el Presidente de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega Saavedra, con la misma emoción y satifacción revolucionaria con que impuso la Orden Augusto C. Sandino, máxima condecoración del FSLN, a ese hombre-leyenda, a ese luchador incansable, a ese revolucionario ejemplar, tan querido por los humildes de esta tierra y tan admirado por los revolucionarios del mundo, llamado Manuel Marulanda Vélez.
Y decimos que con la misma emoción y satisfacción, porque hace poco tiempo era un sueño pensar que los combatientes las FARC se iban a poder reunir abiertamente en pleno Bogotá para definir las nuevas estrategias de la misma lucha de siempre, ahora por otros medios, y esto es posible precisamente gracias a ese heroísmo sin límites de los combatientes farianos, a esa firmeza revolucionaria que nunca nadie en la historia hizo llegar tan lejos como lo han hecho ustedes, camaradas.
Ese mismo heroísmo demostrado por ustedes en la guerra, lo están demostrando ahora en esta paz victoriosa, de luchadores eternos por la vida, que es lo que son ustedes, queridos camaradas. Y es por eso, y por ese arraigo de las FARC en las entrañas de este pueblo oprimido, por esa capacidad de lucha y esa audacia e inteligencia puestas de manifiesto en todas las circunstancias, que las fuerzas tenebrosas de la ultraderecha guerrerista les tienen más miedo a ustedes sin armas que con armas, porque ahora sin las armas de la guerra, y gracias a esas armas, ustedes tienen en sus manos las armas que siempre tuvieron, pero que ahora pasan a la primera línea de fuego, que son las armas de la verdad, de las ideas, que son las más importantes, porque la más importante de las luchas revolucionarias es la que se libra por la conciencia.
Los opresores inventaron el poder, la guerra y la mentira para mantener su dominación. Los revolucionarios, defensores de los oprimidos, sólo hacemos la guerra cuando no hay otra manera de luchar por el poder para poner fin a la opresión, pero nuestra lucha es siempre por la paz. Y es por eso que si ustedes fueron invencibles en la guerrra, lo serán aún más en la paz.
Deseamos desde lo más profundo de nuestro corazón de revolucionarios que igual a ustedes, nos vimos obligados a empuñar las armas de la guerra para conquistar la paz, que este Congreso fundacional del que nacerá el partido de las FARC, marque el inicio de nuevas luchas victoriosas de las fuerzas revolucionarias y progresistas en Colombia y se fortalezcan con ello las luchas de toda nuestra gran patria continental latinoamericana y caribeña.
La paz es una conquista revolucionaria cuando es terreno fértil para la lucha por un mundo mejor, y por eso es que la paz de Colombia es, por encima de todo, una conquista de ustedes, camaradas; y no sólo eso. Esta paz combativa, esta paz para la lucha, es la principal conquista obtenida por ustedes en esa lucha revolucionaria de décadas, la más larga lucha armada guerrillera de la que se tenga noticia, en las condiciones más adversas imaginables.
Y aunque comenzamos diciendo que no hay palabras para expresar nuestro jubilo, sí las hay para expresar una convicción que tenemos: La guerra terminó, pero la lucha sigue; y algo de lo que queremos dar testimonio en este momento: AQUÍ SE SIENTE LA VICTORIA.
QUE VIVA LA PAZ.
Muchas gracias, camaradas.