Ocurrió casi de la noche a la mañana, eclipsado por la polémica veda a inmigrantes en Estados Unidos: el presidente de este país, Donald Trump, inició una reforma de su Consejo de Seguridad Nacional (CSN) con potenciales efectos globales.
Trump emitió el sábado por la noche una orden ejecutiva que puso a su controvertido estratega jefe, Stephen Bannon, en el corazón del CSN, un centro neurálgico del gobierno estadounidense.
La decisión causó sorpresa, incluso entre expertos, por varias razones.
Otrora jefe de Breitbart News, plataforma mediática de la extrema derecha estadounidense, Bannon es considerado el impulsor de algunas de las posturas más radicales de Trump como candidato y ahora como presidente, incluida la prohibición a inmigrantes musulmanes.
Trump otorgó a Bannon un asiento en el comité de "principales" del CNS, integrado por figuras clave del gobierno, incluidos, por ejemplo, los secretarios de Estado o de Defensa.
En el mismo acto, Trump evitó incluir como miembros automáticos de ese ámbito al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y al director de inteligencia nacional de EE.UU., dos puestos que, por naturaleza, son de seguridad nacional.
Todo esto llevó a analistas a advertir sobre el enorme poder que ha adquirido Bannon y el riesgo de politización de un foro diseñado para evitar que los intereses partidarios influyan en decisiones clave de defensa o política exterior de Washington.
"Lo que más me preocupa es la participación directa y regular del estratega político del presidente en el comité de principales", dice Mathew Waxman, un profesor en la escuela de derecho de la Universidad de Columbia que integró el equipo del Asesor de Seguridad Nacional del CSN en el gobierno de George W. Bush.
"Dada la visión del mundo de Steve Bannon y sus declaraciones pasadas, su participación en el comité de principales también tiene un efecto simbólico", asegura Waxman a BBC Mundo.
"Señala que el presidente es menos serio que sus predecesores sobre los consejos de los profesionales y funcionarios responsables de manejar nuestros departamentos y agencias de seguridad nacional y política exterior", concluye.
"El problema"
El CSN fue creado en 1947, tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el presidente de EE.UU. requería un asesoramiento sesudo en momentos en que comenzaba la Guerra Fría con la Unión Soviética.
Funciona regularmente dentro de la Casa Blanca y las decisiones que procesa comprenden desde asuntos de interés especial en otros países o regiones, hasta guerras, pasando por operaciones secretas como la captura o muerte de "enemigos" de Washington.
Cuando el expresidente Barack Obama siguió en 2011 la operación en Pakistán que llevó a la muerte del líder de al Qaeda, Osama bin Laden, lo hizo junto a su equipo de seguridad nacional en la Sala de Situaciones de la Casa Blanca.
Aunque en el gobierno de Obama y anteriores hubo consejeros políticos que asistían a reuniones del CSN, el lugar formal otorgado por Trump a Bannon en el Consejo es visto como algo extraordinario.
"En ningún momento en los gobiernos anteriores se ha percibido que los temas del Consejo de Seguridad debían mezclarse con política interna", señala Arturo Valenzuela, exdirector jefe de la oficina de asuntos interamericanos del Consejo de Seguridad en la segunda presidencia de Bill Clinton.
El secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, ha indicado que los cambios buscan "agilizar el proceso para que el presidente adopte decisiones en asuntos clave de inteligencia".
Y ha relativizado el hecho de que el jefe del Estado Mayor y el director de inteligencia nacional perdieran sus posiciones habituales en el CSN, señalando que las puertas estarían abiertas para ellos cuando se manejen asuntos vinculados a sus áreas.
Pero Valenzuela cree que los cambios de Trump en el Consejo podrían causar "un desorden, una falta de comunicación" entre oficinas del gobierno que deben trabajar de forma coordinada.
"El problema puede ser un descontrol por parte de las agencias", dice a BBC Mundo. "Ese puede ser el problema más grande".
"¿Presidente Bannon?"
La reforma del CSN volvió a colocar bajo la lupa a Bannon, considerado hoy el consejero de mayor confianza de Trump junto al yerno del presidente, Jared Kushner.
Donald Trump firmó la órden ejecutiva para nombrar a Bannon en el Consejo de Seguridad en medio de la polémica por la prohibición migratoria.
La orden de Trump sobre seguridad nacional "sugiere que Bannon se quiere posicionar no solo como el titiritero sino como un presidente de facto", sostuvo un editorial del diario The New York Times el lunes, titulado "¿Presidente Bannon?".
Unos días antes, Bannon ya había llamado la atención al declarar al mismo diario que los medios de información son "la oposición" y deberían "mantener la boca cerrada".
Varios han notado que, dada la falta de experiencia del magnate Trump en temas de gobierno, el mandatario podría necesitar más que del CSN.
Pero Bannon también carece de experiencia de gobierno y, hasta donde se sabe, sus conocimientos sobre seguridad nacional se limitarían a una maestría que realizó en el tema y a siete años que sirvió en la Armada, antes de dedicarse a los negocios, la publicidad y los medios.
"Bannon es precisamente la persona equivocada para este rol equivocado", sostuvo en el diario The Washington Post David Rothkopf, editor del grupo que publica la revista Foreign Policy y autor de dos trabajos sobre el CSN.
"El papel de Bannon como presidente de Breitbart.com, con sus perspectivas racistas, misóginas e islamofóbicas, y su deseo declarado de volar nuestro sistema de gobierno, sugiere que es alguien que (…) no tiene nada que hacer como miembro permanente del órgano consultivo más poderosos del mundo", afirmó.
Marco Vicenzino, director de Global Strategy Project, una consultora de riesgo geopolítico, cree que el impacto de los cambios en el CSN se podría sentir sobre todo "en tiempos de crisis".
Al igual que otros analistas, advierte que siempre hubo una dimensión política en la seguridad nacional, pero la tradición estadounidense era mantener los asuntos político-partidarios lo más alejados posibles del Consejo.
"Tener un asesor político del presidente de tan alto rango en las reuniones de seguridad nacional", señala Vicenzino a BBC Mundo, "es un riesgo de que la seguridad nacional se politice".
Publicado por Enrique Sierra Mendoza