Un enfoque microbiológico y sanitario
En muchos países, especialmente de América Latina, aún persiste la costumbre de arrojar el papel higiénico usado en basureros en lugar de desecharlo en el inodoro.
Esta práctica, aunque originada en limitaciones históricas de los sistemas de alcantarillado, constituye un importante riesgo para la salud pública y la higiene del hogar.
El papel higiénico está diseñado para cumplir una función de limpieza en una de las zonas corporales con mayor concentración microbiana del cuerpo humano: el área perianal.
Después de su uso, este material entra en contacto directo con microorganismos intestinales potencialmente patógenos, como Escherichia coli, Salmonella spp., Shigella spp. y Enterococcus faecalis.
Cuando el papel usado se deposita en un basurero, se crea un microambiente ideal para la proliferación bacteriana, especialmente en climas cálidos y húmedos, donde el calor y la materia orgánica favorecen el crecimiento microbiano.
1. Riesgos microbiológicos
Estudios de microbiología ambiental han demostrado que el papel higiénico contaminado puede servir como fuente secundaria de dispersión bacteriana.
Las bacterias fecales pueden sobrevivir varias horas e incluso días en papel húmedo, y su manipulación o acumulación en un espacio cerrado incrementa el riesgo de contaminación cruzada.
Principales vías de contagio:
Aerosoles fecales: al abrir o mover un basurero con papel contaminado, se liberan partículas microscópicas que pueden depositarse sobre superficies del baño, toallas o cepillos dentales.
Contacto indirecto: al vaciar o limpiar el recipiente, las manos entran en contacto con microorganismos patógenos, aumentando el riesgo de infecciones gastrointestinales o cutáneas.
Atracción de vectores: la materia orgánica residual y la humedad pueden atraer insectos (moscas, cucarachas) que actúan como vectores mecánicos de bacterias hacia alimentos y utensilios.
2. Perspectiva sanitaria
La acumulación de papel higiénico en basureros dentro del baño contradice los principios básicos de control de infecciones en espacios domésticos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los desechos contaminados con materia fecal deben eliminarse mediante flushing (descarga de agua), para evitar la exposición ambiental.
En los países con sistemas de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales adecuados, el inodoro está diseñado precisamente para recibir papel higiénico, que es biodegradable y soluble en agua, permitiendo su desintegración en segundos.
3. Argumentos técnicos y ambientales
Solubilidad del papel higiénico:
Los papeles sanitarios certificados se fabrican con fibras celulósicas cortas que se desintegran rápidamente en contacto con el agua, a diferencia de las toallas de papel o servilletas, que son más densas y no deben arrojarse al inodoro.
Reducción de residuos sólidos domésticos:
Tirar el papel al inodoro en lugar del basurero disminuye el volumen y la frecuencia de desechos domésticos contaminados, contribuyendo a una mejor higiene ambiental.
Prevención de olores y vectores:
La materia fecal, incluso en trazas, libera gases sulfurados y amoníaco. Su acumulación en un basurero produce malos olores y puede atraer insectos, especialmente en climas tropicales.
4. Excepciones y consideraciones infraestructurales
En regiones rurales o viviendas con sistemas sépticos antiguos o deficiencias hidráulicas, el desecho de papel en el inodoro puede causar obstrucciones.
En estos casos, la prioridad debería ser mejorar la infraestructura sanitaria, no perpetuar una práctica antihigiénica.
La OMS (2018) en su informe sobre WASH (Water, Sanitation and Hygiene) destaca que el acceso a infraestructura adecuada de saneamiento es esencial para eliminar prácticas que mantengan el contacto con residuos fecales humanos, una de las principales vías de transmisión de enfermedades gastrointestinales.
Desechar el papel higiénico en la basura y no en el inodoro es una práctica antihigiénica que:
Favorece la proliferación bacteriana y la contaminación cruzada.
Incrementa el riesgo de enfermedades gastrointestinales.
Genera malos olores y atrae vectores.
Contraviene las recomendaciones de higiene de la OMS y los CDC.
En condiciones donde la red sanitaria lo permite, el papel higiénico debe depositarse siempre dentro del inodoro, asegurando su eliminación inmediata mediante el sistema de aguas residuales.
La higiene doméstica no depende solo del aseo visible, sino de evitar toda fuente potencial de exposición microbiana. La solución a largo plazo, en regiones donde aún se evita esta práctica, es mejorar los sistemas de saneamiento y la educación sanitaria de la población.
Referencias bibliográficas
World Health Organization (2018). Guidelines on Sanitation and Health. Geneva: WHO Press.
Centers for Disease Control and Prevention (CDC). (2022). Hygiene Fast Facts: Fecal-Oral Route of Transmission. Atlanta, GA.
Bloomfield, S. F., Aiello, A. E., Cookson, B., O’Boyle, C., & Larson, E. L. (2007). The effectiveness of hand hygiene procedures in reducing the risks of infections in home and community settings. American Journal of Infection Control, 35(10), S27–S64.
Flores, G., & García, R. (2019). Evaluación microbiológica de residuos sanitarios en baños domésticos. Revista de Salud Ambiental de México, 19(2), 78–85.
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