Tuvo buena tribuna el poeta Ernesto Cardenal, el de la boina negra que utiliza como parte de la imagen revolucionaria a lo “Che Guevara” que le gusta proyectar.
Se rumoraba que estaba enfermo, pero no, a sus noventa y tantos años ha hecho a un lado sus presuntas dolencias y se ha lanzado a defender lo que considera sus pertenencias terrenales.
Siempre ha costado entrevistarlo en Nicaragua.
Es un hombre que tiene muy grabado su origen de clase.
A su casa tiene que llamarlo algún miembro de su familia -Cardenal o Chamorro preferiblemente-, para que brinde declaraciones.
Si es que el tema le interesa.
Su biografía señala que nació en el seno de “una de las familias más respetables” del país. Quizás a eso se deban sus ínfulas de “principito”.
Nato discriminador
A los periodistas plebeyos y mestizos suele verlos por encima del hombro. Suelta con facilidad frases groseras a los muchachos enviados desde las redacciones de los grandes diarios.
Los que ya lo conocen se afligen cuando les ordenan visitarlo.
Cuando el padre Cardenal -quien se da el lujo de tener como “pasa boina” a un ex teniente coronel retirado-, necesita trasmitir algo, también llama a uno de los Chamorro.
Por la arrogancia que exhibe se nota a leguas que no es asunto de carácter, sino de “clase”. Se siente a gusto entre los suyos desde que abjuró de sus campesinos de Solentiname atraído por los réditos que la comunidad empezó a generar por la afluencia de turistas.
Principiaron entonces los pleitos con Nubia Arce, otrora una de sus protegidas. ¿Para qué quiere un hotel este monje trapense que gusta además de vestir una versión de lujo de la cotona que se asegura alguna vez usaron los campesinos de Nicaragua?
Arrogante y misógino
Eso es un misterio. Pero le sirve de excusa para enfrentar al FSLN y a su principal líder Daniel Ortega. Aunque su abierta misoginia le lleva a aceptar que Rosario Murillo, también poeta y actual vicepresidenta de Nicaragua, es quien le trastorna el sueño desde los años 80 del siglo XX. No le perdona que le hiciera sombra con la ASTC a su alta torre del Ministerio de Cultura.
Ego de literato, podría pensarse, sin embargo, la personalidad arrogante de Ernesto Cardenal es inocultable y a él le vale que los demás la noten.
Y cuando suelta sus blasfemias terrenales, no le preocupa el daño que pueda ocasionar al blanco de sus santos odios.
No inventamos nada.
El joven de La Prensa que lo entrevistó hace poco, sintió el “ácido” de este nonagenario religioso que detesta a los periodistas nacionales por considerarlos estúpidos, pero que es todo dulzura si el de la grabadora es un extranjero.
Y fue ante poetas foráneos y los periodistas que cubrían el festival de bardos de Granada, que este hijo de la Calle Atravesada soltó otra vez sus diatribas en contra del presidente Ortega y su esposa, la poetisa Murillo.
Apegado a bienes terrenales
Cardenal se hizo una vez más el perseguido político de un régimen que le permite decir lo que quiere, ya sea desde su casa de residencial Los Robles o en la también lujosa de Solentiname.
¡Ah!, ¿también posee mansiones?
Lo reveló en su última entrevista.
Primero aceptó que son suyas, luego, al ser repreguntado por el periodista de La Prensa, cambia la versión y asegura que la de la isla pertenece a la Asociación para el Desarrollo de Solentiname al igual que el hotel en disputa.
Dijo para los poetas y la prensa internacional que era perseguido político y que no pagaría ni un centavo de la multa impuesta por un judicial y que luego fue anulada.
Ante La Prensa de sus familiares los Chamorro, indicó que la multa era en contra de la Asociación antes mencionada, no en contra suya.
¿Senilidad, acaso? Huele más a manipulación.
Experto manipulador
A fin de echar leña al fuego, llegó a decir que se iría de Nicaragua y pediría asilo político en otro país. Fue otra frase para el consumo mediático.
La mentira es su nueva musa.
La Claudia de sus epigramas, si alguna vez existió y conoció los bellos versos escritos en su nombre, se quedaría espantada al ver las actuales groserías del hombre al que una vez le pasó por la cabeza compartir su vida con ella.
De humildad no tiene un ápice y así como califica de “ociosas” muchas de las preguntas que le hacen por obligación los periodistas enviados a entrevistarlo, se cuida de no aparecer despeinado y con otra imagen que no sea la que ha vendido en sus constantes viajes por el mundo.
¿Se puede ser tan pulcro, clasista, arrogante, grosero y apegado a lo material, y proclamar a la vez que se es dueño de la verdad bíblica y revolucionaria?
Al margen de la ley
El padre Cardenal considera que por haber convivido con un grupo de campesinos que lo miraban como a su Dios hasta que descubrieron sus afanes terrenales, tiene licencia para decir y hacer lo que le da la gana, incluso ponerse al margen de la ley cobijándose con el conveniente manto de perseguido político.
Y no se trata de un anciano valetudinario al que sus dolencias y amarguras convirtieron en una persona irascible y proclive a malvadas elucubraciones.
El poeta Cardenal siempre fue así, incluso en los años 80, cuando iba por todo el planeta mostrando su condición de santo viviente por abrazar la Teología de la Liberación.
http://www.nicaleaks.com/noticias/item/4574-un-trapense-clasista-y-arrogante