Haciendo uso de la más desvergonzada desfachatez de la Hermenéutica cristiana, ha sido posible confeccionar una serie de supuestas profecías en que se pretende crear la impresión de que en todo el Antiguo Testamento se habla acerca del mesías Hijo de Dios, conocido por su nombre terrestre como Jesús.
Muchas de estas profecías son populares, y consisten en características del mesías, su nacimiento, su misión y su muerte, pero una menos famosa y utilizada solo en las tertulias de nivel más elevado entre los apologetas, sacerdotes y pastores instruidos en el noble arte de la demagogia, es la conocida como “Las 70 semanas de Daniel”.
Esta es la más imprescindible de todas, dado que es la única que ofrece la fecha exacta de la futura muerte del mesías y su resurrección, diferenciando así a Jesús del resto de los supuestos mesías.
El ángel Gabriel es quien responde a los ruegos de Daniel por un salvador, recordemos el marco histórico, estamos en Babilonia, los hebreos han sido exiliados allí y los gobierna Nabucodonosor II, luego la ciudad fue tomada por los medo-persas cuyos reyes rescataron a los judíos y les permitieron volver a Jerusalén, pues el mazdeísmo predicaba la tolerancia a diferentes cultos (parece que Yahvéh tiene mucho que aprender de Zarathustra).
El libro fue escrito en su totalidad (según la visión cristiana) durante el exilio, sin embargo la mayoría de los eruditos apoyan la Tesis Macabea, que lo termina entre 167 a.c. al 164 a.c. en vista que los sucesos que narra se desarrollan en un período de 400 años aproximadamente.
Veamos los versículos de la “profecía” (recomiendo comparar traducciones antiguas y modernas en varios idiomas ya que estos versículos han sido retocados con cirugía plástica en varias biblias):
“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.
Sepas pues y entiendas, que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar á Jerusalem hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; tornaráse á edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí: y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá á la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamientos. Y en otra semana confirmará el pacto á muchos, y á la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: después con la muchedumbre de las abominaciones será el desolar, y esto hasta una entera consumación; y derramaráse la ya determinada sobre el pueblo asolado.”
Daniel 9:24-27, Reina Valera 1909.
En palabras llanas, a partir de la orden de restaurar el templo de Jerusalén que fue destruido en el 587 a.c por Nabucodonosor II hasta la llegada del mesías serán 69 semanas, luego morirá el mesías y un príncipe destruirá el segundo templo con inundación o Cataclismo según la traducción, pasa un tiempo indeterminado de guerra para que comience la semana 70 y a media semana “hará cesar el sacrificio” (quién? pues el mesías resucitado claro está?!), y terminará la semana perdonando a su pueblo y sellando la visión y la profecía.
Cómo saber que la profecía se refiere a Jesucristo?
Echando mano de arcanas matemáticas, los exégetas realizan las más locas cuentas que he visto en toda mi vida.
Veamos un ejemplo: la página “Vida, Esperanza y Verdad” resuelve el problema partiendo del año 457 a.c cuando Artajerjes permite a Esdras regresar a Jerusalén y reconstruir el templo (¿?).
Toman cada día como si fuese un año, o sea, 69 semanas equivale a 483 años para el “nacimiento” de Cristo, corresponde al año 26 d.c, luego se le suma un año pues no existe el año cero y listo, cae el 27 d.c. cuando fue bautizado lo que cuenta como un nacimiento espiritual.
Luego los romanos eliminan a Jesús y destruyen el Templo.
Pasa un tiempo para que comience la semana 70 y el mesías regresa.
La profecía es contundente e irrefutable, de hoy en adelante seré cristiano!
Aunque pensándolo bien… creo que me asaltan ciertas dudas:
¿De qué forma se aseguran que la fecha exacta del bautismo de Cristo fue en el año 27 d.c?
¿Qué les hace pensar que Daniel se refiere a Jesucristo si en ese tiempo existieron muchos mesías recién nacidos, vivos, bautizados, y crucificados?
¿Por qué la cuenta debe caer en el bautismo y no en el nacimiento literalmente? De hecho la profecía dice que después de la semana 69 se le quitará la vida, no que se bautizará.
¿Por qué dogmatizan que cada día se refiere a un año y no a mil años?
¿Predice la destrucción del segundo Templo de Jerusalén?
¿Por qué alegan que el año en que Artajerjes I decretó la reconstrucción del templo fue en el 457 a.c si lo que narra Nehemías 2:1-8 corresponde al 451 a.c en vista de que Artajerjes I subió al poder en el 471 a.c?
¿En algún momento Artajerjes I decreta la reconstrucción del Templo, o solo la salida de Esdras en el 464 a.c. y luego de Nehemías en el 451 a.c?
¿No es cierto que según Esdras capítulo 1 fue Ciro el que decretó la reconstrucción del Templo?
¿Tiene sentido contar a partir del año 457 a.c hasta el 27 d.c, utilizando el calendario gregoriano con años solares si el calendario hebreo y babilónico eran lunisolares?
¿Por qué Esdras hace referencia a la profecía en Jeremías y no en Daniel?
¿En la semana 70 se profetiza la 2da venida de Cristo?
¿Realmente es una profecía mesiánica?
Responderé cada pregunta brevemente pues son solo un aperitivo ateo sabor a curiosidad de leer excusas cristianas: No existe dato histórico que señale exactamente al año 27 d.c como el año en que se bautizó Cristo.
No fue el único mesías que andaba por allí pregonando reformas que terminó crucificado.
No es cierto que la profecía diga que el cristo “aparecerá” luego de la semana 69, leamos de nuevo “desde la salida de la palabra para restaurar y edificar á Jerusalem hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; tornaráse á edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías”.
O sea, desde la orden de reconstrucción de la ciudad y del segundo templo de Jerusalén, hasta la aparición del mesías, pasarán 7 semanas, luego pasan 62 semanas hasta terminar la obra y entonces el mesías morirá.
Así que no tiene sentido pensar que cada día de la semana significa 1 año por dos razones: “Vida, Esperanza y Verdad” o cualquier otro embustero no debe utilizar el calendario gregoriano para sus cuentas, sino el calendario lunisolar, y además que si cada día significa un año, entonces 62 semanas desde la aparición del mesías hasta su muerte son aproximadamente 434 años de vida, lo que descalificaría a Jesús.
Todavía existe un detalle, los cristianos afirman que “habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas…” significa sumar 7 semanas más 62 semanas para el nacimiento del salvador; sin embargo leamos con atención: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, y no por sí: y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá á la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamientos.
Y en otra semana…” Después de la semana 62 matarán al mesías (el mismo pasaje hace la división por segunda vez) y destruyen la ciudad para que comience la OTRA semana (la 70), período “indeterminado” que utilizan los cristianos para justificar la tardanza de la segunda venida luego de la destrucción del segundo Templo, pero veamos otras versiones:
“the people of the prince that shall come shall destroy the city and the sanctuary; and the end thereof [shall be] with a flood, and unto the end of the war desolations are determined. And he shall confirm the covenant with many for one week…” (King James Version)
“Entiende y comprende: Desde el instante en que salió la orden de volver a construir Jerusalén, hasta un Príncipe Mesías, siete semanas y sesenta y dos semanas, plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos.
Y después de las sesenta y dos semanas un mesías será suprimido, y no habrá para él... y destruirá la ciudad y el santuario el pueblo de un príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados.
El concertará con muchos una firme alianza una semana; y en media semana hará cesar el sacrificio y la oblación, y en el ala del Templo estará la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se derrame sobre el desolador».
(Biblia de Jerusalén 1967)
Mucho más claro verdad? Vemos como la división de la Reina Valera de “Y en otra semana” no concuerda con otras biblias y el tiempo “indeterminado” entre la 69 y 70 es ficticio.
Además que la Biblia Ecuménica nos habla de UN mesías, no de EL mesías.
Un príncipe lo matará y destruirá la ciudad y el santuario (DE BABILONIA), que era la ubicación de los judíos y del mesías, pues luego leemos que la abominación estará en el ala del Templo (DE JERUSALÉN) que no fue destruido pues se seguían sacrificando animales a Yahvéh hasta que fue prohibido por el príncipe, hasta que la ruina caiga sobre el desolador, o sea el príncipe. (compárese con Reina Valera 1909).
La semana 70 habla del regreso del mesías? No, quien hace cesar el sacrificio es el príncipe que elimina al mesías: “un príncipe que ha de venir, destruirá á la ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la guerra será talada con asolamientos.
Y en otra semana confirmará el pacto á muchos, y á la mitad de la semana hará cesar el sacrificio…”
Para finalizar mi historia de desconversión en la que fui cristiano por 3 segundos, período de mi vida que le llamaré “Mi lapsus Brutus”, derrumbemos de una vez por todas, la última esperanza que le queda al sacerdote/pastor de seguir engañando a sus fieles con el libro de Daniel: ¿Realmente es una profecía mesiánica? A rajatabla, NO!
Lo primero que debemos resaltar, es que el Libro de Daniel narra sucesos de aproximadamente 400 años y fue terminado en el 164 a.c según la Tesis Macabea, por tanto, nos cuenta hechos pasados; no futuros.
Además nunca fue ni ha sido un libro profético para los judíos.
En los textos premasoréticos escritos en hebreo y arameo, se consideró narrativo, ubicado entre Ester y Esdras, cuyo sitio le corresponde por la cronología de los sucesos que contiene, confeccionado en varias lenguas y obvio por diferentes autores.
Las biblias cristianas lo ubican entre Ezequiel y Oseas como un profeta mayor porque siguen el orden de la Septuaginta. Esta biblia comenzó a compilarse en el siglo II a.c., iniciando la traducción de la Torá al griego y así poder ser leída por griegos y judíos helenizados.
El proceso fue paulatino durante varios siglos. El libro de Daniel comenzó a traducirse en el 150 a.c. y así el resto…
Sin embargo, todos los libros traducidos circulaban por separado, hasta el siglo IV en que se confeccionó el Códex Sinaíticus y el Códex Vaticanus, y en el siglo V el Códex Alexandrinus.
Como la traducción del hebreo-arameo al griego había sido pulida y estilizada (aunque muy fidedigna a los textos originales), los judíos acuñaron el Códex Masorético no de sus textos premasoréticos, sino de la Septuaginta, invirtiendo la traducción del griego al hebreo, aprovechando la lingüística diacrónica pero manteniendo el orden cronológico de los libros, así se formó el actual Tanaj, que ubica a Daniel en la sección Ketuvim (escritos) y no en Nevi´im (profetas).
Naturalmente surge la pregunta: si los cristianos quieren ver a Daniel como un profeta mesiánico de corte apocalíptico, que necesidad tenían de cambiar su ubicación en los Códex de la LXX en el siglo IV? Y la respuesta que desvela este fraude es: para quebrarle la continuidad narrativa al lector.
Si el cristiano leyera Esdras justo después de Daniel como corresponde cronológicamente, le asombraría que ese mesías es el Rey Ciro y no Jesús. Muchos no saben que mesías o cristo significan ungido y son exactamente la misma palabra ("mashiaj -משיח"), y no se refiere a un ser sobrenatural, sino a un caudillo militar libertador, en la biblia existen varios, como por ejemplo, el Rey Saúl.
En Isaías tenemos las referencias al Rey Ciro, sin embargo son traducidas como ungido, mientras que en Daniel como mesías para confundir al lector hispano.
Desde el capítulo 40 de Isaías hasta el 66 final, se lee la felicidad de Isaías al saber que Ciro los ha liberado derrotando a Babilonia y hasta le llaman el Santo de Israel, para lo que el cristiano ha sido amaestrado a pensar que la historia tiene un doble sentido y que se refiere tanto a Ciro como a Jesús (en caso de percatarse del fraude), en vista que Isaías 45:1 le llama a Ciro “ungido” y en Daniel “mesías”.
Así leemos luego con vergüenza ajena a Jesús en el Nuevo Testamento intentando desesperadamente robarse el crédito de Ciro.
Cuando leemos la biografía de Ciro II El Grande, nos damos cuenta que fue su ejército que conquistó Babilonia el 12 de octubre de 539 a.c, días después llega Ciro y dio el permiso a un grupo de judíos de reconstruir su ciudad y Templo y hasta les establece un protectorado, no fue Artajerjes I.
El resto de los judíos quedan en Babilonia por el momento.
Sin embargo, por el año 530 a.c, Ciro es derrotado por la Reina Tomiris, comandante de los masagetas, quien representa al príncipe asolador de Daniel.
Ella destruye Babilonia, pero no a Jerusalén y su Templo, aunque sí quedan severamente dañados.
Fue derrotada por la línea de reyes persas posteriores.
Luego, en el año 464 a.c., el Rey persa Artajerjes I en Babilonia, deja salir a Esdras con una compañía de levitas hacia Jerusalén, y en el 451 a.c. Libera al resto de judíos según Nehemías 2:1-8, que salen de Babilonia encabezados por el mismo Nehemías.
¿Y por qué Esdras capítulo 1 dice que la palabra de Yahvéh se cumple en Ciro según Jeremías o no dice según Daniel?
Porque Daniel no había sido escrito en ese momento y nunca fue un libro profético.
Este es el pasaje al que se refiere Esdras, una carta que Jeremías estando en Jerusalén, envió a los judíos cautivos en Babilonia, afirmando que luego de “70 años” de esclavitud, volverían a Jerusalén.
Jeremías 29:10, Reina Valera 1960
“Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar.”
Así le hundimos el último clavo al ataúd de este fraude de profecía, muy astuta por cierto.
Y aunque el tiempo transcurrido entre la llegada de Ciro a Babilonia y su muerte no son 62 semanas, realmente muchos datos bíblicos son ambiguos o errados, en especial años o cantidades; y no solo bíblicos, hasta hechos históricos demostrados por pruebas arqueológicas y paleontológicas no han podido ser fechados exactamente, sino por aproximaciones.
Pero esto no desacredita el hecho de que el libro de Daniel es una mezcla de historia y fantasía, un excelente cuento lleno de acción, drama, romance, comedia y hasta ciencia ficción.
Mis escenas favoritas son cuando un ángel toma al profeta Habacuc del pelo y se lo lleva volando hasta Babilonia, y la mejor es cuando Daniel, al estilo de MacGyver, hace estallar a un dios serpiente gigante con una bomba hecha de brea, grasa y pelos. Sencillamente alucinante!
Ciro II el Grande, un mesías, un cristo,Un ungido, El Santo de Israel.
Fuentes consultadas:
https://es.wikipedia.org/wiki/Libro_de_Daniel
https://es.wikipedia.org/wiki/Septuaginta
https://es.wikipedia.org/wiki/Ciro_II_el_Grande
https://es.wikipedia.org/wiki/Artajerjes_I
http://vidaesperanzayverdad.org/profecia/para-entender-el-libro-de-daniel/70-semanas-de-daniel/
_________
(*) Nota Final:
El autor de esta publicación es "Cuerno de la Abundancia", fiel seguidor y colaborador de este Blog; quien amablemente me solicitó el compartir este artículo con el resto de los lectores; y al no estar en contra de la filosofía del Blog, es un honor para mí el poder publicarlo.
El mismo "Cuerno" se encargará de responder las dudas de los lectores a través de los comentarios.
http://ateismoparacristianos.blogspot.com/2017/02/las-70-semanas-de-daniel-o-como-refutar.html