Blog del viejo topo: collage sin nombre. De arriba/abajo, y de izquierda/derecha: Soros, Bush (hijo), Obama, ISIS, reunión OTAN, rey Salman de Arabia Saudí, Cameron, Hillary Clinton, Javier Solana, Kissinger, Merkel, neonazis ucranianos durante el golpe de estado, Bob Clinton y Tony Blair.
El ex funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores británico Carne Ross, que fuera responsable de las sanciones contra Irak, me confesó en su momento: “Alimentamos a los periodistas con noticias de inteligencia convenientemente esterilizadas, o bien silenciamos toda información.
Así funciona esto"
Pocas citas ponen al desnudo, de manera tan clara, la manipulación de la información como las palabras de Carne Ross, que recoge John Pilger en el artículo que sigue. Es un artículo que diría que resulta de lectura obligatoria.
Hasta considero que debiera ser un texto para la docencia en las aulas de la enseñanza secundaria y universitaria.
Pilger comienza su artículo citando a uno de los grandes maestros de la manipulación, Edward Bernays, autor del concepto "gobierno invisible", para señalar cómo es moldeada nuestra percepción de la realidad desde el Poder.
En un texto no demasiado largo, a partir de ahí Pilger va desgranando hechos paradigmáticos, cuyo tratamiento por parte de los grandes medios constituye una apoteosis de la manipulación: la doble vara de medir con los asedios a Mosul (Irak) y Alepo (Siria), la guerra de Irak en 2003, Siria, Yemen, Libia, Yugoslavia, Ucrania, Honduras, el ISIS y el resto del yihadismo, la demonización de Putin, Milosevic, Gadafi, Bashar al-Ásad, etc., prestando atención también al dilema electoral Clinton/Trump (el artículo fue publicado pocos días antes de las elecciones en EE.UU.).
Sobre esto último, escribía Pilger en un tuit a finales de mayo: "La elección entre Trump o Clinton es la vieja ilusión de la capacidad de elegir porque no es una elección: son dos caras de una misma moneda..."
Además de desvelar la manipulación en la "información" (?) de la realidad internacional, Pilger siempre nos recuerda detalles que muy poca gente sabe, aunque tengan que ver con verdaderas monstruosidades; por ejemplo, que en las 9.700 misiones de ataque que la OTAN lanzó contra Libia, más de un tercio fueron contra objetivos civiles, y que llegaron a utilizarse misiles con ojivas de uranio.
John Pilger termina su artículo con una cita de uno de los fiscales del Tribunal de Núremberg en 1946. La sugerencia interpretativa que viene a realizar con la cita, es que los gobiernos responsables de EE.UU., RU y resto del entramado OTAN, sigue los mismos procedimientos de propaganda que los nazis.
A diferencia de estos, los responsables de los gobiernos otanistas nunca han sido sometidos a un "tribunal de Núremberg" que merecerían por sus actos de gobierno y la barbarie que han desencadenado.
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Referencia documental
Original: "Inside the Invisible Government: War, Propaganda, Clinton & Trump" (URL como hipervínculo en el título), publicado en CounterPunch el 28-10-2016.
Traducción del inglés.
El artículo ya ha sido publicado en castellano en diferentes sitios, sin que hayamos identificado el nombre del autor de la traducción.
Hemos seguido esta traducción que aparece, entre otros sitios, en La Haine, Rebelión, Mundo Obrero, etc.
Es una traducción susceptible de ser "mejorada", pero la hemos respetado en líneas generales, cambiando únicamente algunas frases, palabras y otros detalles menores.
La traducción al portugués es bastante buena: está en el blog Choldraboldra; la misma versión en portugués fue ligeramente mejorada por resistir.info.
Imágenes y pies de foto, vídeo, negrita y cursiva: son añadidos del blog del viejo topo, igual que el comentario inicial y la reseña final sobre el autor.
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Por dentro del gobierno invisible: guerra, propaganda, Clinton y Trump.
John Pilger
El periodista estadounidense, Edward Bernays, es a menudo descrito como la persona que inventó la propaganda moderna.
Sobrino de Sigmund Freud, el pionero del psicoanálisis, Bernays fue quien acuñó el término "relaciones públicas" como un eufemismo para dar efecto a sus engaños.
Haciendo gala de sus recursos, en 1929 convenció a algunas feministas para que promovieran el consumo de cigarrillos fumando en el desfile de Pascua en Nueva York, un comportamiento considerado entonces totalmente descabellado.
Una feminista, Ruth Booth, proclamó: "¡Mujeres! La lumbre de tu cigarrillo es otra antorcha de la libertad! ¡Lucha contra otro tabú sexista!"
La influencia de Bernays se extendió mucho más allá de la publicidad. Su mayor éxito fue su papel convenciendo a la población estadounidense para que aceptase la masacre que significó la Primera Guerra Mundial.
El secreto, decía en privado, es la "ingeniería del consentimiento" aplicada a las personas, con el fin de "controlar y regir sus sentimientos de acuerdo con nuestra voluntad, sin que las personas lo sepan".
Bernays describió esto como "el verdadero poder que gobierna en nuestra sociedad", y lo llamó "gobierno invisible".
Hoy en día, el gobierno invisible es más potente que nunca y peor aún, es menos comprendido.
En mi carrera como periodista y director de cine, nunca había visto cómo la propaganda manipula con éxito nuestras vidas y se queda sin réplica.
Imagínese dos ciudades.
Ambas están bajo el asedio de las fuerzas del gobierno del país al que pertenecen. Ambas están ocupadas por los fanáticos que cometen terribles atrocidades, como la decapitación de personas.
Pero hay una diferencia fundamental.
En un sitio bajo asedio, los soldados del gobierno se describen como liberadores por parte de los periodistas occidentales incorporados, que informan con entusiasmo sobre sus batallas y ataques aéreos.
Mientras las primeras páginas de los medios están llenas de fotografías de heroicos soldados que hacen la V de la victoria, no hay una mínima mención a las bajas civiles.
En la segunda ciudad - en un país vecino del primero- está ocurriendo casi exactamente lo mismo. Las fuerzas del gobierno sitian una ciudad controlada por la misma camada de fanáticos.
La diferencia es que estos fanáticos son apoyados, financiados y armados por "nosotros" -los Estados Unidos y Gran Bretaña.
Incluso disponen de un centro de comunicación que está financiado por Estados Unidos y Gran Bretaña.
Otra diferencia es que los soldados del gobierno que mantienen el cerco a esta otra ciudad se consideran los malos, a los que hay que condenar por ser culpables de asediar y bombardear la ciudad -que es exactamente lo que los soldados buenos hacen en la primera ciudad.
¿Confuso? La verdad es que no. Esto es la doble vara de medir básica que es la esencia de la propaganda.
Me refiero, por supuesto, al actual sitio de la ciudad de Mosul por las fuerzas gubernamentales iraquíes, apoyadas por Estados Unidos y Gran Bretaña, y al asedio de Alepo por las fuerzas del gobierno de Siria, apoyadas por Rusia. Un asedio es bueno; el otro es malo.
Javier Solana, destacado miembro del PSOE, fue Secretario general de la OTAN, bajo cuyo mandato la OTAN bombardeó Yugoslavia, entre otras acciones criminales.
La doble vara de medir que se ve en estos dos tuits, es para enmarcar.
Ejemplifica perfectamente lo que señala John Pilger
Lo que rara vez se informa es que ambas ciudades no estarían ocupadas por los fanáticos y devastadas por la guerra, si Gran Bretaña y Estados Unidos no hubiesen invadido Irak en 2003.
Esta empresa criminal se puso en marcha sobre la base de mentiras, notablemente similares a la propaganda que ahora distorsiona nuestra comprensión de la guerra civil en Siria.
Sin esta extensa propaganda presentada como información, el monstruoso Daesh (ISIS), Al-Qaida, Al-Nusra y el resto de las bandas yihadistas no existirían, y el pueblo sirio no necesitaría estar ahora luchando por su vida.
Algunos recordarán que en 2003, los reportajes de la BBC aupaban a Blair por lo que finalmente resultó ser uno de los crímenes de guerra de este siglo. Por su parte, las cadenas de televisión estadounidenses promovieron con el mismo entusiasmo las falsedades de George W. Bush y de Colin Powell – respaldadas efusivamente por H. Kissinger.
En el mismo año, poco después de la invasión, grabé una entrevista en Washington con Charles Lewis, el famoso periodista de investigación estadounidense.
Le pregunté: "¿Qué habría ocurrido si los medios de comunicación más libres del mundo hubiesen denunciado lo que resultaba ser una burda propaganda?".
Él respondió que si los periodistas hubieran hecho bien su trabajo, "habría una muy grande probabilidad de que no hubiésemos ido a la guerra en Irak".
Fue una declaración impactante, ratificada por otros periodistas famosos a los que les hice la misma pregunta: Dan Rather de CBS, David Rose del Observer y otros periodistas y productores de la BBC que desean permanecer en el anonimato.
En otras palabras, si los periodistas hubieran hecho su trabajo, si hubieran cuestionado e investigado la propaganda en lugar de amplificarla, cientos de miles de hombres, mujeres y niños estarían vivos hoy en día, no habría ISIS y ni Alepo ni Mosul estarían bajo asedio.
Tampoco se habría producido el atroz atentado del Metro en Londres el 7 de julio de 2005. No se habría producido la fuga de millones de refugiados; no existirían los campamentos miserables.
Como respuesta a la atrocidad terrorista que tuvo lugar el mes de noviembre de 2015 en París, el presidente François Hollande envió inmediatamente aviones para bombardear Siria.
Como era previsible, sobrevino más terrorismo, producto entre otras cosas de la grandilocuencia de Hollande, que declaró: "Francia está en guerra y no habrá piedad".
Que la violencia del Estado y la violencia yihadista se retroalimentan una a la otra, es el hecho sobre el que ningún líder nacional tiene el valor de reconocer.
"Cuando la verdad se sustituye por el silencio", dijo el disidente soviético Yevtushenko, "el silencio es una mentira".
El ataque a Irak, el ataque a Libia y a Siria, son hechos que han ocurrido porque los líderes de estos países no aceptaron ser marionetas de Occidente. El historial de derechos humanos de Sadam o de Gadafi era irrelevante. En realidad ellos se negaron a entregar el control de sus países. No obedecieron las ordenes de Occidente.
La misma suerte esperaba a Slobodan Milosevic, una vez que se negó a firmar un "acuerdo" que reclamaba prácticamente la ocupación de Serbia y su conversión en una economía de mercado.
Su pueblo fue bombardeado, y él fue procesado en La Haya. Una independencia de este tipo era intolerable. [NOTA DEL BLOG: tras ser detenido y en espera de juicio, el 11 de marzo de 2006 Milosevic fue encontrado muerto en su celda de la prisión del Tribunal de La Haya, en Scheveningen; su muerte sigue siendo un asunto controvertido.
Acusado de crímenes de guerra, contra la humanidad y genocidio, fue juzgado post mortem, siendo absuelto de todos los cargos el pasado verano, 10 años después de su muerte]
Tal como WikiLeaks ha revelado, sólo cuando el líder sirio Bashar al-Assad (en 2009) rechazó un oleoducto, que iba atravesar su país desde Qatar a Europa, fue atacado.
A partir de ese momento, la CIA planeó destruir el gobierno de Siria con los fanáticos yihadistas – que son los mismos fanáticos que ocupan actualmente Mosul y el este de Alepo y que mantienen a su población como rehenes. [NOTA DEL BLOG: alguien ha hecho notar, con acierto, que se trata de la mayor toma de rehenes de la Historia].
¿Por qué esto no es noticia? El ex funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores británico Carne Ross, que fuera responsable de las sanciones contra Irak, me confesó en su momento: “Alimentamos a los periodistas con noticias de inteligencia convenientemente esterilizadas, o bien silenciamos toda información.
Así funciona esto".
La nación cliente de Occidente, la medieval Arabia Saudí - a la que EE.UU. y Gran Bretaña vende miles de millones de dólares en armas - en la actualidad está bombardeando y destruyendo Yemen, un país tan pobre que en el mejor de los casos, la mitad de sus niños están desnutridos.
Busque en YouTube y verá el tipo de bombas pesadas - "nuestras" bombas - que los saudíes lanzan contra los habitantes de las miserables aldeas y en bodas y funerales.
Las explosiones se ven como pequeñas bombas atómicas.
Los oficiales británicos trabajan codo a codo con los que lanzan las bombas desde Arabia Saudita.
Este hecho no es noticia, no la encontrará en los informativos de la noche.
Más de 160 muertos y más medio millar de heridos fue el resultado del ataque de Arabia Saudí contra un funeral que se celebraba en Saná, Yemen (fotografía del ataque).
Los saudíes primero negaron los hechos, diciendo que no habían efectuado ninguna misión aérea ese día; pero cuando los hechos empezaron a tener fuerte difusión en las redes sociales, cambiaron su versión y dijeron que había sido un error.
La coalición árabe que lidera Arabia Saudí, bombardea incesantemente Yemen y está reduciendo el país a cenizas.
Los más de 10.000 muertos que han provocado, no merecen la atención de los medios occidentales.
La agresión bélica está respaldada por EE.UU., Reino Unido y Francia.
La propaganda es más efectiva – para nuestro adhesión- cuando está diseñada por profesionales con una alta formación -Oxford, Cambridge, Harvard, Columbia- y con carreras en la BBC, The Guardian, New York Times, Washington Post.
Estas organizaciones periodísticas son conocidas como “medios liberales”. Se nos presentan como tribunas ilustradas, progresistas, acordes con el espíritu moral de esta época. Son antirracistas, feministas y pro-LGBT.
Pero aman la guerra.
Mientras se manifiestan en pro del feminismo, apoyan guerras de conquista que niegan los derechos a un sinnúmero de mujeres, incluido el derecho a la vida.
En 2011, Libia, un estado moderno, fue destruido con el pretexto de que Muammar Gadafi estaba a punto de cometer un genocidio contra su propio pueblo
. Esa era la noticia permanente y machacona; y no había pruebas.
Fue una mentira. [NOTA DEL BLOG: el pasado septiembre, el Parlamento británico publicó el informe realizado por el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de los Comunes, en el que se reconoce que la invasión de Libia por la OTAN se basó en mentiras y que la población civil no estaba amenazada por Gadafi; la invasión otorgó al ISIS una sólida base en el norte de África.
En este vergonzoso episodio, Hillary Clinton tuvo un papel estelar, ya que fue Secretaria de Estado entre enero de 2009 y febrero de 2013.
El informe del Parlamento británico está disponible en pdf aquí: "Libya: Examination of intervention and collapse and the UK’s future policy options. Third Report of Session 2016–17"]
De hecho, Gran Bretaña, Europa y Estados Unidos querían, lo que nos gusta llamar "un cambio de régimen" en Libia, el mayor productor de petróleo en África.
La influencia de Gadafi en ese continente y, sobre todo, su independencia, eran intolerables.
Así que Gadafi fue asesinado, con un cuchillo introducido por su ano, por un comando de fanáticos apadrinados por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Hillary Clinton aplaudió esta espantosa muerte ante las cámaras de televisión, declarando: "¡Vinimos, vimos, murió!".
[Vídeo añadido por el blog: "¡Vinimos, vimos, murió!",
exclamaba entre carcajadas Hillary Clinton refiriéndose al brutal asesinato de Gadafi.]
La destrucción de Libia fue un triunfo de los medios de comunicación.
A medida que sonaban los tambores de guerra, Jonathan Freedland escribió en The Guardian: "Aunque los riesgos son reales, la decisión por la intervención sigue siendo fuerte."
Intervención – The Guardián utilizó esta palabra amable, benevolente, cuyo significado real para Libia era y es muerte y destrucción.
De acuerdo con sus propios registros, la OTAN lanzó 9.700 "misiones de ataque" contra Libia, de las cuales más de un tercio estaban dirigidas contra objetivos civiles. Estos bombardeos incluyeron misiles con ojivas de uranio. Mirad las fotografías de los escombros de Misurata y Sirte, o las fosas comunes identificadas por la Cruz Roja. Un informe de UNICEF sobre los niños muertos dice que "la mayoría de ellos tenía menos de diez años".
Como consecuencia directa de la “intervención”, Sirte se ha convertido en la capital del Daesh (ISIS).
Ucrania es otro triunfo de los medios de comunicación. Periódicos liberales respetables como el New York Times, el Washington Post y The Guardian, y emisoras tales como la BBC, NBC, CBS, CNN han jugado un papel clave condicionando a sus espectadores para que aceptasen una nueva y peligrosa guerra fría.
Cada uno de estos medios ha tergiversado los acontecimientos en Ucrania, calificándolos como un acto maligno de Rusia, cuando, en realidad, el golpe de Estado en Ucrania en 2014 fue obra de Estados Unidos, ayudado por Alemania y la OTAN.
Esta inversión de la realidad es tan penetrante que la intimidación militar de Washington a Rusia no es noticia; se ahoga detrás de una campaña de difamación y del miedo que vivimos durante la primera guerra fría. Una vez más, los Ruskies [NOTA DEL BLOG:"rusos" de forma peyorativa] vienen a invadirnos, conducido por otro Stalin, a quien The Economist describe como el diablo.
La supresión de la verdad sobre Ucrania es una de las más completas negaciones informativas de las que puedo recordar. Los fascistas que diseñaron el golpe de estado en Kiev son la misma mala cepa que apoyó la invasión nazi de la Unión Soviética en 1941.
Ante las alarmas sobre el ascenso del fascismo antisemita en Europa, ningún líder occidental menciona a los fascistas en Ucrania - con excepción de Vladimir Putin, pero esto no cuenta.
Muchos de los medios occidentales han trabajado duro para presentar la población étnica de lengua rusa de Ucrania como extranjeros en su propio país, como agentes de Moscú, casi nunca como ucranianos que quieren una federación dentro de Ucrania y como ciudadanos ucranianos que resisten a un golpe de estado - orquestado desde el extranjero- contra un gobierno elegido.
No hay descanso entre los belicistas haciendo sonar los tambores de guerra. Los que incitan a la guerra desde el diario Washington Post contra Rusia, son los mismos escritores de editoriales que publicaron la mentira que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva.
Para la mayoría de nosotros, la campaña presidencial estadounidense es un espectáculo en los medios de comunicación, en la que Donald Trump es el villano.
Pero Trump es odiado por los que tienen el poder en Estados Unidos por razones que tienen poco que ver con su comportamiento y sus desagradables opiniones.
Para el gobierno invisible en Washington, el impredecible Trump es un obstáculo para el diseño de los Estados Unidos para el siglo XXI.
Es decir, para mantener la dominación de Estados Unidos, someter a Rusia y, si es posible, a China.
Para los militaristas en Washington, el verdadero problema con Trump es que, en sus momentos de lucidez, parece no querer una guerra con Rusia; dice que es necesario hablar con el presidente de Rusia, no luchar contra él; también afirma que quiere hablar con el presidente de China.
En el primer debate con Hillary Clinton, Trump se comprometió a no ser el primero en introducir armas nucleares en un conflicto.
Dijo: "Yo desde luego no lo haría primero.
Una vez que la alternativa nuclear ocurre, se acabó todo". Esta declaración no fue noticia.
¿Qué quiso decir realmente? ¿Quién sabe? A menudo se contradice a sí mismo. Pero lo que está claro es que Trump es considerado una grave amenaza por el gran aparato de seguridad nacional que gobierna Estados Unidos, independientemente de quién esté en la Casa Blanca.
La CIA quiere verlo derrotado. El Pentágono quiere verlo derrotado. Los medios de comunicación quieren verlo derrotado. Incluso su propio partido quiere verlo derrotado. Él es una amenaza para los que dominan del mundo - a diferencia de Hillary Clinton, que no ha dejado ninguna duda que está dispuesta a ir a la guerra, con armas nucleares, contra Rusia y China.
Clinton es lo que la gente intuye, una belicista. De hecho, con sus acciones lo ha demostrado. Como senadora, apoyó el baño de sangre en Irak. Cuando era candidata contra Obama, en 2008, amenazó con "borrar del mapa" a Irán.
Como Secretario de Estado, actuó en connivencia con los halcones, para destruir los gobiernos de Libia y Honduras e inició el asedio contra China.
Ahora se ha comprometido a apoyar una zona de exclusión área en Siria –en una provocación directa contra Rusia. Hillary Clinton puede llegar a ser la presidente más peligrosa de Estados Unidos que he visto en mi vida -una distinción en la que la competencia es feroz.
Sin una sola prueba, Clinton ha acusado a Rusia de apoyar a Trump por el pirateo de sus correos electrónicos. Los mensajes de correos electrónicos, dados a conocer por WikiLeaks, relatan lo que Clinton dice en privado a los ricos y poderosos, que es exactamente lo contrario de lo que dice en público.
Por eso el silenciamiento y las amenazas a Julián Assange son tan importantes. Como editor de WikiLeaks, Assange sabe la verdad. Y permítanme asegurar y tranquilizar a los muchos que se preocupan: Assange está bien y WikiLeaks está funcionando a toda máquina.
Hoy en día, la mayor acumulación de fuerzas encabezadas por Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial está en marcha -en el Cáucaso y en el este de Europa, en la frontera con Rusia; y en Asia y en el Pacífico, donde China es el objetivo.
Tenga esto en cuenta cuando el circo de la elección presidencial llegue a su fin el 8 de noviembre. Si el ganador es Clinton, un coro griego de comentaristas necios va a celebrar su coronación como un gran paso adelante para las mujeres.
Ninguno mencionará las víctimas de Clinton: las mujeres de Siria, las mujeres de Irak, las mujeres de Libia.
Ninguno mencionará los ejercicios de defensa civil que se están llevando a cabo en Rusia ante el temor a una guerra. Ninguno recordará a Edward Bernays y las "antorchas de la libertad".
El portavoz de prensa de George Bush llamó una vez a los medios de comunicación "facilitadores cómplices".
Viniendo de un alto funcionario de una administración cuyas mentiras, facilitadas por periódicos y cadenas de televisión, han causado tanto sufrimiento, esa descripción es una advertencia de la historia.
En 1946, el fiscal del Tribunal de Núremberg dijo sobre los medios alemanes:
"Antes de cada agresión importante, iniciaron una calculada campaña de prensa para debilitar a sus víctimas y para preparar al pueblo alemán psicológicamente para el ataque con un sistema de propaganda, donde la prensa diaria y la radio eran las armas más importantes".
John Pilger
"Esto es la doble vara de medir básica que es la esencia de la propaganda", nos dice John Pilger en este artículo. Un ejemplo de ello.
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Otros artículos en castellano de John Pilger en nuestro blog:
Sobre las recientes elecciones en EE.UU., en este blog:
Otras entradas relacionadas, recientes:
EE.UU. y su peligrosa estrategia de confrontación con Rusia. El Pentágono comienza una guerra encubierta de baja intensidad en Siria. Un artículo de Mike Whitney.
Sobre John Pilger
"Sé cuando Bush miente. Sus labios se mueven", escribió en su momento John Pilger, cita que de entrada invita a considerar que no es precisamente un autor demasiado querido por el establishment.
Nacido en 1939, John Pilger es un periodista australiano que vive en Londres desde 1962.
Su andadura en el periodismo comenzó en 1958, mostrando muy pronto inclinación por el género documental y el periodismo de investigación.
Entre sus documentales destacan los rodados en Camboya y Timor Oriental (sobre el genocidio del dictador indonesio Suharto). Profesionalmente ha cubierto guerras y conflictos como Vietnam, Camboya, Egipto, India, Bangladés y Biafra.
John Pilger ha sido un crítico constante de la política exterior de EE.UU., RU y Australia, que considera expresión del nuevo imperialismo.
También se ha caracterizado por denunciar la política australiana contra la población indígena.
Entre sus libros cabe mencionar Los nuevos gobernantes del mundo (traducido y publicado en castellano por RBA en 2003), "un alegato contra la globalización de la economía, la comunicación y la pobreza en un mundo donde el ochenta por ciento de la riqueza está en manos de un grupo minoritario, el mismo grupo que controla los medios de comunicación" (Amazon).
Autor de más de 50 documentales, destacaría uno que personalmente me impactó (quizás porque es un país que tiene que ver con mi trayectoria como antropólogo): Death of a Nation: The Timor Conspiracy (La muerte de una nación: la Conspiración de Timor), de 1994.
En él, John Pilger denuncia y muestra la complicidad de los gobiernos estadounidense y británico en el genocidio que la dictadura indonesia de Suharto llevó a cabo en Timor Oriental.
Este documental marcó un antes y un después en la lucha timorense por su independencia, al dar a conocer a la opinión pública internacional lo que estaba sucediendo.
John Pilger fotografiado en la National Art Gallery en Canberra, 2012.
http://blogdelviejotopo.blogspot.com.es/2016/11/por-dentro-del-gobierno-invisible.html