La localidad guantanamera de Caimanera no siempre ha sido tan apacible como lo es en la actualidad; desde sus muelles se observa la base naval estadounidense, un recuerdo de lo que ha sido la vida en el poblado desde que llegaron los primeros marines hace más de un siglo.
"La existencia de esa base naval y los franco-marines, y todo lo que trajo aparejado a ello, convirtió a Guantánamo y a Caimanera en centros de prostitución, de contrabando, de drogadicción, de vicios, de juegos prohibidos", cuenta la historiadora Noralis Palomo, que recorría de niña las calles de esa localidad.
Sobornos y sueldos bajos
Pero la prostitución y otros vicios no eran los únicos problemas sociales.
Los militares norteamericanos se beneficiaban de una mano de obra barata, ofreciéndoles a los cubanos sueldos más bajos de los que recibían los empleados estadounidenses.
De acuerdo con los historiadores, las autoridades de la base también sobornaban a los funcionarios locales para que resguardaran sus intereses.
Con el triunfo de la Revolución en 1959 se tomaron medidas para terminar con estas prácticas.
Sin embargo, la base estadounidense se convirtió en el epicentro de provocaciones contra el joven gobierno cubano.
Terribles historias relacionadas con la base
Jesús Lara y Rafael Piquera fueron testigos de aquellas tensiones cuando eran jóvenes soldados de la Brigada de la Frontera, una unidad cubana alrededor de la base del Pentágono.
Guardan en sus memorias historias terribles, entre ellas, la del pescador Rodolfo Rosel, que, según se considera, fue asesinado por los marines.
"Lo encontraron en la ensenada de Yuraguanal, a la deriva, asesinado y torturado, clavos en la cabeza, sin uñas", recuerda Rafael.
Por su parte, Jesús indica que históricamente la base ha sido como "un puñal" en Cuba.
"Aspiro antes de morirme, que no sé si me queda mucho, a ver que ese territorio vuelva a nuestras manos y que podamos hacer uso libre de él", concluye.
rt