Las elecciones de 2016 en Estados Unidos se celebraron solo dos días después de las elecciones en Nicaragua. Como es natural, el interés manifestado por los nicaragüenses en nuestro proceso ha sido muy alto, como la participación popular en la votación lo demuestra.
Pero el interés y seguimiento al proceso electoral estadounidense no ha sido menos alto.
Pero el interés y seguimiento al proceso electoral estadounidense no ha sido menos alto.
¿Qué explica esta realidad?
Simplemente el hecho que nuestro futuro lo determina no solamente el resultado de los comicios en Nicaragua, sino también la política exterior de nuestro vecino del norte, un país que, en vez de estar comprometido con la búsqueda de la paz y la justicia para todas las naciones de la Tierra, busca solo satisfacer su sueño de Full Spectrum Dominance, es decir, su obsesión por lograr un control total y absoluto sobre todas las naciones y nuestro planeta, en violación a las normas del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas.
Para mí, una victoria de la Clinton hubiera significado certeza sobre una tercera guerra mundial, ya que pocos están tan poseídos por los tres demonios que invaden la política norteamericana: el demonio de la codicia, el demonio de controlar las decisiones políticas de todos los gobiernos del mundo y el tercer demonio del guerrerismo como método más adecuado para imponer su voluntad imperialista.
Aunque Trump no es y nunca ha sido santo de nuestra devoción, ojalá que su administración sea menos nefasta para la vida en el planeta y para la especie humana en particular.
Miguel D’Escoto Brockmann, La Jiribilla, 17 de noviembre 2016
Fuente: Blog REDH Cuba
http://www.tortillaconsal.com/albared/node/7606
Publicado por Revista Libre Pensamiento