Pablo Gonzalez

Tras la Huella Celta, la magia del pasado. Una civilización misteriosa


Desde hace años, quizá los 2 o 3 últimos, a raíz de mi interés en los estados alterados de conciencia, me volqué de lleno en los libros de Castaneda y la cultura mesoamericana. Eso me condujo a mirar sobre civilizaciones antiguas y desaparecidas. 

Mi primer interés estaba en el chamanismo mesoamericano, pero luego descubrí una intima relación con las prácticas chamánicas de Mongolia y Tibet y empecé a buscar el punto de conexión entre todos ellos.

Por Amelia Lamaignére Badias / Revista Investigación

¿Como podían darse estas coincidencias entre dos civilizaciones que se encontraban cada una en una punta del planisferio terrestre? 

¿Qué cultura fue la iniciadora?…Y como suele ocurrir a veces, cuanto mas buscaba el origen de los chamanes mas llegaban a mis manos temas Celtas.

En ese momento, entre un montón de conocidos, surgieron mis amigos Esther y Miguel Ángel, y me hicieron volver la mirada hacia el mundo celta. 

La lectura de “El Druida” de Morgan Llywelyn, tuvo mucha culpa, “El Profeta” del Juego de Abalorios de Hermann Hesse, me dio otro pequeño empujón, y finalmente llegué a la conclusión de que para poder encontrar el eslabón perdido tenía que comenzar la búsqueda por la civilización más próxima a mí, y ésta era la cultura celta.

 Así pues comencé a leer sobre los celtas.

Hay temas sobre los que por más que se escriba, se investigue y se busque, nunca se consigue llegar final de la madeja. 

Parece como que el hilo se pierde en el tiempo y siempre nos quedamos con el ultimo nudo sin deshacer, la mirada perdida en el infinito y pensado… ¿será así?…Esto es lo que siento con la cultura Celta, hay un hilo perdido por ahí que no nos deja completar la visión, o al revés, la realidad es tan simple que no logramos verla.

 Me gustaría en estas líneas hacer un acopio de información a fin de conseguir una idea más clara de un pueblo que tanto ha dejado a la humanidad y cuyas raíces se pierden en el tiempo, y quizás en el espacio. 

No soy experta, solo trataré de hacer una relación de hechos y opiniones y dejaré que cada uno decida, que piense por si mismo, que saque sus propias conclusiones.

Descubrir los orígenes de un pueblo ancestral sin tradición escrita, y en migración permanente, es labor ardua. Solo culturas tan apasionantes como la celta, consiguen mantener la atención viva, y la ilusión por nuevos hallazgos, a lo largo del tiempo. 

Sin embargo el tema es extensísimo, y ha hecho correr ríos de tinta, quizás por su característica especial de no dejar documentos escritos, o por su tendencia a adaptarse a las diferentes culturas por donde pasaba, quizás por la gran extensión que llego a abarcar -incluso- ¿porqué no?, por la gran capacidad pro-creativa demográficamente hablando de su especie.

 En este espacio me limitare a tocar las diferentes opiniones sobre los orígenes y los puntos generales de la cultura Celta a fin de conseguir una visión lo mas amplia posible, para después hacer una referencia al legado celta en la Península Ibérica, de la cual formo parte.

La Mitología y el tema Druida creo que merecen un estudio independiente y aparte, porque soy una mas de los que piensan que los druidas no eran celtas sino que su origen esta en otra parte y sin embargo muy vinculados con las civilizaciones mesoamericanas, o quizás todos son los mismos pero adaptados a las diferentes necesidades demográficas y culturales de la zona donde surgen…

 En fin, eso es solo una hipótesis mía de la que aun no puedo mostrar ni el primer medio metro del hilo de la madeja.

Para comenzar a investigar sobre esta etnia, lo primero que deberíamos preguntarnos es ¿Quiénes eran los celtas? 

¿De donde proceden, cuales eran sus orígenes?

 ¿Donde habitaron?

Una de las definiciones que podemos encontrar en el diccionario dice: “pueblo indogermánico cuyas primeras migraciones datan de los tiempos prehistóricos; se expandieron al principio por Europa Central y fueron avanzando hasta las Galias, España y las Islas Británicas, acabando por ser absorbidos por los romanos“. ¡Triste definición para un pueblo tan rico en vida, en cultura, experiencias!…

Su nombre genérico aparece en documentos romanos como celtae (derivado de keltoi, la denominación que Heródoto y otros escritores griegos dieron a este pueblo), galatae o galli. 

Los celtas hablaban una lengua indoeuropea, de la misma familia que las de sus vecinos itálicos, helénicos y germanos. 

Los topónimos celtas, junto con los nombres de las tribus, las personas y dioses, nos conducen a considerarlo como habitantes de un extenso territorio europeo, que iba desde la actual España hasta el mar del Norte y desde las islas Británicas hasta el bajo Danubio.

En cuanto a la referencia sobre la existencia de este pueblo, hay un gran número de documentos que nos hablan de ello. Hateto de Mileto, conocido como el padre de la historia griega ya habla de ellos y de sus luchas con los Ligures a los que hacen retroceder hasta los Alpes. 

En estos textos griegos hay un pasaje en el que relata que los celtas en el siglo VI A.C defendieron la ciudad de Phoceneé (Marsella) contra los ligures. 

Lamentablemente no tenemos información sobre los periodos anteriores, a pesar de que se sabe que es bastante anterior a este siglo. De cualquier manera, la información que llegaba a los griegos provenía de los marinos que arribaban a sus costas y estos desconocían las zonas ocupadas en el interior del continente.

Todo esto nos da datos en cuanto a su existencia pero ¿de donde venían?

Paúl Buchet, el gran druida de los galos, piensa que son supervivientes de civilizaciones perdidas: “que descendieron de las regiones hoy en día polares, Groenlandia e Islandia y que por aquel entonces, estaban unidas a las islas Híbridas y Far-Oer por el plegamiento escandinavo, desembocando luego en el hundimiento ocupado por el actual Mar del Norte y los Montes Grampias de Escocia, perdiéndose en una sarta de islas”.

Según Jorge Omar Pérez, existen varias suposiciones con respecto al origen de este pueblo. En su libro: “La Historia antes de la Historia”, narra la posibilidad de acceder a Europa de esta forma: “Los habitantes blancos de la Atlántida que ocupaban la región frente a Europa debieron saltar entrando por Belle-ile-en-mer que entonces era brazo firme de tierra.

 Los del otro lado llegarían a Cornualles en Inglaterra. Las regiones de la zona norte se desmoronaron bajo el empuje de las aguas, habiendo roto la zona rocosa, probablemente en el estuario del Sena, situándose en esta época entre los cabos de Finisterre y Cornualles. Invadirían el valle del Sena y la Somme, haciéndose un camino a través de los acantilados de Douvres y Boulogne, recubriendo el llano del Norte y embocadura del Tmesis.

 Y así, sobre un embrión humano pobre y primitivo, los celtas venían a establecerse”.

Heródoto los sitúa en la desembocadura del Danubio aunque se extienden más allá de las columnas de Hércules en el Atlántico.

 Y sin embargo esto no aclara mucho, porque es ahí donde se origina el problema. Personalmente, es lo que me ha inducido a adentrarme más en la investigación sobre el pueblo Celta.

Según la traducción de la Atlántida, cuando Platón, habla de la situación en el mapa terráqueo de este continente, dice textualmente:“se encontraba más allá de las columnas de Hércules”. 

¿Más allá? ¿significa eso detrás de la Columnas de Hércules?

 ¿Es mera coincidencia o realmente es esa la clave de esta civilización?, y si todas o la mayoría de la civilizaciones perdidas tuvieran origen en ese misterioso “mas allá de la columnas de Hércules”, como si en aquella parte existiera una serie de civilizaciones mas avanzadas a todos los niveles mientras que en el viejo mundo la evolución fuera mucho mas tardía?.

Por otras referencias de culturas diferentes a la Celta, y también desaparecidas parece como si una gran catástrofe se hubiera cernido sobre una zona del planeta dispersando un conocimiento que al parecer era mucho mas avanzado que el que poseemos en la actualidad. 

Veamos que mas incidencias podemos encontrar con respecto a esta visión de los orígenes del pueblo celta.

y R. Bouchet, dicen: “…de catástrofes a cataclismos, la Atlántida desaparece bajo las aguas. Fue el diluvio (histórico) último del cual los hombres guardan memoria hace 11.000 años…” esto no parece extraño ya que al estudiar más detenidamente las leyendas de civilizaciones perdidas como Hiperbórea, Lemuria, o Atlántida, aparecen en una sucesión cronológica tan coherente entre ellas, que podrían equipararse a las eras geológicas separadas unas de otras por etapas de transición. 

Al fin y al cabo estos cambios sobre la superficie de la tierra podrían ser explicados por la tradicional teoría de los ciclos de manifestación.

De todos los territorios de Origen Celta, Irlanda es la que conserva mas tradición escrita, mezclada con mitos, leyendas, duendes, y personajes fantasmagóricos y según los antiguos pergaminos descubiertos de inspiración netamente pagana y traducidos al francés por eminentes celtistas, la isla sufrió en aquellas épocas primitivas varias invasiones sumamente curiosas.

 Irlanda era en los primeros momentos una isla inculta, dotada de dos lagos y habitada, si se puede calificar así por dos pueblos, los “Luchrupan” (en ingles Little people) prototipos de gnomos, hadas y demás seres fantasmagóricos y los Foremore, seres gigantescos, de los cuales algunos tenia la rara cualidad de poseer un solo ojo, brazo y pierna únicos.

 Estos seres que no eran realmente habitantes de la isla, vivían solo de la caza y pesca y se les consideraba arribados por el mar del Noroeste. 

Parece ser que una tierra mas septentrional y Occidental seria la patria de origen de estas fuerzas reducidas que ocupaban de hecho un lugar estratégico. Kaldan y Dana relacionan a los Foremore con la civilización Hiperbórea que tanto nos fascina en los relatos de antiguas civilizaciones.

Por otra parte, si nos centramos en documentos oficiales, los expertos en materia celtas, como lo son los historiadores Luis Fondos y Roberto R. Reynolds, entre otros, consideran que la versión de origen “indoeuropeo” hasta ahora es la más aceptable.

Según esta teoría, un grupo de pueblos, procedentes de la India, y Medio oriente, emigraron rumbo a Europa (un continente prácticamente deshabitado).

Algunos califican a este pueblo indoeuropeo, como “La Nación Aria” y de ahí surgieron algunas de la civilizaciones mas grandiosas de Europa, tales como los griegos, los vikingos, los germánicos, los romanos y claro los Celtas. 

La emigración hacia Europa se pudo haber realizado por alguna de estas razones: problemas internos, con otras naciones, hambrunas, sequías, o pestes.

Los indoeuropeos, llegaron a los Urales, y al Mar Caspio, cruzaron el Mar Negro, y llegaron a Europa Oriental, y a los Balcanes. 

Continuaron avanzando internándose más en Europa y llegaron a Alemania, Austria, Suiza, y algunos subieron a los países Nórdicos. 

De esta etapa, llamada como cultura del Hallstat, si tienen registros, de utensilios, armas, cuerpos momificados y algunos fósiles encontrados en Austria y que marcan el inicio del pueblo Celta.

Posteriormente, los celtas avanzaron a Francia, las Islas Británicas, Irlanda y España. Las pruebas que se tienen de esta teoría, son los Menhires, Dólmenes, y demás huellas de la cultura Celta en Ucrania, los Balcanes y ya los antes mencionados en Austria, los cuales son, hasta el momento los mas viejos encontrados en Europa.

A principios del siglo XX, la investigación arqueológica vinculó esos pueblos con la cultura material de La Tène, Población de la actual Suiza, que domina el paso entre el Rin y el Danubio, y en la que se han hallado numerosos objetos emblemáticos de toda una civilización, la celta. 

Para muchos “La Tene” representa la primera cultura a la que puede llamarse propiamente celta. basada en la metalurgia del hierro.

Con todo esto, la mayoría de la suposiciones concuerdan en pensar que los celtas, son originarios (o tuvieron alguna conexión con otros seres o instructores) de civilizaciones desparecidas al Norte del Continente. 

Por su parte Luis Fondos apoya totalmente esta teoría del origen de los celtas considerando que si se descubriera el continente de la Atlántida, no tardarían en hacer “Un Monumento” en algún museo Europeo. Pero por el momento, esta hipótesis es imposible de comprobar.

Los Pueblos Celtas

Lo cierto es que, fuera de conjeturas, los celtas llegaron a Europa.

Estos pueblos en continuo desplazamiento, aparecen en la historia, en base a oleadas migratorias. A la primera de estas oleadas pertenecen los gaélicos en Irlanda y en el norte de Escocia; una segunda entrada estaría constituida por lo que se denomina la rama británica, de aquí proceden los galos, los belgas, los bretones. 

No formaban una tribu única, sino grupos bastante diferenciados. Los bretones o kimrys ocuparon la Bretaña francesa y el País de Gales; los gálatas Asia Menor; los galos, gran parte de la que hoy es Francia.

Los griegos distinguían entre los celtas orientales, a los que llamaron Galatoi y los del oeste de Europa denominados “Keltoi“.Los romanos precisan todavía más y llaman “Galli” (galos) a los celtas de Francia; a los de las Islas Británicas los llamaron de dos formas: “Britanni” (britanos) y “Belgue” (originarios de Bélgica).

De todos estos grupos distribuidos por Europa, solo quedan celtas puros en Irlanda, en los Highlander escoceses y las Hébridas; en el Cornualles británico; en el país de Gales, en Galicia española y la Bretaña, de las cuales han conservado un “substratum” importante del punto de vista cético, regiones como las inglesas limítrofes de Cornualles y País de Gales y en Francia : Aubergne, Berry, Poitou, y Limousin

Así pues, no hablamos, de una “raza celta”, sino de un número de pueblos diversos de diferentes procedencias con unas características comunes. Compartían una cultura y unas costumbres religiosas y sociales, tenían una lengua y unas tradiciones artísticas comunes a todos. y estos son los rasgos que los configuran como “pueblo celta”. 

Lamentablemente, las luchas internas entre ellos, unido a las enormes distancias que separaban a unas tribus de otras, debilitaron la comunicación y favorecieron la desintegración.

En contra de la imagen transmitida por los detractores del pueblo Celta como un Conjunto de gentes forzudas inestables y belicosos, historiadores y celtistas como Henry Huber, les concede la categoría de civilizador al decir que los celtas han jugado sobre Europa el mismo papel civilizador que los Griegos sobre el Mediterráneo.. Aun en la actualidad, permanecen rastros de su influencia en diferentes órdenes sociales.

La Sociedad Celta

La estructura social celta se basa en una estructura tribal clasificada en 3 clases sociales claramente diferenciados y representados por druidas, la nobleza y el pueblo. Aquí vemos una vez mas, la semejanza con la polis griega.

Platón, en su obra La Republica establece la misma clasificación y representa en ella las 3 partes del alma : la parte inteligible representada por los sabios o filósofos del pueblo, la parte irascible en la que engloban a los guerreros y la concupiscible que queda adjudicada a los comerciantes y productores de riqueza.

 En este sector se incluye a los campesinos y artesanos ya sean ricos o pobres.

Estas leyes basadas en un tipo de sociedad tribal, hacen a los hombres responsables de si mismos ante su vecino por encima de la sociedad. Así pues, la falta u ofensa es considerada como afrenta al derecho privado por encima del delito en sí. 

El que ofende paga el delito al ofendido o a la familia de este, no a la sociedad. 

El peor castigo que se podía infligir era la expulsión del clan. Esto es lo que da el sentido de grupo o de tribu por encima de todo.

Los Poblados

Los castros, que los romanos llamaron oppida u oppidum, eran las aldeas que construían en las zonas mas elevadas con vistas estratégicas a fin de facilitar la defensa en caso de ataque. 

Éstas comprendían una zona cerrada en lo alto de la colina, defendidas por fosos y murallas. 

Estos asentamientos estaban fortificados con paredes macizas de tierra, trabadas interiormente con soportes de madera, y con un foso en su parte exterior que rodeaba la muralla.

 En el interior, las chozas, casi siempre circulares, se construían adosadas a la muralla, a fin de conseguir mas solidez y protección. 

El grano se almacenaba en pozos cubiertos con arcilla. En el caso de las aldeas ricas ya fuera por recursos propios o por bienes adquiridos, las fortificaciones en colinas eran ocupadas de forma permanente.

Buen ejemplo de estas ciudades fortificadas, lo encontramos en Manching, en el sur de Alemania: las calles estaban trazadas hacia el exterior desde el interior y los edificios situados en filas y con zonas específicas reservadas para cada actividad.

La construcción de esta clase de poblados es tan determinante como “civilización celta” y adquiere tanta importancia que realmente su estudio posterior a lo largo de los siglos nos dará la posibilidad de conocer la influencia celta en nuestra península Ibérica, hasta el extremo de caracterizarla por “la cultura de los castros “, como veremos más adelante.

La historia Celtas está marcada por la sucesión de ciclos : a un periodo tumultuoso le seguía uno de serenidad, para volver de nuevo al comenzar el ciclo, eso hizo que desarrollaran una variada gama de fuentes de supervivencia económica.. 

El comercio era importante; los bienes lujosos y el vino eran importados a cambio de perros, caballos, pieles, sal y esclavos.

En sus diversos asentamientos iban aprendiendo las técnicas del lugar y adaptándolas y mejorándolas para su vida comunal. Gracias a sus desplazamientos pudieron crear una amplia red comercial por vía marítima. Fue por ellos que llegó a nosotros la cultura de los Campos de Urnas, de finales de la edad del bronce

Buenos conocedores de la naturaleza y sus ciclos, sabían manejar muy bien las artes del cultivo y el pastoreo.

 Es a ellos quienes se les adjudica el invento de la rueda. Pero en donde destacaron mas fue en fundido y crisol del metal. 

Aprendieron de griegos y romanos la manera de acuñar moneda, llegando a convertirse en unos expertos orfebres en oro con una técnica y detalle tan exquisito que ha perdurado hasta muy entrada la Edad Media.

Es conocido el carácter guerrero de los celtas y su dinamismo en las batallas. César, por ejemplo, afirma que los hombres de la clase guerrera estaban muy orgullosos de la lucha, que eran expertos aurigas y que para parecer más terroríficos en la batalla, se pintaban el cuerpo con woad, un tinte vegetal azul. 

Poseían carros de combate. También combatían a caballo, razón por la cual estaba considerado como animal sagrado.

Galeno los describió así en el siglo II: “Los celtas tienen la piel fría, húmeda, blanca y lampiña, como los germanos, los tracios y los escitas”. En general la principal característica de su aspecto físico era altos, de cabellos castaños y ojos grises.

 La barba larga era común en estos pueblos y además, solían tener bigote largo, espeso y caído.

 El torques, era un collar que usaban los hombres tipo gargantilla actual y de acuerdo al rango social era de bronce oro o plata. Despojar de su torques a un celta equivalía a arrancarle la espada

Las mujeres. trenzaban sus largos cabellos y a veces lo recogían en complicados peinados, eran generalmente aficionadas en exceso a los adornos, utilizaban collares, brazaletes y pequeñas campanas que cosían en los bordes de sus túnicas. 

También llevaban capas con dibujos de rayas o cuadros de brillantes colores, quienes tenían mayores recursos las usaban con bordados de oro y plata.

Sin embargo estos pueblos sentían tanto respeto por sus cuerpos como veneración por la Naturaleza. Cuidaban de su apariencia ya que la obesidad era algo repugnante para los celtas. “Tratan de no engordar ni de ponerse panzudos“, escribió el griego Estrabón.

 Eso es otro punto en común con los griegos donde la línea física la estética y belleza de, las formas prevalecen sobre otras”prioridades ” En el cuerpo, el limite estaba marcado por la longitud del cinturón.

La atracción por los placeres de la buena mesa es famosa en los celtas y aparentemente lo hemos heredado todos los pueblos de influencia Gala.

 El buen vino era habitual en la mesas de la nobleza y tanto les gusto que llegaron a importar cepas. 

El pueblo bebía una cerveza elaborada con trigo mezclado con miel, muy utilizada en los banquetes, que eran frecuentes en tiempos de paz.

Usaban los dedos como cubiertos y rara vez el puñal si no era para seccionar piezas difíciles. Los banquetes podían durar varios días, en los que se servían cerdo cocido, buey, vaca, venados, truchas, miel, queso, leche, hidromiel, vino y cerveza.

Se formaba un círculo alrededor de la hoguera y los manjares. Se sentaban en el suelo sobre pieles de animales.

 El invitado más ilustre ocupaba el lugar de honor y a su lado el anfitrión de la fiesta, luego, respetando las jerarquías, se iban colocando los demás participantes, de tal forma que el más alejado del anfitrión era el de menor categoría

En estos festines los bardos tocaban sus liras y cantaban canciones sobre trágicos amores y héroes muertos en combate. 

También eran muy aficionados a un juego de mesa llamado fidchell, parecido al ajedrez, aunque se jugaba con estacas. Admiraban la artesanía experta y las hazañas intelectuales –sobre todo cuando se exhibía una prodigiosa memoria-, algo muy importante en un celta si tenemos en cuenta que la costumbre ordenaba la transmisión oral de su historia.

Mientras tanto, durante todo este tiempo, Irlanda había vivido en paz e independiente libre de amenazas e invasiones por el mar. 

Como resultado de este clima de tranquilidad, su cultura, sus tradiciones y su lengua que los lingüistas llaman “goidelic“, y que en su forma moderna se conoce como “gaélico”, pudieron sobrevivir durante mucho más tiempo que en cualquier otro lugar del mundo celta.

En realidad, el orden social celta de Irlanda permaneció virtualmente intacto hasta mucho después de que la isla se hubiera convertido oficialmente en un país cristiano, y de que el irlandés se adoptara como norma para la lengua escrita.

 Por esta razón, la mitología irlandesa ha conservado su cultura prehistórica mejor que cualquier otra mitología celta.


La Mujer celta. El matrimonio

Las antiguas leyendas hablan de mujeres sabias, médicas, legisladoras, druidesas, poetisas, lo cual implica que en aquel tiempo no había nada inusual en que las mujeres ocuparan estas posiciones dentro de la sociedad. 

“The Brehon Laws” decían que el hombre tenía la jefatura en el matrimonio; pero no es el dueño de su mujer puesto que el matrimonio sólo es un contrato entre ellos.

 También hubo gobernantas y esposas de gobernantes que hicieron sentir su peso en la historia. Y muchas destacaron como guerreras.

La situación de la mujer en la tribu celta es muy especial y quisiera plantear algunos puntos que personalmente me hacen pensar en una sociedad muy civilizada, con una estructura muy bien formada en contrapartida a la clasificación de primitivos y salvajes con que han sido bautizados por sus detractores.

Sobre las herencias de tierras, el varón tenia preferencia sobre las mujeres de la familia, sin embargo a la mujer le correspondía COIBCHE, porción matrimonial, más allá de su estado.

 Si no había varones, la tierra pasaba a la hija, pero a cambio debía pagara un guerrero cuando llegaban los tributos militares.

El COIBCHE, tinnscra o tochra de una mujer aunque usado a veces como dote, en realidad era el precio a pagar por el novio al padre de la futura esposa.

 Las viejas leyes decían que se pagaba en plazos anuales. Iba para el padre de la novia el total del primer año, dos tercios el segundo año, la mitad del tercer año y así iba disminuyendo. 

El resto iba a la esposa.

El Tinol, era un regalo colectivo dado por los amigos a la pareja, del mismo el hombre tenía derecho a dos tercios, y la mujer a uno. En los casos de separación legal, se decretaba el derecho de la mujer de quedarse con toda su porción del matrimonio y los regalos de boda, más otra cantidad por daños…

Un pueblo que puede hacer una distribución semejante en una época tan antigua, no me parece tan primitivo, y desde luego a la vista de los hechos, nuestras costumbres matrimoniales no son muy diferentes a aquellas de hace siglos A..C. 

Es evidente que la igualdad de derechos hombre-mujer, imperaba en aquellas civilizaciones de una forma mucho mas civilizada que en la actual, ya que no era un derecho a conseguir sino algo innato en esta cultura.

Crith Gablach sentó un edicto discutiendo acerca de los privilegios de un hombre de clase noble “A su mujer pertenece el derecho de ser consultada sobre cada asunto”.

La mujer celta estaba sumamente respetada en su comunidad. 

Antes del matrimonio, era cortejada y conquistada como un ser superior y ella tenia la plena libertad de decir si o no sin importar el rango o la alcurnia de su pretendiente. 

Una vez casada no era propiedad del marido como en otras muchas culturas sino compañeros en una aventura matrimonial. 

Ella permanecía como dueña de sus propiedades aportadas en matrimonio. 

En cuanto a las adquisiciones con posterioridad al matrimonio, se actuaba de mutuo a cuerdo por parte de los cónyuges y el esposo no tenia potestad de vender o enajenar nada sin el previo consentimiento de ella. 

La mujer casada podía demandar a sus deudores y embargar sus bienes necesitaba reclamar sobre deudas, y lo hacia sobre aquellas cosas propias de mujer, como huesos espejos, joyas y abalorios etc..

Respecto a la permisividad sexual de la que habla Julio Cesar en “La guerra de las Galias” en la que menciona la costumbre británica de compartir una mujer entre varios hombres, Dión Casio (150-225 d. de C.) documenta una entrevista entre Julia Domna, esposa del emperador Severo (193-221 d. de C.) y una mujer caledonia. 

La patricia habla sobre la libertad con que las mujeres de su pueblo conceden lo que los celtas llamaban “la amistad de los muslos”. 

A lo que la caledonia responde que los modos de su pueblo son superiores a los de los romanos puesto que en su pueblo todo se hacía de una manera directa y abierta.

 Ellas, las mujeres de su pueblo podían juntarse descaradamente con el más magnífico de los hombres mientras que las romanas, con el secreto que sus falsos valores que la respetabilidad imponía, tan sólo podían encontrar amantes entre aquellos a quienes no arredraba complacerse en alianzas furtivas.

Pero estas mujeres no solo eran libres para artes amatorias, también eran guerreras destacadas. Estaban también cualificadas para ser instructoras de armas y de hecho las hubo y muy famosas.

 Una de la múltiples leyendas celtas nos cuenta que, el héroe del Ulster, Cuchulain, fue entrenado por la amazona Scáthach que vivía en la Tierra de Sombras y enseñaba a los héroes jóvenes que iban a verla grandes proezas. 

Dice la leyenda que cuando llego encontró a muchos hijos de los príncipes de Irlanda que habían ido allí a aprender el arte de la guerra.

Es precisamente por eso que en toda la saga mitológica se deja ver un recelo bastante agudo contra la mujer y sus poderes. Pero en la historia real al parecer también eran temidas. Plutarco, en su tratado de virtudes femeninas, cuenta varias anécdotas sobre mujeres celtas.

 Una mujer celta de nombre Kinimara al informarle a su marido que había sido atropellada y violada por un extraño, le presentó al mismo tiempo la cabeza del ofensor.

Muchos autores no consideran la posibilidad de mujeres druidesas debido a que escritos de la época no las mencionan (entre ellos Julio Cesar), pero precisamente ni el cesar romano ni sus huestes llegaron a pisar la isla de Irlanda, mientras que si existen relatos autóctonos hasta muy entrado el catolicismo, de mujeres sacerdotisas, incluso dentro de la Iglesia católica (único caso en la historia del catolicismo que valida a mujeres para dar la comunión ) y por otro lado Pomponius Mela, hace un relato acerca de ellas de cuando acompañó a Adriano a las islas británicas “…había en la alta Caledonia mujeres sacerdotisas llamadas Bandruidh que, al igual que los druidas varones están divididas en tres categorías…” y sigue con un detallado relato acerca del lugar que ocupaban socialmente y las funciones que ejercían. Strabo de Pontus relata un sacrificio múltiple ejecutado por druidesas en el norte de Irlanda.

No es de extrañar que los romanos repudiasen a estas mujeres capaces de semejantes hazañas y las presentasen como mujeres diabólicas, malvadas, sucias y desarrapadas de enorme y peludos brazos que acudían a la guerra con sus esposos luchando junto a ellos, y que incluso, eran mas temidos por esta compañía, según advertía el romano Ammianus Marcellinus a sus compatriotas: “toda una tropa de extranjeros sería incapaz de oponer resistencia a un solo galo si éste llamara a su mujer en su ayuda”…

Si comparamos a las hembras greco-romanas con estas fuerzas de la naturaleza libres e independientes, tendremos que reconocer el rechazo y el miedo que debieron sentir hacia semejantes pueblos, que venían a destrozarles sus esquemas, eran rebeldes, luchaban con bravura y se presentaban a la batalla completamente desnudos teñidos de azul y con el único adorno de su cinturón su espada y su “torques” y su mujer junto a el.

 Aun hoy en día, en las regiones de mayor influencia celta la mujer tiene un papel preponderante en la sociedad y sobre ella recae un gran peso de responsabilidad no solo familiar sino social.

Las lenguas Celtas

Lo característico de las lenguas celtas es la pérdida del fonema indoeuropeo /p/, lo que las distingue de las demás subfamilias indoeuropeas. Por tanto, una palabra latina, griega y sánscrita que contenga una p en posición inicial o media aparecerá sin ella en la subfamilia celta; por ejemplo la palabra latina porcus (que significa ‘puerco’, ‘cerdo’), tiene su equivalente gaélico en orc. Las reglas de pronunciación de las lenguas celtas son enormemente complejas; por lo general la escritura no se corresponde con la pronunciación y las consonantes iniciales varían según el fonema último de la palabra anterior.

Todas las lenguas celtas emplean el alfabeto romano. Poseen dos géneros, masculino y femenino, y por lo general el adjetivo va detrás del nombre. 

Como las demás indoeuropeas crean nombres derivados de los verbos en lugar de hacerlo de los participios de presente tal y como hace el inglés; las oraciones siempre tienen verbo y expresan la acción por medio de la pasiva impersonal.

 Pero la tradición más importante recae en aquellas zonas donde se ha luchado palmo a palmo por conservar la lengua vernácula sobre la oficial.

La religión. Mitos y Dioses

La religión Celta tiene como característica básica el sentido animista del universo y eso es común a casi todas las religiones primitivas ya desaparecidas, quizá porque la forma mas simple de comunicación con la divinidad es a través de la naturaleza y conforme se va evolucionando buscamos otro tipo de conexiones mas personales.

El animismo se basa en la creencia de que un conjunto de fuerzas espirituales, de carácter dual (alternativamente buenas y malas), actúan de continuo tanto sobre los hombres como sobre el Universo y que los humanos difícilmente podemos controlar.

 Los pueblos celtas mantenían una profunda fe en que en la naturaleza, todo está animado por una energía o fuente de vida interna. 

Tan importante era para ellos esa creencia, que realmente cuando se profundiza un poco sobre esta cultura, es fácil de comprender la simbiosis fe-mito, hasta el punto de que no se sabe a ciencia cierta donde finaliza el mito y comienza la realidad.

La Vida Espiritual de estos pueblos mantenía la esperanza en la inmortalidad del alma. Creían que el alma pasaba de un cuerpo a otro, por ello no temían a la muerte ya que esta solo era un transito entre vidas. 

Consideraban que al morir, el alma pasaba un período de tiempo más o menos largo hasta que se alojaba en otro cuerpo.

Durante ese transito entre el antiguo y nuevo cuerpo, el alma habitaba otro plano de existencia en el cual, el muerto dejaba de sufrir dolor, no enfermaba ni envejecía. Se celebraban banquetes, bailes y se hacía el amor con bellas parejas.

El más allá consistía en una especie de cielo situado en alguna isla del Atlántico (para algunos la Isla de Avalón) a la que llegaban navegando. Una vez en este paraíso el tiempo se paraba.

Su fe en dioses crueles e iracundos y la confianza en la transmigración de las almas les animaba a construir santuarios, sobre todo en lugares naturales (montañas, lagos…), donde hacían ofrendas a los dioses. 

También sacrificaban animales, sobre todo al buey y al toro, y los mataban con hachazos. Después dejaban el cadáver en el gran foso del templo hasta que los huesos se separaban. Exponían el cráneo junto con las ofrendas guerreras y arrojaban el resto a la zanja. También utilizaban huesos humanos para el culto.

Con frecuencia aparece en lo santuarios, una cabeza cortada con los ojos medio cerrados, a veces sin boca, construida en piedra. 

Otra cosa que nunca se sabrá es si las calaveras de los santuarios eran víctimas suyas, pero hubo un tiempo en que cortaban las cabezas de sus enemigos y las embalsamaban para que se conservaran. 

En determinadas tribus la forma de preparar a los jóvenes para la iniciación consistía en salir del poblado y regresar con una cabeza humana.

El pueblo celta creía que el alma reside en la cabeza, razón por la que al decapitar a una persona, parte de la inmortalidad del difunto pasaría a pertenecer al propio verdugo.

Enterraban a sus difuntos en fosas, pero como ellos creían en el gran banquete de reconciliación tras la muerte, acostumbraban a incluir en la fosa del difunto, litros de hidromiel (vino dulce) y asados, incluso con carros y joyas.

 Con el tiempo cambió el ritual y abandonaron las fosas para colocar a los cadáveres en zonas altas hasta su descomposición para después enterrar los esqueletos en las fosas.

Podemos constatar, hasta que punto estos pueblos dejaron su huella indeleble en los sitios donde se establecieron que aun hoy en día, y poniendo un ejemplo muy conocido, en Irlanda se “celebra” la muerte de un ser querido con un agasajo de comidas bebida y bailes, brindan por el deseándole al difunto mucha felicidad en su nuevo domicilio…¿no es eso el banquete de reconciliación?…y podríamos encontrar machismos más, que prefiero posponer hasta las conclusiones para no desviarme del tema.

Las nueve reglas de sabiduría celta

Murry Hope en sus libro Magia celta, nos habla de lo que vendría ser los principios herméticos de la sabiduría celta.

La Ley del Rebote. Indica que una fuerza superior siempre rebotará un poder inferior. 

En otras palabras, todo aquello que lancemos contra un contrario ya sea energía o persona debería ser de superior fuerza que el adversario o en caso contrario se volvería contra nosotros, igual que una pelota al chocar contra una pared rebota a nuestras manos de nuevo.

La Ley de las Tres Demandas. Todas las demandas procedentes de las dimensiones sutiles están repetidas por triplicado. 

En la primera emisión, la mente consciente queda alertada, la repetición promete las facultades de la razón, mientras que la tercera manifestación entra en contacto directo con la psique o fuerza del alma Esta ley particular se observa de manera muy estricta en la magia celta, ya que representa un aspecto de la mística del número sagrado, el 3.

La Ley del Desafío. Todas las visiones, los sueños, las fuentes de inspiración, los indicios, en suma todo aquello que parece salir desde el más allá de los límites del pensamiento racional y lógico, es un desafío. 

Aquí hay que tener una honradez absoluta, ya que el aspirante ha de percibir la línea sutil que separa la realidad presente de las interferencias y la inspiración del engaño.

La Ley de las Igualdades. Cuando dos fuerzas iguales se encuentran, con el tiempo una dejará paso a la otra, que, en consecuencia, subirá de categoría.

 Esta ley está confirmada por las leyes naturales de la ciencia y queda claramente demostrada en la física de la partícula.

La Ley del Equilibrio o Contrapeso. Según la Ley del Equilibrio, todas las cosas deberían funcionar según su propia frecuencia o su nivel correcto. Denuncia los excesos de toda clase y exige, por ejemplo, que el cuerpo físico sea tratado con cortesía porque es habitado por muchas otras formas de vida, incluidos los 4 elementos, sin cuyos amables servicios no habría estructura molecular y por tanto no habría cuerpo físico.

La Ley de Peticiones. Esta Ley indica de qué modo las cosas trabajan o no trabajan para nosotros, lo cual, por supuesto, dependerá del grado de iniciación de cada uno.

 Si, al hacer unas peticiones ocultas, el estudiante encuentra que la respuesta no es correcta, quiere decir que aún no se la ha ganado. Esto ocurrirá a menudo con los aspirantes que trabajan de forma estéril o que “mandan” a las inteligencias procedentes de los reinos elementales sólo para descubrir que están siendo manipulados como marionetas por las que ellos pretendían controlar. Si este es el caso, se trata de volver al “tablero de dibujo”.

La Ley de las Polaridades. Lo positivo y lo negativo, el ánimo y la animosidad, lo masculino y lo femenino, el proceso de individuación tanto espiritual como racional: todas éstas son expresiones de esta. 

El iniciado tiene que estar bien polarizado en sí mismo antes de poder dar un paso determinado a lo largo del recorrido. Esta ley, a pesar de ser rechazada por algunas personas, es estrictamente observada por los reinos elementales que no mostrarán el debido respeto a aquellos que se nieguen a observarla.

La Ley de Causa y efecto. Es un termino perfecto para expresar el principio de “lo que siembras recogerás”. Un aspecto que se suele descuidar de esta ley se refiere al intercambio de energías, lo cual quiere decir que nunca deberíamos esperar nada de nadie, aunque el intercambio no siempre sea en “especie”
La ley de la Abundancia (o Ley de la Opulencia). Esta ley expresa la atracción del querer por querer. Dinero llama a dinero, un temor es un deseo insatisfecho, etc. Al ocultista al que le queda su última libra se le aconseja que vaya a gastársela porque una energía gastada atrae una energía similar.
Creencia y naturaleza

La antigua filosofía céltica creía que la existencia se basaba en la polaridad de los opuestos como la oscuridad y la luz, la noche y el día, el frío y el calor, la muerte y la vida, y que el paso de años era la alternación de los períodos oscuros (invierno, que comenzaba el primero de noviembre) y los períodos de luz (verano, que comenzaba el primero de mayo). Mantenían la creencia de que en el principio la Tierra estaba oscura y que a esa oscuridad le sucedió la Luz. Curiosamente esa es también la teoría del origen del mundo en el Génesis.

Julio Cesaren la Guerra de las Galias (libroVI-XVIII) cuenta que los celtas contaban los dias a partir de la puesta de sol. Cada mes estaba formado por 2 quincenas, la segunda de las cuales se centraba en la luna nueva o «Atenoux». El año céltico constaba de 2 semestres, el primero «sombrío» o «de mal tiempo» (noviembre-abril) y el otro «claro» o «de buen tiempo» (mayo-octubre).

Los rituales los basaban en una sucesión de ritmos naturales, y lógicamente el inicio de cada ciclo era observado con convenientes rituales que incluían banquetes y sacrificios, ya que se estaba en presencia de una Interacción, fuente de vida y energía.

Así:

El primer mes del segundo semestre también empezaba con otra fiesta, el «Árbol de mayo» o las «Flores de mayo», cuarenta días después del equinoccio de primavera (21 de marzo).

El primer mes del año (esto era el 1 de noviembre) «se iniciaba con la fiesta de «Samhaim» o «Trinox Samoni», cuarenta días después del equinoccio de otoño (22 de septiembre), y que más tarde fue cristianizada como fiesta de Todos los Santos

Así, el primero de noviembre era el día del Año Nuevo para los celtas, y este mismo año era dividido en cuatro ciclos principales.

Las Aguas, eran sagradas en todas sus fuentes y en torno a ellas tejieron muchas leyendas que han perdurado hasta hoy en día.

El dios de las aguas termales era Bormo, Borvo o Bormanus -conceptos que tienen el significado de “caliente”, de aquí derivará Bourbon, o “luminoso” y “resplandeciente”-, al que se le reconocía también, en ocasiones, como el dios de la luz. Y su culto daría lugar a la conmemoración de las célebres fiestas irlandesas -las “Baltené“-, que se celebran el primero de mayo.

Se consideraba que el Danubio era el padre del hombre celta y por lo tanto al nacer lo sumergían en el agua de este río. Si el bebe sobrevivía significaba que había sido bendecido por su padre y entonces era adoptado. Esta practica me recuerda la bautizo de los neófitos que posteriormente la iglesia estableció.

Algunas cimas de montañas eran consideradas como morada de las deidades celtas y, en sus cumbres, se erigían templos en honor de los dioses que mejor protegieran estos lugares de silencio y recato.

Los galos consideraban a sus bosques llenos de vida y, muy especialmente a ciertos árboles, que en ellos crecían, como los de la familia de los quercus. Entre éstos, quizá los más protegidos, fueran las encinas, a las cuales se les tenía un respeto religioso y trascendental, cargado de veneración. Este árbol era considerado bendito y, se creía que cuando ardía, tenía la virtud de curar enfermedades.

Es probable que la tradición que aun se mantiene en nuestra cultura de celebrar la noche de San Juan, tenga su origen en ciertos ritos celtas relacionados con la llama catártica de la encina al arder.

Ha sido habitual que culturas o tradiciones primitivas o paganas hayan sido cristianizadas por la Iglesia, con el fin de mantener a los pueblos en el redil. Por otra parte, estas tradiciones se han sometido al poder eclesiástico a fin de conservar su autentico espíritu aunque fuera “disfrazado”.y de esta forma salvarse de la quema (nunca mejor dicho ).

La celebración de la Samhaim y veneraban a DON dios de la muerte. Pensaban que para esas fechas, dado que el sol estaba en declive y los campos no fructificaban, toda la vida estaba en declive con lo que la frontera entre el aquí y el mas allá era muy débil y podían pasar con mas facilidad seres de uno a otro lado.

En el bosque se decidía sobre el futuro de su tribu sentados sobre troncos de árboles cortados, y juzgaban o determinaban leyes que regirían el orden de su pueblo. Los árboles eran un símbolo de resurrección eran la unión entre la vida y la muerte, entre la tierra y el cielo. Mediante su observación, los druidas podían predecir el destino de las personas.

Evidentemente los animales también formaban parte de sus rituales, atendiendo a la razón de que la sangre contiene la fuerza vital de la victima.

 Algunos de los animales que los celtas denominaron sagrados, en realidad lo fueron por cuestión de supervivencia del pueblo galo. El caballo era uno de ellos, no se podía matar para consumo a causa de los fines bélicos a que se destinaba el animal. 

Los gallos y liebres necesarios para las artes adivinatorias también estaban considerados como sagrados. Solo los druidas podían abrirlos para examinar las entrañas y determinar así el futuro. Curiosa costumbre esta común a los chamanes de América…conforme voy adentrándome en el estudio de estas culturas, van apareciendo puntos en común entre todas ellas.

 Probablemente si se realizara un estudio concienzudo, descubriríamos que tienen el mismo origen…probablemente, pero ¿Cómo?.¿Como pudieron estas culturas tan distantes geográfica y cronológicamente transmitirse la información? 

¿Había algún pasadizo interior y secreto a través de los cuales se desplazaban o comunicaban?.

El caldero Mágico

Una leyenda galesa recoge la existencia de un caldero mágico que podía hacer resucitar a los guerreros muertos si se cocinaban en su interior por la noche. 

Una de las placas del caldero de Gundestrup (siglo I a.C.) representa este tema, ¡y esto no puede ser una coincidencia!.

 Sin duda son precisamente los calderos los objetos enigmáticos que han atraído sobre sí una mayor atención que cualquier otro objeto celta, principalmente por ser unas de las pocas piezas que nos proporcionan pistas sobre sus creencias religiosas.

En las placas de plata clavadas al caldero se representa una secuencia de tema mitológico, y aunque ninguna de las figuras puede identificarse con absoluta seguridad, existe un común acuerdo sobre la escena más compleja, que representa al dios Cernuno con cuernos sujetando una serpiente-carnero y un torque, símbolo de la fertilidad y la abundancia. 

Se desconoce el origen del caldero: por su destreza, pasa por ser obra de un artesano tracio, pero algunos estudiosos prefieren creer que fue saqueado de un santuario druida de la Galia.

El Calendario Celta

Se cree que los druidas fueron los primeros en establecer el calendario, y aunque se desconoce la utilidad del mismos, los científicos e historiadores no consiguen establecer una teoría uniformada ya que ha aparecido documentos posteriores que indican la existencia de de mas de un calendario.

Hay 3 escuelas principales de ideas sobre el calendario céltico

1º teoría: Calendario de 13 meses mas un día de mas a final de año para ajuste.

Esta teoría indica que los meses corresponden a las vocales del Ogham o del Arbol del Alfabeto Céltico. Para cada uno de los meses había un árbol asociado. De estos árboles emergió la rueda de calendario.

2º teoría: el Calendario Coligny

Esta es la favorita de los arqueólogos e historiadores y esta representando por los fragmentos sobrevivientes de una gran placa de bronce, el Calendario Coligny, que midió 5 pies por 3-1/2 pies.

Esta placa, encontrada en el este de Francia, fue grabada en una lengua similar al galés, en letras y números de estilo Romano. Representa un sistema de tiempo mantenido por meses lunares, mostrando sesenta y dos meses consecutivos, con dos meses adicionales insertados para emparejar el horario solar. Parecen haber trabajado con un ciclo de tiempo 19 años, o 235 meses lunares, y tenía solamente un error de medio día.

3º teoría: Combinación de los dos anteriores.

Los autores de esta última teoría creen que el primer calendario es previo al del Coligny descubierto. Proviene de los escritores antiguos, y se enseña que los celtas debían haber contado por noches y no días, y fijar los cumpleaños, los años nuevos, y la luna nueva y con una medida de cálculo basada en las diferentes noches. Plinio atribuye esta forma de medir el tiempo específicamente a los druidas, diciendo que para ellos la luna era el punto de medida de sus meses y años, así como también sus “edades” (saeculi) de treinta años.

Según Robert Graves (en “La diosa Blanca”), los druidas denominaban los meses según el nombre del árbol que florecía o fructificaba en la época correspondiente.

Y esta es la relación de los meses con los árboles :




Los galos afirman que son descendientes de Plutón y que eso les ha sido transmitido por los druidas. Por ello todo lo cuentan no según el número de días, sino de noches; los aniversarios de nacimientos y los inicios de los meses y de los años se cuentan como que el día sigue a la noche

Santuarios

Construían sus santuarios fuera de los límites de los castros y en torno a la naturaleza. 

Eran monumentos de piedra, organizados en forma circular y sin techo, para ver el firmamento y están clasificados como Dólmenes, Menhires, y Trilitos.

Los primeros describen un megalito compuesto por una roca plana, en forma de laja, puesto horizontalmente sobre dos o mas pilares verticales de piedra; los menhires se refieren a una roca aislada de tres a ocho metros de alto.

También se destacaron las imponentes tumbas megalíticas desarrolladas en las modalidades de atrio, de galería, de portal o la combinación de estos.

Una consideración especial merece la celebre y misteriosa formación de alineamientos megalíticos de Stonehenge, a 13 kms. al norte de Salisbury, una ciudad del condado de Wiltshire, al sur de Inglaterra. 

Excavaciones y mediciones con carbono 14 demostraron que posee una historia excepcionalmente prolongada de uso como centro ritual o religioso. 

Su construcción abarco cinco etapas, donde la primera tuvo inicio en el 2800 antes de Cristo.

Todo el Noreste de la península Ibérica especialmente Galicia y Asturias tiene un alto componente de muestras celtas, pero eso lo veremos cuando tratemos sobre el legado Celta en la Península Ibérica
Influencia celta en la Península Ibérica

Y los celtas llegaron a España. Las primeras referencias de su llegada las tenemos de historiadores greco latinos como Estrabón, Tito Livio, Plinio y otros, pero a pesar de que a partir del siglo XV comienzan las investigaciones científicas, estas no son consideradas como tal hasta comienzos del siglo XX a través del marqués de Cerralbo, Schulten, Taracena, Caro Baroja, entre otros, cobrando renovado impulso en los últimos años. 

En la actualidad continúan discutiendo sobre los aspectos claves para su definición:

La primera oleada celta llego a través de los Pirineos hacia el 900 a. C., aprovechando los distintos pasos fáciles. Grupos procedentes del Valle del Ródano se dirigieron hacia Urgel y se extendieron hacia el Ebro y Cataluña. Por entonces no sucedió nada más.

Durante dos siglos los celtas convivieron con los habitantes del Norte de Iberia, pero a partir del años 700 A.C las cosas cambian con la entrada de la Edad de Hierro y celtas y habitantes ibéricos van a formar parte de múltiples acontecimientos que cambiarían la fisonomía del país.

Entre el 700 A.C. y el 570 se producen tres grandes oleadas y una infinidad de avances intermedias. 

Es hacia el 600 a.C. cuando en una de estas oleadas los celtas llegan al noroeste de la península y se asientan en las zonas de Galicia, Asturias, León, Zamora y zonas limítrofes.

El destino de los futuros españoles quedaría modificado en cuanto a composición étnica y costumbres aunque siempre en función de las regiones y no de una forma uniforme en todas ellas

Teniendo en cuenta su nomadismo y su sistema de cultivo y supervivencia no es de extrañar que su llegad se debiera a causa de agotamiento de los terrenos que habitaban o problemas bélicos con otras tribus de Europa. 

La mayoría de las tribus no tenían un espíritu sedentario, ya que preferían permanecer en un constante movimiento, que en muchas ocasiones les forzaba a vivir del saqueo y del pillaje.

Hay zonas donde los celtas se conservan absolutamente puros como lo es el caso de los Luggones (hijos de Lug) o Astures, Galaicos (Galicia y norte de Portugal y Zamora), Verones (La Rioja y Burgos) o los Vascones (Navarra y Euskadi) Sin embargo en otras zonas se mezclan más con los habitantes indígenas de la zona y pasan a ser clasificados como celtiberos. Entre ellos están: Vetones (Salamanca y parte de Zamora), Carpetanos (Toledo, Ciudad Real), Vacceos (Valladolid, parte de Zamora y Palencia)

El carácter de estos pueblos acusa grandes diferencias entre los habitantes del sur y del este (más cultos, artistas y pacíficos) y los de la Meseta y el noroeste (rudos y guerreros).

Probablemente y sin prisas pero sin pausas las tribus celtas indoeropéas irían llegando a partir de finales del S II AC a través de los pasos de los Pirineos estableciendo sus poblados en la vertiente sur pirenaica parte oriental del actual País Vasco y Navarra, desde donde comenzarían una lenta expansión mezclándose con los indígenas autóctonos de las actuales Santander, Cantabria y Galicia. Con los celtas adquirió una gran importancia la minería, lo que permitió la explotación de infinidad de yacimientos, sobre todo de oro, hierro y sal. La gran actividad de estos hijos de la Tène les llevó hacia las regiones del noroeste, sobre a todo a Galicia. 

El verdor de sus campos, la gran cantidad de minas, las costas marinas, los dólmenes y menhires y las gentes, todo esto, y más, les invitó a quedarse.

Los celtas imponen su organización política, militar y social en el Noroeste Peninsular, pero son rechazados en la zona Sur y Occidental de la Península ibérica, ya que en esta zona esta muy definida social y económicamente gracias a los contactos que les llegan por el Mediterráneo. 

Sin embargo, en la zona intermedia se va a formar con el tiempo un área cultural propia de la interconexión entre los nativos habitantes y las nuevas avanzadas celtas. 

Eso conformara lo que se ha dado en llamar tradicionalmente celtiberia.

Para adentrarnos un poco mas en la vida y costumbres de celtas en la península ibérica, nos basaremos en la definición de castro ofrecida por la enciclopedia universal Espasa para una mayor comprensión de este pueblo y sus edificaciones: ..“El castro es la fortificación o recinto fortificado, situado siempre en un montículo o eminencia del terreno y que se encuentra con frecuencia en el NO de España: en Salamanca, Zamora, León, Asturias y especialmente Galicia”.

Los castros ibéricos

Los arqueólogos no se ponen completamente de acuerdo sobre en cuanto al origen y destino, personalmente yo me inclino a creer en que la opinión de José Villamil, que tras un estudio arqueológico muy concienzudo y dado los objetos encontrados en las excavaciones defiende que no son templos funerarios ni construcciones puramente militares aunque domine el recinto fortificado, sino mas bien burgos o cuidades amuralladas dependiendo de la importancia del sitio y topografía de la zona.

No todos son de la misma época, algunos son pre-romanos, otros de la época romana y otros posteriores; aunque muchos de ellos han pasado por varias épocas y han sido utilizados por diferentes pobladores. En su situación y distribución se observa una estrategia definida, y la distancia a la que se encuentran unos de otros hace suponer que podían entenderse por señales.

Las fortificaciones de los castros acostumbran a ser de forma elíptica y están constituidos por un foso y una muralla de mampostería en cuyo grosor se abrían viviendas por la parte interior

. En su interior había viviendas, erguidas o socavadas, de planta curva con paredes de piedra y mampostería y techumbre de palos, ramas y tierra. Pobladores muy posteriores han aprovechado las edificaciones de los castros para construir refugios o corrales. Un ejemplo de esta circunstancia lo podemos observar en los distintos restos existentes en Ferreras de Arriba

Estos burgos se asientan en colinas naturales aisladas y escarpadas. En algunos casos se pueden reconocer los caminos que a ellas conducían y desde unos castros se divisan los otros de tal forma que eso les daba la posibilidad de crear una red defensiva.

Los celtas eran un pueblo muy polifacético como ya hemos visto antes de su llegada a la península, sin embargo aquí desarrollaron mas sus dotes como cazadores, y surgió en ellos la afición por la persecución de el jabalí y toro salvaje En el Duero y todo el sistema ibérico se desarrolló lo que se ha dado en llamar la cultura de los verracos debido a la infinidad de monumentos de tosca belleza que esculpieron los celtas, como los famosos Toros de Guisando.

 ¿Por qué esculpían las imágenes que cazaban ¿ era su forma de “atraer” las fuerzas de la naturaleza a su favor?, creo que era su manera de “involucrar al los dioses en su vida, y que todo esto forma parte de sus creencias animistas que ya hemos hablado anteriormente. 

En estas regiones los celtas construyeron castros o viviendas situadas en atalayas.

 Con el paso del tiempo, estas viviendas fueron ampliadas, adquirieron una forma rectangular, se las cubrió con una techumbre de paja y se las proveyó de un gran hogar, un horno y un molino manual.

Toda Galicia y el Norte es un puro legado de castros, monumentos y huellas dejadas por los celtas, y carezco de información suficiente para aventurarme en su exposición, así que solo enumerare un reducido número de castros ya conocidos, como muestra de una cultura digna de ser investigada en más profundidad. 

Es admirable la labor de estudio arqueológico que continuamente realiza Galicia por recuperar sus raìces, y desde aquí quiero rendirles mi pequeño homenaje, ya que ni por conocimientos ni por material ni por tiempo puedo colaborar con ellos en otra cosa.

Castros Menhires y otros monumentos

Hay unas características interesantes en el megalitismo gallego y que marcan diferencias con las de otras zonas europeas como son: Abundancia de Túmulos, Existencia del arte parietal en construcciones y escasez de menhires y círculos líticos.

Hay un volumen de unos 10.000 túmulos solo en la zona gallega, a pesar del vandalismo al que han sido sometidos, no solo debido a las violaciones clandestinas en busca de tesoros, sino que también las propias autoridades concedieron a principios del siglo XVII, una cédula real a favor del licenciado Vázquez de Orjas, permitiéndole excavar las tumbas de los “gentiles galigrecos” en busca de oro, lo que motivo que los campesinos abriesen más de 3.000 túmulos. 

Todo esto sin contar también con el aprovechamiento agrícola, o la utilización de las piedras para otras construcciones.

Así pues, ante semejante cantidad es imposible enunciarlos todos y no me parece justo seleccionar unos u otros sin tener conocimientos en la materia por lo cual mi propuesta es que se visite la red donde se puede encontrar amplia referencia de todos ellos.

El Castro Ibérico

El castro es un tipo de habita normalmente común durante el siglo I A.C en casi todo el territorio celta ibérico y que se extiende, desde el bajo Duero, por el norte de Portugal, por Galicia y, hasta el Navia, por el occidente de Asturias, y sin embargo se pierde el límite con la Meseta.

La mayoría de estos asentamientos tiene un substrato terroso que se remonta a finales de la Era de Bronce. Sin embargo el apogeo castreño tiene lugar en la segunda época del la edad de Hierro, cuando casi todos los poblados se protegían tras fosos y murallas concéntricas mejorando así las ya buenas condiciones defensivas.

En el interior de los castros la distribución se hacia sin un orden establecido. 

Las viviendas eran circulares, comúnmente de piedra en seco y a veces con vestíbulo, así como algunos edificios singulares, alargados y con conducciones de agua, que debieron cumplir la función de saunas (Briteiros, Santa Mariña, Coaña) y que se adornaban con unas grandes losas labradas en forma de fachada de casa, que llamaban las pedras formosas.

Hay otras muestras típicas de esculturas como son los célebres guerreros, de piedra y esculpidos en bulto redondo, que se muestran en actitud de desfile militar en donde muestran de la misma forma su armamento -espada corta, escudo pequeño circular- como sus adornos personales -torques y brazaletes-, y ciertas representaciones zoomorfas, los verracos, que, servían como adorno de las casas empotrados en sus paredes. Sin embargo los vetones que también tenían esta misma cultura de los verracos no los utilizaban como elemento decorativos.

La cerámica constituye una de las manifestaciones menos brillantes de los artesanos galaicos, aún desconocedores del torno. 

Por el contrario, en el trabajo del oro se alcanzaron cotas excepcionales, bien visibles en torques (Burela), arracadas, diademas (Ribadeo) y lúnulas.

 La conquista romana, producida en un momento de gran esplendor económico, demográfico y cultural del mundo castreño, lejos de doblegarlo, produjo simplemente su transformación, dando lugar a una sincrética cultura galaico-romana de muy lento declive.

Solo pongo una pequeña relación de castros, para los interesados en investigar en situ.

Últimamente se han registrado varios castros dentro del término municipal de Ares.

El castro Mourón se halla en la punta de Camouco, exactamente en el extremo oriental de la playa de Raso.

El castro de Lubre se encuentra en un lugar llamado Agro do Castro
El de Cervás está delante de la puerta del cementerio de esta parroquia.
Santa Tecla es uno de los mas impresionantes
“Troña. En las inmediaciones de Ponte Areas se encuentra el castro de Troña. Construido en el espolón de una ladera, su fundación data del S.IV a.C.
Descubierto en 1924, es uno de los asentamientos más antiguos que se conservan. Fue construido sobre el s.VI a.C
San Cibrian en la provincia de Ourense, es el castro más grande de toda Galicia..
Santa Tegra. Descubierto en 1912, es un híbrido de dos tipos de castros, marítimos y de interior. Se encuentra en la cumbre del monte de A Guarda
Castro de Sn Chuis (Asturias)
Celtas en Galicia

Los celtas poblaron Galicia en el año 700 A.C, cuando la cultura celta estaba ya en su pleno apogeo. La raza que vivía en Galicia se llamaba “Brigante”.

Plinio, escritor romano, dijo de los gallegos que fueron “…numerosos pobladores, valerosos, inteligentes y aptos para el progreso, cultivando sus conocimientos de los grandes pueblos…” Aún así, no se sabe mucho sobre la vida diaria, la religión o la organización política de los celtas, pero en las costumbres que hoy todavía existen y en las leyendas antiguas tenemos como un eco para poder reconstruir su vida pública y privada.

Se puede decir que en Galicia, no se conocen pobladores antes de los celtas. Si los hubieron no dejaron huellas en que basar nuestras investigaciones.

 Así pues, se considera que los celtas son la base de la Galicia actual. En este sentido, se dice que el timbre oscuro y el sonido semi-nasal en el portugués y gallego tienen su origen en la lengua celta.

Por ejemplo, la mujer gallega, ha sido siempre el pilar central de esta cultura no solo como ya vimos en sus predecesores, sino en la misma Galicia actual.

 Estas mujeres han sido el gran sustento de la región, no solo porque ella es la que hace el trabajo en casa, sino porque también realiza las tareas propias de la artesanía y la agricultura, y si es necesario de la pesca.

 También se conservaron las mismas tradiciones de respeto e igualdad de sus antecesores con respeto a la mujer. Cada año, en primavera se celebraba una fiesta donde los jóvenes se encontraban para unirse. La mujer que era madre, era mirada como una diosa protectora.

El celta en Galicia, era un pueblo muy individualista por lo que los enemigos les llamaban “hijos de los vientos”. Se dice que Rudra, el viento de la tempestad, era el padre de ellos, porque se arriesgaba en la lucha casi volando en sus caballos salvajes. 

Estos hombres recios y valientes preferían la muerte a la derrota. Los celtas gallegos eran los de más viva voz, pues soltaban unos alaridos estremecedores, que ni siquiera acallaban en el fragor de la batalla.

En Galicia había mucho comercio. Los fenicios, los cartagineses y los romanos les llevaban el oro a los celtas. No se sabe el cambio, porque los celtas podían muy bien construir sus propias armas y tenían buen gusto para las bellas artes.

Probablemente, los celtas gallegos llegaron de los Pirineos, huyendo de otro pueblo celta. Encontraron en Galicia su patria chica.

 Los romanos bautizaron a Galicia con el mismo nombre que los celtas la llamaban: Galia.

El centro más importante para la guerra y el comercio de los celtas era Brigantia, que es la actual “La Coruña” y estaba situada en el actual lugar que hoy, en una península.

Allí vivía la gente más poderosa. De allí partían muchas naves extranjeras cargadas de estaño y oro. El lugar con más solera de La Coruña es la Torre de Hércules. 

Cuenta la leyenda que Gerión fue matado por el héroe Hércules y después enterrado al pie de la torre, que desde entonces se llama Torre de Hércules. Ith, un héroe de la mitología celta, llegó a ver hasta Irlanda desde esta torre. Se presume que la torre servía como templo de una divinidad solar en el tiempo de los celtas

El celta de Galicia practicaba la religión naturista. Adoraba al sol, a las estrellas, a la luna y al mar, ya la naturaleza de la misma forma que sus antepasados.

Isis era la Diana celta, no obstante, la diosa principal era Antubel, diosa de las sombras, enemiga de la luz y del sol, jefa de las meigas o de las druidesas, y la que mejor conocía la ruta que lleva a Finisterre, “al fin del mundo”. Siguiendo el culto del sol marchaban los peregrinos a Finisterre, obedeciendo a la vieja tradición céltica del Ara solis de llegar hasta el Cabo sagrado. Allí se adoraba al sol naciente. Para el sol poniente se iba al Nerio.

El tema se podría alargar muchísimo porque es muy complejo y los celtas ocuparon mucho espacio del territorio Español y forman parte de nuestras raíces hasta nuestros días. No solo son santuarios y monumentos o poblados o herramientas, el legado del pueblo celta, es algo que a mi modo de ver nos acompaña permanentemente. 

Ese carácter independentista del pueblo Celta y el sentido de tribu tiene mucho que ver con nuestro regionalismo. 

No hablemos del buen comer y buen vivir, o de las celebraciones de equinoccios y solsticios que nosotros hemos cristianizado, y que conservamos y cultivamos; esto es la punta del iceberg, esto son simples ejemplos.

La realidad es, que este pueblo que no se sabe donde vino, se unió a nosotros, nos mostró un mundo de poesía, de leyenda, de música, de belleza y de equilibrio con la naturaleza, (que hoy día llamamos ecología) y se quedo dentro de todos y cada uno de nosotros. Resultado, todos llevamos un trocito de “celta” dentro de nosotros.

La música es otro exponente de la riqueza sentimental de estos pueblos. La belleza lírica, la poesía, y la riqueza mitológica, me inducen a ver un pueblo de una riqueza tan grande de alma, que la única posibilidad que veo para que el pueblo celta haya sido acusado de salvaje y primitivo, es la envidia de sus detractores porque nunca por muy poderoso y fuertes que fueran pudieron dominar ni comprender el alma celta. Todo lo aquí expuesto es solo una mini sinopsis de todo lo que contienen las regiones celtas de España y el pueblo Celta en general

Quisiera dejar algo de poesía como cierre. Hay un libro que se titula “Anam Cara o el libro de la sabiduría celta”. Es una belleza y que refleja muy bien el sentir del pueblo celta, a mi modo de ver.
Bendición de la amistad

Ojalá tengas buenos amigos

Que aprendas a ser buen amigo de ti mismo

Que puedas llegar a ese lugar de tu alma donde reside una gran amor, afecto y perdón

Que esto te cambie

Que transfigure todo lo que hay de negativo, distante o frio en ti.

Que te transporte a la verdadera pasión, familia y afinidad de la comunión.

Que atesores tus amigos.

Que seas bueno con ellos y estés allí cuando te necesiten; que te den todas las bendiciones, estímulos, verdad y luz que necesites para el viaje.

Que nunca estés solo.

Que estés siempre en el nido amable de la comunión con tu Anam Cara.

Bibliografía

Manuel Castro y Eliseo Mauas Pinto. “Legado Celta”. Editorial Tres + Uno, 1993. Buenos Aires, Argentina.
Diario “El Correo de Galicia”, Septiembre de 1997.
Diccionario enciclopédico Salvat. 1972 Barcelona, España.
Enciclopedia: “Los orígenes del hombre”. Volúmenes 19 y 20, “Los Celtas”. Time-Life Books Inc., y Ediciones Folio, S.A. 1994. Barcelona. España.
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Galicia, revista del Centro Gallego de Buenos Aires.
González López, Emilio. “Galicia, su alma y su cultura”. Segunda edición, 1978. Ediciones Galicia. Centro Gallego de Buenos Aires. Instituto Argentino de Cultura Gallega.
González López, Emilio: “Grandeza e decadencia do Reino de Galicia”. Editorial Galaxia, 1978 Vigo.
“Guía de Galicia”. Ramón Otero Pedrayo. Tercera edición, mayo 1954. Editorial Galaxia, S.A. Reconquista, 1- Vigo. España.
Información suministrada por la Liga Celta de Argentina.
Programa y revista del Tercer Festival de Música Celta, Keltes (del 31/10/97 al 1/11/97).
Rosaspini Reynolds, Roberto: “Los Celtas. Magia, mitos y tradiciones.” Ediciones Continente, 1998. Buenos Aires, Argentina.
Robert Graves. La Diosa Blanca
La Historia antes de la Historia de Jorge Oman Perez

http://www.laentradasecreta.com/tras-la-huella-celta-la-magia-del-pasado-una-civilizacion-misteriosa/

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