Pablo Gonzalez

URSS: Valentina Tereshkova

Valentina Tereshkova
Tras un duro entrenamiento, el 16 de junio de 1963 Tereshkova fue lanzada al espacio a bordo de la nave Vostok 6, con la que orbitó 48 veces la Tierra en un viaje espacial de 70 horas y 50 minutos de duración, que finalizó el 19 de junio.

(Valentina Vladimirovna Terechkova o Tereshkova; Maslennikovo, 1937) Astronauta rusa que fue la primera mujer que tripuló una nave espacial. 

Aunque la mayoría de los astronautas fueron varones, los nombres de Valentina Tereshkova y Svetlana Savitskaya figuran en la historia de la astronáutica como las primeras mujeres que realizaron un viaje por el espacio.

Hija de un tractorista y de una trabajadora de la industria textil, desde muy temprana edad practicó el deporte de salto en paracaídas, e incluso obtuvo el título de instructora en dicha especialidad. 

Trabajadora en una fábrica textil, Tereshkova completaba sus estudios en una escuela nocturna. Fuertemente atraída por la investigación espacial, no dudó en presentarse voluntaria como futura astronauta, y aunque carecía de la formación adecuada para ello, la agencia del espacio soviética decidió prepararla, junto con otras tres mujeres.

 Para el descenso tuvo que lanzarse en paracaídas desde más de seis mil metros de altura, después de abandonar la cápsula espacial, y tomó tierra en Karaganda (Kazajstán).

La nave Vostok 6 en que viajó Valentina Tereshkova puso fin al programa Vostok. Habían transcurrido poco más de dos años desde que la primera Vostok puso al primer hombre en el espacio, y se inició entonces un programa cuya primera misión fue lanzar tres cosmonautas a la vez: la Vosjod 1 llevaba a bordo a Komarev, Feoktistov y Yegorov. 

Poco después, la Vosjod 2 permitió a Leonov salir al espacio exterior con la única protección de su traje espacial.

Posteriormente, Tereshkova se interesó por la política. 

En 1968 fue nombrada jefe del comité de mujeres soviéticas, y fue diputada del Soviet Supremo hasta 1970.

 En 1974 fue elegida miembro del Presidium. 

Participó en la Conferencia Mundial de la ONU con motivo del Año Internacional de la Mujer llevada a cabo en México en 1975, y en 1982 recibió el premio Simba por su labor de promoción de la mujer.

En los cincuenta años que han transcurrido desde que la primera mujer, la rusa Valentina Tereshkova, protagonizara una misión espacial, el número de mujeres astronautas ya ha llegado a cincuenta y seis. 
Los hombres son muchos más: cuatrocientos setenta y seis. 

Esta diferencia provoca diverso tipo de actitudes y comentarios a nivel de expertos. 

Algunos hablan de una especie de “chovinismo en el espacio”
Otros protestan diciendo que la mujer siempre es bienvenida en misiones espaciales, solo que participa en las mismas mucho menos tiempo y, además, hay todavía mucho trabajo físicamente duro en órbita que es más justo y honesto encomendar a un hombre que a una mujer.

El vuelo a la Estación Espacial Internacional a bordo de una nave moderna se demora entre seis a siete horas. 

En los períodos de aceleración la masa del astronauta aumenta seis veces, provocando problemas de vista y circulación sanguínea durante el lanzamiento y las primeras horas del vuelo. 

En la ingravidez, un novato puede sufrir pesadez y dolores en la cabeza porque la sangre afluye al cerebro. 

El malestar es algo permanente y común para lo que trabajan en órbita. 

Las experiencias de las cincuenta y seis astronautas ya han demostrado que la mujer es capaz de soportar todos estos problemas a pesar de su naturaleza aparentemente más delicada que la del hombre.

Otra cosa que sus colegas hombres no siempre están dispuestos a aceptarlo y buscan protegerlas por todos los medios.
Elena Kondakova
 
 He aquí lo que nos comentó al respecto la astronauta rusa Elena Kondakova:

–Llevé años tratando de convencer a mi marido (el astronauta Valeri Rumin) para que me dejara pasar pruebas médicas de admisión en el grupo de astronautas. 

Aceptó solo después de haberse dado cuenta de que yo tenía ciertos problemas de salud, seguro de que no me iban a admitir.

Elena Kondakova protagonizó dos vuelos espaciales, en uno de ellos marcando un record de permanencia de una mujer en el espacio. 

Es de señalar que la participación de mujeres en misiones espaciales supone un esfuerzo adicional por parte de los ingenieros. 

En términos de la vestimenta especializada, las rusas han tenido suerte: sus trajes son acomodables al cuerpo femenino. 

No así los de las estadounidenses que para usar el más pequeño traje masculino necesitan ponerse una veintena de parches gruesos en los hombros, la espalda y otras partes del cuerpo. 
Pero, una vez solucionados estos problemas, las mujeres trabajan en el espacio cumpliendo tareas técnicas y científicas lo mismo bien que los hombres. 
Svetlana Savítskaya
 Todas ellas son especialistas de muy alta categoría, señala el astronauta Alexánder Serebrov que 1982 compartió el vuelo con Svetlana Savítskaya:

–Su nivel profesional era impecable. 

Tampoco la habían encontrado en la calle. 

Había pasado todo el ciclo de entrenamientos junto con nosotros. 

Comenzamos en diciembre y volamos a fines de agosto.

Otro astronauta, Alexánder Volkov, lamenta no haber tenido la ocasión de trabajar en órbita junto con una mujer. 
Dice que habría sido una experiencia interesante:

–Jamás he tenido la oportunidad de compartir vuelo con una mujer, pero creo que su presencia a bordo de una estación espacial hace que el resto de la tripulación se comporte de manera más disciplinada sin relajarse ni descuidarse demasiado. 

Por lo menos se afeitan todos los días para presentarle su mejor aspecto.

En EEUU, la lucha contra el “chovinismo en el espacio” es bastante activa. 

Cuarenta y seis mujeres estadounidenses ya han participado en misiones orbitales.

 Pero comenzaron a volar apenas en la década de los ochenta en grandes y confortables transbordadores espaciales, cumpliendo misiones de varios días, y después que las rusas Valentina Tereshkova y Svetlana Savítskaya ya habían comprobado que la mujer soporta el trabajo en órbita.

 Hasta hoy día, la decisión de enviar una mujer al espacio es una decisión política en EEUU, asevera el director del Instituto ruso de Política Expacial, Iván Moiséev:

–Se requiere un esfuerzo adicional para enviar a una mujer al espacio, pero lo hacen por razones de la igualdad de las personas.

 En EEUU se presta mucha atención a que todos los sectores de la población tengan representación proporcional entre los astronautas. 

Están muy pendientes de ello. 

Así que se trata de una decisión política.

El investigador jefe del Instituto de Problemas Biomédicos de la Academia de Ciencias de Rusia, Vadim Gusin, estima que los estadounidenses comenten un gran error al desestimar las diferencias de sexo en las misiones orbitales:

–No deberíamos hablar de hombres y mujeres, porque imitaríamos a los estadounidenses que tratan de comprobar que la mujer también es capaz de cargar piedras pesadas. 

Deberíamos aprovechar al máximo las fortalezas de cada uno de los dos sexos y de cada persona. 
La fortaleza de la mujer no está en el duro trabajo físico.

 Elena Kondakova decía que a los hombres les gusta mostrarse caballeros y, a pesar de que también podía ir moviendo tuercas, se lo dejaba a ellos, ocupándose de otras cosas, porque así les parecía más conveniente a todos.

El Día de la Mujer (8 de marzo) es una de las fiestas favoritas en la Estación Espacial Internacional. 

Ese día, la parte masculina de la tripulación, sobre todo, sus integrantes rusos preparan gratas sorpresas para sus colegas mujeres, tanto las que están con ellos en órbita, como las que los escuchan desde la Tierra. 

Tradicionalmente, son canciones y pequeños regalos de recuerdo.

nv/lj
Anastasía Pérshkina

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