La última visita de Petro Poroshenko a Odessa volvió a poner de manifiesto que las autoridades ucranianas siguen dispuestas a utilizar de forma interesada la tragedia del 2 de mayo de 2014 y las consecuencias políticas que tuvo aquella masacre, aún evidentes en la ciudad.
Dos años después de los hechos y sin justicia para las víctimas a la vista, el presidente ucraniano se permite enaltecer a quienes acabaron con un movimiento de protestas contra el golpe de Estado de febrero de 2014 y a favor de un referéndum de autonomía para la región.
El ataque de los nacionalistas al campamento anti-Maidan del campo de Kulikovo fue tan solo el principio de lo que durante dos años ha buscado ignorar y alienar a la gran mayoría de la ciudadanía, que rechazó la agenda nacionalista de la Ucrania post-Maidan.
La represión policial que comenzó inmediatamente después del incendio en la Casa de los Sindicatos logró neutralizar a las figuras políticas capaces de mantener una resistencia organizada. A la actuación de las fuerzas de seguridad y los servicios secretos se han unido las amenazas y la intimidación constante de los grupos nacionalistas a los jueces, la oposición y la ciudadanía, que continúa a día de hoy.
Las palabras de agradecimiento de Poroshenko a quienes acabaron con la agenda separatista rusa, aunque disfrazadas en un agradecimiento a la ciudadanía de Odessa, se dirigen en realidad a ese aparato, oficial o no, que reprimió las protestas y que sigue ahora reprimiendo cualquier forma de oposición.
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Artículo Original: Antifashist
El presidente Petro Poroshenko apoyó [al menos de forma implícita] el incendio de la Casa de los Sindicatos el 2 de mayo. El comadante en jefe llegó a Odessa para celebra el día de la Marina y allí afirmó que “los Odessitas acabaron con la idea de Rusia de crear Novorrusia” cuando dispararon y quemaron a aquellos compatriotas que se oponían a “los valores de Maidan”.
Según Poroshenko, la región de Odessa se convitió en el bastión de la zona sur de la defensa de Ucrania “desde el comienzo de la ocupación de Crimea y la agresión de Rusia contra Ucrania”.
“Después de la anexión de Crimea y la agresión de Rusia contra Ucrania, la región de Odessa se convirtió en el puesto avanzado de la defensa del Estado”, afirmó.
“Los odessitas destruyeron la idea de la “nueva Rusia”, no sucumbieron a la propaganda separatista generada por Moscú y demostraron una postura cívica y madura, apoyando claramente la soberanía, integridad territorial e independencia de nuestro Estado”, añadió el presidente.
Así no es de extrañar que la investigación sobre la tragedia de la Casa de los Sindicatos de Odessa no haya avanzado y que la más mínima intención de los jueces de juzgar a quienes participaron en el asesinato de los acitivistas del campo de Kulikovo haya sido reprimida por los activistas de Maidan, que bloquearon la sala del tribunal y amenazaron a punta de pistola a los jueces para forzar el cambio de la composición del tribunal. Así ocurrió [en noviembre de 2015] en la corte de Malinovsky de Odessa.
La justicia en Ucrania no existe: eso ha quedado perfectamente claro tras las declaraciones del Fiscal General de Ucrania, Yuriy Lutsenko, que afirmó que los saqueadores y asesinos no deben ser juzgados [si esos crímenes se produjeron en la zona de la operación antiterrorista, donde las circunstancias justifican esos actos]. Según el Fiscal, deben ser puestos en libertad y condecorados por el valor desmotrado en su lucha contra los “separatistas”.
Pero las palabras de gratitud de Poroshenko hacia quienes quemaron vivos a ciudadanos de Odessa también pueden entenderse de otra manera: lo ocurrido el pasado fin de semana [la unión de Azov y otros batallones y diputados nacionalistas para amenazar a las autoridades, que cedieron inmediatamente a las peticiones de los manifestantes] muestran el temor de Poroshenko a repetir el destino de Yanukovich. Ante la imagen de batallones armados y neumáticos en el centro de Kiev, está dispuesto a justificar cualquier atrocidad.
https://slavyangrad.es/2016/07/05/poroshenko-en-odessa/
