Pablo Gonzalez

La crítica del FMI al neoliberalismo levanta polvareda


El reciente artículo del Fondo Monetario Internacional (ver aquí y aquí) en el que se sostiene una visión crítica de las políticas neoliberales implantadas desde los años 80, especialmente la austeridad fiscal, impulsadas por la propia institución en los últimas dos décadas, ha generado sorpresa e irritación en el ámbito económico.

"Neoliberalismo: ¿promocionado en exceso?", es el título del documento divulgado en el número de junio de la revista trimestral de la institución y escrito conjuntamente por Jonathan Ostry, Prakash Loungani y Davide Furceri, economistas del Departamento de Investigación del Fondo, que señalan directamente el desmedido celo por la reducción de los déficit fiscales a toda costa, la desregulación financiera impulsada desde los 80 y la poca atención prestada al acuciante problema de la desigualdad de ingresos su resultado nefasto.

"En concreto en el caso de la consolidación fiscal, los costes a corto plazo de una menor producción y bienestar así como el mayor desempleo han sido minimizados, y la conveniencia de los países con amplio espacio fiscal de simplemente vivir con alta deuda y permitir que los ratios de deuda declinen orgánicamente a través del crecimiento son infravalorados"

Los recortes del gasto y el aumento de la recaudación fiscal, políticas popularizadas bajo el término de austeridad, han sido elementos clave defendidos por el Fondo como parte de sus recetas económicas, y han marcado el diseño de los recientes programas de rescate a Portugal o Grecia, así como anteriores en Indonesia o Argentina.

El FMI, institución creada en 1944 y buque insignia de la ortodoxia de la economía de libre mercado, no suele ser muy dado a reconocer errores y entrar en el espinoso ámbito de la autocrítica. "Hay aspectos de la agenda neoliberal que no han ofrecido los resultados esperados", subraya sin embargo en esta ocasión.

Ostry y sus colegas sostienen que "los beneficios en términos de mayor crecimiento parecen bastantes difíciles de establecer cuando se mira a un amplio grupo de países" y a la vez los costos "en términos de creciente desigualdad son prominentes".

 "Un aumento en la desigualdad daña el nivel y la sostenibilidad del crecimiento".

Como era de esperar, las reacciones en el ámbito económico no tardaron en aparecer.

"El FMI se une a las críticas al neoliberalismo. ¿Qué demonios está pasando?, afirmó en su cuenta de Twitter Dani Rodrik, profesor de Economía Política Internacional de la Universidad de Harvard y conocido por su posición crítica ante los efectos de la globalización.

La activista canadiense Naomi Klein y autora del libro "No Logo", en el que carga contra la cultura del consumo, señaló en la misma red social con ironía que dado que "el FMI admite que el neoliberalismo es un fracaso, ahora todos los multimillonarios que ha ayudado a crear van a devolver su dinero, ¿verdad?".

Como era de esperar, uno de los comentarios más contundentes provino del diario Financial Times (propiedad de BlackRock, la mayor gestora de fondos financieros del mundo), que se tomó a pecho el artículo y decidió dedicarle un editorial llamado "Un inapropiado mea culpa del neoliberalismo".

"Tratando de ser moderno, el FMI en su lugar parece fuera de contexto como un hombre de mediana edad llevando un gorra de béisbol del revés"... relata el FT, la "Biblia" de la economía de mercado, sobre el revisionismo del Fondo. 

Para el diario financiero, además, con estos argumentos la institución dirigida por Christine Lagarde "da auxilio a regímenes opresivos en todo el mundo que se posicionan como cruzados contra el neoliberalismo, subyugando a su población con medidas económicas ineficaces"

Inquieto por el revuelo originado por un artículo al que no se le había dado gran difusión, el propio Fondo salió al paso esta semana y trató de rebajar los ánimos.

En una entrevista en la página web de la institución, su economista jefe, Maury Obstfeld, señaló que se había "malinterpretado" el contenido del documento al agregar que se trata más bien de "un proceso de evolución, y no de revolución" sobre los fundamentos económicos.

No obstante, Obstfeld, reputado economista de la Universidad de California, en Berkeley, y que se unió al FMI en septiembre pasado en sustitución de Olivier Blanchard, reconoció que "el shock producido por la crisis financiera llevó a un amplio replanteamiento de la política macroeconómica y financiera en la comunidad académica global", algo de lo que la institución "forma parte".

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