A pesar de la consolidación de nuevas fuentes energéticas, el petróleo sigue siendo el más importante. Este recurso fósil representa un tercio de la matriz energética mundial.
Su papel geoeconómico es indiscutible. El siglo XXI se ha caracterizado por un Gran Cambio en este asunto debido fundamentalmente a la recuperación del rol de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) frente a la AIE (Agencia Internacional de la Energía).
El 19 de junio del 2014, el precio por barril de petróleo Brent fue de 115 dólares. Sin embargo, desde ese momento hasta la actualidad, se ha producido un derrumbe continuado. El año 2015 acabó con un precio por debajo de 40. A mitad de enero del 2016, el precio estaba por debajo de 30.
En términos promedios, en estos últimos meses, el precio del petróleo disminuyó en un 75 por ciento.
Son muchos los factores en juego para explicar esta caída tan abrupta. Casi todos los analistas apuntan al incremento de la oferta petrolera y la caída relativa de la demanda en este último tiempo. Eso es cierto pero no es la única razón. Veremos.
En relación a la oferta, hay que resaltar que se han sucedido varios hechos claves en este sentido:
1) aumento de la producción de la producción de esquisto en Estados Unidos que se fue aprovechando de la pasada subida de los precios (pasó desde los 5.1 millones de barriles diarios en 2009 hasta algo más de 9 millones en la actualidad; además, Estados Unidos cuenta con 508 millones de barriles de petróleo en almacenamiento, lo que representa su mayor capacidad de suministro en los últimos 80 años);
2) Arabia Saudí ha sobrepasado la producción de 10 millones de barriles al día;
3) Irak ya está por encima de los 4 millones de barriles al día (4,3);
4) Irán ha elevado su producción a algo más de 3 millones diarios de barriles, gracias al levantamiento de las sanciones (debido al pacto con Estados Unidos).
También es verdad que la demanda ha caído relativamente en este último tiempo como consecuencia de la contracción de la actividad económica mundial.
Todas las tintas cargan contra China pero este país no es el único que ha tenido una caída de su demanda. No se puede obviar que China ha pasado de un ritmo de crecimiento de 12 por ciento al 6.5 por ciento; y eso tiene repercusión para la demanda global.
Pero tampoco podríamos pasar por alto la caída de la demanda de la mayoría de países desarrollados (Unión Europea, Japón y Estados Unidos) que no logran repuntar su crecimiento económico.
Es por tanto cierto que el incremento de la oferta petrolera y la caída de la demanda tienen mucho que ver en el descenso del precio. Sin embargo, no es la única razón de esta situación. Hay un factor clave del que debemos hablar en la determinación del precio del petróleo: el factor especulativo financiero en relación al valor futuro del precio del petróleo.
La participación de los fondos de alto riesgo (hedge funds), bancos de inversiones y compañías de seguros en la compra de contratos a futuro de petróleo, mediante la especulación financiera, es un hecho económico clave que no puede ni debe pasar desapercibido.
El mismo Congreso de Estados Unidos considera que “el 30 por ciento del precio del petróleo se debe a la especulación de los Fondos de Inversión y grandes bancos”.
La consultora Goldman Sachs considera que el impacto de este fenómeno es del 40 por ciento en el precio. Recientemente, el ex presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, también ha afirmado la importancia que tiene la nueva modalidad de la especulación financiera sobre contratos a futuro en el precio del petróleo.
Esto quiere decir que no todo se debe al cálculo de oferta y demanda, sino que a esta explicación hay que sumarle el interés especulativo de los grandes capitales mundiales en base a claves geopolíticas/geoeconómicas.
Esto es fácilmente demostrable. Un ejemplo: el precio del petróleo pasó de 144.49 (a fecha del 11 de julio del 2008) a 60.29 (el 28 octubre del mismo año). ¿Esa caída se debió a un incremento de oferta o reducción de la demanda? No. No hay proporcionalidad. Ese descenso del precio se debió a la especulación financiera sobre contratos a futuro.
Esta posibilidad especulativa se ha visto beneficiada por las políticas de fuerte desregulación de los mercados financieros, la mayoría de las cuales sigue vigente después de la crisis financiera que se inició en 2007.
Como sucede con cualquier activo financiero, con los derivados del petróleo se puede obtener beneficio cuando su valor sube, pero también cuando su valor baja. ¿Cuándo sucede lo segundo? Simplemente “apostando” con contratos a futuro sobre un precio más bajo (es un juego de compra-recompra obteniendo beneficios).
Es por tanto fundamental considerar todos los factores a la hora de una verdadera discusión acerca de la estabilidad del precio del petróleo. No se puede invisibilizar el poder de influencia en el precio de la especulación financiera.
Por ello, para la cumbre de Doha, del próximo 17 de Abril, que reúne a 18 países productores (miembros de la OPEP y productores fuera del cártel), debe afrontarse considerando la problemática en forma integral. Hay que tener respuesta para la sobreoferta pero también para una nueva regulación que limite la capacidad especulativa en torno al precio por culpa de los contratos a futuro.
El nivel de demanda de petróleo depende de la actividad económica mundial. Por tanto, no es fácilmente gestionable. Por ello, la discusión está en relación a la regulación de la oferta en el corto plazo. Hay que considerar ciertos aspectos:
La clave está en Arabia Saudí, quien ha sido últimamente el gran responsable del aumento de la oferta. Por ahora, hay un pre acuerdo de Arabia Saudí con Rusia para el congelamiento de la producción. Esto ha generado expectativas positivas para la alza del precio. Arabia Saudí tiene incentivos para aumentar el precio porque su déficit fiscal (actualmente del 15 por ciento de su PIB: 90.000 millones de euros) es insostenible.
Rusia elevó en un 7.5 por ciento sus exportaciones de petróleo en 2015. La producción actual de Rusia es de 10.14 millones de barriles al día. Por ahora, Rusia ha mostrado predisposición a llegar acuerdo para regular la producción.
Irán ha anunciado que aumentará sus exportaciones petroleras. Es seguramente el actor más complicado a convencer para la reducción de producción luego de haber estado años afuera de los mercados (por las sanciones impuestas por Estados Unidos).
Estados Unidos, a este precio, no podría mantener la cuota de producción del petróleo de esquisto por su alto coste. Además, las grandes empresas petroleras de ese país están teniendo caída en sus beneficios con estos precios. También hay que considerar el fin de la prohibición a las ventas del crudo de Estados Unidos fuera del país.
Es importante considerar el incremento de oferta por la extracción de arenas bituminosas en Canadá.
Hay otro factor clave en la discusión sobre el precio del petróleo: la cuestión tecnológica.Con el actual precio, habrá mucha producción que cesará porque no podrá soportar el actual coste de producción. Hay muchos países que tienen alto coste de producción y no podrían soportar un precio tan a la baja. Pero además hay que considerar que a este precio será insostenible mantener el ritmo de inversiones en investigación tecnológica en este sector (lo cual sería muy negativo en clave ambiental).
Es preciso también tener en cuenta la fuerte relación entre el precio del petróleo y los activos financieros de las grandes empresas.
Es cada vez más habitual que el precio del crudo sirva como soporte del valor de muchos bonos y créditos corporativos.
Y por tanto, ante la caída del precio del petróleo, esto comienza a afectar negativamente al sector económico financiarizado.
La guerra del precio del petróleo está servida sobre la mesa. Existe multiplicidad de predicciones. No es fácil saber qué va a pasar. La mayoría de estudios internacionales (Westpac, Barclays, Wells Fargo, Unicredit y Société Générale) estiman el valor en un intervalo entre 41-60.
Según Goldman Sachs, seguirá habiendo sobreoferta, y por tanto, el precio no tenderá a subir. Moody’s afirma en su informe petrolero anual que el desequilibrio del mercado petrolero se prolongará hasta más allá de 2016. Lo mismo considera la Agencia Internacional de la Energía.
Es complejo hacer predicciones sobre el precio a partir de cuotas de oferta y demanda petrolera teniendo en cuenta que lo que está en juego son las cuotas de poder geopolítico. Detrás de todo ello, el pulso entre la OPEP y la AEI está en el centro de la actual batalla geoeconómica en materia petrolera.
La especulación financiera es otro actor más importante de lo que se muestra.