Pablo Gonzalez

Berta, Francisco I y el nombre del silencio


Francisco I, el gran vocero de los desposeídos, no encontró un momento para pronunciarse sobre el asesinato de Berta Cáceres, pero sí sobre Leopoldo López

Apenas un par de semanas después de su llena de silencios y omisiones visita a México (temo que en su caso no es un accidente, ni siquiera un hábito, ya es una adicción) –pero también después del histórico (según algunos) encuentro con los pueblos indios en San Cristóbal y su histórico (según algunos) discurso dirigido a ellos en que hacía eco a su histórico (según algunos) grito de la tierra contenido en su igualmente histórica (según algunos) encíclica Laudato Si (2015)–, el papa Francisco I no perdió otra ocasión para quedarse callado.

Y no obstante...

... tanto que alabó a los indígenas por su sabiduría de cuidar la madre tierra...

... tanto que apoyó sus luchas por la preservación de la naturaleza...

... y tanto que fue elogiado (por algunos) por estos gestos, Francisco I, el gran vocero de los desposeídos, –todavía– no encontró un momento para pronunciarse sobre el asesinato de Berta Cáceres (1971-2016).

La líder indígena lenca, feminista, fundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), activista ambiental y política, galardonada con el Premio Goldman (2015) por su lucha contra la represa Agua Zarca, fue acribillada el 3 de marzo en su casa en La Esperanza.

Francisco I tuvo la oportunidad de conocerla personalmente en el Vaticano durante el convocado por él encuentro con los movimientos populares (Vatican.va, 28/10/14); aun así (todavía) no ha dicho nada.

Tal vez andaba muy ocupado o ya tenía otros compromisos.

Pero curiosamente sí ha tenido tiempo (y de hecho, en más de una ocasión) para solidarizarse con Leopoldo López –el encarcelado opositor venezolano y mártir favorito de la derecha, corresponsable por la muerte de más de 40 personas–, con sus familiares y con otros "presos políticos" en Venezuela (El Universal, 28/5/15 y 20/10/15).

Sólo el cardenal Peter Turkson, en una carta a los familiares y miembros de Copinh, expresó sus condolencias, reclamó una investigación imparcial del asesinato de la ambientalista y rogó a dios que proteja a defensores de la madre tierra como enseña el magisterio del papa (La Tribuna, 15/3/16).


Dios, sin embargo, permaneció indiferente a esta súplica –y al ejemplar magisterio de su principal servidor en la tierra– o ya tenía otros compromisos, porque al día siguiente fue asesinado Nelson García, otro miembro de Copinh (The Guardian, 16/3/16).

El silencio de Francisco I, que –hasta ahora– hombro con hombro con los voceros de la libertad de siempre grita por López, pero calla sobre Berta, no es para nada sorprendente.

Este silencio tiene su razón. Y tiene su nombre. El nombre de este silencio es Óscar Rodríguez Maradiaga.

El arzobispo de Tegucigalpa que apoyó al golpe de Estado contra Manuel Zelaya (2009), un reaccionario identificado por Copinh y otras organizaciones –junto con varios curas insumisos que los acompañan– como aliado de la oligarquía hondureña, es hombre de confianza de Francisco I, puesto al frente del C-9, el grupo cardenalicio para la reforma de la curia.

Últimamente –mientras el papa flirteaba con la izquierda y las organizaciones populares– mantenía un perfil bajo.

Según su análisis, detrás de Zelaya estaba la mano de Chávez; los que lo apoyaron y luego trataban de defenderlo (Berta incluida) eran unos tontos útiles que se dejaron llevar por las narices por él.

Independientemente de que si el papa comparte este análisis –aunque dado su enfoque hacia Venezuela...–, pronunciarse sobre su asesinato expondría al cardenal impresentable, alias el vínculo papal con el golpe, del cual Berta es la víctima tardía.

En este contexto vale la pena apuntar a dos hechos problemáticos:

Primero, a los intentos de inscribir post mortem a Berta en la agenda ecológica y en los valores de Francisco I (que ni siquiera tuvo el valor de decir algo sobre su muerte). Si bien es cierto que ella estuvo presente cuando éste dio su discurso de las “tres T: tierra/techo/trabajo”, que prefiguraba la encíclica verde, tacharla de “mártir de Laudato Si” (Vatican Insider, 4/3/16) o de “líder indígena que dio la vida por Laudato Si” (Vida Nueva, 11/3/16) es una exageración.

En su última entrevista Berta –que me permito tutear, ya que la conocí, visité y entrevisté varias veces–, agradeciendo la histórica (sic) invitación papal y el espacio brindado, recordó el papel del cardenal golpista, la nefasta función de la iglesia en la Colonia y su falta de consecuencia en apoyar luchas sociales por la justicia, diversidad, derechos de la mujer y contra el patriarcado, subrayando: no queremos ir a remolque de la iglesia (Il Manifiesto, 4/3/16).

Pero como no hay mal que por bien venga, así se ve claramente el verdadero objetivo del lanzar Laudato Si: jalar a remolque de la iglesia las luchas que sólo un pequeña sector –del que ni Bergoglio ni Rodríguez eran parte– tuvo el valor de cobijar.

Y segundo, a los intentos de insertar su muerte “en la ‘cultura de descarte’ de la que son víctimas los indígenas” (Vatican Insider, ídem), una vaga figura usada por Francisco I en su discurso en San Cristóbal y un tipo de análisis estéril que permite evitar mencionar siquiera el golpe y el modo en que éste no sólo abrió la puerta a la ola de asesinatos de activistas políticos y ambientales, sino también al gran saqueo de la naturaleza (algo que Zelaya trataba de regularizar, y por eso también tuvo que irse; véase The Nation, 22/4/15).

Evita también preguntas sobre la corresponsabilidad de gente como Rodríguez (¡hoy la mano derecha del papa!) por el infierno que el golpe significó para la gente –sobre todo de organizaciones populares e indígenas– y para el medio ambiente en Honduras.

Francisco I aún puede romper su silencio.

Pero ya es un hecho histórico (¡ahora sí!) que en este rubro DiCaprio, el actor, con su rápida y contundente reivindicación de Berta y su lucha (en: Instagram, @leonardodicaprio, 3/3/16), resultó más radical que Bergoglio, el papa rebelde, que andaba muy ocupado con en el tercer aniversario de su investidura, que festejó abriendo una cuenta en la misma red social.

Su primer mensaje –en nueve idiomas, también en polaco– decía: ¡Rezad por mí/Módlcie siȩ za mnie...! (@franciscus, 19/3/16). No gracias/Nie dziekujȩ. Ya tengo otros compromisos.

@periodistapl

Texto completo en:

http://www.lahaine.org/berta-francisco-i-y-el

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