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Los Islandeses inventaron una religión para no pagarle impuestos a la Iglesia.


Una parte de la sociedad islandesa está harta de financiar a la religión con sus impuestos. Y, para protestar por ello, han inventado una religión.

¿Paradójico? No tanto.

La religión en cuestión se llama Zuismo y se fundamenta en la adoración de antiguos dioses sumerios. Pero hay algo más importante que eso: promete a sus seguidores que pagarán menos impuestos.

De momento, el reclamo monetario ha funcionado: en las dos últimas semanas más de 3.100 personas se han convertido al zuismo. Puede parecer una cifra relativamente modesta, pero representa el 1% de la población islandesa.

El origen de la protesta está en el sistema de distribución entre los distintos credos religiosos del país de una parte de los impuestos que recauda el Estado.

En Islandia todos los ciudadanos están obligados a registrar su creencia religiosa ante el gobierno. Luego, el estado reparte “comisiones parroquiales” entre las más de 40 religiones que reconoce oficialmente.

Dichas retribuciones le cuestan el equivalente a unos 80 euros al año a cada contribuyente.

Puede que ésto no suponga un problema a los feligreses de la Iglesia Evangélica Luterana de Islandia, la iglesia oficial del estado y a la que pertenece, aproximadamente, tres cuartas partes de la población.

Pero muchos ciudadanos están hartos de tener que dar su dinero a religiones en las que no creen sin recibir nada a cambio.

“No hay alternativa. Aquellos que no están afiliados, o pertenecen a religiones no registradas, en la práctica simplemente pagan más impuestos”, ha dicho Sveinn Thorhallsson, portavoz Zuista, a The Guardian.

El Zuismo fue registrado como religión en 2013. 

Este mismo año, el gobierno amenazó con eliminarla de su lista debido a su inactividad.

Para evitarlo, un grupo de ciudadanos ha iniciado una campaña de captación de fieles, prometiendo el reembolso de las comisiones parroquiales a todo aquel que se convierta a la religión.

Maqueta de un supuesto futuro templo zuista. Hay algo que nos dice que no va en serio.

En la página web del Zuismo se explica cuál es su cometido:

“Los zuistas apoyan la libertad religiosa, y el ser libres de la religión, para todos. El principal objetivo de la organización es que el gobierno derogue cualquier ley que otorgue cualquier privilegio a las organizaciones religiosas, ya sea financiero o de otra clase, respecto a otras organizaciones. Además, los zuistas demandan que el gobierne retire el registro religioso de los ciudadanos. La organización religiosa del Zuismo dejará de existir cuando se hayan alcanzado sus objetivos”.

Algunos políticos han reclamado que deje de considerarse al Zuismo como una religión.

“Nadie se ha registrado para practicar el Zuismo en sí mismo. 

Sus razones son otras: meterse dinero en el bolsillo o protestar contra la actual legislación sobre organizaciones religiosas”, ha escrito Stefán Bogi Sveinsson, del partido progresista, en un comunicado recogido por Reykjavik Grapevine.

Pero, ¿acaso no es justamente eso –meterse dinero en el bolsillo a costa de los contribuyentes– lo que vienen haciendo el resto de religiones todos estos años?

La respuesta de Thorhallsson es especialmente sensata:

“La verdadera pregunta es, ¿qué es una verdadera organización religiosa y cómo mides el nivel de creencia?”.

Parece obvio que el dinero es un buen punto de partida.

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