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Ataques contra Diosdado Cabello es un plan de la CIA


Las informaciones aparecidas en el diario The Wall Street Journal, según las cuales las autoridades de EEUU –particularmente del Departamento de Justicia-, señalan a un grupo de funcionarios bolivarianos como las cabezas dirigentes de operaciones de narcotráfico, constituyen, a todas luces, una operación de guerra sicológica contra la Venezuela Bolivariana.

Entre los presuntamente involucrados, la CIA ha seleccionado a un grupo de colaboradores del presidente Nicolás Maduro, así como altos dirigentes del PSUV y de los órganos de defensa, para generar confusión y articular una campaña de descrédito a nivel internacional, cuya única pretensión es deslegitimar a la dirección político-militar de la Revolución Bolivariana.

La Acusación fabricada contra Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional y dirigente del PSUV; José David Cabello, actual ministro de Industria y director de la Agencia Tributaria; el gobernador del estado de Aragua, Tareck El Aissami; el jefe de la Guardia Nacional, Néstor Reverol; y el exdirector de Inteligencia Militar Hugo Carvajal, entre otros altos cargos políticos y militares, sobre una pretendida responsabilidad en el tráfico de drogas hacia EEUU y Europa, constituyen indiscutibles calumnias preparadas por las Divisiones de Guerra Sicológica y Operaciones Especiales de la CIA. 

Asimismo se les acusa falsamente, sobre la base de imputaciones de lavado de dinero procedente de grupos de narcos colombianos, a partir de testimonios apócrifos de traidores como Leamsy Salazar y miembros de la derecha venezolanas radicados en el país y en el exterior.

Por su parte, Diosdado Cabello, indignado y sabedor de dónde se generan estas falsedades respondió ayer a las acusaciones desmintiéndolas y reclamando que: "Si tiene alguna prueba en mi contra, pues que la presenten. 

Y les digo a los difusores de este información que nos veremos en los tribunales".

También el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, salió al paso a las acusaciones en el programa “En contacto con Maduro”, mostrando su total apoyo a los funcionarios falsamente acusados, identificando este ataque como originado por la ultraderecha mediática del eje Bogotá-Madrid-Miami, usando a medios floridanos, así como otros que son parte de la guerra anti bolivariana como The Wall Street Journal y el periódico español ABC. 

De la misma forma, anunció la activación de una campaña nacional e internacional para contrarrestar esta operación de desacreditación de sus más estrechos colaboradores.

Este tipo de operaciones de descrédito desarrolladas por la CIA no son nuevas. Ya en 1976 los partidarios de las conspiraciones ganaron la partida. 

Una petición del New York Times apoyada en la Ley de Libertad de Información encontró cómo la CIA fabrica este tipo de ardides en la sombra.

 Un memorándum estaba marcado como "psych", una abreviatura para las operaciones sicológicas (desinformación) y CS, que indica a la unidad de la CIA encargada de las actividades clandestinas de este tipo.


La División de Actividades Especiales de la CIA pertenece, dentro del complicado aparataje estructural de la Agencia, al Servicio Nacional Clandestino (NCS) de la CIA, que a su vez se divide en dos grupos operativos por separado, el Grupo de Operaciones Especiales (SOG), para las operaciones paramilitares tácticas, y el Grupo de Acción Política (PAG) para las operaciones políticas encubiertas.

El Grupo de Acción Política (PAG) se encarga – en plena coordinación con las Oficinas de Planes-, en instrumentar las diferentes operaciones de guerra sicológica, entre las que se destacan operaciones de descrédito encaminadas a apoyar a la política externa norteamericana.


Ya en una oportunidad el fallecido agente de la CIA, Philip Agee, había analizado los métodos empleados por los servicios USA para desestabilizar a Venezuela, sacados de los archivos de la CIA y adaptados a la situación operacional y política actuales.

Sobre este actuar de la CIA, declaró en el 2005: “Cuando yo trabajaba en la agencia, a fines de los años 50 y hasta finales de los años 60, ésta emprendía operaciones a escala internacional, regional y nacional para penetrar y manipular los órganos de poder en diferentes países del mundo, eso era parte de mi trabajo en la CIA -la penetración y manipulación de partidos políticos, sindicatos, movimientos de jóvenes y estudiantes, de los círculos de intelectuales, profesionales y culturales, de grupos religiosos y de grupos feministas y, sobre todo, de los medios de difusión.

 Por ejemplo, nosotros pagábamos periodistas para que publicaran nuestras informaciones como si se tratara de su propia información.

Las operaciones de propaganda no paraban nunca. Durante las elecciones gastábamos también grandes sumas de dinero en nuestros candidatos.”


Otro sonado caso de descrédito generado por la CIA fue revelado por The Washington Post en un artículo titulado “Idea absurda de la unidad de la CIA: Tildar a Saddam de homosexual.”

Según el Post, mientras se planificaba la invasión a Iraq en 2003, el Grupo de Operaciones en Iraq de la CIA, manejo varias ideas para desacreditar a Saddam Hussein ante los ojos de su pueblo.

 Entre ellas estuvo la creación de un video en el que se presentaba al ya fallecido líder iraquí teniendo sexo con un adolescente y difundirlo por todo el país. Uno de los artífices de esta operación confesaría después: “Se vería como si hubiese sido tomado con una cámara oculta” (…) 

“Muy borroso, como si fuera la grabación secreta de una sesión de sexo”.


En su guerra psicológica hacia Fidel Castro, la CIA también empleo a TheWall Street Journal, en una serie de falsos rumores sobre su deceso físico.


La CIA también usa los servicios de diversas firmas –generalmente compuestas por veteranos ex oficiales de su organización-, como es el caso de TD International, Guidepost Solutions, Euro RSCG, entre otras, para instrumentar su guerra sicológica contra aquellos objetivos que se convierten en punto de mira de la política exterior norteamericana.

La guerra psicológica, por tanto, tal como se aplica ahora contra el gobierno de Maduro y sus principales funcionarios, es una guerra dirigida a manipular a la población, impostando falsos estados de opinión mediante rumores, tendenciosas aseveraciones y usando supuestos testigos, con vistas a modificar las emociones y la percepción de la realidad de las masas. 

Es, en realidad, un secuestro refinado de las mentes, mediatizando la realidad.

ONGs, grandes medios y agentes especializados actuando en las redes sociales, cumplen hoy esta misión contra Venezuela.

La confianza en los dirigentes, la unidad con el pueblo, la prontitud con la que se enfrenten las campañas desinformativas, la transparencia en el actuar de los dirigentes, son las vías más efectivas para deshacerlas mentiras y hacer valer la verdad.

Percy Francisco Alvarado Godoy.

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