Pablo Gonzalez

Nicaragua: Azucena del Rosario Antúnez Borjas


Profesora Rosario Antúnez, de 68 años, es colaboradora histórica del FSLN. Su casa en la ciudad de Ocotal, fue casa de seguridad para los guerrilleros del Frente desde el año 1974. También es madre de Héroes y Mártires ya que su hija mayor, Yelba María, murió en combate en Nueva Guinea en mayo del 79. 

Dos meses antes de su caída, Yelba había celebrado sus 15 años en una casa de seguridad en San José, Costa Rica.

Yo reaccioné ante las injusticias desde niña

Mi padre fue exiliado del régimen del Dictador hondureño Tiburcio Carías Andino. Vino a Nicaragua y trabajó como administrador de una propiedad de un terrateniente allá en Nueva Segovia. A mi mamá le tocaba darles de comer a toditos los trabajadores, y a ella no le pagaban pero ni 5 centavos. 

Lo que le daba el patrón para cocinarles fue frijoles picados y arroz quebrado.

Cuando niña yo veía la miseria de los trabajadores de ese señor. Recuerdo una vez cuando tenía 4 o 5 años vi a un campesino retorcerse de dolor en el suelo. Mi mamá a como pudo comenzó a darle remedios caseros.

 Al día siguiente se fue buscando su casa que quedaba en otro departamento, pero dicen que murió en el camino. Ahora analizo que lo que él tenía tal vez era una apendicitis.

Ya cuando llegué a la ciudad de Ocotal a estudiar la primaria me fui dando cuenta del comportamiento de la Guardia Nacional. Fui testigo de muchos atropellos. Una vez miré unos guardias maltratar a un ancianito y cuando una mujer embarazada quiso protestar le dijeron que le iban a sacar su niño a culatazos.

También supe de los asesinatos de unos chavalos que habían metido preso por robo. Los fusilaron. Tal vez tendrían los chavalos unos 16, 17 años.

Todas esas situaciones, la miseria, la discriminación, el atropello, esas situaciones crean conciencia en los ciudadanos que son sensibles. Yo fui muy sensible ante esas situaciones y reaccioné.

En el año 74, cuando ya estoy trabajando como maestra en una escuela pública, un vecino me preguntó que si yo querría participar en el Frente Sandinista. No la pensé dos veces. Dije inmediatamente que sí. A partir de ese entonces mi casa se vuelve casa de seguridad para la guerrilla. 

También me encargué de reclutar más colaboradores para el Frente.

Por mi casa pasaron todos los comandantes guerrilleros de la zona; Bayardo Arce, Pedro Aráuz, Carlos Manuel Morales, Omar Cabezas, Mónica Baltodano y un montón de personas más. Yo cuidaba a toda esa gente que andaba en la clandestinidad.

Fui torturada psicológicamente en la cárcel

A mí me llevaron tres veces a la cárcel entre septiembre y diciembre del 75. Me interrogaron. Me vendaron. Me empujaron. Pero nunca me hallaron nada. No hablé. No comprometí a los guerrilleros. Me llevaron a la corte y casi me acaban. Información no me sacaron pero era una presión horrorosa.

Tuve suerte porque un senador somocista amigo de mi familia habló. Por eso tal vez me consideraron. No me torturaron físicamente pero si psicológicamente. Me pusieron una bujía de 100 voltios cerquita de la cara para que no pudiera dormir. Llegaba un guardia al lado mío a estarme diciendo vulgaridades irrepetibles. No me dieron de comer tres días.

A mí me llevaron sobre todo porque querían sacarme información sobre un sobrino mío que se había ido a la clandestinidad. Ese sobrino, que se llama Carlos Manuel Antúnez, era portador de una clave entre Ocotal y Estelí. Ese clave era entre él y Juan Alberto Blandón. Era algo muy especial que no podía caer en manos de la Guardia.

En ese tiempo ya tenía mis dos hijos mayores, Yelba María que tenía 11 años y Antonio Efrén que tenía 3. Era madre soltera. Ya estaban traumatizados. Mi niño de tres años solo se mantenía en la puerta vigilando la calle para ver si venía la Guardia a llevarme otra vez. Sufrían mucho. Cuando a mí me llevaban presa mis hijos quedaban solos, a cuidado de una vecina.

Seguí viviendo en Ocotal y colaborando con el FSLN todos esos años. Mi situación después del 75 era muy difícil porque me habían corrido del trabajo por sospechar que era colaboradora. Me corrieron sin prestaciones y sin nada.

Yelba se fue a la guerrilla con 14 años


En el 78 nace mi tercer hijo, una niña, Gema Paola se llama. Cuando tiene tres meses la bebé, mi hija mayor, Yelba María, se me fue a la guerrilla. 

Tenía 14 años. Se me desapareció la misma noche del bautismo de mi hija menor. Nunca la volví a ver. La mató la Guardia en mayo del 79 en un combate en Nueva Guinea.

En los días antes que ella se va, un informante de la Guardia me le echó un carro en retroceso y casi me la mató. Ése fue un tipo cruel. Se llamaba Pedro Gutiérrez. Siempre fue “oreja” de la Guardia. Seguía a todo mundo, no dormía por estar vigilando a la gente. Era un hombre con instintos criminales, por eso le servía a la Guardia.

Después que se fue con la guerrilla, Yelba pasó varios meses allá en Honduras, en un campamento de entrenamiento guerrillero. No la pude ir a ver cuando estaba allí porque no tenía quien me cuidara a mi niña más chiquita. Es que la niña nació con problemas del intestino y durante su primer año de vida le practicaron cuatro cirugías.

Entonces Yelba está allá en un campamento de guerrilleros, pero son denunciados y a toditos los llevan presos los guardias de Honduras. En la cárcel me la torturó un guardia, un coronel. Me la pateó hasta el cansancio porque él la enamoraba, quería poseerla, y ella lo rechazó, le dio una palmada en la cara. Entonces me la pateó, la torturó terriblemente.

Yelba Antuñez

Después hubo un acuerdo de amnistía donde el gobierno de Honduras aceptó liberar a todos esos prisioneros y mandarlos a Panamá. De Panamá ella vino para Costa Rica donde se incorporó al Frente Sur. En el combate donde ella murió fueron 2,500 guardias persiguiendo a 150 guerrilleros.



Exiliada en Honduras

A mí me dieron la noticia de su muerte en el exilio. Porque más o menos el mismo día que matan a Yelba María a mí me llega una orden del FSLN de que me vaya inmediatamente para Honduras porque la Guardia tiene planes de asesinarme dentro de tres días.

Y era cierto. A los dos días de haberme ido llegó la Guardia y rafaguearon mi casa. Pero yo ya me había ido con mis dos criaturas. Pasamos la frontera con Honduras por un punto ciego y nos hospedamos en un hotel en Danlí esperando que nos vinieran a recoger unos colaboradores de allá.

Pasamos tres días ahí sin dinero, sin comida, sin nada, esperando hasta que por fin llegaron los colaboradores. No podía salir porque la Guardia de Honduras, que se mantenían en constante contacto con la Guardia de Nicaragua, ya sabía que estaba yo por ahí. No tenía qué darles a mis niños. Ni medicina tenía para darle a mi niña. Y la herida de la última cirugía todavía no se le había sanado bien. Imagínese mi situación.

Después nos trasladamos a una casa de seguridad en Tegucigalpa donde yo era la responsable de la casa en cuanto a darles de comer, lavar la ropa, cuidar heridos. Y ahí es donde me cuentan de la muerte de mi hija Yelba. Eso es un golpe que no cualquiera lo resiste. Pasé con una psicosis terrible.


Alegre por el triunfo, triste por mi hija

A los dos meses ya triunfa la revolución y nos mandan a traer a todos. Nosotros estamos cruzando la frontera a Nicaragua a la una de la madrugada del 22 de julio. Se imagina lo que yo sentía al escuchar esa canción que decía “la tumba del guerrillero, ¿dónde, dónde, dónde está? Su madre está preguntando nadie le responderá.” Muerta en llanto venía. Alegre por el triunfo pero triste por mi hija.

Rosario Antuñez

Dos meses después el papá de Iván Montenegro, un comandante guerrillero de Managua que cayó en el mismo combate con Yelba María, me contactó y me dijo que sabía donde la Guardia había enterrado a mi hija. Nos fuimos con él a Nueva Guinea y los desenterramos a seis incluyendo a Iván y Yelba. 

También desenterramos a Oscar Benavides, un comandante guerrillero de Estelí, y a un niño de 12 años.

Yo pensaba que solo iba a encontrar los huesos, pero mi hija estaba entera. Viera qué grande que se me había hecho.

Yelba fue una de miles de jóvenes que hicieron el último sacrifico por la revolución.

 Por eso yo quiero la causa Sandinista más que mi propia vida. 

Ahí está invertida la sangre de tantos jóvenes. Jóvenes que creyeron en nosotros, y creyeron en un mundo mejor.

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Actualización. 30.10.2022

El 28 de octubre del 2022, fallece la Compañera Rosario Antúnez Borjas.

Homenaje Póstumo Para nuestra Madre Revolucionaria.

Rosario Antunez...

Nosotros Hermana Estamos en Período de Extinción.

Somos Hermana Amada, 
especiales  
una generación 
que puso las bases de la Revolución Popular Sandinista.

Hemos vivido 
para nuestro 
Pueblo.

El Sacrificio 
que hicimos 
en los frentes 
de batalla,  
Tu sangre
La de tus hijos 
La de tus hijas amados 
y amadas
nuestra Sangre derramada 
en el Polvo de nuestra Patria, 
Valió la pena.

En ese polvo.
Donde la Sangre broto 
cayo. 
En ese polvo
allí brotó 
la flor 
de la Libertad.
Si libertad.

Al  pueblo que amamos,  hoy 
Goza de Bienestar 
y Prosperidad 
Felicidad
y de  Paz.

Pero Creo que Tenemos que Recetarnos un alto Sin ser Médicos.

Empezar Amarnos Nosotros 
Mismos 
como Dios nos 
Amo.

Así con el cansancio del largo vivir
De caminar 
despacio
Sentir
Y ver los años pasar
Lento como el tiempo
con nuestra piel  reseca 
Con arrugas
con cicatrices 
de heridas
en  batalla.

Piel forjada en el fuego como una espada Samurai, dura, 
invencible, inquebrantable, 
así Somos.

Aportamos
Dimos 
de nuestras 
vidas 
lo Mejor,  
nuestra Juventud Consumida
Sacrificada 
fuimos 
a la guerra 
y Triunfamos
unos
Vivimos 
morimos 
O sobrevivimos

Juventud, 
que No 
disfrutamos 
pues con nuestra 
Sangre 
Se escribió 
la Historia 
otros No 
la escribieron 
y murieron empuñando 
la espada. 

Pues  aunque no 
la escribieron 
son la misma historia
Legado 
Heredado
Para los que No
La vivieron.

Dieron su vida y No murieron 
se sacrificaron 
pero No 
serán olvidados.

Pues sus Tumbas algunas 
sin nombres 
son estandartes 
de Victorias 
Vividas.

Ya Escribimos  
lo suficiente,  
Somos 
la Historia.

El Tiempo 
es implacable 
y  No Perdona.
Pasa 
Si pasa 
dejando 
huella.
 
Nuestras 
Piernas 
cansadas 
de mil Batallas 
todas ganadas 
Nunca perdidas
nos empujan 
a Disfrutar 
el Amor 
de Nuestros 
Hijos 
y Hermanos 
Hermanas 
familias...

Que  en nuestros años mozos 
al servicio 
de tu libertad 
nuestra libertad 
han pasado,  
Así como 
el viento 
pasa y agita 
nuestros canos cabellos 
son coronas 
que adornan 
nuestras 
cabezas.

Son ya historia 
y no volverán
Solo la leerán.

Otros harán 
Historia
Jóvenes 
Herederos
Tomaran 
Nuestra bandera 
de lucha venidera ellos heredaran
legado de Sacrificio
De Sangre de Libertad y lucharan

Honor al Guerrero 
la Guerrera.
Que Sobrevivieron 
Que nos Regalaron que nos dieron 
la Libertad.

Honor y Gloria al Caído
al Fallecido
A la caída 
a la fallecida.
Testimonio mudo 
sin vos 
de lo vivido.

Corrimos más 
que el viento 
hacia el este 
y vimos 
Auroras 
que otros 
nunca verán 
Porque ya no Están.
Pero por siempre
Vivirán.

Hoy Caminamos hacia al oeste, 
hacia el Poniente, 
el Ocaso 
de Nuestro 
tiempo vivido
Y amado Reconociendo 
que Dios 
fue Generoso 
y que al final 
lo encontramos
Equivocados 
así decimos
Pero el nos 
encontró
Y Nos Amo.

Amar al Prójimo 
la Palabra 
dice:
Que equivale 
Amar a Dios 
y Nosotros lo 
hemos hecho
pues 
lo confesamos
Los Amamos también 
A nuestro Dios Amamos

Nos olvidamos 
que nuestro 
prójimo 
más cercano 
son nuestros 
Hijas e hijos
A los que amamos
y la familia 
hay que volcar 
todo nuestro Amar hacia ellos
y sentir 
En Todo
ese Amor,
el Amor 
A Dios...

Descansa en la Paz de Dios Amada Madre Sandinista Rosario Antunez...

Álvaro José González Cerrato Antolin.
Domingo 30/10/22.

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