Hace 77 años, un lunes, día en que los ciudadanos de Guernica, España, como de costumbre dedican a hacer compras en los mercados de calle instalados en la localidad, el alboroto del mercadeo fue minimizado por un estruendo mucho mayor: la ciudad era bombardeada.
Guernica es una villa localizada en la comarca de Busturialdea, provincia de Vizcaya, en el País Vasco.
En medio de la guerra civil española, durante el gobierno de facto del dictador Francisco Franco, el 26 de abril de 1937 Guernica fue sometida a una brutal masacre perpetrada por la Legión Cóndor de la Alemania nazi, con apoyo de la Aviación Legionaria italiana.
También participó la aviación nacional española con sus anticuados aparatos; esta actuación, que fue documentada posteriormente, fue negada hasta la saciedad por el franquismo.
A las 4:30 de la tarde de ese día comenzó el bombardeo en esta villa. La iglesia de Santa María tocó tres veces la campana, avisando a la población del peligro que acechaba.
El primer avión, después de dar unas vueltas sobre la localidad, soltó tres bombas explosivas.
El bombardeo se extendió por tres horas y media, tiempo en el que se lanzaron entre 31 a 41 toneladas de bombas, una buena parte de ellas incendiarias, a consecuencia de lo cual el centro urbano de Guernica fue completamente arrasado.
El saldo fue de 721 edificaciones destruidas; 1.654 muertos y 889 heridos.
Aunque la cifra de víctimas mortales fue reducido a 126, según investigaciones posteriores.
Manipulación de la dictadura
Los partes de guerra de la Legión Cóndor establecían como objetivo de ataque el puente situado en el barrio de Renteria, lugar de paso del ejército vasco en retirada; así como la zona industrial donde se encontraban las fábricas de armas de la villa.
No obstante, ese puente y las fábricas quedaron intactas tras el ataque.
Lo que sí quedó destruido fue el casco central de la villa.
En 2012, el actual alcalde de Guernica, José María Gorroño, criticó las “muchas mentiras” que sobre el bombardeo fueron vertidas durante la dictadura de Franco.
Señaló que el régimen franquista manipuló, con ayuda de los medios de comunicación, para hacer creer a la opinión pública que “los propios vascos habían bombardeado” esta villa.
La explicación de Franco tras el bombardeo fue que “los rojos destruyeron Guernica premeditadamente y con fines de propaganda”.
Esa versión se mantuvo durante los siguientes años.
La propaganda franquista difundió una foto de una iglesia destruida junto a unos bidones de gasolina, afirmando que fueron los mismos vascos quienes incendiaron y dinamitaron la ciudad.
Gorroño pidió en 2012 al Gobierno de España que se reconozca que Franco ordenó el bombardeo.
“Yo espero que el Gobierno central se digne a decir: ‘sí, señores, Guernica fue bombardeada a las órdenes de Franco”, citó el portal informativo español Público.
Gorroño explicó que este bombardeo aéreo fue perpetrado sobre Guernica porque la villa “es un símbolo de libertades y representa a una de las democracias más antiguas de Europa”.
Fue un ataque contra la resistencia vasca, que se oponía al fascismo internacional y a la dictadura de Franco.
Picasso y Guernica
Uno de los símbolos más relevantes de este bombardeo fue el cuadro pintado por Pablo Picasso.
Este pintor eligió el bombardeo para la obra que el gobierno de facto le encargó para la exposición internacional de París en 1937.
Este cuadro, que actualmente se encuentra en el Museo Reina Sofía de Madrid, convirtió el bombardeo en un ícono.
La pintura es ahora un símbolo de paz, libertad y derechos humanos a nivel mundial.
Edgar Romero / AVN / LibreRed