ADITAL – El argentino Adolfo Pérez Esquivel, ganador del premio Nobel de la Paz en 1980, dio dos entrevistas recientemente en las cuales evaluó los resultados de las dictaduras en América Latina.
En una entrevista a los medios BBC Brasil y CNN, el activista por los derechos humanos y dirigente de la ONG Servicio Paz y Justicia en Argentina recordó sus detenciones en Brasil y cómo logró ser liberado, conversó sobre las leyes de amnistía, la búsqueda de la verdad y sobre quiénes fueron los verdaderos responsables de las dictaduras latinoamericanas.
En Brasil, Esquivel fue apresado dos veces, una en 1975 y otra en 1981. La primera vez, confiesa que tuvo mucho miedo de morir. El argentino fue sorprendido en el aeropuerto de San Pablo cuando se dirigía junto al abogado Mario Carvalho de Jesús, del Frente Nacional de Trabajo, y el austríaco Hildegard Goss-Mayr, a una reunión con Don Paulo Evaristo Arns, entonces arzobispo de San Pablo.
“En 1975 fue muy duro. Me pusieron una capucha en la cabeza y me hicieron escuchar una grabación de gritos de personas siendo torturadas. Sólo levantaron un poco la capucha para que yo identificara a los latinoamericanos que ellos perseguían”, relató a la BBC Brasil en Buenos Aires.
Los militares querían que el argentino denunciara a otros opositores al régimen dictatorial brasilero. Al día siguiente, Pérez Esquivel fue liberado por intervención de Don Evaristo Arns.
En 1981, la detención ocurrió de manera semejante. Después de hacer un pronunciamiento en la Orden de los Abogados de Brasil (OAB), en Río de Janeiro, criticando la Ley De Amnistía, Esquivel fue nuevamente sorprendido en el aeropuerto de San Pablo y, otra vez, liberado por intervención del mismo religioso.
Cuando se le preguntó sobre quiénes fueron los responsables civiles de desatar la dictadura en Argentina, el activista aclaró que hablar sobre el asunto es hablar de las dictaduras en América Latina como un todo, “pues éste fue un proyecto impuesto para todo el continente latinoamericano mediante la doctrina de Seguridad Nacional [doctrina de defensa elaborada por Estados Unidos en contra de los enemigos de la Guerra Fría]”.
“Miles de militares latinoamericanos pasaron por la Escuela de las Américas de Panamá y por las academias militares de Estados Unidos, y de ahí viene toda esa política del terror.
Los militares de Argentina no inventaron absolutamente nada. Sólo que los militares no podrían dar un golpe de Estado; necesitaron la complicidad de sectores civiles, eclesiásticos y el apoyo del Estado, y esto fue lo que ocurrió”, dijo, recordando además que innumerables empresarios también fueron partícipes del proceso.
Cuando ya han pasado décadas del final de la dictadura en los países latinoamericanos, el asunto continúa reverberando, ya que el régimen acabó pero dejó secuelas.
Esquivel evalúa que Argentina está por delante de Brasil en la investigación de los delitos del régimen militar, pues durante el gobierno de Raúl Alfonsín los militares fueron llevados a juicio y, en el gobierno de Néstor Kirchner, las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final fueron anuladas. Mientras tanto, en Brasil, a pesar de la instalación de la Comisión Nacional de la Verdad, no hay previsión de algún tipo de castigo, y la Ley de Amnistía permanece vigente perpetuando la impunidad.
“Algo importante que los brasileros deben aprender es la búsqueda de la memoria. La memoria no es sólo buscar el pasado, la persona debe iluminar el presente para futuras generaciones”, dijo defendiendo la investigación de todos los delitos para que las demás generaciones sepan qué ocurrió en la historia de su país.
Con la CNN, el argentino recordó que países como Chile y Paraguay, a pesar de cierta dificultad en este último, también están intentando avanzar en la búsqueda de la verdad, la justicia y la memoria, y resaltó: “lo que se quiere no es venganza, sino la reparación de los daños provocados porque con impunidad es imposible construir una democracia”.
Traducción: Daniel Barrantes