Por guerreropirata
En arameo, Bar Abba o Barrabás ( בר-אבא) significa "hijo del padre".
¿Quién era Barrabás? El Evangelio de Juan dice: «Barrabás era un bandido» (18,40), que en los momentos políticos de entonces podía significar alguien contrario al régimen de sometimiento romano (como dice Mt 15,7, participó en una insurrección que fue sangrienta, por eso tenía acusación de asesinato como dice Lc 23,19.25).
Estamos hablando por tanto de un líder judío contra Roma, como señala Mateo 27,16: un mesías, como dicho nombre «hijo del padre» significa.
En este sentido, recuerda Ratzinger que más tarde, la que sería la última revolución anti-romanos, en el año 132, fue dirigida por Bar-Kokebá, «hijo de la estrella».«Ratzinger, Jesús de Nazaret»
Los Evangelios hasta el siglo III usan ese nombre: «Jesús Barrabás», Jesús hijo del padre, como un doble de Jesús, dos hombres para la misma misión, pero de una manera muy diferente.
Son las dos opciones mesiánicas: la acción para un reino aquí, como le preguntaban a Jesús "¿Es ahora que instaurarás tu reino?" o una acción nueva, "mi reino no es de este mundo", una fuerza transformadora paradójica, aparentemente absurda.
Hyam Maccoby, especializado en el estudio de la tradición religiosa cristiana y judía, ha propuesto la teoría de que Bar Abba era el apodo que daban a Jesús, que comenzaba siempre sus oraciones con la palabra Abba, "Padre", mientras que el uso de "barabbas" o "Bar-abbas" no parece haber sido un nombre común en dicha época.
Según esta hipótesis, cuando la multitud en La matanza exigió a Pilato que diera libertad a "Bar Abba" (Barrabás) era la libertad del mismo Jesús la que pedían.
La teoría recibe muy fuerte apoyo de manuscritos provenientes de Cesarea, del Sinaí, de Siria, etc., y de algunos manuscritos usados por Orígenes.
Dichos manuscritos llaman al supuesto "Barrabás" Iesous ho Barabbas, es decir Jesus Bar Abba o Jesús Hijo del Padre.
Otro aspecto conflictivo es la costumbre mencionada en los evangelios de liberar a un prisionero durante la Pascua. Los mismos no están de acuerdo en si era una costumbre hebrea o romana, pero en ninguno de los dos casos se encontraron otros registros históricos que confirmaran la existencia de dicha costumbre.
Los registros históricos que se poseen sobre Poncio Pilatos muestran un desprecio por la tierra en donde gobernaba, que consideraba una provincia menor del Imperio romano, y la posibilidad de que honrara una tradición judía sería remota.
Podría ser posible que Pilatos creara en el momento una supuesta tradición como excusa para no crucificar a un líder popular y no exponerse a motivar rebeliones, pero los evangelios no lo retratan como si tuviera la situación bajo control.
Existen varias lecturas sobre los posibles motivos por los que Jesús y Barrabás, de haber sido la misma persona, habrían terminado siendo dos diferentes.
Una interpretación plantea que habría sido responsabilidad de elementos antisemitas en la iglesia, que al dirigir la petición de libertad hacia una persona retratada como reprobable coloca en el judaísmo la responsabilidad por la crucifixión.
Es posible también que la historia se retratara así para retirar la culpa del Imperio romano por los eventos. Esto último se habría hecho para facilitar la introducción del cristianismo entre los romanos, ya que de otra forma para un romano aceptar que Jesús fuera el mesías implicaría aceptar también que el Imperio habría matado al hijo de Dios.
La traición de Judas serviría también como elemento para redirigir la culpa.
También podría haberse tratado de un error de traducción. La multitud podría haber pedido la liberación de "Jesús Barrabás" (bar-Abba en arameo, "hijo del padre"), y Pilatos habría rechazado la aclamación popular. Cuando la historia fue traducida a otros idiomas, los traductores podrían no haber dominado el idioma arameo: la petición de liberación habría permanecido, pero Barrabás habría pasado en el proceso a ser una persona diferente.
En este sentido, debe señalarse que muy poco tiempo antes, quizás menos de una semana, otra multitud compuesta de seguramente las mismas personas había aclamado a Jesús a su entrada a la ciudad.