Pablo Gonzalez

La CIA y la “estrategia de la tensión” en Italia


Alejandro Teitelbaum (especial para ARGENPRESS.info)

Son una constante de la política de la Administración estadounidense sus relaciones con terroristas y mafiosos.

En Italia comenzó durante la Segunda Guerra Mundial con el desembarco de los aliados en Sicilia en 1943.
Allí, la Administración Militar Aliada (AMGOT) dirigida por el coronel estadounidense Charles Poletti, trabajó en estrecha asociación con la mafia siciliana y los terratenientes para controlar la nueva administración civil, impedir el acceso de los comunistas a funciones públicas y combatir por todos los medios al creciente movimiento de los campesinos sin tierra. 

Ejemplo de esto último fue la masacre de campesinosen Portella della Ginestra el 1º de mayo de 1947. Sicilia estuvo a punto de convertirse al final de la guerra en un “Estado libre asociado” de los Estados Unidos (1).

Dicha política continuó en los decenios del 70 y el 80 cuando hubo una serie de atentados terroristas atribuidos a grupos de extrema derecha y de extrema izquierda, cuya finalidad evidente fue desestabilizar las instituciones, lo que en Italia se llamó “la estrategia de la tensión”.

Entre ellos cabe mencionar el de Piazza Fontana en Milán en diciembre de 1969 (17 muertos y 90 heridos), en Brescia, el 25 de mayo de 1974 (8 muertos y 102 heridos), el del tren Italicus, el 4 de agosto de 1974 (12 muertos y 45 heridos) el de la estación de Bolonia, el 2 de agosto de 1980 (85 muertos y 200 heridos).
Las investigaciones de la Justicia probaron la participación de agentes de la CIA en el atentado terrorista de Piazza Fontana, cometido por un grupo de extrema derecha. 

El juez Salvini, instructor en el caso de Piazza Fontana, explicó en una entrevista el 11 de diciembre de 1999 cómo estuvo implicada la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) en dicho atentado. Se trataba más precisamente de la CIC, un componente de la CIA vinculada al ámbito militar. 

En una pequeña granja de On, un poblado de la campaña veneciana, funcionaba la llamada “santabárbara” donde “un infiltrado de los servicios americanos, experto en explosivos, enseñaba a fabricar las bombas. Se entraba sin nada y se salía con una bomba.

 El tráfico lo dirigía un agente de los servicios americanos” (2).

El tribunal de primera instancia que intervino en la causa del atentado de la estación de Bolonia dictó sentencia en julio de 1988 condenando, entre otros, a Licio Gelli, jefe de la Logia Propagando Dos y vinculado a las redes terroristas anticomunistas GLADIO “Staying Behind” de la OTAN, y a dos miembros del SISMI (servicios de seguridad militar de Italia). En julio de 1990 la Cámara de Apelaciones de Bolonia, ante el estupor general, revocó la sentencia de primera instancia.

El 16 de marzo de 1978 Aldo Moro jefe de la Democracia Cristiana y artífice del llamado “compromiso histórico” con el Partido Comunista, fue secuestrado por las Brigadas Rojas, cuando estaba camino del Parlamento, donde tendría lugar un voto que consagraría dicho “compromiso”.

Los servicios de inteligencia italianos, cuyos vínculos con la CIA eran notorios, hicieron todo lo posible para que no se encontrara a Aldo Moro vivo después de su secuestro. Finalmente fue asesinado por las Brigadas Rojas el 9 de mayo de 1978.

Aldo Moro, partidario del "compromiso histórico" con el Partido Comunista italiano, molestaba a la clase política italiana, que lo abandonó a su suerte, y al Gobierno de los Estados Unidos al que le inquietaba sobremanera la creciente influencia del Partido Comunista en la política italiana (3).

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