DAVID BROOKS / LA JORNADA – Una de las defensoras más poderosas de las agencias de inteligencia en el Congreso, la senadora demócrata Dianne Feinstein, denunció hoy que la CIA ha espiado y ahora intenta intimidar al Comité de Inteligencia, que ella encabeza, en torno una investigación sobre las prácticas de tortura que empleó la agencia en la guerra contra el terror, y con ello estalló lo que podría ser uno de los grandes escándalos políticos en Washington.
Lo que gran parte de la cúpula política en Washington –tanto demócratas, entre ellos el presidente Barack Obama, como republicanos, incluida toda la presidencia de su antecesor George W. Bush– prefería dejar en el pasado, el uso de la tortura, reapareció hoy en lo que se perfila como una disputa mayor entre el Ejecutivo y el Legislativo, que incluye sospechas de encubrimiento, engaños, violaciones a la ley y hasta a la Constitución.
De hecho, el Departamento de Justicia ya investiga si la CIA violó leyes. Feinstein indicó hoy que el espionaje de la agencia al Senado podría haber violado la separación de poderes establecida por la Constitución, al igual que otras enmiendas constitucionales y la prohibición contra el espionaje dentro de Estados Unidos.
Feinstein, conocida como fiel y feroz defensora de la comunidad de inteligencia, quien ha justificado actividades no sólo de la CIA, sino de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) ante las revelaciones del último año de Edward Snowden, acusó hoy ante el pleno del Senado que la CIA posiblemente cometió delitos para evitar las revelaciones de interrogatorios realizados por la agencia, que eran mucho muy diferentes y mucho más severos de lo que se había divulgado.
Declaró que la investigación del Senado llega a conclusiones que deben ser divulgadas al público por el presidente Obama para asegurar que nunca más será considerado o permitido un programa de detención e interrogación antiestadunidense y brutal.
En su sorprendente discurso, acusó a la CIA de espiar las computadoras empleadas por el equipo del Comité de Inteligencia que investigaba los programas secretos de detención e interrogación de la agencia a partir del del 11-S con autorización del gobierno de Bush, hasta principios de 2009, cuando Obama ordenó su suspensión. Más aún, denunció que borró cientos de documentos importantes del archivo que había compartido con el Senado en 2010.
El director de la CIA, John Brennan, rechazó hoy tajante la acusación. En entrevista con NBC News, afirmó que nada puede estar más lejos de la verdad y que la CIA jamás haría algo así. Dijo que las averiguaciones del Departamento de Justicia aclararán los hechos. Sin embargo, fue obligado a responder preguntas sobre si renunciaría en caso de que todo esto se llegara a comprobar. Se limitó a decir que el presidente es quien tendría que determinarlo.
Las investigaciones del comité comenzaron en 2009, cuando legisladores se enteraron de que la agencia había destruido videos de las sesiones de interrogación y, a pesar de que el gobierno de Obama anunció explícitamente que no investigaría los casos de posibles actos ilegales del gobierno anterior, ya que su administración tenía la vista puesta enel futuro.
Feinstein acusó hoy que la CIA trató de obstaculizar estas investigaciones desde un principio, y señaló que se ha descubierto material que indica que jefes de la CIA habían engañado al comité cuando describió estos programas ante los senadores, en 2006.
De hecho, se ha reportado que investigadores del Senado concluyeron en su informe de más de 6 mil cuartillas, el cual aún no es público, que la CIA había afirmado falsamente que estas prácticas de tortura y otras formas de maltrato habían arrojado información de inteligencia valiosa. Hoy, Feinstein confirmó que una investigación interna del inspector general de la CIA había llegado a conclusiones parecidas a las del informe de su comité.
Justo fue ese informe interno de la CIA lo que provocó desde la semana pasada una expresión pública de una disputa que se había intensificando durante semanas en privado. La CIA había rehusado entregar las conclusiones de su investigación interna sobre las prácticas de tortura, pero investigadores del Senado la tienen en su poder.
La agencia realizó lo que la senadora asegura fue una búsqueda ilegal de las computadoras usadas por los investigadores del Senado para descubrir cómo lograron obtener el documento.
Brennan, el director de la CIA, ha sugerido recientemente que tal vez ese documento fue obtenido ilegalmente por el comité. Feinstein confirmó que tienen el documento, y que éste se obtuvo legalmente, ya que estaba entre los millones de documentos que la agencia central puso a disposición del comité.
De hecho, Feinstein criticó que la CIA intenta intimidar al comité al presentar una queja ante el Departamento de Justicia y acusarlo de hackear los documentos.
Otros senadores se sumaron al debate hoy; varios legisladores prominentes de ambos partidos se declararon alarmados si se comprueba que la CIA espió al Congreso.
El republicano conservador Lindsey Graham dijo que si todo es verdad, el Poder Legislativa debería declarar la guerra a la CIA. Su colega John McCain sostuvo que las acusaciones son muy preocupantes y podríamos necesitar una investigación independiente.
El presidente del Comité Judicial, el demócrata Patrick Leahy, y su colega Mark Udall llamaron a defender a fondo la separación de poderes, ante la posible conducta criminal de una agencia gubernamental.
Ahora hay más presión sobre la Casa Blanca para que divulgue los informes aún clasificados del Senado y de la CIA. La propia Feinstein llamó hoy a que Obama revele el informe del Senado al público.
Esta tarde, un editorial del New York Times indicó que si no fuera suficiente que dos presidencias intentaron dejar atrás la historia de las prácticas ilegales de la CIA, hoy Feinstein ofrece evidencia de que la agencia “podría haber cometido delitos para evitar la revelación sobre sus interrogaciones…”
Concluyó que la neblina aún presente sobre las detenciones de la CIA es el resultado de la decisión de Obama cuando asumió su puesto de no proceder con una investigación de éstas.
Sólo podemos esperar que él sabe que cuando ha perdido a Dianne Feinstein, no tiene más opción que actuar a favor de la divulgación y rendición de cuentas.
Mientras tanto, Edward Snowden acusó a Feinstein de doble moral. En declaraciones a NBC News esta noche, Snowden indicó que el intento de la CIA de obstaculizar la investigación del comité de Feinstein es una preocupación constitucional seria.
Pero añadió que “es igualmente preocupante, si no es que más… que a una figura política electa no le preocupe que los derechos de millones de ciudadanos ordinarios sean violados por nuestros espías, pero de repente arma un escándalo cuando descubre que lo mismo le sucede a ella”.
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