Brais Benítez (LA MAREA)
Hala Abu Sbeija había cumplido tres años cuando el pasado 24 de diciembre fue alcanzada por la metralla de un misil israelí en el ataque al campo de refugiados de Al-Mughazi, en la Franja de Gaza. Su madre y uno de sus hermanos resultaron heridos.
La pequeña falleció.
El Ejército israelí informó poco después de un ataque doble contra “infraestructuras terroristas”. También bombardeó Jan Yunis, al suroeste de la región, como respuesta, alegó, al disparo de un francotirador que acabó con la vida de Salah Shukri Abu Latyef, empleado civil del Ministerio de Defensa.
El 19 de enero, al menos tres palestinos, entre estos un niño de 12 años que iba camino a la escuela, murieron por los bombardeos de la aviación israelí en Gaza, según confirmaron fuentes médicas a la agencia alemana DPA. Tres días después, las bombas volvían a caer en la Franja.
Bombas, misiles, granadas, morteros, drones… El armamento israelí se mantiene activo y en continuo rodaje. Un relevante ‘valor añadido’ que las empresas fabricantes de armas y las compañías de seguridad del país publicitan sin tapujos para vender sus productos: “Tested in combat”.
Probado en combate.
La sangrienta base del prestigio que el armamento y la formación militar israelí atesora entre países de medio mundo. Entre estos, España.
Un ‘prestigio’ que ha llevado a agentes de la Policía Nacional, la Guardia Civil, la Ertaintza, los Mossos d’Esquadra, el Ministerio de Defensa y la Casa Real hasta suelo israelí para formarse en técnicas de combate y ‘seguridad ciudadana’ con la empresa Guardian Spain, fundada por antiguos miembros de los servicios especiales de seguridad del Estado de Israel. O al Estado español a adquirir misiles Spike a la compañía israelí Rafael; sistemas de mortero Cardom a Elbit Systems y aviones no tripulados Searcher a la firma Israel Aerospace Industries.
Estos y otros vínculos los recoge el informe Defensa, seguridad y ocupación como negocio. Relaciones militares, armamentísticas y de seguridad entre España e Israel, elaborado en el marco de la campaña “Negocios Ocultos” que impulsa la coordinadora de ONG y movimientos sociales de Cataluña Amb Palestina al Cor (Con Palestina en el corazón), y que el pasado jueves se presentó en la Universidad de Barcelona.
Secretismo y falta de transparencia
“Las tendencias van a más: exportaciones, importaciones, relaciones en materia de seguridad, control de fronteras, de masas…”, señaló Alberto Pozo, miembro del Centre Delàs, investigador sobre la paz, los conflictos armados y el desarme, y director del informe.
“El sector se caracteriza por un gran secretismo y una falta absoluta de transparencia”, afirmó.
El trabajo, que completa la investigación publicada en el 2009 sobre las exportaciones españolas de material militar a Israel, aborda no solo las relaciones comerciales entre ambos países -en las que las importaciones españolas de armas superan en diez veces a las exportaciones-, sino también la implantación directa de filiales israelíes en territorio español, la cooperación en materia de formación en seguridad, y la colaboración en proyectos de investigación entre universidades públicas y privadas, instituciones, y empresas militares y tecnológicas de ambos países.
“¿Es lícito ‘aprovechar la experiencia de quien más sabe’, como se justifica a menudo? Pensamos que es perverso hacer de la seguridad un negocio, porque el negocio está en la inseguridad”, sentenció Pozo en una presentación que contó con un auditorio repleto y la participación de la poetisa y activista palestina Rafeef Ziadah. “Recuerdo que de niña pensaba, ¿cómo puede el mundo dejar que esto pase? Hoy, campañas como ésta me están dando las respuestas”, afirmó Ziadah.
“Existe un impacto real del negocio de la guerra en el pueblo palestino.
El negocio alimenta la ocupación en Gaza y Cisjordania y la militarización de la población israelí”, afirmó Felipe Daza, miembro del Instituto Internacional por la Acción Noviolenta Novact. “’Probado en combate’ puede ser bueno como eslogan de marketing, pero significa probado en cuerpos palestinos. En la gente de Palestina”, sentenció Ziadah.
Exportar represión
El informe denuncia también el importante papel que juega la tecnología de vanguardia israelí, que nutre sistemas como Frontex, en la represión a nivel mundial.
“La producción militar israelí no sólo es dañina para la población palestina; primero la prueban con nosotros, pero después es exportada al resto del mundo y usada contra otras personas”, afirmó Ziadah.
La poetisa es una activa impulsora en el Reino Unido -donde reside- de la campaña BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones contra Israel).
La campaña fue promovida en 2005 por más de un centenar de organizaciones de la sociedad civil palestina, que lanzaron una petición a la comunidad internacional para que aplicase medidas coercitivas a Israel hasta que cumpla con la legislación internacional humanitaria. Se inspira en una campaña similar que se aplicó contra el régimen de apartheid en Sudáfrica, y persigue tres objetivos principales: el fin de la ocupación de las tierras tomadas después de 1967, plenos derechos para los ciudadanos árabe-palestinos en Israel, y la vuelta a casa de los refugiados palestinos.
La campaña de Negocios Ocultos “No más complicidad con Israel” estará conectada con la de la BDS y pretende crear un movimiento masivo que implique a ciudadanos de distintos ámbitos para, mediante la denuncia pero también con el trabajo de campo, dé a conocer estas prácticas y fuerce a las fuerzas políticas, instituciones y empresas a abortar su colaboración con la industria militar y policial israelí.