Pablo Gonzalez

Navidad, la peor época para la ansiedad social


En la medida que se acerca la Navidad, muchas personas experimentan una mezcla de entusiasmo y agitación. 

Pero para quienes que padecen del trastorno de ansiedad social, esta puede ser la época más traumática del año.

En mayo de este año, el Instituto Nacional para la Excelencia de la Salud y Cuidados de Inglaterra (NICE, por sus siglas en inglés) publicó unas directrices clínicas en las que define esa afección como “miedo persistente o ansiedad desproporcionada en relación con una o más situaciones sociales”.

La temporada navideña ofrece una combinación única. 

Si bien es completamente racional sentir cierta preocupación por las finanzas, por los excesos de alcohol y la incomodidad de pasar tiempo con familiares que no se ven con frecuencia, quienes sufren de ansiedad social pueden obsesionarse tanto con estos aspectos hasta el punto que se convierten en un factor debilitante.

Los síntomas físicos incluyen rubor, sudor excesivo y respiraciones cortas, pero los efectos más incapacitantes son causados por la fijación de los enfermos de percibir sus insuficiencias sociales. 

Durante meses, las actividades potencialmente estresantes les consume el pensamiento; y los frecuentes desastres imaginados son analizados más tarde en detalle.

Cualquier cosa puede activar el sentido de amenaza, desde conocer a alguien hasta ser observado mientras come.

Los factores desencadenantes que provocan la ansiedad social son tan variados que es difícil describir a un paciente “típico”, tanto en términos de síntomas como de personalidad. 

Si bien con frecuencia este trastorno se desarrolla a una temprana edad (NICE asegura que en promedio es a los trece años) y muchos lo superan antes de llegar a la adultez, puede surgir a cualquier edad.

Según la doctora Gillian Butler, psicóloga clínica británicas y autora de Overcoming Social Anxiety and Shyness (“Superando la ansiedad social y latimidez”), también es “el único trastorno de ansiedad que afecta de la misma forma a hombres y mujeres”.

Incluso la gente que parece segura y extrovertida puede sufrir de este trastorno. Recientemente la ansiedad social ocupó los titulares cuando la actriz Jennifer Lawrence habló sobre su lucha.

Las distintas e impredecibles formas en que se manifiesta este tipo de ansiedad significa que mientras algunos -como Heather- evitan activamente situaciones como la fiesta de Navidad de la oficina, la ansiedad de otros puede radicar en el temor de que haya habladurías si no asiste, así que van a la fiesta a pesar de lo incómodos que se sienten en estas situaciones.

“La gente puede sufrir de ansiedad social en la unidad familiar. 

Como adulto, te puedes sentir tonto hablando con los niños. Puede traer recuerdos de la adolescencia y de momentos vergonzosos del pasado”, explica la experta.

Butler sugiere terapias cognitivo-conductuales (TCC) para tratar este trastorno. 

Estas terapias se basan en la premisa de que lo que se afrontan son los síntomas, en lugar de las causas subyacentes de la ansiedad, y si se puede cambiar los pensamientos negativos de una persona sobre su inadecuada percepción social. 

Con el tiempo, el comportamiento cambiará y la ansiedad se reducirá.

Aunque existen otros tratamientos disponibles, como fármacos, TCC es el método que más se utiliza para combatir el trastorno.

Síntomas y causas

No obstante, ello no quiere decir que esté libre de críticas. La terapia que se receta se suele hacer en bloques de once semanas, lo que algunos consideran muy breve para que tenga un impacto duradero.

El psicólogo clínico Oliver James cree que cualquier beneficio relacionado con TCC es temporal, pues un tratamiento efectivo debe lidiar tanto con las causas como con los síntomas de la ansiedad.

Se puede sufrir de ansiedad social y parecer completamente seguro.

“(La TCC) anima a la gente a que se diga una historia sobre su ansiedad y no hace ningún intento por entender las causas”, afirma.

Debido a que muchos pacientes encuentran imposible hablar con una figura de autoridad, como lo sería un doctor, los tratamientos por internet son cada vez más populares; así como los cursos de TCC, los foros pueden ofrecer consuelo.

Una de las administradoras del sitio, Louisa Hatton, considera que SAUK ofrece ese tan necesitado sentimiento de comunidad.

“Debido a que parte de la ansiedad social es tratar de evitar que otros vean tus miedos, puede ser refrescante interactuar con otros que entienden esas preocupaciones y pueden sentir empatía. También empodera a las personas para que avancen en su propia recuperación, al dar acceso a información y experiencias de otros”.

Louisa es una prueba de que la ansiedad social se puede conquistar, tras haberse transformado a si misma de “estar esencialmente confinada a casa, a estar prácticamente libre de ansiedad”.

Su consejo para quienes se sienten angustiados en esta época del año es simple: “Primero, recuerda que si bien la ansiedad social es con frecuencia aislante, no estás completamente solo”.

“Segundo, se proactivo. Sólo con ver lo que es la ansiedad social ya es un gran primer paso para tomar el control de tus preocupaciones y temores”.


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