Sólo siete países en el mundo prohíben totalmente el aborto, sin importar la razón esgrimida por la mujer para someterse al mismo. Chile es uno de ellos debido a una ley aprobada durante la dictadura y el debate al respecto cobra cada vez más fuerza.
Dominique es chilena. A los 22 años se preparaba para salir a bailar con sus amigas, cuando un test de embarazo cambió su vida.
“No tenía pareja y estaba recién entrando al mundo laboral, recién proyectándome, y fue como un terremoto”, dijo a RT Dominique, quien actualmente trabaja como profesora de yoga.
El apoyo de su madre, que sabía de las dificultades de convertirse en madre soltera y joven, fue fundamental para encarar un proceso que la obligaba a la marginalidad.
Consiguió comprar en el mercado negro la pastilla Misotrol, que hasta hace un par de años se adquiría en las farmacias con receta para el tratamiento de la úlcera gástrica.
Esta píldora es la opción más accesible para las alrededor de 1.600 mujeres chilenas que abortan por año, según estudios privados. Hacerlo en un centro médico, burlando el sistema de salud, cuesta entre 5.000 y 8.000 dólares y solo una minoría puede permitírselo.
Fue la dictadura de Pinochet la que derogó la ley que permitía el aborto terapéutico, prohibiéndolo en todas sus formas y convirtiéndolo en un delito.
En la democracia, según los especialistas, la fuerte presión de la Iglesia Católica se encargó de impedir ningún avance en la legislación.
Claudia Dides, portavoz del movimiento en defensa de la interrupción legal del embarazo Miles, lamentó en RT que actualmente “el 70% de los colegios en Chile no tienen educación sexual”. Según explicó, los adolescentes de 14 años pueden ser sujetos de responsabilidad penal “pero no tienen acceso a los derechos anticonceptivos”.
Según Patricio Melero, diputado de Unión Demócrata Independiente, el embarazo adolescente sigue siendo un problema importante en el país y es fundamental trabajar en medidas preventivas para impedirlo.
Sin embargo, subrayó, el aborto no es la solución a ese problema.
Hasta ahora la postura más conservadora ganó todas las votaciones en el Parlamento. En un año electoral y 40 años después del golpe militar, sigue habiendo posturas encontradas. Según una encuesta privada, el 67% de la población estaría a favor de despenalizar el aborto.
En caso de conseguir los escaños que pronostican las encuestas, los candidatos de varios partidos políticos prometen llevar este largamente postergado debate al Congreso.
Entre tanto, miles de mujeres aguardan expectantes el momento en que la sociedad chilena decida si está preparada o no para otorgarles el derecho que reclaman.