El Gobierno de Beirut ha indicado que va a indagar a través de las Naciones Unidas el destino de los cuatro diplomáticos iraníes que siguen desaparecidos después de haber sido secuestrados hace más de tres décadas en El Líbano.
“Voy a tener una conversación con el embajador libanés ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Nawaf Salam, acerca de las últimas investigaciones realizadas por este ente y su secretario general, Ban Ki-moon, sobre el secuestro de los diplomáticos iraníes”, ha señalado el ministro libanés de Asuntos Exteriores, Adnan Mansur, durante una reunión con las familias de los diplomáticos iraníes secuestrados, celebrada este jueves en Beirut, capital de El Líbano.
Mansur ha informado de que en los últimos dos años el Gobierno de Beirut ha enviado dos cartas oficiales a la ONU en las que ha confirmado el secuestro de los ciudadanos iraníes en el territorio libanés y ha agregado que estos dos escritos han sido registrados como documentos oficiales en la Secretaría General de Naciones Unidas.
El canciller libanés ha prometido “no escatimar esfuerzos” para resolver este “dolorosa cuestión” en el ámbito nacional e internacional.
Durante la reunión, el embajador iraní en El Líbano, Qazanfar Roknabadi, y Maryam Moytahedzadeh, asesora del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, han elogiado los esfuerzos de las autoridades libanesas con el fin de esclarecer la situación de los cuatro diplomáticos iraníes.
“Tenemos la esperanza de que el Gobierno de Beirut desempeñe un papel constructivo en determinar el destino de nuestros seres queridos, y acelere el camino a través de negociaciones con las Naciones Unidas y otros organismos internacionales para ejercer más que antes presión sobre el régimen de Israel, el responsable del secuestro”, ha reiterado Moytahedzadeh, esposa de uno de los diplomáticos secuestrados.
Seyed Mohsen Musavi (encargado de negocios), Ahmad Motevaselian (agregado de la embajada), Kazem Ajavan (periodista de la agencia IRNA) y Taghi Rastegar (asesor técnico de la embajada) fueron secuestrados el 4 de julio de 1982 por integrantes de falanges libanesas y colaboradores del ejército israelí, cuando estaban en una misión en Beirut, entonces asediada por las fuerzas israelíes.
ash/nl/msf
“Voy a tener una conversación con el embajador libanés ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Nawaf Salam, acerca de las últimas investigaciones realizadas por este ente y su secretario general, Ban Ki-moon, sobre el secuestro de los diplomáticos iraníes”, ha señalado el ministro libanés de Asuntos Exteriores, Adnan Mansur, durante una reunión con las familias de los diplomáticos iraníes secuestrados, celebrada este jueves en Beirut, capital de El Líbano.
Mansur ha informado de que en los últimos dos años el Gobierno de Beirut ha enviado dos cartas oficiales a la ONU en las que ha confirmado el secuestro de los ciudadanos iraníes en el territorio libanés y ha agregado que estos dos escritos han sido registrados como documentos oficiales en la Secretaría General de Naciones Unidas.
El canciller libanés ha prometido “no escatimar esfuerzos” para resolver este “dolorosa cuestión” en el ámbito nacional e internacional.
Durante la reunión, el embajador iraní en El Líbano, Qazanfar Roknabadi, y Maryam Moytahedzadeh, asesora del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, han elogiado los esfuerzos de las autoridades libanesas con el fin de esclarecer la situación de los cuatro diplomáticos iraníes.
“Tenemos la esperanza de que el Gobierno de Beirut desempeñe un papel constructivo en determinar el destino de nuestros seres queridos, y acelere el camino a través de negociaciones con las Naciones Unidas y otros organismos internacionales para ejercer más que antes presión sobre el régimen de Israel, el responsable del secuestro”, ha reiterado Moytahedzadeh, esposa de uno de los diplomáticos secuestrados.
Seyed Mohsen Musavi (encargado de negocios), Ahmad Motevaselian (agregado de la embajada), Kazem Ajavan (periodista de la agencia IRNA) y Taghi Rastegar (asesor técnico de la embajada) fueron secuestrados el 4 de julio de 1982 por integrantes de falanges libanesas y colaboradores del ejército israelí, cuando estaban en una misión en Beirut, entonces asediada por las fuerzas israelíes.
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