Pablo Gonzalez

Religiones Agrícolas.


Sorprende la similitud de algunos ritos practicados por los creyentes de diferentes religiones históricas y primitivas de multitud de alejadas regiones de la Tierra y los practicados desde que se inventó la agricultura alrededor del año 10000 adne, según lo evidencia las escenas rituales reflejadas en diferentes manifestaciones artísticas arcaicas.

Esto se debería probablemente a que gran parte de los ritos serían heredados de los de la religión Prehistórica, nacida hace 40.000 años, en la que en principio se fundamentaría gran parte de las religiones, tanto las Mistéricas de época histórica de la cuenca del Mediterráneo: de Europa, de Asia, de África y también religiones agrícolas de América y de Oceanía, como las religiones vigentes actualmente. 
 
De las religiones agrícolas asiáticas afirma el historiador Frankfort (1982, 27):
 
 “Las fiestas públicas celebraban los principales acontecimientos del año agrícola, y la festividad religiosa más importante era la del año nuevo, que se celebraba en el momento crítico del cambio de estación, cuando, tras el invierno, o tras el mucho más terrible verano, la vitalidad de la naturaleza estaba en su momento de mayor debilidad y todo dependía del cambio de tiempo.”

Y religiones en las que se practicaban ritos en los días de fiestas de los respectivos calendarios de cada cultura, celebradas coincidiendo con las diferentes etapas agrícolas de las dos épocas (primavera y otoño): en época de siembra y de lluvias, para que la vegetación se llenase de flores (flores que después se iban a convertir en frutos: de verano y de invierno), en el tiempo en que el trigo echaba sus cañas. 
 
Y que terminaba con la recolección de frutas de verano y de invierno.

O sea que los ritos de las diferentes ceremonias sagradas eran de carácter agrícola, siendo las fiestas más importantes las de siembra de las dos épocas agrícolas, antes de la primavera o antes del otoño.

Incluso el nombre descalificador de fiestas “paganas” desde el punto de vista de la imperialista religión cristiana (nacida sólo hace 2.000 años) manifiesta la relación de las “otras religiones muy anteriores” con los campos cultivados, ya que “paganas” quiere decir “campesinas” (del latín pagus = campo y paganus = campesino) y han sido las fiestas celebradas en honor de Diosas en todo el universo desde el Neolítico (al menos hace unos 10.000 años).

Y lo corrobora el nombre de algunas fiestas celebradas hasta hace unos 2.000 años en Roma, como las llamadas “Paganalias” “Campesinales”, indicando que eran fiestas de campesinos. 
 
Otras fiestas eran las llamadas “Cereales” en honor de la Diosa Ceres, celebradas para propiciar exactamente la cosecha de cereales (frutos a los que la Diosa da nombre, y que se creía era la causante del proceso agrícola). 
 
Otras eran las “Calameas” / “De las Cañas” (de kálamos = caña de trigo) y se celebraban en época en que el trigo echaba sus cañas para propiciar a la Diosa Ceres / Demeter Calamea, que (se creía) era la responsable de ello. Otras se llamaban “Floralias”
 
 “De las Flores” en honor de la Diosa Flora y con la finalidad de que la vegetación se llenase de flores (a las que da nombre) futuros frutos. Otras eran las “Terentinas” “Trilladoras) (de tero = trillar) en honor de la Diosa Terensis en época de trilla de los cereales recolectados. Además las fiestas “Easterias” “Resurrección” en honor de la Diosa Easter (celta en el Mar del Norte) para que la semilla germinara / resucitara,…

De manera que algunas fiestas religiosas de principios de época histórica y de regiones primitivas eran agrícolas y tenían la finalidad de solicitar a la Divinidad que cuidara de todos los fenómenos cíclicos de los que dependía el crecimiento de la vegetación y la maduración de los frutos.

Lo que pondría de manifiesto la existencia de una corriente migratoria, que desde el primer momento del nacimiento de la religión habría difundido por casi todo el universo, el hecho de que los ritos sagrados practicados en días de fiesta, sirviesen para propiciar a la Divinidad, para que enviase los diferentes fenómenos necesarios para el crecimiento de la vegetación y la abundancia de frutos.

En principio la finalidad de las fiestas sagradas era pedir a la Diosa Madre, Diosa de las Cosechas, que cuidara de todos los fenómenos de los que dependía la agricultura, en todas las etapas del proceso agrícola, desde que la semilla se enterraba en el suelo (el Útero de la Diosa Madre, Diosa Tierra), para que enviara la lluvia que permitía a la semilla germinar en vegetación y la Naturaleza se llenara de flores (futuros frutos). 
 
Y que culminaba cuando la Diosa daba a luz los frutos, en tiempo de recolección de vegetales y frutos: en verano y en invierno.

Ritos femeninos y de Eunucos:

En principio exclusivamente eran fiestas de mujeres, en consonancia con la creencia de que sólo el Principio femenino regía la Fertilidad, cuando el panteón estaba dominado por la Diosa Suprema.
 
 En palabras de Campbell Las Máscaras de Dios: Mitología primitiva (1991, 241): “la Diosa es la única divinidad visualizada en aquel entonces.”

Manifiesta Pomeroy (1987, 96): “Los cultos femeninos eran supervivencias de un período matriarcal cuando toda la religión estaba en manos de mujeres.”

Y aún en época celta era exclusivo el sacerdocio femenino, según la cita aportada por Campbell de Macculloch en (1991, 488): “«… el viejo culto de la Diosa del Fuego”… “Brigit…” “…debe haberse originado en un período en el que los celtas adoraban más a diosas que a dioses, y cuando el conocimiento -el arte de la curación, la agricultura, la inspiración- estaba en manos de mujeres más que en las de los hombres. 
 
Tenía un sacerdocio femenino y quizás los hombres estuvieran excluidos de su culto, como sugiere la capilla tabú en Kildare.»”

Y C. Wolf en (1986, 129): “En Delfos había también un culto puramente matriarcal de sacerdotisas…”

Y por tanto exclusivamente participaban en los Misterios mujeres (representantes / personificaciones de la Diosa en la Tierra), mientras los varones estaban excluidos. 
 
Lo corrobora los múltiples testimonios arqueológicos que durante más de 25.000 años exclusivamente fueron femeninos: las esculturillas denominadas “Venus”.
 
 Y así Delporte recoge la afirmación de Saccasyn Della Santa de las exclusivas estatuillas femeninas auriñacienses en (1982, 276): “Figuran magas, sacerdotisas o vestales (prêtesses).”

Con el desarrollo de las mitologías de las religiones agrícolas de diferentes regiones a la Diosa Madre le surgió un paredro mortal (paredro = Divinidad inferior, Principio sometido y subordinado a la Diosa), bien como su hija o hijo derivado de Ella, bien como un ser mortal del que la Diosa Madre se enamoraba, y en ambos casos el paredro moría y gracias a la Diosa resucitaba y se convertía en Divinidad.

Y a la par el varón empezó a desempeñar cargos sacerdotales al servicio de Diosas y de su paredro, como representante en la Tierra del mismo. 
 
Dado que el paredro (con numerosos nombres en las múltiples regiones) en algunos panteones protagonizaban mitos de castración, los varones se convertían en eunucos para poder participar en los ritos sagrados, y así representar y personificar en la Tierra al paredro castrado.

Ha habido varones que se emasculaban en casi todas las grandes culturas a principios de tiempos históricos. Existen evidencias en: Egipto, Etiopía, Sudán, Mesopotamia, Asiria, Canaán / Israel / Palestina, Persia, Asia Menor, Italia, Grecia, La India, China…
 
Y aún se da el bardaja / berdache travestí en América: entre los araucanos de Chile, entre los sioux / dakotas, entre los californianos del norte y entre los de lengua siouan: los omaha, los crow, los mandan, los winnebago. 
 
Además entre los esquimales netsilik y entre los chukchi / chukches / tchukchi / tehuktchi.

En Egipto los sacerdotes eunucos personificaban en la tierra a Osiris, paredro castrado de la Diosa Isis. En regiones asiáticas a Atis, paredro castrado de la Diosa Cibeles o a Eshmund, paredro castrado de la Diosa Astronoe o a Adonis, paredro castrado de la Diosa Baaltis o a Combado, paredro castrado de la Diosa Afrodita o a Dumuzi / Damu / Damuzi / Tammuz / Thamuz / Gugalanna, paredro castrado de la Diosa Innana o de la Diosa Ninni-Ishtar. En regiones griegas a Orión, paredro castrado de la Diosa Artemisa. En regiones irlandesas a Pwyll, paredro castrado de la Diosa Rhiannon,…

Sacerdotes eunucos llamados kurgarras a los de culto a la Diosa Inanna, enarés a los de la Diosa Argimpasa, megalobices a los de la Diosa Ceres Megale, megabiros a los de la Diosa Artemisa Efesia, metragirtas a los de la Diosa Cibeles Metroón, telquines / telequines / telchines a los de la Diosa Minerva Telchina, dáctilos ideos a los de la Diosa Cibeles Ideena, galles, cabarnes, coribantes, curetas / curas, cabiros, semiviros a los de las Diosas: Cibeles, Magna Mater, Rhea, Demeter / Ceres,…

Metáforas de las fiestas de siembra de las dos épocas Agrícolas:

Precisamente en las ceremonias de siembra de las religiones agrícolas Mistéricas de las dos épocas agrícolas (antes de la primavera y del otoño), se conmemoraban la muerte del paredro mortal de la Diosa y su posterior resurrección, gracias a los lloros de la Diosa Llorona. 
 
Así que las fiestas de siembra eran fiestas Mistéricas de duelo que celebraban la tristeza de la Diosa por la muerte de su paredro: su hija, hijo, amante, esposo,… y reflejaban de forma metafórica la historia de la agricultura.

En diversos mitos religiosos de numerosas regiones los protagonistas sufrían similar proceso de muerte o rapto (metáforas del enterramiento de la semilla) y posteriormente resucitaban gracias a las lágrimas vertidas de las respectivas Diosas Lloronas y Salvadoras (metáfora de la lluvia o de inundación de ríos que hacía a la semilla germinar).

Está de acuerdo con nuestra hipótesis de la muerte de los seres mortales = enterramiento y muerte de semillas, Husain en La Diosa (1997, 79) cuando dice:
 
 “En estos mitos agrícolas el hijo representa la semilla enterrada, hasta que reaparece con la forma de planta que comienza a brotar. Las plantas maduran hasta ser cosechadas y el ciclo entero vuelve a representarse.”

De forma similar describe Bernabé en (1987, 42): “… un dios muerto desmembrado y resucitado (aspecto que se aviene con la «muerte» de la espiga, la siembra y el brote de la nueva espiga, en el caso de los dioses del grano),…”

Y de Osiris, que muere y resucita gracias a los lloros de la Diosa Isis, leemos en la Encicl. Espasa, Tomo 40 (1991, 860):
 
 “Frazer reconoce en el mito osiriano todas las características del culto de un espíritu de la vegetación.
 
 Osiris sería uno de estos dioses agrarios que cada año, en el tiempo de las cosechas, son desmembrados por las hoces y que enterrados en forma de semilla renacen durante la primavera á (sic) impulsos de una nueva vida.
 
 A pesar de la pompa con que en los tiempos posteriores los sacerdotes rodearon la adoración de Osiris, la concepción del dios como el grano de trigo aparece clara en la festividad de su muerte y resurrección celebrada primero en el mes de Khoiak y después en el mes de Athyr. Tal festividad estaba esencialmente dedicada a la siembra,…”

Más tarde este paredro agonizante le disputó el poder a la Diosa. En palabras de Hawkes y Woolley en Tomo 1 (1977, 286): “El ritmo estacional fue relacionado con el enterramiento de la muerta semilla y su renacimiento en el verde tallo…”… 
 
“Al desarrollarse esto, la antigua diosa-madre vio su importancia disputada por un hijo, una divinidad masculina, cuya pérdida tenía ella que llorar, pero que podía obtener en ella su propia resurrección.”

Paredros mortales que resucitaban (semillas, vegetación y fruto) llamados en diferentes regiones: Adonis, Aranrhod, Ariadna, Atis, Auxesia, Baal, Basa Grande, Diarmaid, Dumuzi, Dusura, Eshmund, Ferefata, Gugalanna, Hipólito, Idunna, Ixquic, Lohiau, Lugna, Lúufri, Melqart, Misa, Nigola, Onatag, Orión, Osiris, Pelles, Perséfona, Proserpina, Pwyll, Robigo, Rod, Sabacio, Samdón, Shamín, Sita, Tammuz, Virbius, Xaratanga,…

Y Diosas Madres Lloronas y Salvadoras (lluvia) llamadas: Afrodita, Alilat, Anahita, Artemisa, Asera, Artemisa, Astarté, Asthoret, Astronoe, Baalat, Baaltis, Belona, Bendis, Ceres, Cibeles, Cotito, Cuerauápari, Damia, Dana, Demeter, Dictina, Freia, Grania, Hi’íaka , Inanna, Ishtar, Isis, Ixmucana, Krumina, Lusia, Ma, Mari, Milita, Prithivi, Rhiannon, Tailtiu, Tanit, Venus,…

Ritos de las fiestas de Siembra.

Las fiestas Mistéricas de las dos épocas de siembra consistían en diferentes ritos practicados durante varios días, algunos de carácter secreto que las participantes guardaban juramento de no divulgar. 
 
Los ritos surgieron para propiciar a la Diosa Madre para que enviara la lluvia, simbolizada metafóricamente por los lloros de la Diosa (lluvias) tras la muerte del paredro (enterramiento de la semilla) y así conseguir que la semilla germinara en vegetación y diera flores (y el paredro resucitara), tras la siembra de los campos y de la que dependía las cosechas.

Los ritos incluían procesiones de duelo por la muerte del paredro de la Diosa. 
 
Se iba a los campos con imágenes sagradas, en primavera a pie y en carro y en otoño se iba en carro y a caballo. 
 
Además en las procesiones iban bailarinas que danzaban, músicas que tocaban instrumentos musicales como címbalos / tambores, liras, cítaras,…(hacían ruido y se creía que produciría mágicamente las tormentas que acompañan a la lluvia), cantantes dramatizan de forma dialogada las tristezas Divinas, entonaban himnos satíricos y lanzaban groserías de carácter sagrado como saetas verbales / himnos / gefirismos / stenia,…

Además había plañideras que lloraban, mujeres que llevaban cestillos en la cabezas, otra permanecían sentadas en el suelo un día entero como un rito mágico de Fertilidad (para alentar a la semilla a la germinación: al igual que las mujeres traían hijos al mundo por transportabilidad mágica harían que la semilla germinase), y realizaban otros ritos mágicos como: construcción de chozas con ramajes (Rameras), otros ritos de carácter orgiástico con falos / phallus además de plantarlos en el suelo y regarlos, sacrificaban un animal embarazado (heredado en la fiesta de la tauromaquia, en la que se da muerte a un toro a espada) y celebraban un banquete ritual. 
 
Y finalmente conmemoraban la resurrección / ascensión del paredro del mundo subterráneo yendo a los campos en procesión con ramos y coronas de flores y en carro mientras la vegetación se inundaba de flores.

Fundamentos Astronómicos de Ritos:

Todos estos ritos de duelo cobrarían pleno sentido al analizarlos bajo el punto de vista de que correspondían exactamente a constelaciones e intentaban propiciar el fenómeno de la lluvia coincidente con cierta posición estelar, es decir que los ritos sagrados tenían un fundamento astronómico.
 
 Un comentario de Donovan en (1988, 37) de diferentes ritos realizados por los sacerdotes egipcios confirma nuestra hipótesis de la finalidad astronómica:
 
 “Sólo los sacerdotes tenían un conocimiento rudimentario de la astronomía que les decía que cuando el astro estaba en determinada posición en el cielo, venía la época de las crecidas del Nilo, y que en esa época, sus encantamientos mágicos serían eficaces.”

O sea, que los diferentes ritos serían eficaces, sólo cuando coincidiesen con la aparición de ciertos grupos estelares. Por lo que es obvio deducir que su finalidad sería asegurarlas y con ello los fenómenos coincidentes. 
 
Con los ritos practicados en época de siembra se aseguraba la presencia de ciertas constelaciones en determinada situación estelar y se solicitaba a la Diosa (que se creía era la responsable de todos los fenómenos) que enviara el fenómeno coincidente: la lluvia y con ello la Fertilidad de la Naturaleza, para que la semilla germinara y la naturaleza se llenase de vegetación y flores (el paredro de la Diosa resucitase).

Y constelaciones animadas por la Diosa que personificaba el Sol, la Luna, las estrellas reunidas en constelaciones y se creía asumía diferentes máscaras y bajo cada una cumplía distintas funciones / enviaba diferentes fenómenos y por su paredro.

Obras de Arte reflejan constelaciones:

Precisamente corroboraría nuestra hipótesis al analizar algunas obras de arte arcaicas que reflejan ritos de Fertilidad, como son las que representan bailarinas y músicas, como representantes de la Diosa en la Tierra y figuras masculinas a punto de ser castrados, que representaría al sacerdote eunuco como personificación del paredro castrado en la Tierra. Ejemplos:

¥ La pintura de bailarinas de la Cueva de los Moros de Cogull, Lleida, que ha sido datada en el V milenio (¿mejor de hace unos cinco mil años?), que representan las más antiguas de la península, modelo de sacerdotisas. 
 
Respecto a ellas comenta Blázquez en (1991, 127): “… se ha interpretado como figuras danzantes, que bailan un ritual relacionado con la fecundidad.
 
” Están acompañadas de una figura itifálica a punto de caer, representación de un sacerdote eunuco antes de ser castrado (que representaba en la Tierra el paredro mortal de la Diosa antes de sufrir la castración, según las mitologías de principio de época histórica de todo el universo).

La figura itifálica a punto de caer recuerda el mito de la muerte del cazador Orión, paredro de la Diosa Artemisa en la mitología de Grecia, que sufrió un accidente debido a un escorpión y terminó castrado antes de morir. Al respecto afirman los enciclopedistas de la Enciclopedia Espasa, Tomo 40 (1988, 476):
 
 “Los astrólogos alejandrinos decían que Orión, estando de caza con Artemisa…”… “y ésta lo castigó haciendo salir del suelo un escorpión que le mordió y le causó la muerte. 
 
Esta leyenda tiene estrecha relación con el hecho astronómico de que, cuando el Sol entra en Escorpión, va al ocaso la constelación de Orión.” Asimismo Ridpath y Tirion (1986, 190) aseguran:
 
 “En una leyenda el jactancioso Orión es picado por un escorpión que le produce la muerte, y ahora se sitúa en el firmamento de modo que desaparece en tanto emerge la constelación Scorpius.”

Consecuentemente el escorpión que surge del suelo es un animal mítico asociado al orto / surgimiento del mundo subterráneo de la constelación Escorpio (animada por la Diosa Artemisa) y su paredro, el cazador Orión que muere, es un humano asociado al ocaso / a la muerte de la constelación Orión (nombre que se dio a la constelación en Grecia y que conserva actualmente en occidente) y representaría la situación estelar que mostramos a continuación.

Las correspondencias entre el resto de motivos, las mostramos junto a dibujos. De manera que la pintura de Cogull reflejaría a las Bailarinas realizando una danza de lluvia en época de siembra, y la figura itifálica a punto de caerse junto con los animales, representaría el ritual del sacrificio de un varón (real o simbólico) y el de la muerte de bóvidos (que sabemos se ha llevado a cabo en numerosas regiones de todo el universo).

Del rito de la tauromaquia afirma Laviosa en (1955, 70):
 
 “Es muy probable que el culto al toro furioso tuviese relación con ritos de fecundidad primaverales y quizá en la muerte ritual del mismo toro, como ocurría en Egipto con el buey Apis. 
 
Si observamos las tauromaquias con carácter sagrado sobrevivieron durante mucho tiempo en la India, en Tesalia y en Creta, regiones destinadas a conservar durante largo tiempo cultos matriarcales agrarios; no hay ningún motivo para no creer que las corridas españolas hundan sus raíces en este arcaico sustrato de cultos mediterráneos.”

Tendría igual significación mítica la escena reflejada en glifos de Leirfall, Tröndelag del Norte, Noruega de figuras rodeando a figura itifálica.

Fuentes:
Religiones Agrícolas de Francisca Martín-Cano Abreu.

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