Pablo Gonzalez

Los bosques provocan las lluvias, y no a la inversa

Los resultados de un estudio realizado por investigadores del CIFOR refuerzan la llamada ‘Teoría de la bomba biótica’, que señala que los bosques desempeñan un papel determinante en las lluvias, al generar vientos atmosféricos que funcionan como una bomba, extendiendo la humedad de los continentes.

De confirmarse esta hipótesis, las consecuencias para la gestión forestal son obvias: urge reforestar y cuidar los bosques para que el planeta no se convierta en un desierto, afirman los científicos.

Los resultados de un nuevo estudio realizado por científicos del Center for International Forestry Research (Centro para la investigación forestal internacional o CIFOR ) refuerzan una controvertida teoría que señala que los bosques desempeñan un papel determinante en las lluvias, al generar vientos atmosféricos que funcionan como una bomba, extendiendo la humedad de los continentes.

Por el contrario, la pérdida significativa de bosques podría transformar regiones tropicales exuberantes en paisajes áridos.

"Esta teoría nos da una razón más para proteger y conservar la masa forestal", afirma Douglas Sheil, co-autor de un artículo publicado al respecto en la revista Atmospheric Chemistry and Physics e investigador del CIFOR en un comunicado de dicho Centro.

"Tradicionalmente, se ha sostenido que zonas como el Congo o el Amazonas tienen altos niveles de pluviosidad porque se encuentran en partes del mundo que experimentan altas precipitaciones. Pero nosotros proponemos lo contrario: que los bosques son los que provocan las lluvias y que si estos bosques no se encontraran en esas áreas, estas serían desiertos", continúa Sheil.

En 2006, los científicos Anastassia Makarieva y Victor Gorshkov publicaron por primera vez un documento en el que se señalaba que los bosques, al generar una presión atmosférica baja, mueven el aire húmedo tierra adentro, ayudando a generar lluvias.

Sheil y su colaborador Daniel Murdiyarso revisaron este concepto en 2009, en un artículo aparecido en la revista Bioscience.

El nuevo documento, en el que colaboran Makarieva, Gorshkov, Sheil y otros delinea aún con más detalle la hipótesis de la "bomba biótica", haciendo hincapié en la física subyacente a los procesos de evaporación y de condensación que generan diferencias en la presión atmosférica.

El modelo explica por qué el aire se eleva sobre zonas con una evaporación más intensiva, como los bosques. La baja presión resultante atrae aire húmedo adicional, dando lugar a una transferencia de vapor de agua que cae en forma de lluvia en las regiones con mayor evaporación.

Un modelo controvertido

Debido a que este modelo es contrario a los modelos climáticos existentes, los autores se han enfrentado a obstáculos a la hora de recibir apoyo de sus colegas o de encontrar un editor.

"Es difícil convencer a la gente de que una idea radical como esta, basada en principios físicos simples, pueda haber pasado desapercibida durante tanto tiempo", explica Sheil. "La gente está segura de que es incorrecta y no quiere perder el tiempo con ella."

Sin embargo, con su trabajo, los científicos pretenden “llevar la física al campo de la ciencia del clima”. Además, según ellos, “hasta ahora nadie ha podido refutar su teoría”.

Los editores de Atmospheric Chemistry and Physics decidieron publicar el documento con un comentario explicativo sobre su inusual naturaleza ‘controvertida’. La publicación ha generado un fuerte debate entre los especialistas. 
 
A pesar de todo, Sheil añade que si, poco a poco, “la teoría va ganando más apoyo científico, podría tener importantes implicaciones políticas”.

Reforestar para aumentar las lluvias

"Una vez que aceptemos la idea de que la masa forestal determina las precipitaciones, se necesitará crear una gran cantidad de políticas que reconozcan este valor", señala.

Esta teoría abriría grandes posibilidades para “la mejora del nivel de precipitaciones en regiones áridas, a través de la reforestación. Pero tendríamos que invertir mucho más esfuerzo en investigación para observar la magnitud potencial del impacto de este concepto".

Para Makarieva y Gorshkov, la lección de esta investigación para las políticas forestales está clara: "Cualquier responsable político debe reaccionar rápidamente ante este nuevo conocimiento… 
 
Ha de ser consciente de que gestiona uno de los corazones del planeta que bombea una sustancia completamente necesaria: el agua".

Y añaden: "En una maquinaria política forestal ideal, con políticos con una visión de futuro sobre el bienestar humano a largo plazo, el mensaje estaría muy claro: hay que luchar para detener por completo la deforestación. E iniciar cuanto antes la recuperación de lo que aún se pueda recuperar. "

La Teoría de la Bomba Biótica

(Fuente: Wikipedia)

La Teoría de la bomba biótica (BPT por sus siglas del inglés: Biotic Pump Theory), es una hipótesis que Anastassia Makarieva y Víctor Gorshkov, del Instituto de Física Nuclear de San Petersburgo, propusieron en 2006 y que argumenta que el mayor impulsor de los vientos es la capacidad de los bosques para condensar la humedad en lugar de la temperatura.

Se plantea como la consecuencia de una interacción particular de cuatro conocidas leyes físicas: la ley de Clausius-Clapeyron, la ley de los gases ideales, la ley de la gravitación y la de conservación de la energía.


A través de la transpiración, las plantas liberan vapor de agua a la atmósfera. A medida que el vapor se eleva, se encuentra con capas de aire frío y se condensa en gotas, formando nubes.

En el paso de gas a líquido disminuye el volumen de agua, dejando un vacío en el aire con la reducción de su presión. 
 
Esto provoca que el aire por debajo, donde la presión es elativamente alta, es aspirado, arrastrando con ella el aire más húmedo, del mar o de la superficie forestal real.

Una bomba que produce vapor, y que al final, genera la lluvia

La teoría de la bomba biótica surge dentro del concepto de regulación biótica del medio ambiente.
 
 Según esta idea, el entorno adecuado para la vida es mantenerse en este estado por los organismos vivos de la biota natural intacta (es decir, la totalidad de los organismos biológicos) de la Tierra.

La información necesaria para la regulación biótica está escrita en los programas genéticos de las especies biológicas de la biota de la Tierra. 
 
Para el funcionamiento estable de la bomba biótica del complejo ecosistema en su totalidad, es necesario que incluya a los árboles, hierbas y maleza, bacterias, hongos y todos los animales que interactúan entre sí.

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