Pablo Gonzalez

USA: El viraje de Obama


Por qué Irán ha dejado de ser el demonio y por qué la muerte de Chávez deja un hueco por el que si los presidentes sudamericanos no se ponen las pilas se colará el enemigo de nuestra unidad

"Los ataques a los blancos civiles de la Embajada de Israel y la AMIA, implicaban necesariamente una respuesta de los gobiernos de Carlos Menem y de Israel, lo que los constituye como una de las facciones involucradas, así como juegan un rol las relaciones carnales incipientes con G.H.W. Bush y los intereses de Washington".

Lo mando Lido con cálidas recomendaciones.

El cambio en la geopolítica de Estados Unidos en Oriente Medio y la era post-Chávez en América Latina Gustavo Herren / Argenpress

¿Porqué los Estados Unidos y sus socios no están continuando con la sucesión de furibundas ofensivas militares en Oriente Medio: Afganistán, Irak, Libia, Siria y el tan anunciado ataque a Irán? 
El giro en la estrategia de Obama en Oriente Medio en relación a China, afecta a Irán y tendrá consecuencias en el mediano y largo plazo en América Latina.

China y Rusia necesitan de Irán como condición necesaria para frenar la penetración de Estados Unidos sobre Eurasia y debilitar su expansionismo sobre el Cáucaso y Asia Central. Inversamente, ganar influencia sobre Irán es también un objetivo central para Washington.

Lograr negociar sus corredores energéticos y rutas terrestres es ahora tanto o más importante que tener acceso directo a sus hidrocarburos, y más aún si logra la autosuficiencia petrolera. 
De tener éxito, plantaría una cota a las proyecciones regionales de ambos, desestabilizando al menos los ductos de combustible de Rusia en el Cáucaso e impactando sobre la seguridad energética de China.

Desde hace un par de años la geopolítica de Obama en Oriente Medio está dando un giro significativo.

La lucha bipolar durante la Guerra Fría tenía carácter ideológico y por la hegemonía mundial de uno de los dos sistemas económicos excluyentes.

 Con el colapso de la URSS y la generalización del sistema económico capitalista, la ideología pasó a un segundo plano y el mercado cobró importancia global.

En unas dos décadas de lucha intercapitalista, Rusia pero especialmente China han escalado posiciones en la jerarquía internacional al punto tal que compiten con los Estados Unidos y las potencias europeas en carácter de grandes potencias mundiales.

Pero el ascenso de China tiene tal rapidez que se espera que en el orden de una década más supere la economía de Estados Unidos.

Un cambio de tono hacia China se pudo entrever en los discursos de Obama al Congreso en 2011 y 2012 (1), en que de un modelo de desarrollo ejemplar, China pasó al año siguiente a ser un competidor desleal que amenaza los mercados estadounidenses.

 En ese aspecto tampoco es menor en su segundo y último mandato presidencial (en que se jugará en cuestiones que no lo habría hecho en el primero), el cambio de titulares del Departamento de Estado, Defensa, y de la CIA con antecedentes que confrontan marcadamente con los salientes, y el conveniente desplazamiento de varios militares clave como Petraeus, Stravidis y otros.

Rusia se enfrenta con la influencia de Estados Unidos en el sudoeste asiático y oriente de Europa, y en Asia Central junto con China.

Esta, confronta en el Este de Asia, en el mar de China y en el Pacífico. La gran 'isla' del CONUS (2) tiene asegurada sus costas orientales por los atlantistas europeos de la OTAN, en cambio el flanco del Pacífico se halla más desprotegido al acecho de dos de los colosos de Eurasia.

Rusia el país con mayor territorio del mundo que no pudo ser dividido a pesar de los reiterados intentos, y el de mayor población mundial en rápido desarrollo económico, la República Popular China.

Washington ha revaluado la amenaza geoestratégica que representa la velocidad de crecimiento de China como gran potencia mundial.

El cambio estratégico de Obama consiste en aumentar el interés político y la presencia militar de los Estados Unidos sobre la región Asia-Pacífico, mientras disminuye sobre Oriente Medio, aunque cuenta con oposición dentro de su propias filas y en el Congreso, por lo pronto por grupos relacionados con Israel y el complejo militar-industrial.

Un tal despliegue le imposibilitaría sostener simultáneamente dos frentes de guerra de magnitud y larga duración, sea uno en el arco de inestabilidad energética de Oriente Medio que incluye a Irán y las latentes revueltas árabes, y otro en la zona marítima próxima a China continental y que incluye a Corea del Norte nuclear (una excelente excusa para justificar el aumento de la presencia militar). 
En esta región, el poder naval tomará importancia en el equilibrio de fuerzas entre Beijing y Washington .

Hasta hace poco, para Estados Unidos (sus aliados de la OTAN e Israel), abrir un frente de guerra contra el país persa aunque se transformase en otro enpantanamiento sin una victoria militar clara, resultaría en un beneficio en última instancia, ya que terminaría fortaleciendo su esfera de influencia regional estableciendo un franco trampolín hacia Eurasia. 
Pero las condiciones han cambiado.

La búsqueda por China y Rusia de alianzas estratégicas entre sí y con Irán, con una firme indisposición hacia un conflicto bélico en Oriente Medio, pero que llegado el caso podrían suministrar armas a Teherán contra los atlantistas. 
A principios de 2012, Dmitry Rogozin ex-embajador de Rusia en la OTAN, actualmente Primer Ministro del gobierno ruso en el área de defensa e industria espacial marcó la línea '...cualquier intento de intervención militar contra Irán sería una amenaza a la seguridad nacional de Rusia.'

El involucramiento con Irán de Rusia y China, el peso global considerado ya significativo de ésta última y la amenaza que representa la creciente colaboración entre ambas potencias marca un punto de inflexión en la política exterior estratégica estadounidense. Irán debe ser sacado del discurso de país terrorista en el 'eje del mal', que era la acción psicológica preparatoria para la guerra, conmutando a la consigna de la 'negociación'.

Hace poco se acaban de reunir funcionarios de Irán, con representantes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, China y Rusia en Almaty (Kazajistán) en una cuarta ronda del diálogo (en 2012, habían celebrado negociaciones en Estambul, Bagdad y Moscú). 
Las potencias ofrecieron a Teherán, entre otras cosas, una reducción de las sanciones a cambio de que suspenda el enriquecimiento de uranio al 20% en la planta de Fordow.

Por otro lado, así como en los '80 Washington se acercó a China para debilitar a la URSS e impedir la posible cristalización de un núcleo duro dominante en Eurasia, por una razón equivalente con la actual estrategia del softpower, Obama tratará de negociar esta vez con Rusia para debilitar a China.

En la misma sintonía, en Siria los rebeldes apoyados por Estados Unidos y sus socios de la península Arábiga están perdiendo empuje y su plan de cambio de régimen está fracasando. Rusia tiene en ese país la base militar de Tartus en operaciones.

Los intereses de Washington en Medio Oriente están en ese aspecto, por encima de la relación bilateral con Israel y su línea ideológicamente sionista pro-guerrera y opuesta a la negociación con Irán que predomina en su gobierno y opera en el de Estados Unidos. 
Jurando amistad eterna con Israel, hace pocos días Obama inició su gira por Oriente Medio visitando ese país (siguiendo luego por Palestina y Jordania), para tratar justamente tres temas centrales: Irán, Siria y el proceso de paz con los palestinos. 
En sus discursos presionó a Teherán al respaldar la seguridad de Israel y de la región, en que Washington está dispuesto a impedir el desarrollo de armamento nuclear por Irán preferentemente por medios diplomáticos, pero sin descartar otros. 
También condenó al gobierno sirio. 
Remarcó la paz y la negociación con Palestina y la necesidad de reconocer un Estado Palestino. Habló de la prosperidad con Israel, como centro de oportunidades incluyendo a empresarios palestinos.

El cambio en la geopolítica de Obama va mostrando sus efectos en Latinoamérica. 
El Memorandum de Entendimiento argentino-iraní sobre el caso de la mutual judía AMIA es entonces funcional a la nueva directiva de Washington y sus aliados con excepción de Israel, y tiende a suavizar la imagen internacional satánica con que la administración de G.W. Bush había dotado a Teherán. Argentina como miembro del G20 imbricado en el G6, es parte de los países que acompañan los grandes lineamientos de fondo del capitalismo global marcados por las grandes potencias, pero de Occidente.

Cuando ocurre un atentado terrorista, significa que existe un conflicto de algún tipo de intereses generalmente encubierto entre dos facciones. Una de ellas ataca un blanco civil vulnerable y específico, con el objetivo de influenciar al otro en la dinámica del conflicto. 
Los ataques a los blancos civiles de la Embajada de Israel y la AMIA, implicaban necesariamente una respuesta de los gobiernos de Carlos Menem y de Israel, lo que los constituye como una de las facciones involucradas, así como juegan un rol las relaciones carnales incipientes con G.H.W. Bush y los intereses de Washington en medio de las guerras en Oriente Medio.
 Por lo pronto, el gobierno argentino se dio por aludido como actor involucrado al desatar una cadena local de encubrimientos de funcionarios todavía sin aclarar.

Si la relación con Irán se orienta hacia la negociación acotando su desarrollo nuclear, su amenaza terrorista en América Latina pasará a un segundo plano, la desaparición de Hugo Chávez abre caminos al softpower para intentar debilitar a Venezuela como uno de los puntos de apoyo de Teherán en América del Sur.

Una de las reacciones latinoamericanas al saqueo del liberalismo del Norte occidental en los '90, fue el surgimiento del comandante Hugo Chávez.
 Un líder que creía en el poder del pueblo como forma de gobierno, movilizador de masas latinoamericanas que denunció y desenmascaró tan claramente la acción del imperialismo occidental como ningún otro tuvo el coraje de hacerlo.
 Se diferenció de los demás líderes regionales por su perfil natural de estadista con que logró proyección regional, como creador e implementador de ideas en política internacional y por tomar la iniciativa como motor principal para la integración latinoamericana y del Caribe.
 La Venezuela con Chávez evolucionaba hacia alguna clase de socialismo, aunque si se parte de un contexto capitalista pre-existente, que la masa del pueblo llegue a tomar conciencia de su propio poder para la autodeterminación en cuanto a la lucha de clases es un proceso complejo, que puede resultar sesgado por el culto a la personalidad de un líder único o también por las religiones. 
Aunque los lazos de religiosidad en los pueblos constituyen un factor social aglutinante que dificulta la penetración del individualismo liberal del Norte occidental, por eso en América Latina éste busca desarticular la religión.

La revolución bolivariana y el avance de América del Sur y el Caribe hacia un bloque regional con un grado de independencia del Norte, tuvo una primera fase de fuerte crecimiento durante la primera década del tercer milenio, con éxitos máximos como el fracaso del proyecto de Estados Unidos de Libre Comercio para las Américas (Mar del Plata, 2005) por obra de Chávez y los presidentes de los países del Mercosur. 
En esta fase inicial, de alta demanda mundial de materias primas agrícolas, energéticas y mineras producidas por Latinoamérica, el surgimiento de Brasil como potencia regional durante el gobierno de Lula da Silva, compitió en cierto grado con la unidad de Latinoamérica impulsada por Chávez y el petróleo venezolano. Hacia principio de la segunda década, estructurada ya ésta en buena parte en Institutos como CELAC, UNASUR, MERCOSUR, etc, entró en una fase de desaceleración y amesetamiento, con llamativas demoras en temas complejos pero cruciales como el Banco del Sur y la consolidación de una Fuerza Armada del Sur, común a los países de UNASUR diseñada para la defensa exterior.

El conocimiento de la cruel enfermedad de Chávez y su desenlace mortal en un sistema de gobierno completamente personalista y por tanto con alta vulnerabilidad, no puede haber dejado de ser esperado y entrar en los planes estratégicos imperiales. 
Mucho se habla de un probable magnicidio. 
Está demostrado desde la Guerra Fría, que se puede generar artificialmente un cáncer en un organismo humano introduciendo en su interior materiales radiactivos apropiados, sea por inhalación, ingestión o adsorción. 
Deben ser rápidamente metabolizados y eliminados como productos químicos, es decir con un corto 'tiempo biológico de vida media', y por otro lado un determinado 'tiempo medio de desintegración radiactiva'.
 Los isótopos radiactivos de distintos elemento químicos son captados por distintos tejidos y órganos. 
Por ejemplo el iodo radiactivo se fija principalmente en la glándula tiroides, el tecnecio en el aparato digestivo y en cambio el ytrio, en el hígado y los huesos. 
Aparte que estos radio-isótopos pueden ser quimicamente tóxicos, su peor peligro radica en las radiaciones nucleares ionizantes que producen dentro del organismo y que son las que pueden desencadenar un cáncer. 
Esto puede ser utilizado como un arma letal encubierta y de efecto tardío. 
Sin embargo, la clase de cáncer que presentaba Chávez parece no corresponder a aquellas que se desarrollan por radiaciones nucleares. 
Además, si la persona es contaminada con un radioisótopo es bastante sencillo detectarlo rápidamente.

Por otro lado, se difundieron al público versiones de médicos especialistas sobre que no es posible un contagio biológico del cáncer, en el sentido de que no puede ser inoculado como si se tratara de bacterias o virus patógenos. 
Pero el tema dista mucho de estar cerrado, unas palabras al respecto.
 En los hechos sea por razones mercantiles, de seguridad u otras, solo una parte del conocimiento científico es un bien público. Otra parte no menor que da poder político, económico, militar y ventajas sobre los demás no es accesible para la mayoría de los profesionales, científicos y menos aún para la población. 
En los países latinoamericanos menores, incluido Argentina, las políticas científicas están dirigidas a mantener al país actualizado y al día en las principales actividades científico-técnicas, pero siempre siguiendo detrás a remolque, de las grandes modas y líneas de investigación trazadas desde el Norte occidental. 
Por eso, sus profesionales y científicos muestran en el mundo un buen nivel de formación. 
Pero en las políticas en Ciencias duras poco se impulsa el nivel de creatividad, en el sentido de abrir nuevas líneas en las fronteras del conocimiento científico pero, por fuera de las grandes potencias del Norte. 
Así por ejemplo, las líneas de investigación en física nuclear, nanotecnología, biotecnología, microbiología u otros campos estarán invariablemente acotadas, sea al conocimiento en sí como un bien público, o a fines pacíficos, o de salud o mercantiles, lo cuál corresponde a todo país 'pacífico, no imperialista y responsable' pero eso sí, obediente del orden mundial de los países mayores.

Pero en éstos la realidad es otra. 

El conocimiento científico está abierto, la apuesta es por todo y la investigación científica se desarrolla también para la supervivencia nacional, la seguridad nacional, la defensa, la guerra y para mantener la superioridad tecnológica por encima de los países adversarios.

 Es conocido que existen virus que transforman material genético pudiendo inducir distintos tipos de cáncer, y que se pueden contagiar entre seres humanos.

En Maryland, por ejemplo, operan desde hace 70 años las instalaciones no abiertas al público de Fort Detrick, del Comando Médico del Ejército de los Estados Unidos, donde se desarrollan los programas de armas y guerra biológica, y funciona el Instituto Frederick (o Instituto Nacional del Cáncer).

En estos casos aplicar el rótulo descalificador de teorías conspirativas, descartando a priori casos posibles es sumamente sospechoso, teniendo en cuenta la masividad de los recursos económicos y humanos del mayor nivel, aplicados en estas actividades por las grandes potencias.

Se verá si el sucesor de Chávez logra retomar la iniciativa en la proyección regional, o solo continúa su lucha dentro del país según evolucione intrinsecamente la complejidad de su contexto económico, sumado a las desestabilizaciones extrínsecas que sobrevendrán.

El gobierno de Chávez logró conquistas sociales relevantes y una redistribución de la riqueza significativa para las masas con menores recursos, lo que se tradujo en el apoyo de una mayoría del pueblo.

Pero al mismo tiempo para articular el poder político con el popular tuvo que enfrentar al poder económico, pasando al Estado y a una nueva burguesía local, medios de producción de capitales privados locales y extranjeros, históricos explotadores del pueblo y saqueadores del país. 
El proceso generó también una componente importante de burocracia y corrupción en los nuevos sectores públicos y privados.

El gobierno central tiene un déficit público y una emisión monetaria no menor con caída de reservas, aunque la bonanza en la renta petrolera juega a favor en la balanza comercial como parte de la relación entre fuentes y sumideros de dólares estadounidenses (que como papel moneda de transacción y reserva internacional opera en los países menores como factor de dependencia del Norte occidental). 
La dinámica se manifestó en un proceso inflacionario, en cuanto los sectores privados buscan asegurar rentabilidad y reposición de insumos. 
Si bien el gobierno aumentó el consumo de la población, no alcanzó a transformar lo suficiente la matriz primaria del país manteniéndose una fuerza laboral predominantemente de servicios.

Los líderes de los países anti-imperialistas del ALBA que intentan una transformación desde el capitalismo hacia alguna clase de socialismo no alcanzaron a mostrar todavía la iniciativa y proyección regional de Chávez y la Venezuela petrolera, tampoco aquellos de los países que no pertenecen a la Alianza del Pacífico, y que sin salir del capitalismo pretenden lograr una suerte de mejor redistribución de la riqueza para el pueblo. 
Para las viejas burguesías locales y para Washington, la era post-Chávez presenta una excelente oportunidad para recuperar espacios.

Ya es posible observar el incremento en las actividades de sus centros de desestabilización (como las Organizaciones No Gubernamentales: USAID, NED, IAF, NDI, OTI, y otras), de sus medios masivos de desinformación y de la propaganda negra de sus servicios de Inteligencia, no solo en Venezuela sino en toda la región.

Por lo pronto la Alianza del Pacífico representa una cuña a la unión de Latinoamérica, potenciada desde Washington; las desestabilizaciones recurrentes en Bolivia, Ecuador y Venezuela y los golpes de Estado en Honduras y Paraguay fueron pruebas piloto del imperio para recuperar terreno cuya probabilidad de repetirse aumenta. 
Por otro lado, Brasil intensificará la presión para la consolidación de un bloque regional que lidere como potencia emergente integrante del BRICS. 
A su vez Washington deberá aproximarse con su softpower a Brasilia, entre otras razones para intentar fortalecer su influencia a través de éste y enfrentar la creciente amenaza de la penetración China en los mercados del Sur. 
El fin de Chávez y la desaparición de la escena de parte de los actores pioneros en la integración latinoamericana, ha dejado un espacio y representa una grave dificultad para su consolidación. 
Si los actuales líderes latinoamericanos que apoyan esta línea de Unión no retoman vigorosamente la iniciativa, ese espacio será rápidamente ocupado.

Notas:

1) 'The 2013 State of the Union Address', February 13, 2013; 'The 2012 State of the Union Address', January 25, 2012; White House.
2) CONUS (United States Continental Territory), Territorio continental de los Estados Unidos.

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