Dado que en su último informe, Benjamin Fulford relataba su encuentro con altos ejecutivos de medios de comunicación y la medicina estadounidenses, en la que éstos le explicaban porqué no cuentan la verdad (”su mundo se desmoronaría”) y, acto seguido, anunciaba que en septiembre, si no se lo impedían de más arriba, iban a filtrar la información, me parece pertinente explicar la historia del famoso oro asiático que sería la base para el nuevo sistema monetario.
El mismo oro que Estulín trata en “Conspiración Octopus”, conocido como “El oro de Yamashita”, y al cual he llegado gracias a Alfred Webre.
El oro de Yamashita
Esta historia está tan documentada que ha dado lugar a varios libros e, incluso, aparece en la wikipedia (eso sí, restándole credibilidad).
El oro de Yamashita
Esta historia está tan documentada que ha dado lugar a varios libros e, incluso, aparece en la wikipedia (eso sí, restándole credibilidad).
Todo procede del pillaje que el ejército japonés realiza en los años treinta a lo largo del sudeste asiático del oro que se había ido acumulando allí durante milenios, una operación dirigida por el hermano de Hirohito, Chichibu y cuyo nombre en clave fue “Lila dorada”.
Unos meses antes de terminada la guerra, el general Yamashita se encarga de enterrar el enorme tesoro (robado a 12 países asiáticos) en 175 búnkeres excavados y escondidos en las islas de Filipinas.
La información actual más verídica sobre el tema nos llega de dos fuentes fundamentalmente (recogidas en el libro de Sterling y Peggy Seagrave, “Golden Warriors”): Ben Valmores, criado filipino de un príncipe nipón encargado de sellar los búnkeres, y el buscador de tesoros filipino Rogelio Roxas, que interpuso un juicio contra el dictador filipino Ferdinand Marcos por uno de esos tesoros, ganándolo… después de morir en sospechosísimas circunstancias. (Esto viene en Wikipedia).
Al parecer, encontró un buda de una tonelada de oro y miles de lingotes.
El primero fue confrontado por los autores del libro citado, mostrándole fotografías de los príncipes japoneses de la época, reconociendo a todos al instante.
Dado que torturar a Yamashita hubiera sido “muy descarado”, los agentes USA Santy y Lansdale torturaron a su chófer, el mayor Kojima Kashii, confesando éste una docena de emplazamientos del citado tesoro en las montañas del norte de Manila.
Lo que encontraron fue tan alucinante que tanto el General MacArthur como el presidente Truman decidieron mantenerlo en secreto y, a idea del secretario de estado Stimson, decidieron que ese dinero sería la base para las operaciones de guerra sucia en adelante.
Es decir, Operación Gladio, Al Qaeda y demás terrorismos sionistas.
Doble contabilidad. Cuentas secretas. Testaferros.
Paraísos fiscales. Los nombres de los testaferros se van renovando entre la élite política.
De acuerdo al agente CIA Cline, el oro recuperado por los agentes Santy y Lansdale fue enviado a 172 cuentas secretas en 42 países.
La razón para mantenerlo en secreto es que, si los países asiáticos se enteraran, reclamarían ese oro, por un lado; y por otro, que con más oro en el mercado, su precio caería en picado.
Al parecer, en los años 60 el presidente Nixon le dio uno de esos fondos al Partido Liberal japonés a cambio de su apoyo en su propia campaña electoral.
Otra de las pruebas de la existencia de ese oro es la ingente fortuna del dictador filipino Ferdinand Marcos del siglo XX, difícilmente explicable.
En definitiva, y recogiendo informaciones publicadas por Fulford, Wilcock y Christopher Story (asunto “Leo Wanta”, publicado en El Jaque Mate), los países asiáticos estarían haciendo valer sus derechos sobre ese oro robado, en forma de pagarés, que está custodiado actualmente por testaferros como George Bush Sr o Hillary Clinton en cuentas opacas, y la detención de hace un par de años de dos japoneses cuando iban a cruzar al frontera de Suiza con Italia sería parte de este mismo asunto legal, que estaría implicando a los tribunales de medio mundo y de cuyo resultado dependerá la implantación de un nuevo sistema monetario basado en el oro, EN ESE ORO.
PD: En base a todo lo que llevo investigando estos años, creo que este no es el único tesoro escondido por el que se pelea actualmente: el de los templarios sería un oro distinto a éste, por ejemplo.
http://www.rafapal.com/?p=17059
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