
LÁZARO BARREDO MEDINA / Granma – En el 2005, la Editorial
Capitán San Luis, de La Habana, publicó el libro Welcome Home, donde un
grupo de autores relataron hechos sobre torturadores, asesinos y
terroristas de origen cubano que residen y actúan desde Estados Unidos.
Esta es una versión de uno de esos personajes: Ramón Saúl Sánchez Rizo.
De nuevo aparece en escena “Ramoncito” y su movimiento “Democracia”,
orquestando una nueva provocación contra Cuba.
Se ha pasado 40 años
poniendo bombas y realizando actos violentos con total impunidad.
Indudablemente a Ramón Saúl Sánchez Rizo le vino muy bien la
metamorfosis que la administración de Ronald Reagan obligó a asumir a la
contrarrevolución cubana en Estados Unidos durante la década de los 80,
cuando los terroristas y agentes de la Agencia Central de Inteligencia
fueron transformados en políticos locales del nuevo condado Miami-Dade.
Sánchez Rizo se regocija del vacilón que resulta ese invento de las
flotillas, una forma ideal de provocar un incidente y como dijo “a ver
si estos mamalones yanquis terminan por decidirse a acabar con Castro”,
mientras que para los cansados contribuyentes de la guerra contra el
comunismo, resulta una acción más potable en los nuevos tiempos a la
hora de que vinieran a “pasar el cepillo”.
“Ramoncito”, como lo llaman todos los viejos jefes de la mafia
terrorista de Miami, había sido el “delfín” de la guerra terrorista y
fue un niño consentido para los jefes de las principales organizaciones
anticastristas y hasta para la justicia norteamericana.
Nació en el municipio Colón, provincia de Matanzas, Cuba, en 1954, al
año siguiente de los sucesos del asalto al cuartel Moncada, y marchó a
Miami en 1967, donde es admitido “Bajo Palabra”. Miami entonces era un
hervidero de acciones contra la Revolución y “Ramoncito” encontró empleo
rápidamente en esa cruzada, aunque lo cierto es que desde que emigró a
Estados Unidos ha vivido de las operaciones contra Cuba.
En 1970 se enrola en sus dos primeras organizaciones de carácter
terrorista: el Frente de Liberación Nacional Cubano (FLCN) y Alpha 66,
que dirigió hasta su reciente muerte su asociado Andrés Nazario Sargén.
Y de inmediato comenzaron sus aventuras criminales. En su haber se
cuenta la organización de más de veinte ataques contra embarcaciones y
misiones diplomáticas cubanas. Su primera actividad terrorista fue su
activa participación en el propio 1970 en el hundimiento de los barcos
pesqueros Plataforma I y IV cerca de Las Bahamas, causándole heridas a
dos pescadores, así como la promoción de secuestros de personas en
Venezuela, México y Estados Unidos.
Por ese tiempo es arrestado por primera vez en un campamento de Alpha
66 en posesión de armamento de combate, pero recibió de un complaciente
juez solamente la condena de un año de detención a cumplir en libertad
bajo palabra.
En su delirio de grandeza, se las ingenia para convertirse en “líder”
de su primera organización terrorista, nombrada “Jóvenes de la
Estrella”.
Dentro de las acciones llevadas a cabo por los asesinos de
esta violenta formación están, por ejemplo, el atentado dinamitero
realizado en el aeropuerto internacional de Miami el 17 de octubre de
1975 o el acto bárbaro ejecutado en septiembre de 1978 cuando fueron
asesinados cuatro ciudadanos norteamericanos al ser volada en el aire
una avioneta en la que se dirigían a Cuba.
segundo de Orlando Bosch Ávila
“Ramoncito” aspiraba a un protagonismo mayor y es así que se integra
al CORU (Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas) donde
tiene estrechos contactos con su jefe, Orlando Bosch Ávila. En 1979, el
Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) identifica a
Ramón Saúl Sánchez Rizo como el segundo jefe al mando de este grupo.
El CORU realizó más de 90 ataques terroristas contra instalaciones
cubanas en varios países, incluso dentro de los propios Estados Unidos,
siendo la más connotada la monstruosa voladura del avión de Cubana de
Aviación sobre Barbados, donde murieron 73 personas.
A finales de la década de los 70, también Sánchez Rizo entrenaba a
varios elementos contrarrevolucionarios en un campamento en Nicaragua
con el objetivo de realizar acciones contra buques mercantes cubanos,
tiene participación en el asesinato del joven Carlos Muñiz Varela, en
Puerto Rico e integra el grupo que en el 79 organiza un atentado a la
Oficina de Intereses de Cuba en Washington y realiza otro intento de
asesinato contra el entonces embajador cubano en la ONU, Raúl Roa Kourí.
En los primeros meses del 80, “Ramoncito” quiere seguir “jugando al
duro” y funda y dirige el grupo terrorista Organización para la
Liberación de Cuba (OPLC), que sembrará el terror hasta 1984. Por esos
años también se afiliará como especialista en explosivos a la temible
organización Omega-7.
Varios informes desclasificados del FBI reseñan la peligrosidad de
este terrorista. Uno de ellos, por ejemplo, da cuenta que en diciembre
de 1980, horas después de la explosión de una bomba en el consulado
cubano de Montreal, detienen en la frontera entre Canadá y Estados
Unidos a los presuntos autores: Pedro Crispín Remón Hernández y Ramón
Saúl Sánchez Rizo.
Otro informe del FBI emitido el 25 de septiembre de 1982, que trata
sobre otro intento de atentado contra el embajador de Cuba en la ONU,
detonando una bomba en su auto, da cuenta: “Ramón Saúl Sánchez construyó
la bomba a control remoto con la ayuda de Arosena”.
Se refiere a
Eduardo Arosena: cabecilla de la organización Omega-7 que cobró
relevancia en la década del 70 y realizó actos terroristas de marcada
violencia en territorio norteamericano.
Considerado por el FBI como uno
de los terroristas enemigo público número uno del gobierno de Estados
Unidos. En el juicio ante la Corte Federal en Nueva York contra él,
reconoció haber sido, por instrucciones de la CIA, el que introdujo en
1980 en Cuba el dengue hemorrágico que costó la vida a 158 personas,
entre ellos 101 niños.
Omega-7 llegó a ser considerada por el FBI como “la organización
terrorista más peligrosa en Estados Unidos”. Fue responsable de varias
decenas de atentados dinamiteros contra misiones de varios países
acreditados ante la ONU en Nueva York, así como contra instalaciones
públicas de Estados Unidos, como por ejemplo la línea aérea
norteamericana TWA, el Madison Square Garden, el puerto de Nueva York y
la realización de numerosos asesinatos.
En 1984, “Ramoncito” es sancionado a una condena de cuatro años de
privación de libertad por negarse a comparecer ante un gran jurado
nor-teamericano en Nueva York que trataba de esclarecer las actividades
de Omega-7. Es excarcelado en 1986, dos años antes de expirar la
sanción.
No pocos expertos coinciden en señalar que la intensificación de
atentados dentro de los Estados Unidos a finales de los 70 y principios
de los 80, determinó que algunos de estos personajes de origen cubano
tan vinculados a la “guerra sucia” de la CIA fueran considerados como
una amenaza a la seguridad nacional. ya desde mediados de los 80 estaba
en marcha el propósito de los neoconservadores que habían llevado a
Ronald Reagan al poder, de garantizar una imagen renovada y potable para
la sociedad norteamericana de esa emigración cubana tan asociada al
terrorismo.
Cuando “Ramoncito” salió de la cárcel fue “congelado” por un tiempo.
Probó suerte como empleado, como comerciante y hasta como chofer de
remolque de grúas para autos.
Pero él no estaba para eso.
El desmoronamiento del campo socialista sirvió de acicate para
revitalizar la actividad contrarrevolucionaria contra Cuba en general,
reanudó la violencia y el terrorismo y modificó dentro de la propia
mafia la noción de la rearticulación con los grupos que hacia el
interior de la isla potencian otra forma de subversión contra el proceso
revolucionario.
“Ramoncito”, si bien volvió a intentar los viejos y trillados caminos
al incorporarse primero a su viejo grupúsculo, la Organización para la
Liberación de Cuba, trató después de resurgir como “líder” al constituir
otro conjunto denominado Comisión Nacional Cubana y termina bajo la
sombrilla del traidor Hubert Matos en Cuba Independiente y Democrática
(CID), organización a la que los norteamericanos le estaban dando
bastante dinero y allí condujo al rimbombante Grupo de Acciones Navales,
donde mantendría la estrategia de aglutinar en su seno a elementos
terroristas empeñados en actuar violentamente contra Cuba.
provocar tensiones entre Cuba y estados unidos
Su “gran oportunidad” de relanzarse ante la comunidad cubano
americana de Miami como “líder” la tuvo durante los disturbios
provocados por la firma de los acuerdos migratorios entre Cuba y Estados
Unidos el 1ro. de mayo de 1995.
Al día siguiente, 2 de mayo, es
detenido, pero de inmediato lo ponen en libertad a pesar de que el FBI
conoce que guarda un número considerable de armas.
Organiza la primera flotilla el 13 de julio de ese año, cuyo velado
interés es crear un conflicto con la constante violación de las aguas
territoriales y el espacio aéreo cubano.
Está demostrado que Sánchez
Rizo y José Basulto han sido dos enemigos jurados de esos acuerdos
migratorios y se han dedicado constantemente a sabotearlos.
Tanto el
Movimiento Democracia como Hermanos al Rescate han concentrado todos sus
esfuerzos en provocar tensiones entre los gobiernos de Estados Unidos y
Cuba, a promover acciones terroristas y constantes llamados a la
desobediencia de la comunidad cubana asentada en Miami.
En noviembre de 1995 fue detenido por interrumpir las actividades de
la Oficina de Intereses de Cuba en Washington. En esa ocasión fue
remitido por las autoridades norteamericanas para la realización de un
examen psicológico.
Estuvo dentro de los cabecillas de las actividades realizadas por la
mafia en Miami que estimuló el secuestro del niño cubano Elián González e
inventó cuanta patraña fue posible para, de manera ilegal y violando
toda norma internacional, mantener alejado al menor de su padre y de su
Patria.
Junto a otras organizaciones que conforman la extrema derecha
anticubana en Miami, planeó e incitó actos de desobediencia civil para
impedir el cumplimiento de la decisión del INS (Servicio de Inmigración)
de entregar al menor secuestrado a su padre.
En el mes de agosto del
2000, Sánchez Rizo fue citado ante un juez por reunión ilícita,
de-sacato y obstrucción de la vía, luego de los disturbios en las calles
de Miami de los fanáticos oponentes a la devolución del niño cubano.
Sin embargo, nada le sucedió al instigador.
Un mes antes, Ramón Saúl resultó detenido por la guardia costera
norteamericana por violar las doce millas y penetrar en aguas cubanas en
abierto desacato a una orden ejecutiva presidencial, pero de nuevo es
puesto en libertad inmediata, aunque esta vez le confiscaron la
embarcación.
Un año más tarde, en julio del 2001, es detenido nuevamente al
reiterar la violación del decreto presidencial de Estados Unidos. Pero
no fue hasta dos meses después, en septiembre, cuando las autoridades
norteamericanas presentaron en su contra una acción judicial por la
constante violación de las aguas cubanas.
Finalmente, a pesar de la presentación en su contra de varios cargos
por violar aguas jurisdiccionales cubanas, el 15 de mayo del 2002 un
jurado en Miami declaró inocente a Ramón Saúl Sánchez Rizo y lo
absolvió.
Después de estar varios meses sin trabajar y de vivir a costa de los
fondos del Movimiento Democracia, el suegro decide emplearlo, aunque sea
provisionalmente, en su tienda de zapatos ortopédicos y de moda “Alicia
Shoes”, sin mucha intensidad, porque Ramón Saúl tiene algunos problemas
en un brazo después de un accidente en una de sus aventuras.
El 23 de septiembre del 2003, Ramón Saúl Sánchez Rizo es citado por
encontrarse ilegal en Estados Unidos, al no tener otorgada ni ciudadanía
ni residencia permanente.
Según las nuevas leyes antiterroristas, las
normas migratorias prevén la expulsión de los extranjeros que han
cumplido penas de cárcel por un delito grave.
El arrogante personaje se puso nervioso después del 11 de septiembre y
decidió regularizar su situación con urgencia.
Ha vivido con notable
impunidad casi 40 años en Estados Unidos.
Pero el día que concurre ante
las autoridades migratorias sale a relucir su abultado expediente y como
escribió un colega, tuvo la mala sorpresa de oír a los agentes
federales anunciarle que estaba detenido.
De todas formas, conocedor de la “patente de corso” que tienen los
cubanos servidores a “la causa”, a “Ramoncito” eso no le preocupó mucho.
La retención fue breve, más bien lo ayudó publicitariamente.
Lo único
que hicieron fue cumplir una vez más la formalidad de citarlo para otra
comparecencia ante un juez, pero ya eso lo hicieron también tantas
veces, que lo único a lamentar era la pérdida de tiempo.
Efectivamente, unas semanas más tarde una corte judicial le reconoció el derecho de quedarse en Estados Unidos…
Nada puede pasar por encima de ese principio de tener siempre a mano a
los “exiliados” cubanos porque, como alguien de la alta política de la
extrema derecha en Washington reconoció una vez, ellos son “una efectiva
tuerca para favorecer la agresiva política exterior” contra Cuba