JEAN-GUY ALLARD / teleSUR – El Tribunal Penal Internacional,
fiel servidor de EE.UU., de las potencias europeas y de la OTAN a la
hora de perseguir a quien molestó sus intereses, padece de ceguera
crónica cuando Washington, mientras denuncia al terrorismo, hospeda en
su territorio connotados autores de crímenes contra la humanidad.
Hace unos días, el Gobierno de Estados Unidos expresó que se
comprometía a descongelar el trámite de extradición del ex presidente
boliviano Gonzalo “Goni” Sánchez de Lozada, solicitado hace más de tres
años por el Gobierno boliviano para ser sometido a proceso judicial por
actos de genocidio.
Con las conversaciones sobre el “acuerdo marco” que normaliza las relaciones con Bolivia, la potencia imperial consintió a renunciar a su mutismo criminal y eventualmente a “estudiar el caso”. Sin más.
El caso de Sánchez de Lozada es sólo uno de los numerosos casos de
protección otorgada por Washington a autores de actos de terrorismo de
Estado mientras publica una llamada “lista de patrocinadores del
terrorismo” que utiliza para difamar a quien se niega a arrodillarse
ante su poder hegemónico.
En Caracas, cajas y cajas de documentos conservados en los archivos
de la Fiscalía nacional demuestran la absoluta culpabilidad de Luis
Posada Carriles, como autor intelectual, con el fallecido Orlando Bosch,
de la destrucción en pleno vuelo de un avion cubano, en 1973, que
provocó la muerte de 76 personas.
Un crimen ocurrido mientras George Bush padre se encontraba de jefe
de la CIA, comparable al atentado aéreo de Lockerbie, ocurrido
mientras el mismo Bush era vicepresidente de Estados Unidos encargado de
seguridad nacional, y del cual se acusará a Libia…y a la CIA.
EE.UU. no sólo sigue negándose a enjuiciar por terrorismo o a
extraditar a Posada, a pesar de las repetidas solicitudes presentadas
por José Pertierra, el abogado que representa a Venezuela en el caso,
sino que sus funcionarios, encabezados por el activista de extrema
derecha Roger Noriega, le fabricó un caso judicial que llevó a su
virtual absolución de sus crímenes por un jurado tejano.
“Ex” agente de la CIA, Posada fue formado en la School of the
Americas (SOA), institución militar del Gobierno norteamericano dedicada
a enseñar técnicas que hicieron de este psicópata caracterizado un
terrorista en serie y un represor, torturador y asesino de élite.
Sus
crímenes están ahora documentados no sólo en Venezuela, sino también en
El Salvador, en Guatemala, en Honduras y en Panamá.
El vertedero de Miami
En toda América, la responsabilidad de Estados Unidos en actos
terroristas es proporcional a la actividad de sus servicios de
inteligencia.
La CIA mantiene desde décadas en Miami una verdadera base de
operación, un auténtico vertedero de sicarios desde que se gastó, en los
años 60, cientos de millones en operaciones de inteligencia y
terrorismo destinadas a provocar la destrucción de la Revolución cubana.
En esta ciudad enfermiza donde un enorme clan de matones, ex
mercenarios formados para matar, sueña de una hecatombe que reduciría en
polvo la isla de Cuba, ni se denuncia a los crímenes de estos herederos
de la dictadura cubana de Fulgencio Batista, sino que se rinde
homenaje. .
A esta tropa innumerable de veteranos cubanoamericanos, se ha
aglomerado en el curso de los años, un número indeterminado de
“refugiados políticos” procedentes de regímenes dictatoriales
latinoamericanos cuya paternidad, aunque patente, Washington se niega a
reconocer.
Las décadas no borran los crímenes. Son innumerables los casos de
asesinos de Estado que viven en territorio norteamericano, incluso con
la protección de la ley.
A título de ejemplo, sigue radicado Michael
Townley, ex-agente de la policía secreta de la dictadura de Augusto
Pinochet, y asesino confeso del ex canciller chileno Orlando Letellier,
quién dirigió la operación criminal ejecutada por cubanoamericanos luego
indultados por George Bush hijo.
Vive en Miami, Roberto Guillermo Bravo, militar argentino, quién se
encargó de rematar a 16 jovenes revolucionarios en lo que después se
llamó la Masacre de Trelew.
Los tribunales de la ciudad mafiosa siempre
encontraron la vuelta para proteger a este asesino de una eventual
extradición al país donde sus cómplices tuvieron que responder de sus
crímenes.
Miami santuario de conspiradores
Fue en Miami que se conformó el intento de golpe de Estado contra
el presidente ecuatoriano Rafael Correa, al margen de un foro donde se
exhibió en septiembre de 2010 el ex presidente golpista al lado del
prófugo cubano Carlos Alberto Montaner, con documentado pasado
terrorista, y del torturador Gustavo Lemus.
Siguen protegidos en Miami los conspiradores del asesinato del
fiscal venezolano Danilo Anderson, ejecutado con una bomba bajo su
vehículo según la técnica CIA privilegiada por el terrorismo
norteamericano. Ahí están no sólo los conspiradores golpistas Patricia
Poleo y Nelson Mezerhane que encabezaron la conspiración sino los ex
poli.
Mientras viola con frecuencia la soberanía de otros países bajo el
pretexto de “los derechos humanos” y se niega a someter a sus
ciudadanos a procesamiento ante el Tribunal Penal Internacional por
crímenes de guerra, Estados Unidos encubre a criminales – que buscaron
refugio o que invitó a radicarse en su territorio.cias que
confeccionaron el artefacto destructor.
En Miami están hospedados y protegidos por el Departamento de
Estado, golpistas tales como Joaquim Chaffardet -el ex represor de la
DISIP asesina- y el golpista Salvador Romani, que mantienen al lado de
Posada Carriles su disponibilidad para “operaciones” magnicidas contra
líderes progresistas.
El 11 de julio pasado, cuatro senadores demócratas estadounidenses
enviaron una carta a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en la que
solicitan al gobierno de Barack Obama, que ubique a uno de los asesinos
que buscaron refugio en EE.UU., en el caso de los seis jesuitas
ejecutados en El Salvador.
¿Cuántos ex represores salvadoreños o guatemaltecos, responsables
de las masacres genocidas que marcaron la historia de Centroamérica,
reciben protección en territorio estadounidense?
¿Cuando se interesará
el TPI en los “derechos humanos” violados por Estados Unidos en el
continente que considera su patio y que pretende dominar? ¿Cuando se
interesará el TPI en los asesinos en América Latina que Estados Unidos
preparó, orientó, financio, y encubrió?