Sí, sí, regio suegro del atlético Urdanga; divino monarca enviado por el Espíritu Santo a este bendito país para velar por la democracia, la felicidad, la salud y el bienestar de sus sufridos ciudadanos; rey sin par que crees provenir del testículo derecho del emperador Carlomagno cuando en realidad lo haces de la pérfida bocamanga del genocida Franco.
Sí, tú, último representante en España de
la banda de borrachos, puteros, idiotas, descerebrados, cabrones,
ninfómanas, vagos y maleantes que a lo largo de los siglos han
conformado la foránea estirpe real borbónica culpable del atraso, la
ignorancia, la degradación, la pobreza, el odio y la miseria
generalizada de centenares de generaciones de españoles; presunto
(estamos en un Estado de derecho aunque no lo parezca) malversador de
fondos públicos para pagar francachelas sexuales; corrupto máximo en un
país donde, desgraciadamente, la corrupción se mama desde la cuna;
impune muñidor de una descomunal fortuna personal que nadie en este
país sabe de donde ha salido; vil autogolpista castrense en aquél
recordado 23-F que organizaste in extremis para salvaguardar tu
detestable corona franquista; fratricida confeso (o presunto asesino)
en tu juventud; reo de un delito de alta traición a la nación española
al pactar en 1975 con el Departamento de Estado norteamericano,
ostentando interinamente la Jefatura del Estado español por enfermedad
del dictador Franco, la entrega vergonzante a Marruecos de la totalidad
de la antigua provincia española del Sahara Occidental (territorio
bajo administración española, según la ONU) en evitación egoísta de una
guerra con ese país que hubiera puesto en peligro tu tambaleante
corona; corresponsable, en consecuencia, del espantoso genocidio
posterior (más de tres mil víctimas) cometido por el rey alauí, Hassan
II, para dominar el inmenso territorio abandonado por España... tú que
mandas callar a voz en grito a jefes de Estado extranjeros.
¿Por
qué callas ahora? ¿Por qué no hablas, y cuanto antes, a los españoles?
Primero ¡faltaría más! de las andanzas presuntamente delictivas (los
jueces hablarán próximamente) de tu deportivo yerno, ese caradura
integral que se ha valido de su matrimonio (con el, seguramente,
también delictivo consenso de su gentil esposa) y de la impunidad casi
absoluta de que ha gozado hasta ahora la llamada familia real española,
para apropiarse de millones de euros del erario público. Con la gentil
colaboración de políticos y altos cargos de las derrochadoras y
detestables administraciones públicas de este país (central y
autonómicas).
Y en segundo lugar, supremo líder de la ya
amortizada monarquía franquista del 18 de julio, y ya va siendo hora,
háblanos de todas las irregularidades y presuntos delitos cometidos por
tu regia persona, algunos de los cuales acabo de señalar y que este
humilde mortal (o plebeyo, como quieras) ha denunciado repetidas veces
en los últimos años ante las Cortes Españolas, única institución que
puede entender de los mismos en base a la absoluta impunidad
constitucional de la que gozas gracias a tu amado generalísimo, el
tercer dictador más sanguinario de la historia europea después de
Hitler y Stalin.
Presuntos delitos de los que más tarde o más temprano
tendrás que responder ante el pueblo español y que, no te quepa la
menor duda, ocuparán algún día páginas y páginas en la triste historia
de este país de la modélica transición y gaitas parecidas.
Porque, amigo monarca, ya conoces los populares dichos: "A
todo cerdo le llega su San Martín" y "El tiempo coloca a cada uno en su
lugar". Y a ti, y a toda tu familia y parentela más o menos cercana de
enchufados, vagos y maleantes de toda laya, parece ser que está a
punto de llegaros esa suculenta y tradicional onomástica de ancestral
raíz gastronómica a la vez que el justiciero "devenir temporal de la
historia" os arrincona sádicamente contra vuestro propio latrocinio y
contra vuestra y escandalosa corrupción; decidido a bajaros a todos a
las negras profundidades del infierno político y social.
El
largo tiempo del vino (Vega Sicilia, naturalmente) y las rosas de
palacios y lujosas residencias veraniegas (más de siete lustros),
gastándoos a espuertas el escaso dinero de los amados y tontorrones
súbditos, toca a su fin. Y todos, absolutamente todos los componentes
de esa tu despreciable familia real, tendréis que comparecer algún día
ante la justicia; unos, como el atlético y descerebrado deportista de
elite que creyó que le había tocado la bonoloto cuando la infantita de
marras le eligió como dulce esposo de su particular cuento de hadas,
muy pronto, porque las pruebas son irrefutables y porque, aunque torpe y
lenta, la bella diosa ciega celtibérica de la balanza de oro, no podrá
esta vez mirar para otro lado y tendrá que castigar como se merece
tanto derroche, tanto latrocinio y tanta vagancia familiar e
institucional; otros, como las infantitas borbónicas casadas o
separadas temporalmente de sus parejas, que se dejan querer cobrando
espectaculares sueldos millonarios de grandes empresas españolas y
multinacionales y que, con tribunales o sin ellos, pronto tendrán que
renunciar a tanta bicoca; y tú, todavía rey franquista de todos los
españoles, aún protegido como estás por la larga mano del dictador y
por la nefasta herencia constitucional de unos cuantos pelotas de
intramuros del régimen (padres de la patria, qué risa) que parieron una
Carta Magna a tu medida haciéndote divino e inviolable... no te
confíes demasiado que el horno no está para bollos y muy pronto
pintarán bastos en las calles y avenidas de muchas ciudades españolas.
¡Deja
ya de hacerte el muerto! ¡Deja ya de emplear medios del Estado
(aviones militares y demás) para acudir a grandes premios de Fórmula I o
torneos internacionales de tenis a la par que eludes con total
desvergüenza las escasas y ridículas obligaciones de tu medieval
cargo...y habla!
Cuéntanos a los españoles si conocías o no las
presuntamente delictivas andanzas de tu todavía yerno, el Urdanga ése, y
por qué te hiciste el sueco si, como es de cajón, las conocías. Y,
también, nos pones al corriente de a cuanto asciende a día de hoy tu
amañada fortunita, de como se desarrollaron (sin entrar en detalles
morbosos, desde luego) tus pícaras alegrías amatorias con cargo a los
fondos reservados del Estado español, de como transcurrió el tortuoso
día (23-F del 81) en el que salvaste a todos los españoles... y de todas
las demás guarrerías personales y familiares cometidas en tu ya largo
reinado.
Así los españoles nos iremos enterando de todo ello sin tener
que acudir a Internet y los jueces y los diputados electos del Partido
Popular del hoy "muy asustado y mudo Rajoy" podrán ir tomando nota.
Para cuando haga falta, naturalmente...
Fdo: Amadeo Martínez Inglés