La líder estudiantil chilena habló sobre el recorrido del movimiento y
la lucha contra el sistema educativo neoliberal que impera en el país.
¿Cómo se inició el actual proceso de movilización estudiantil
que se está dando en Chile? ¿podrías hablarnos de cómo se ha ido
desarrollando?
Este es un proceso que tiene precedentes en otros años, a través de
luchas emprendidas por generaciones anteriores.
Ahora, en particular el
movimiento del 2011 se forja a partir de las discusiones entre los
estudiantes sobre el estado del sistema educacional, gatillado en un
primer momento por un problema que hubo con becas y beneficios.
A eso se suma el hecho que el gobierno intentaba imponer su agenda
sobre reforma educacional.
A partir de ese conflicto, las discusiones y
análisis empiezan a subir de nivel, pasando de un problema particular a
un nivel estructural, donde conforme se discute sobre la crisis de la
educación chilena también se van generando propuestas de solución, que
finalmente son las demandas que hoy hemos levantado y que la sociedad en
su conjunto ha hecho parte de ella.
Cuando el movimiento empieza a madurar, inevitablemente se empiezan a
tomar medidas de presión y movilización, nos articulamos con
organizaciones sociales, aumentan los paros, tomas, marchas y una serie
de manifestaciones creativas, alegres que nos permitieron llegar
directamente al resto de la sociedad.
Es en ese momento cuando este movimiento, inicialmente, estudiantil
da un salto cualitativo, transformándose en un movimiento social, donde
la ciudadanía en su mayoría se ha hecho parte.
Las convocatorias a
manifestaciones, junto a su intensidad, fueron paulatinamente
aumentando, lo que se relaciona directamente con que se construían
demandas más profundas, estructurales.
¿Cuáles son las luchas estudiantiles anteriores de las cuales
el actual proceso se nutre? ¿Qué aprendizajes se han acumulado a partir
de ellas, y cómo se manifiestan en el actual proceso?
El pueblo chileno, sus trabajadores, estudiantes, pobladores, tienen
una larga tradición de lucha social.
En lo que respecta a educación, se
pueden mencionar movimientos como el de la Reforma Universitaria
iniciada en 1967 y truncada por el golpe de estado de 1973, las
movilizaciones contra la Ley Marco para las universidades en 1997 y más
recientemente la Revolución Pingüina de 2006, entre otras.
En ese
sentido, hay un proceso de acumulación en cuanto problematizaciones
sobre educación y demandas para resolver la crisis que arrastra el
sistema educacional.
Por otro lado, un aprendizaje que hoy se ha hecho patente en este
movimiento tiene que ver con la alta desconfianza que tenemos hacia los
representantes políticos que durante 20 años no hicieron nada más que
profundizar el modelo neoliberal instaurado por la dictadura militar a
través de la política de los consensos.
El movimiento del 2006, conocido
como la Revolución Pingüina, fue víctima de esta política, donde la
Concertación y la Derecha pactaron modificaciones al modelo educacional
que solo apuntaban a perfeccionarlo, sin tocar los problemas
estructurales y desentendiéndose absolutamente de las demandas del
movimiento estudiantil de ese año.
Otro aprendizaje que se puede mencionar a partir de experiencias
anteriores es la comprensión de la necesidad de generar articulación con
organizaciones y actores sociales, trascender lo estudiantil e iniciar
un trabajo mancomunado con trabajadores de la educación (profesores,
asistentes) para posteriormente ampliar el rango hacia trabajadores en
general y ciudadanía en su conjunto.
¿Podrías caracterizar la composición del actual movimiento
estudiantil? ¿Cómo se está desarrollando la unidad en la lucha entre los
diferentes sectores políticos que componen el movimiento actualmente?
El actual movimiento, que trasciende a lo estudiantil, es un
movimiento amplio, donde participan distintas visiones políticas.
Dentro
de los estudiantes las visiones más bien responden a una matriz de
pensamiento crítico al modelo neoliberal, que es el que ha originado y
sustentado este modelo educacional y efectivamente conviven posiciones
diferentes, lo cual no ha sido obstáculo para generar acuerdos que nos
permitan asumir esta lucha de forma unitaria.
El gobierno ha intentado mostrar que estas diferencias son quiebres
dentro del movimiento, pero eso solo refleja una perspectiva anacrónica
de la política ya que nosotros, como movimiento, consideramos que
precisamente esa diversidad de opiniones es un motor que nos permiten
desarrollar debates y que en el fondo, enriquecen nuestras definiciones y
decisiones.
¿Cuáles son las demandas que actualmente elevan el movimiento
estudiantil chileno, y cómo ha sido el proceso de definición de las
mismas al interior del movimiento estudiantil?
El sistema educacional chileno ha arrastrado una profunda crisis que
hoy evidencia el fracaso del paradigma neoliberal impuesto en nuestra
sociedad por la dictadura. Básicamente, este paradigma se refleja en la
concepción de todos los derechos humanos básicos (educación, salud,
vivienda) como una mercancía, donde privados pueden obtener
ganancias/lucro dado que el Estado se ha desligado absolutamente de su
responsabilidad como ente regulador y garante.
En materia de educación, esto se traduce, en términos generales en
una progresiva privatización y mercantilización de este derecho. En
particular, se pueden identificar cuatro problemas relevantes dentro de
la educación Superior: aportes bajísimos del Estado hacia las
universidades estatales; altísimos niveles de endeudamiento de los
estudiantes y sus familias para costear sus estudios; elitización de la
composición social de los estudiantes universitarios y carencia de
espacios democráticos al interior de las instituciones de educación
terciaria.
En términos estructurales, hay 2 demandas: el fin al lucro existente
en la educación y la recuperación de la educación pública donde el
Estado sea responsable de esta.
En términos más concretos, esto se
traduce en un aumento de los aportes estatales que reciben las
universidades; el fin del endeudamiento de los estudiantes y sus
familias por el hecho de estudiar en educación superior; democratizar
las instituciones de educación superior donde hoy los estudiantes y
funcionarios no tenemos derecho a organizarnos gremialmente ni a
participar en los gobiernos universitarios; implementar mecanismos de
acceso que efectivamente permitan que estudiantes talentosos ingresen a
la educación superior (cuestión que hoy no sucede, el ingreso está
principalmente determinado por variables socioeconómicas); avanzar hacia
la gratuidad del sistema de educación superior, incorporar la
multiculturalidad en la educación en todos sus niveles, desmunicipalizar
sin privatizar la educación primaria y secundaria, entre otras.
Una de las características de este movimiento es, además de
su masividad y amplio apoyo social, que ha logrado unir en la lucha a
diferentes actores educativos y sociales, ¿cómo analizas este hecho?,
¿crees que es relevante a la hora de seguir articulando la lucha en el
futuro? ¿cómo crees que puede fortalecerse ese proceso de unidad desde
el movimiento estudiantil?
La articulación de los diferentes actores sociales ha sido
fundamental para que este movimiento sea lo que es en la medida que fue
una importante base para impulsar el movimiento y sobre todo, insertarlo
dentro de la sociedad y transformarlo en movimiento social.
En un primer momento, las demandas eran más bien de tipo estudiantil,
luego con la articulación de organizaciones sociales estas
evolucionaron e incluyeron demandas de múltiples sectores, traspasando
lo estudiantil y adquiriendo ribetes eminentemente relacionados al
cuestionamiento estructural del modelo.
Dicho en otras palabras, el incluir y articular diferentes actores
nos permitió tener una mirada mucho más amplia del problema del sistema
educacional y también, a la hora de elevar demandas en busca de
soluciones, pudimos ver el problema desde la perspectiva de los
universitarios, de los secundarios, de los profesores y en la medida que
maduraba el movimiento, enfrentándonos a las limitaciones de la
democracia que tenemos, desde la mirada del conjunto de la sociedad.
¿Crees que el actual ciclo de movilización, aunque finalmente
decaiga, puede tener continuidad en otros procesos amplios de lucha
social y popular contra el sistema capitalista, que el propio movimiento
estudiantil empieza a señalar como verdadero responsable de las
problemáticas educativas y sociales de las grandes mayorías? ¿qué papel
puede jugar el movimiento estudiantil en este proceso?
En estos meses se han develado una serie de profundas contradicciones
dentro del sistema político y económico chileno en la medida que hemos
cuestionado profundamente el mito de un Chile exitoso, con excelentes
indicadores macroeconómicos pero que en la cotidianeidad de los chilenos
no tenía correlato alguno, ese mito que nos hablaba de un crecimiento
económico sostenido, de la pobreza en retroceso, de la estabilidad de
las instituciones y del país “en vías de desarrollo”, ejemplo de
Latinoamérica.
Y es que no solamente se ha visto cuestionada la
educación, uno de los nudos centrales del modelo neoliberal, sino
también la democracia en la medida que ni el ejecutivo ni el parlamento
han sido capaces de entregar posibilidades de solución al conflicto
atendiendo las demandas de la sociedad.
Entonces, más allá del futuro del actual proceso, en Chile han
cambiado muchas cosas, la sociedad ha despertado y está dispuesta a
reclamar y luchar por los derechos que el modelo neoliberal desterró y
dentro de ese futuro, el movimiento estudiantil estará presente porque
el cuestionar el modelo neoliberal pasa también por cuestionar el modelo
educacional que deriva de él.
¿Qué opinas sobre la propuesta de plebiscito como salida al
actual conflicto? ¿qué la diferencia y la hace mejor de otras propuestas
también puestas hoy a debate, como la construcción de una vía popular
hacia la constituyente social? ¿crees que existe riesgo de que la salida
que finalmente se produzca suponga una relegitimación de la burguesía
en el poder?
La constitución es autoritaria, antidemocrática y no cuenta con
legitimidad alguna, los cambios necesarios son muchos, partiendo por
asegurar el derecho a la educación, reforzar el rol del estado,
modificar el sistema tributario, el sistema político y por último el
económico.
Esta es una posibilidad que hay que construir y el mismo proceso
generará las condiciones para que el pueblo adquiera las capacidades de
hacerse cargo de conquistar a través de él.
Todos los derechos que hoy día nos son negados.
La asamblea
constituyente debe llamarse desde un movimiento social que no va a
madurar de un momento a otro, pero que ya está surgiendo de manera
embrionaria al alero de la pelea por la educación.
Por otro lado, la propuesta de plebiscito también se enmarca dentro
de la necesidad de mayor democracia en nuestra sociedad.
Ha surgido
desde la ciudadanía y es la respuesta a la incapacidad del gobierno y de
las actuales instituciones democráticas de atender y canalizar las
demandas que hoy la sociedad en su conjunto levanta.
Si los gobiernos y el parlamento han sido incapaces de trabajar en
función de las necesidades de la gente durante 21 años, han sido
incapaces de elaborar políticas públicas atendiendo los intereses de
quienes dicen representar, es legítimo que la sociedad sienta que de
alguna forma tiene que tomar las decisiones efectivamente.
Y la propuesta de plebiscito es legítima en la medida que viene a
llenar este vacío dentro del limitado sistema democrático que tenemos.
Esto no es solo una idea, también se ha traducido en práctica, hace unas
semanas las organizaciones sociales autogestionamos un plebiscito
ciudadano, no vinculante, donde el nivel de participación sobrepasó
todas las expectativas, alrededor de un millón y medio de personas
votaron en todo el país y reafirmaron el amplio apoyo a nuestras
demandas.
Este hecho refleja la gran necesidad de la gente de ser escuchada, de
participar y tomar decisiones en materias de interés nacional y que sus
posiciones se traduzcan en políticas públicas.
El Estado está poniendo en marcha una estrategia de fuerte
represión al movimiento estudiantil y social, observada especialmente en
jornadas como la del 4 de agosto, o el asesinato de Manuel Gutierrez en
la segunda noche del paro nacional, ¿cómo se analiza esto desde el
movimiento estudiantil, y qué respuestas se han articulado al respecto?
En función del alto apoyo ciudadano que tiene este movimiento y sus
demandas y la incapacidad que han tenido los representantes políticos de
dar una solución al conflicto, durante el último tiempo el gobierno ha
desarrollado una estrategia que apunta principalmente a criminalizar el
movimiento, a desprestigiarlo asociándolo a la violencia y también
reprimir para amedrentar a los manifestantes.
Nosotros siempre hemos sostenido un movimiento propositivo, creativo,
alegre, masivo y creo que la gente entiende que acá lo que está pasando
es parte de la estrategia del gobierno y que hechos aislados de
violencia no responden a quienes son parte de este movimiento.
¿Cómo se están desarrollando los contactos con el gobierno?
¿A qué crees que se debe su forma de afrontar el conflicto, realizando
propuestas de salida al conflicto que desoyen las demandas
estudiantiles, combinadas con fuertes niveles de represión?
Lamentablemente, el actual gobierno de derecha no ha tenido la
voluntad política para responder a las demandas de la ciudadanía.
Se ha
mostrado intransigente ante sentidas peticiones y ha puesto su línea
ideológica por sobre la mayoría del país.
Y esto es grave, puesto que
han demostrado estar gobernando sólo para unos pocos, para quienes hoy
sacan provecho del actual sistema de educación y no quieren entender que
este se encuentra en una crisis imposible de resolver sino es cambiando
su estructura desde la base, lo que no se logra sólo con otorgar más
becas.
Por otro lado, la creciente manifestación social ha hecho que el
gobierno muestre una faceta que había querido evitar, que es la de la
represión.
Entonces la percepción general que queda del gobierno, luego de todas
aquellas actitudes, es que no ha estado a la altura de las
circunstancias, no sabe ni puede gobernar sin cometer errores
periódicamente, y la población ya no quiere más gobiernos así.
Todo esto responde a que hoy en día
están en juego importantes intereses ideológicos, políticos y
económicos y finalmente, el gobierno ha explicitado su posición al
servicio del empresariado y no de la ciudadanía.
Irene Montero / Tercera Información