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Ibrahim Zaza, el niño de Gaza que los periódicos ignoraron

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“Ibrahim tenía los dos brazos arrancados, un agujero en el pulmón, parte de sus piernas habían desaparecido y el hígado en muy mala situación…

Necesitamos que la gente nos apoye”. 

Estas fueron las palabras de un hombre exhausto mientras describía la situación de su hijo moribundo en una entrevista con The Real News, una fuente alternativa de información.

Ibrahim Zaza no era más que un niño de doce años. 

Él y su primo Mohamed, de 14, fueron alcanzados por un misil israelí en Gaza, un misil disparado desde un avión no tripulado cuando se encontraban jugando delante de su hogar.

La historia empezó el 18 de agosto. Al día siguiente, el Telegraph británico informaba: “Israel toma represalias tras un ataque de militantes en la frontera egipcia”. 

El encubrimiento de los recientes ataques israelíes contra la asediada Gaza le hace a uno preguntarse si acaso todos los periodistas utilizaron las explicaciones del ejército israelí cuando trasmitieron la historia. 

Se castiga a los palestinos por un ataque contra los israelíes que al parecer se produjo cerca de la frontera israelí con Egipto.

No existen pruebas que vinculen Gaza con el ataque y las autoridades egipcias están también ahora cuestionándose el relato israelí de los hechos.

“Al menos seis palestinos murieron en la primera oleada de bombardeos.

Israel dijo que pertenecían, incluido un líder, al grupo militante conocido como Comités Populares de la Resistencia, acusándoles de la responsabilidad de los ataques”, escribieron Phoebe Greenwood y Richard Spencer (The Telegraph, 19 de agosto).

Los Comités Populares de la Resistencia se habían desvinculado del ataque, al igual que Hamas y todas las facciones palestinas. 

Pero eso no fue suficiente para perdonar las vidas de los inocentes hombres y mujeres de Gaza que bastante tienen ya con soportar una situación de inenarrable dureza. 

Entre los muertos de esa oleada de ataques sobre “militantes” había dos niños, uno de tres años y otro de trece.

En los medios, las víctimas palestinas solo ocupan un lugar cuando alcanzan una cifra considerable. 

E incluso entonces, se les sitúa en un contexto que priva a esas víctimas de cualquier simpatía, o peor aún, se culpa a los militantes palestinos de responsabilidad indirecta (que empujan a Israel a echar mano de la violencia para defender su seguridad). 

De hecho, el término “seguridad palestina” es prácticamente inexistente, aunque miles de gazatíes hayan muerto asesinados solo en los tres últimos años.

Incluso la noticia de los niños palestinos asesinados en los ataques de agosto se dio a conocer de forma vaga y dudosa. 

Las redes de información restaron importancia al hecho de que la mayoría de las víctimas palestinas eran civiles. The Telegraph informaba así: “Hamas, que gobierna Gaza, declaró que también habían muerto dos niños en los ataques aéreos…

” Citar a Hamas y no a fuentes hospitalarias ni a grupos por los derechos humanos, no es algo que sorprenda cuando el periodista tiene su sede en Tel Aviv o Jerusalén.

Tampoco fue una sorpresa que el niño, Ibrahim Zaza, muriera. 

Su corazón era el único órgano que continuó funcionando durante casi treinta días tras el ataque con aviones no tripulados. 

Al padre, a quien se permitió acompañar a Ibrahim y Mohamed hasta un hospital israelí, se le impedía abandonar el hospital porque constituía una amenaza para la seguridad. 

Se quedó allí dando vueltas alrededor del frágil cuerpo de su hijo, esperando y rezando. 

Hizo un llamamiento a la gente para que apoyara a su familia, subrayando su falta de medios para comprar una silla de ruedas, que pensaba que Ibrahim iba a necesitar una vez que consiguiera despertarse de nuevo. 

Ya no hay necesidad alguna de una silla de ruedas. 

Y el implacable dolor de Mohamed continúa. 

Sus piernas han perdido toda la piel. 

La zona de su estómago está completamente expuesta. 

Sus gritos son estremecedores.

Parece que la muerte de Ibrahim obligó un poco, en algún caso, a la cobertura de los medios.

No hubo artículos en el New York Times, tampoco ninguna foto en la revista Time de la desconsolada madre y la devastada comunidad. 

La existencia de Ibrahim en este mundo ha sido breve.

Su muerte no supuso acontecimiento alguno fuera del pequeño círculo de quienes le amaban entrañablemente.

No habrá debates sobre la utilización de Israel de ataques aéreos que asesinan civiles ni ninguna reunión urgente en las Naciones Unidas para tratar las incesantes muertes causadas por los aviones no tripulados israelíes, que en sí mismos constituyen una industria muy rentable. 

Sus clientes no tienen dudas acerca de la eficacia, por ejemplo, de los Elbit Systems Hermes 900 UAV, sólo necesitan contemplar los videos de la Fuerza Aérea Israelí con los teledirigidos cerniéndose suavemente sobre Gaza. Según UAS News, “llegan a alcanzar una altitud superior a los 9.000 metros… y pueden rápida y fácilmente transformarse ajustándose a las necesidades del operador, sin tener que cambiar la infraestructura de funcionamiento en cada misión” (6 junio 2011).

Israel lleva años probando sus teledirigidos con los palestinos. En Gaza, esos buitres se pueden observar a simple vista. Cada vez que el planeador se acerca, la gente corre a protegerse. 

Pero fue necesario un informe de WikiLeaks para verificar que Israel utiliza los aviones no tripulados con propósito de matar. 

Según un documento recientemente filtrado, el fiscal general del ejército de Israel, el general de división Avichai Mandelblit, había informado, en febrero de 2010, al anterior embajador de EEUU en Israel, James Cunnigham, del uso de Israel de aviones armados no tripulados para matar a militantes sospechosos.

En el informe del video de The Real News, Lia Tarachansky habla con el teniente coronel Avital Leibowitz, un portavoz del ejército israelí, para intentar entender por qué Ibrahim y su primo se habían convertido en un blanco.

Lia Tarachansky: “Según los testigos, solo hubo un disparo de misil y cayó sobre dos niños, de 12 y 14 años de edad, que estaban sentados fuera de su casa”.

Avital Leibowitz: “La lógica es que cuando alguien está intentando lanzarte un cohete, entonces la lógica es que… mejor es darle a esa persona antes de que ella nos dé a nosotros”.

La única foto que he podido recuperar de Ibrahim Zaza le mostraba posando tímidamente para la cámara, con el pelo peinado hacia delante. 

El corazón se me rompe cuando pienso en él y en todas las demás víctimas de la “lógica” de Israel.

N. de la T.:

Véase video de vigilia organizada frente a la embajada de EEUU en Tel Aviv con pancartas donde se expresa: “Necesitamos esperanza, no apoyo militar” 


Ramzy Baroud (www.ramzybaroud.net) es un columnista que publica sus artículos en diversos medios internacionales. Es editor de PalestineChronicle.com. Su último libro es “My father Was a Freedom Fighter: Gaza’s Untold Story” (Pluto Press, Londres), disponible en Amazon.com.

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