Pablo Gonzalez

Nicaragua: Rogelio Picado


Un 7 de noviembre de 1976 , cae en combate en compañía de los Compañeros, Eduardo Contreras, y Silvio Reñasco

Ya con más de 70 años, doña Ana Julia Picado, hermana de Rogelio Picado, recuerda al héroe sandinista, como un hombre que se encargaba de llevar a las montañas de Matagalpa, Jinotega y Estelí, provisiones y documentos a los compañeros guerrilleros.

“Se mantenía en la guerrilla, estuvo en la montaña, después se pasaba a Managua a acarrear cosas para llevar a la montaña”, señala doña Ana Julia, que señala que su hermano se encargaba en todo momento de fortalecer la conciencia revolucionaria de la familia.

Tras la muerte de Rogelio, Ana Julia y su hermana Amparo Picado se trasladaron hacia Masaya, trabajaron muy de cerca con el Comandante Camilo Ortega Saavedra.

“Era un hombre sencillo, nada más que le gustaba andar en eso (en la lucha revolucionaria) me decía que si moría, iba a ser por la patria, así fue”, sostiene Ana Julia mientras la visitamos en su humilde vivienda de Matagalpa.

Alfabetización un logro de la Revolución 

“Él nos daba fortaleza, cuando lo mirábamos, él nos decía que no nos afligiéramos, que iba a luchar hasta que llegara el triunfo. Cierto él cayó, pero lo seguimos (su legado) aunque sea escondidita, pero bendito sea Dios que ganamos”, refrendó Amparo, que afirma que el sacrificio de Rogelio, no fue en vano, tres años después triunfó la Revolución Popular Sandinista.

Amparo señala que el primer fruto logrado por su hermano y que repercutió en su vida, fue que par de años después del triunfo, aprendió a leer y escribir.

“Nosotros no sabíamos leer, cuando triunfó el FSLN yo aprendí a leer, llegué a cuarto grado porque me enfermé, soy asmática, pero yo le brindó gracias a Dios y al Frente Sandinista”, señala Amparo, que a pesar de sus 68 años mantiene vivo los recuerdos y el legado de Rogelio.

Los muchachos y muchachas trabajan arduamente para superar los conflictos y fortalecer la unidad interna del FSLN. En esa tenaz tarea trabajaba Eduardo Contreras, Rogelio Picado y Silvio Reñazco, que ese 7 de noviembre en horas de la noche, regresaban de una reunión clandestina en el entonces llamado Open 3, hoy Ciudad Sandino. Los tres regresaban jubilosos porque la reunión había sido un éxito, se trabaja en diferentes planes para minar la fortaleza de la Guardia Nacional, el brazo militar de la dictadura.

Minutos después de concluida la reunión, Contreras, Reñazco y Picado iban rumbo a Managua a seguir otras reuniones con otros compañeros sandinistas, nunca llegaron, un fuerte grupo de guardias los esperaban en la entrada del Reparto Satélite de Asososca. Eduardo Contreras y sus acompañantes se enfrentaron a la escuadra somocista que tenía ventaja numérica, los tres jóvenes sandinistas caen luchando heroicamente.

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