A 20 años de su aniversario luctuoso, es necesario
plantear-replantear-recordar-vislumbrar la vida y obra de Gregorio
Selser, un acucioso investigador-historiador-periodista-divulgador de la
historia contemporánea de América Latina; un entrañable
formador-maestro-tejedor del anti-imperialismo como brújula de la
accidentada geografía-historia-gesta de nuestra patria grande; un
consecuente militante del periodismo de investigación-acción-denuncia;
un hombre afable-modesto-generoso para quienes nos acercábamos en
búsqueda de su siempre pertinente consejo.
Para
ello, aquí destacamos el compromiso político que permeó su obra, digno
de mención y de memoria; y, sobre todo, el rescate historiográfico
--como basamento de nuestra identidad latinoamericana-- que significó
para muchos de nosotros sus memorables trabajos, algunos de los cuales
se tornaron clásicos, como: Sandino, General de hombres libres (1955) y
El pequeño ejército loco (1958), obras bandera-símbolo-imaginario de
resistencias y revoluciones, pero, también, paradigma de una ciencia
social comprometida con su realidad social.
Recuerdo que las tareas
internacionalistas de la Nicaragua de la década de los ochenta tuvieron
lugar con el acompañamiento de estas lecturas obligadas, referentes
imprescindibles para comprender a ese pueblo de guerreros y poetas.
En
especial, Sandino, general de hombres libres, publicado originalmente en
1955, se reeditó cuatro años después, con mucha más documentación y con
prólogo del escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, pasaba de mano
en mano entre esa generación formada al calor de las revoluciones
cubana y nicaragüense.
En Apuntes sobre
Nicaragua” (1981) se recapitula todo el movimiento emancipador y
libertario de Sandino, la lucha contra la invasión norteamericana y su
enlace con las figuras de Zeledón, el papel de la iglesia, la dinastía
Somoza y sus tratados, sus alianzas internacionales con el Fondo
Monetario Iinternacional y con Israel; también se aborda la batalla por
el poder y las empresas transnacionales en Nicaragua, y sobre todo, la
resistencia del pueblo nicaragüense por medio de las armas y la poesía,
cerrando con el fin de la sangrienta dictadura.
A
lo largo de su vida, Selser impulsó, con todo el peso ético y la
seriedad investigativa-informativa que lo caracterizaron, lo que todo
investigador debe tomar en cuenta, y por ello, Selser es un ejemplo
claro y digno del balance-equilibrio-coherencia entre los datos, la
objetividad, la belleza, incluso literaria, de la narrativa-trama, y el
contenido-perspectiva de la razón de clase, de las determinaciones
estructurales de los personajes, de la comprensión inequívoca y sigilosa
de toda obra que pretenda dar cuenta --para las generaciones que nos
siguen-- de lo que los hechos históricos significan para una lucha de
liberación.
Gregorio Selser no solo fue un ejemplo
del cómo abordar los temas; también, fue toda una panacea del quehacer
histórico, literario y comunicativo, con su inmensa labor periodística.
La muestra probatoria radica en todo lo que de su pluma salió, y se
confirma con todos los intentos de los poderosos por callarlo y
detenerlo en su búsqueda infinita por encunar ideas y mostrar
cuidadosamente la verdad-realidad que le tocó vivir, que lo encausó a
comprometerse congruentemente con todo lo que escribió prolíferamente,
en la década de los sesenta, por ejemplo: El Guatemalazo (1961);
Diplomacia, garrote y dólares en América Latina (1962); El rapto de
Panamá: de cómo los Estados Unidos inventaron un país y se apropiaron de
un canal (1964); Alianza para el progreso, la mal nacida (1964); ¡Aquí,
Santo Domingo! La tercera guerra sucia (1966;) Espionaje en América: el
Pentágono y las técnicas sociológicas (1966); De Dulles a Raborn: la
CIA, métodos, logros y pifias del espionaje (1967), todas ellas, obras
de coyuntura-actualidad que dan cuenta principalmente de las agresiones
imperialistas, de sus métodos abiertos-encubiertos-diplomáticos, siendo
uno de los primeros intelectuales latinoamericanos en estudiar los
aparatos de inteligencia de nuestro enemigo histórico que se despliegan
con especial fuerza a partir de la fundación de la Agencia Central de
Inteligencia en 1947, cuando Estados Unidos inicia la llamada “guerra
fría”, recrudecida en Nuestra América con el triunfo de la revolución
cubana en 1959, y 20 años después, con el de la sandinista.
Selser
se convirtió en el cronista-historiador-sociólogo-periodista-maestro
--con los grados máximos que le dio la universidad de la vida--, a
partir también de una de sus grandes cualidades cómo investigador, antes
que el Internet existiera, el meticuloso registro, la clasificación de
su gran acervo bibliográfico, de sus archivos
periodísticos-documentales-representativos de toda la información que
circulaba y utilizaba para integrar sus textos sobre toda la situación
de América Latina y el Caribe, sobre las redes del dominio imperial,
sobre la propia metrópoli estadounidense.
Este archivo, ahora situado en
la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, se ha constituido en un
hecho sin precedentes desde cualquier punto de vista, pues, se
encuentra etiquetado y organizado de acuerdo a los distintos temas que
Selser devoró en cuerpo y alma.
El resultado de esa labor fue la
creación de uno de los centros de documentación más importantes de
Nuestra América, particularmente para el estudio de la historia de las
relaciones entre Estados Unidos y esta región en el siglo XX.
Hoy, está
ordenado en 150 archiveros de que contienen 3.700 carpetas con recortes
de prensa y 50 revisteros con publicaciones de Argentina, Cuba, América
Central, Estados Unidos, Puerto Rico y algunos países europeos.
Este
archivo también incluye ponencias universitarias, panfletos, discursos
de líderes políticos y conferencias académicas.
En
el archivo también están los datos biográficos de todos los tiranos
sudamericanos, centroamericanos y caribeños del siglo XX y de la mayoría
de personajes clave de la política exterior estadounidense, desde los
presidentes James Monroe, Theodore Roosevelt y Ronald Reagan, todos
ellos exponentes del destino manifiesto, del siglo XIX al XX, hasta
secretarios de Estado, cómo Henry Kissinger, del que publicó “Informe
Kissinger contra Centroamérica” (El Día, México, 1984), un documento
dirigido a quienes mandaban Estados Unidos para aconsejarles sobre los
medios que deben emplear en la coyuntura revolucionaria del istmo
centroamericano para contener y reprimir el proceso de cambio
protagonizado por los pueblos de la subregión, en nombre de los
intereses y la seguridad nacional de Estados Unidos.
Este
texto, por su contenido y por lo revelador de sus mensajes francos o
implícitos, lo hacen sumamente instructivo para los estudiosos de la
temática y los problemas de nuestro subcontinente.
El “Informe
Kissinger”, con sus notas y comentarios, destaca Selser: “nacieron del
conjunto de reuniones…y de las sugerencias y lecturas suscitadas por ese
intercambio y comunión de latinoamericanos.
Al dejar sentada nuestra
gratitud a esos estudiosos, a cuya generosidad y sapiencia deben
atribuirse los aciertos que pudiesen hallarse en esta edición,
corresponde señalar que las omisiones, fallas o errores son de exclusiva
responsabilidad de este autor.
Esta contribución no ha tenido en
momento alguno la intención de ser una respuesta a Kissinger, sino sólo
una herramienta de trabajo útil para quienes se propongan abordar la
temática de ese proyecto imperial revestido de prosopopeya y ropaje
académico.
En este sentido, es mucho más lo que resta por analizar,
descubrir y refutar desde nuestra óptica iberoamericana. Importaba
empero, sobre todo, proporcionar una traducción menos chapucera que la
que nos propinó la Universidad de Boston y, que no es poco, más
responsable y fiel al original.
Y más honesta” (Selser, “Informe
Kissinger contra Centroamérica”, El Día, 1984, p. 8.)
Selser
dentro de sus archivos también contaba con obras alusivas a la
actividad de los contras en Honduras y Costa Rica, información muy
importante para la conducción sandinista revolucionaria de la guerra
patriótica de defensa nacional, las operaciones terroristas de los
cubanos refugiados en Miami, la guerra de las Islas Malvinas y la venta
de armas israelíes a dictaduras latinoamericanas.
Antes
del golpe militar del 24 de marzo de 1976, el escritor publicó La CIA
en Bolivia (1970), Los cuatro viajes de Cristóbal Rockefeller (1971), De
la CECLA a la MECLA o la diplomacia panamericana de la zanahoria
(1972), Una empresa multinacional: la ITT en Estados Unidos y en Chile
(1974), Chile para recordar (1974), Los marines: intervenciones
norteamericanas en América Latina (1974) y De cómo Kissinger
desestabilizó a Chile (1975).
A partir de su
exilio mexicano, Selser publicó –entre otros títulos– La batalla de
Nicaragua (en colaboración con Ernesto Cardenal, Gabriel García Márquez y
Daniel Waksman, 1980), Bolivia, el cuartelazo de los cocadólares
(1982), Reagan: de El Salvador a las Malvinas (1982), Honduras,
república alquilada (1983), Nicaragua de Walker a Somoza (1984), Cinco
años de agresiones estadunidenses contra Centroamérica y el Caribe” -
1979-1984 (1984), Salvador Allende y Estados Unidos: la CIA y el golpe
militar de 1973 (1987) y Panamá: érase un país a un canal pegado (1989).
Selser
también redactó una monumental Cronología de las intervenciones
extranjeras en América Latina, en cuatro tomos, que comienza con la
independencia de Estados Unidos en julio de 1776 y concluye con la
invasión norteamericana a Panamá en diciembre de 1989.
Aquí encontramos
toda la historia del continente, desde Alaska hasta la Patagonia; se
trata de la descripción día a día de más de 200 años de luchas
emancipadoras, guerras civiles, conflictos fronterizos, tratados de
límites, convenios comerciales, acuerdos diplomáticos, golpes de Estado,
asesinatos políticos, rebeliones armadas, movimientos insurgentes,
negociaciones de paz, elecciones.
En más de dos mil páginas Selser
describe la actividad de presidentes, militares, embajadores, líderes
populares, agentes secretos, guerrilleros, héroes, mártires y traidores.
(Ver: http://www.jornada.unam.mx/2010/11/10/politica/018n1pol)
Una
de las facetas más notables de su proyección humanista, y la entrega
generosa de su persona a la colectividad, es su labor docente, parte
importante del profesional en la divulgación que fue Selser.
Aquí hay
que mencionar el papel de conciencia crítica que representó en el Centro
de Estudios Latinoamericanos de la UNAM; su presencia en numerosas
universidades europeas, empezando por la Complutense, y su cercanía con
los jóvenes estudiantes de todas latitudes, para quienes siempre tenía
tiempo.
Gregorio Selser fue un incansable creador de
opinión-información-divulgación en torno a las condiciones
estructurales sociales, políticas, económicas y culturales de toda
América Latina.
Se sitúa, sin duda, a lado de los intelectuales más
significativos que han dado razón y existencia al pensamiento crítico de
Nuestra América.
No escatimó ningún esfuerzo en plasmar de manera
objetiva sus reflexiones y su sentir en una cuestión trascendental para
la condición humana: la libertad de pensamiento y acción.
En una época
en que una buena parte de la academia y la intelectualidad se refugian
en el cientificismo, la acumulación de prestigios y la alineación al
orden establecido, el recuerdo de ese artesano de la palabra-unida-
inevitablemente-a-la-actividad-política-en-favor-de-los-desposeídos
cobra vida y vigencia, interpelando y alumbrando a la oscurana.
http://www.argenpress.info/2011/09/gregorio-selser-un-investigador.html