
***Carbyne, la compañía que presta servicios a los 911 de varias ciudades, fue financiada por Epstein y el exprimer ministro israelí, Ehud Barak.
La madeja de hilos rojos alrededor Jeffrey Espstein parece ser infinita, llena de posibilidades, como si uno pudiera observar por un breve tiempo el famoso Aleph de Jorge Luis Borges.
De una noticia a otra, Epstein puede ser un espía israelí, un agente que subcontrata “damas de compañía” de los servicios rusos, un financista que hizo gestiones en nombre de Bill Gates para crear un fondo filantrópico, luego negado por el dueño de Microsoft, un proxeneta relacionado con grandes banqueros como Leon Black, fundador de Apollo Global Managment, y James Stanley, exdirector operativo de JP Morgan, y hasta un promotor financiero de iniciativas “científicas” dirigidas a “mejorar la raza” y congelar el cuerpo de las personas para que puedan ser inmortales.
Epstein en si mismo parece ser un personaje de los libros de Elige Tu Propia Aventura (o tu propio Horror).
En esta marea de la información se pierden datos duros como sus vínculos con empresas de dudosa procedencia, como Carbyne, una compañía que presta servicios a los 911 de países como Estados Unidos, India, Ucrania, México y Colombia.
Epstein financió la inversión en Carbyne realizada por exprimer ministro israelí, Ehud Barak, un visitante habitual de la mansión de Upper East Side de Manhattan propiedad de Epstein, a través del fondo limitado Sum (EB).
Este fondo, propietario de las acciones de Barak en Carbyne, recibió un millón de dólares de Southern Trust, la firma registrada por Epstein en las Islas Virgenes donde era propietario de dos islas, y 500 mil dólares de Nicole Junkermann a través de Montilla Internacional, según una investigación de Calcalist.
La exmodelo Junkermann, en el momento de la “inversión", era considerada una aliada cercana de Epstein que colaboró con él en, al menos, una operación de chantaje sexual, de acuerdo a la periodista Whitney Webb, autora del libro Una Nación Bajo Chantaje.
Hay varios detalles que demuestran la compleja red de relaciones (y mamushkas) alrededor de Epstein y Carbyne; el verdadero Elige Tu Propia Conspiración.
Gracias a su inversión, Barak se convirtió en 2015 en presidente de Carbyne y lideró sus rondas de “financiamiento” hasta 2020 cuando, al parecer, sus vínculos con Epstein lo obligaron a renunciar y vender sus acciones.
Durante esos cinco años, Barak consiguió que se sumaran como “inversores” Founders Capital de Peter Thiel, dueño de Parlantir y primer financista de Donald Trump, y Columbus Nova Technology Partners (CNTP) del oligarca ruso Viktor Vekselberg, cercano a Vladimir Putin y su primo Andrew Intrater, según una investigación del medio israelí Narativ.
Vekselberg, durante los años de su inversión, fue investigado por el fiscal especial Robert Muller por haber contratado los servicios de la compañía Essential Consulting, utilizada por el exabogado de Trump, Michael Cohen, para pagarle a la actriz porno Stormy Daniels para que no hablase de su relación con el actual presidente estadounidense.
Muller trabajó bajo la tesis de que Vekselberg era el nexo de Trump con Vladimir Putin bajo el famoso caso de la trama “rusa”, desechado por las autoridades estadounidense.
Epstein financió la inversión en Carbyne realizada por exprimer ministro israelí, Ehud Barak
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Durante la presidencia de Barak, socio del oligarca ruso Intraner por unos años en la firma CIFC LLC, Carbyne tuvo en su consejo de administración a figuras como Nicole Junkermann y Pinchas Berkus, exdirector general del Ministerio de Defensa durante el gobierno de Barak y exjefe de la unidad 8.200 de las Fuerzas de Defensa de Israel dedicada al ciberespionaje.
También como asesores del directorio a personas como Michael Chertoff, exdirector Departamento de Seguridad Nacional durante la administración de George Bush y autor de la famosa Ley Patriota que liberalizó el espionaje contra estadounidenses post 11/09, y Trath Sthepens, director de Founds Capital de Peter Thiel.
En concreto, la compañía ofrece acceso sin precedentes a la cámara y al GPS de la persona que llama al 911, lo que le provee al operador telefónico una señal de video en vivo.
El sistema, además, cruza, de forma automático, la identidad de quien llama con una base de datos que permite rastrear si, por ejemplo, tiene antecedentes penales.
Todos estos datos son extraídos desde el teléfono celular desde donde se realizan los llamados de emergencia, lo que la da a la compañía un acceso importante a información sensible sobre eventos que pueden estar relacionados a la “seguridad nacional del país”, como ataques “terroristas”, sabotajes, tiroteos, magnicidios y secuestros, entre otros.
Lo que despierta algunas dudas sobre su operación en algunas ciudades latinoamericanas de México y Colombia, por ejemplo,
Carbyne, antes conocida como Reporty, pertenece al ecosistema de empresas que el escritor Antony Loewenstein, autor del libro El Laboratorio Palestino, llama la nación “stard up”, en alusión a las compañías de seguridad tecnologías israelíes que comercian armas y herramientas de ciberespionaje testeadas en los Territorios Palestinos Ocupados.
Uno de sus fundadores es Amir Elichai, un exoficial de los servicios especiales de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) cuya experiencia afirma que es “clasificada”. Elichai, sirvió en el grupo de inteligencia militar de élite de Israel, según una investigación de los periodistas israelíes Zev Shalev y Tracie McElroy.
Otra creadora de la compañía es Lital Leshem, quien también afirma en su perfil de Linkedin haber trabajado para la Inteligencia militar de las FDI.
Leshem, además, integró la firma de espionaje privado Black Cube, calificada como el Mossad de la inteligencia privada por la cantidad de exagentes de espionaje israelíes dentro de sus filas.
Según el propio Benjamín Netanyahu, la promoción de empresas de Stard Up tecnológico, como Carbyne, forma parte de un plan deliberado para que la inteligencia militar, la academia y la industria tecnológica “unan esfuerzos en un solo lugar”
Para la periodista Whitney Webb tanto Elichai, como Leshem, formaron parte de la estratégica Unidad 8200 de la inteligencia militar israelí, dedicada a la cyberguerra, el descifrado de códigos y la inteligencia de “señales”.
En un gran número, los antiguos oficiales de esta unidad se han reconvertido en empresarios tecnológicos, o altos ejecutivos de otras compañías, basados en la venta de servicios de software y herramientas cibernéticas.
“Los proyectos de desarrollo que antes se realizaban internamente en el ejército y las agencias de inteligencia israelíes ahora también se transfieren a contratistas externos que ya han trabajado para el Ministerio de Defensa israelí”, según el medio Calcalisteh.
Por esto, en el último tiempo, ha habido una auge de este sector tecnológico.
Según el propio Benjamín Netanyahu, la promoción de empresas de Stard Up tecnológico, como Carbyne, forma parte de un plan deliberado para que la inteligencia militar, la academia y la industria tecnológica “unan esfuerzos en un solo lugar”.
Por eso los exoficiales de unidades militares y de inteligencia “se fusionaron en varias empresas con socios locales y extranjeros".
La historia de Carbyne es un ejemplo de plan; dado que el exprimer ministro israelí Barak fue seducido para invertir por Pinchas Berkus, exjefe de la unidad 8.200, cuando la compañía era un embrión sin grandes contratos, según el diario israelí Haaretz.
Barak, desde este tiempo, se convirtió en cofundador, o accionista, de otras firmas de ciberespionaje como Parangon que presta servicios para acceder a la información de los celulares de las personas.
Su software ha sido usado para espiar activistas de derechos humanos y periodistas de Europa, según Amnistía Internacional.
El escándalo Epstein obligó a Carbyne a limpiar su imagen para desmarcarse de sus vínculos con el financista, y los servicios de inteligencia de Israel.
Por eso, en 2020, de su dirección salieron figuras como Barak, la exmodelo Junkermann y el propio Pinchas Berkus.
En varias declaraciones, los fundadores afirmaron, además, que desconocían el papel de Epstein en el financiamiento de la compra de acciones por parte del exprimer ministro israelí.
“Los fundadores y empleados de la empresa nunca han tenido contacto con los demás socios comerciales de Barak”, de acuerdo a uno de sus comunicado.
Sin embargo, después del escándalo, el exjefe de la CIA David Petraous se convirtió en inversor de la compañía y Kirstjen Nielsen, exsecretaría de Seguridad Nacional, en una de las asesoras de su consejo de Administración.
Lo que revela la profunda conexión de la compañía con el entramado de “seguridad” de Estados Unidos e Israel.
Como si fuera una paradoja, la inversión de Epstein, en su momento, formó parte de un intento de convertirse en financista de Stard Up digitales en Silicon Valley.
En una entrevista, unas semanas antes de su arresto, el exfinancista afirmó ser muy cercano a Elon Musk y lanzó una amenaza directa contra el mundillo empresarial tecnológico al decir que había visto “figuras prominentes de Silicon Valley consumir drogas y concertar relaciones sexuales”.
Como toda la trama Epstein es cuestión de elegir tu propia Conspiración.
https://www.diario-red.com/articulo/internacional/jeffrey-epstein-mexico-empresa-israeli-carbyne-cuando-escandalo-cruza-ciberespionaje/20250805120000052134.html