Ayer escribí que Twitter debería tener miedo de Facebook. Hoy es peor. A mí, como simple usuario de Facebook, me dan miedo los dos.
Cada
vez que introducen un cambio, la gente se enfada.
Yo nunca me he
enfadado porque siempre he dado por supuesto que todo lo que pongo en
Facebook es público.
Que el hecho de poner algo allí, un enlace, una
foto o un mini-artículo, es un acto público.
Sin embargo, esta vez
están haciendo algo que creo que es realmente espeluznante y semejante a
un virus. Ese tipo de conducta merece un nombre desagradable, como phising, spam o ciberacoso.
Lo que me dio la pista fue un artículo
aparecido en ReadWriteWeb, que dice que simplemente leer un artículo en
su página web puede originar una comunicación pública en Facebook.
Algo
parecido a «Bull Mancuso se limitó a leer un tutorial donde se
explicaba cómo matar a un miembro de otra familia del hampa». Bull no
hizo comentarios.
No hizo clic en el botón de «Me gusta». Simplemente
visitó una página web.
Y se generó un anuncio en su nombre para todo
aquel que lo sigue en Facebook.
No solo para sus amigos, porque ahora
tienen suscriptores que pueden ser auténticos desconocidos.
Ahora
bien, no soy ningún ingenuo de la tecnología. Ya comprendí que los
botones de «Me gusta» eran extensiones de Facebook. Seguro que estaban
siguiendo el rastro de todos los sitios que visitaba. Y si fuera a
sitios ilegales, informarían a los organismos oficiales competentes. El
Bill Mancuso del ejemplo de arriba tiene cosas más importantes de que
preocuparse que si su madre averigua que es un asesino a sueldo de la
mafia. (Los dos son personajes ficticios y en mi pequeña historia su
madre ya sabe que es un sicario.)
Es fácil que haya demandas judiciales, divorcios o, quizá, incluso detenciones, basándose en lo que Facebook hace público.
La
gente se burla de eso de que la intimidad se ha acabado, pero no creo
que se imagine que las revelaciones fueran tan automáticas.
Se dedican a
buscar información para informar sobre tu persona.
Eso es algo diferente de enseñar a la gente una fotografía que tú mismo has subido. Si fuera el gobierno quien hiciera eso, estaríamos acudiendo a la Cuarta Enmienda .
Además,
he reparado en que, de algún modo, había facilitado el acceso a mi
cuenta de Facebook a ReadWriteWeb. Resulta inquietante porque no
recuerdo haberlo hecho.
Y cuando fui a comprobar a qué otras
organizaciones les había facilitado acceso a mis coordenadas vitales, se
produjeron un montón de sorpresas.
Creo que hay bastantes
probabilidades de que al visitar un sitio web, ahora les esté dando
acceso a montones de información sobre mí.
Pero podría estar equivocado.
Y
como hasta Facebook es el propietario del navegador que utilizamos, hay
un modo muy sencillo de salirse, y yo mismo lo he hecho. Bórrate de Facebook .
Y si a Facebook le quedara una brizna de honor, dejaría inservible su cookie ,
ahora mismo, la de todos, y pondría como requisito volver a darse de
alta y ofrecer una opción preferencial para mantenerse registrado
siempre; haciendo una advertencia sobre el nuevo tipo de fisgoneo al que
se dedican.
Seguramente una advertencia no escrita directamente por
ellos, sino por Berkman, la Fundación Frontera Electrónica (EFF,
Electronic Frontier Foundation) o la Comisión Federal de Comercio (FTC,
Federal Trade Commission). (Sí, queridos republicanos , confío más en un burócrata que en un ejecutivo del sector tecnológico de Silicon Valley.)
Y
una cosa más. Facebook no tiene navegador, todavía; pero Google sí.
Quizá no se pueda uno borrar del sistema de identidades de Google y de
toda la recopilación de información que acumula si se es usuario de
Chrome.
P.S.- Este artículo contiene un enlace con Hacker News . Y hacer clic en él es seguro (hasta donde yo sé).