
Los candidatos de los partidos políticos norteamericanos aspirando a
conquistar el sillón presidencial de la Casa Blanca siempre fueron
sometidos en el pasado a la ruda prueba de los debates presidenciales
abiertos, en directo y ante las cámaras de la televisión, para el gran
regocijo e interés de los ciudadanos.
Pero esta esencia democrática de
cuestionar, interrogar a los pretendientes presidenciales ya no existe
más hoy en día.
Los grupos financieros y comerciales han tomado control
de estos debates impidiendo así toda pregunta incomoda o cuestionamiento
de los verdaderos problemas y desafíos fundamentales de la nación.
Nuestros colegas de la Universidad de California nos explican cómo han
llegado a tal extremo.
Obama vs McCain
Las candidaturas de Obama y de McCain negociaron un detallado
contrato secreto que estableció los términos de los debates durante la
campaña presidencial de 2008.
El acuerdo incluyó quiénes asistirían a
las discusiones, qué temas deberían tratarse y la estructura del formato
de cada debate.
Desde 1987, una empresa privada creada por y para los partidos Republicano y Demócrata, llamada Comisión de Debates Presidenciales
(CPD, su sigla en inglés), patrocina las discusiones de los candidatos
presidenciales y pone en práctica los contratos de estas controversias.
Para blindar de cualquier crítica a los candidatos de los dos principales partidos, el CPD no da a conocer públicamente el contenido del contrato.
En 1986, los comités nacionales republicano y demócrata ratificaron un acuerdo para «asumir el control de los debates presidenciales» de la Liga de Mujeres Votantes,
entidad no partidaria.
Quince meses más tarde, incorporaron a la
jefatura de la Comisión de Debates Presidenciales a Frank Fahrenkopf,
del Partido Republicano, y a Paul Kirk, del Partido Demócrata, quienes
todavía comparten la jefatura de la CPD y cada cuatro años ejecutan y
encubren los contratos elaborados en común por los candidatos de los
partidos republicano y demócrata.
Antes de la formación del CPD, la Liga de Mujeres Votantes
actuó como un patrocinador auténticamente independiente de los debates
entre 1976 y 1984, asegurando la inclusión de candidatos independientes
populares y prohibiendo a los dos grandes partidos efectuar campañas de
manipulación de los formatos de los debates.
En 1980, la Liga invitó al candidato independiente John B. Anderson a
que participara en un debate presidencial, pero el presidente Jimmy
Carter rechazó con firmeza su participación.
Cuatro años más tarde,
cuando las campañas de Ronald Reagan y de Walter Mondale vetaron 68
proposiciones de miembros del panel para eliminar preguntas difíciles,
la liga denunció públicamente a los candidatos por «abusar totalmente
del proceso».
La protesta pública que vino enseguida persuadió a los candidatos a aceptar a los miembros del panel de la Liga para el debate siguiente.
En 1988, cuando las campañas de George Bush [padre] y de Michael
Dukakis elaboraron el primer contrato secreto del debate –un «memorándum
de entendimiento» dictado por quienes iban a participar, sobre quién
haría las preguntas e incluso la altura de los podios– la Liga declinó
llevarlo a cabo.
En su lugar, la Liga difundió un comunicado de prensa señalando que «las exigencias de las dos organizaciones de campaña perpetrarían un fraude contra el votante estadounidense».
Los dos partidos principales, sin embargo, no quisieron más a un
patrocinador que limitara el control de sus candidatos.
Consecuentemente, crearon el CPD para ejecutar los debates y desde que
tomó el control en 1988, obtiene financiamiento mediante contribuciones
de grandes corporaciones.
Las transnacionales interesadas en verse
favorecidas por los reguladores que se elegirán para el Congreso donan
millones de dólares en contribuciones al CPD y las locaciones del debate
se convirtieron en carnavales corporativos, donde las compañías
patrocinadoras comercializan sus productos, servicios y agendas
políticas.
El gigante tabacalero PhillipMorris fue el principal patrocinador en
1992 y 1996.
El principal contribuyente, Anheuser-Busch Companies, Inc.,
patrocinó debates presidenciales en su ciudad sede de St. Louis en
1996, 2000, 2004 y 2008.
No es asombroso que el CPD haya podido
incrementar en millones de dólares las contribuciones corporativas.
Frank Fahrenkopf y Paul Kirk, co-presidentes y controladores del CPD, son lobbystas registrados de [dichas] corporaciones transnacionales.
Kirk recogió 120.000 dólares para hacer lobby en favor de Hoechst
Marion Roussel, compañía farmacéutica alemana.
Fahrenkopf gana
aproximadamente 900.000 dólares anuales como principal cabildero de la
industria del juego, que mueve 54 mil millones de dólares en EEUU.
Como presidente de la Asociación Estadounidense del Juego, dirige enormes contribuciones financieras a los candidatos importantes del Partido Republicano y satura los medios de información con testimonios de «expertos» que exaltan las «muchas ventajas» del juego.
«No vamos a disculparnos por intentar influir elecciones políticas», dijo Fahrenkopf.
«Éstos son los individuos que deciden quién conseguirá participar en
los foros políticos más importantes de Estados Unidos de América»,
señaló el periodista George Farah en «Open Debates». Añadió:
«Las
prácticas de cabildeo de Kirk y Fahrenkopf demuestran su buena voluntad
para proteger intereses corporativos a expensas de los intereses de los
votantes.
Esto no resulta sorprendente desde que las dos sillas de la
co-presidencia CPD están dispuestas a proteger intereses importantes de
los dos partidos a expensas de los intereses de los votantes».
La estructura actual permite que las corporaciones donen dinero a los
partidos Demócrata y Republicano, que esencialmente apoyan su duopolio
sobre el proceso político y excluyen las voces de terceros que puedan
resultar hostiles para el poder corporativo.
Históricamente, los terceros candidatos han desempeñado papeles
críticos en nuestra democracia por introducir al conocimiento popular
los grandes problemas que eventualmente fueron cooptados por los dos
grandes partidos, como la abolición de la esclavitud, derecho a voto de
las mujeres, seguridad social, leyes de trabajo infantil, escuelas
públicas, elección directa de senadores, vacaciones pagadas,
compensación por desempleo y formación de sindicatos.
Con la exclusión
del discurso de los terceros candidatos, estos no pueden romper el
silencio de los dos partidos en problemas donde hay desacuerdo de los
partidos principales con la mayoría de los ciudadanos estadounidenses.
Respecto a los últimos debates, Farah cuestionó que «en un país donde
las corporaciones constituyen la fuerza política y económica dominante,
¿por qué los debates se hicieron sin mencionar la palabra
«corporación»?
¿Por qué no hay preguntas sobre reformar el financiamiento de las campañas? ¿O del crímen corporativo? ¿Devastación ambiental? ¿Pobreza infantil y falta de viviendas?
¿Libre mercado y globalización? ¿Concentración de la propiedad de los medios? ¿Gasto militar? ¿Inmigración? ¿Libertades civiles y derecho a la privacidad?»
Durante los últimos 20 años en que el CPD patrocina los debates
presidenciales en donde se han excluido las preguntas desafiantes, los
moderadores enérgicos y pertinentes, el seguimiento de las preguntas,
las interrogaciones de candidato a candidato y las refutaciones.
Típicamente, los formatos del CPD impiden un examen profundo de asuntos críticos y permiten que los candidatos [y futuros presidentes] reciten una serie de eslóganes memorizados.
El legendario periodista y conductor de noticiarios Walter Cronkite
-recientemente fallecido- dijo que los debates presidenciales
patrocinados por el CPD son un «fraude injusto».
Fuentes:
Red Voltaire / Project Censored
Sonoma State University, California.
Sonoma State University, California.
Open Debates, 18 de septiembre de 2008, “Pro-democratic Groups Call on Debate.
Commission to Make Secret Contract Public”, por George Farah; y Democracy Now! 2 de octubre de 2008.
“No Debate: How the Republican and Democratic.
Parties Secretly Control the Presidential Debates” (entrevista a George Farah).
Estudiantes investigadores: Erin Galbraith, Natalie Dale y Kerry Headley
Evaluador académico: Mickey Huff, Sonoma State University.
Commission to Make Secret Contract Public”, por George Farah; y Democracy Now! 2 de octubre de 2008.
“No Debate: How the Republican and Democratic.
Parties Secretly Control the Presidential Debates” (entrevista a George Farah).
Estudiantes investigadores: Erin Galbraith, Natalie Dale y Kerry Headley
Evaluador académico: Mickey Huff, Sonoma State University.