Estados Unidos ha endurecido su política migratoria en contra de los indocumentados, la mayoría de nacionalidad mexicana.
La
administración de Barack Obama busca no sólo a los que recientemente
cruzaron la frontera sino a quienes residen en ese país desde hace
muchos años y han construido ahí lazos familiares, educativos y
laborales.
Información pública de ambas naciones pone en evidencia esta
situación que ha encendido las alertas del gobierno mexicano, ante lo
que percibe como una estrategia aceptada por demócratas y republicanos
para tratar de convencer a la opinión pública que están combatiendo la
migración irregular y, en consecuencia, sacando a los criminales.
Esa situación ocurre en momentos en que se complican las perspectivas
económicas en aquel país y las agencias calificadoras ponen en duda la
capacidad del gobierno estadunidense para pagar su deuda; de igual
forma, en la víspera de un año electoral.
En esa ruta, señalan funcionarios mexicanos, los operativos se
realizan sin miramientos y sin la posibilidad de que los indocumentados
que han trabajado en Estados Unidos –y pagado impuestos– incluso por más
de dos décadas, tengan una oportunidad de regularización, a fin de no
ser separados de sus hijos, muchos de ellos nacidos en ese país.
En 2006, poco más de 16 mil mexicanos expulsados indicaron que fueron
detenidos en sus trabajos u hogares y, en 2010, este indicador llegó a
35 mil 779, según información del gobierno mexicano, sistematizada con
base en una encuesta sobre migración en la frontera norte.
Relacionado con este mismo indicador, se revela que en 2008 se
reportaron 14 mil 354 mexicanos deportados en esas condiciones, pero en
2009, primer año del gobierno de Obama, esa cifra llegó a 20 mil 229.
De igual forma, relacionado con las consecuencias de estas abruptas
expulsiones, en 2004, 18 mil 714 mexicanos afirmaron que fueron
detenidos en Estados Unidos en compañía de sus familiares, pero fueron
devueltos a México sin ellos; en esta misma circunstancia se reporta el
siguiente desarrollo anual: 40 mil 23 (en 2005), 38 mil 597 (2006), 46
mil 397 (2007), 54 mil 93 (2008), 55 mil 787 (2009) y 52 mil 835 (2010).
A nivel general, las estadísticas de México y Estados Unidos muestran
que si bien las detenciones reportadas por la Patrulla Fronteriza han
caído significativamente, al pasar de 1.6 millones en 2000 a 404 mil en
2010, los operativos a cargo de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE
por sus siglas en inglés) reportan cada vez un mayor número de
deportaciones, con avances de 160 por ciento en la década pasada y de 39
por ciento en el bienio 2009-2010.
Por ejemplo, en 2000 estos operativos arrojaron 151 mil 267
deportaciones de mexicanos y, con una tendencia estable, en 2004 la
cifra llegó a 175 mil 865.
Un año después, en 2005, el nivel bajó ligeramente, al ubicarse en
169 mil 31, pero desde entonces la tendencia es alcista e imparable.
En 2006, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos
informó acerca de la deportación de 186 mil 726; un año después, ya eran
208 mil 996, y para 2008 el registro ascendió a 246 mil 851.
El año siguiente, cuando Obama llegó a la Presidencia, el indicador
en referencia se ubicó en 282 mil 666 y al cierre de 2010 alcanzó una
cifra récord: 393 mil casos, de los cuales 72 por ciento son mexicanos,
esto es, 283 mil.
Un reporte reciente de la ICE detalla la tendencia al alza de estos
episodios que refieren un nivel sin precedente en el gobierno actual.
En 2011, de acuerdo con las más recientes cifras disponibles y un
análisis de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos
Religiosos de la Secretaría de Gobernación, se informa que el
reforzamiento interior ha pasado de actividades informales a amplios
programas de cooperación intergubernamental para identificar y deportar
extranjeros.
En la comisión binacional de alto nivel para analizar los aspectos
migratorios, los funcionarios mexicanos –de las secretarías de
Gobernación y de Relaciones Exteriores– han manifestado su preocupación
por la forma en que se ejecutan estos operativos, bajo el argumento de
remover a un mayor número de criminales extranjeros.
El gobierno mexicano advierte que va en aumento el número de
mexicanos deportados que no son criminales.
El Departamento de Seguridad
Interna clasifica como criminales a aquellas personas que tienen
antecedentes registrados ante la autoridad, aunque se trate de faltas
administrativas, como pasarse un alto o manejar en estado de ebriedad.
En el apartado Deportación de mexicanos por antecedentes penales
2000-2009 se precisa que en 2006, de 186 mil 726 deportados, 61 por
ciento fueron no criminales y para 2009 el porcentaje de esa referencia
subió a 66 por ciento.
Los funcionarios mexicanos consultados por La Jornada explicaron que
la alerta no está sólo en el programa ordinario de repatriación ordenada
y segura, sino en este endurecimiento de la política inmigratoria en
Estados Unidos.
Estos operativos, añaden, responden no sólo a la proliferación de
legislaciones antinmigrantes, como la SB1070 de Arizona, sino a acciones
y programas de colaboración orquestados por la administración federal
mediante el ICE, con estados, condados y gobiernos locales.
Son cuatro los programas en Estados Unidos que integran el reforzamiento interior.
Estos son: Acuerdos 287, que autoriza a policías locales y estatales a
actuar como agentes migratorios a partir de un memorando de
colaboración con el gobierno federal.
El Programa de Extranjeros
Criminales identifica a sujetos susceptibles a deportaciones en cárceles
del país.
Escudo Comunitario, dirigido a miembros de pandillas y
afiliados, y el Programa de Operaciones para Fugitivos, cuyo objetivo
son individuos con órdenes de deportación sobresalientes o inminentes y
que la ICE identifica como sujetos de deportación por medio de huellas
digitales.
Con la participación de México se ha articulado la operación mediante
el Programa de Repatriación Humana, formulado en diciembre de 2007,
para brindar asistencia a los mexicanos para el traslado a sus lugares
de origen.
Este programa benefició a 267 mil 317 mexicanos en 2010 y, de
enero a junio de 2011, fueron 150 mil 217.
El punto con mayor número de connacionales devueltos es Tijuana,
seguido de Nogales, Mexicali, Nuevo Laredo, Matamoros y Reynosa.
También está el Programa de
Repatriación Voluntaria al Interior, de naturaleza humanitaria y
voluntaria; aplica en verano para salvar a migrantes en el corredor
Sonora-Arizona que aceptan regresar vía aérea a la ciudad de México o
con apoyo terrestre a otras regiones.
De junio a septiembre de 2010 hubo
219 vuelos de Tucson a la ciudad de México, con lo que se brindó
asistencia a 23 mil 383 mexicanos.
La operación de este año empezó el 11
de julio y concluye el 23 de septiembre.
Fabiola Martínez / La Jornada