Dicen que el capitalismo convierte en mercancía todo lo que toca pero a veces puede ser peor, lo convierte en veneno…
David Nichols estudia los efectos de ciertas drogas psicodélicas en los cerebros de las ratas, pero ahora le preocupa la forma en que algunos seres humanos han usado su trabajo para producir drogas que se venden en las calles y que a veces causan muertes por sobredosis.
Nichols, presidente del departamento de farmacología de la Universidad Purdue, produce químicos bastante similares al éxtasis y al LSD, con el fin de explicar cómo funcionan algunas partes del cerebro. Luego publica los resultados para otros científicos, con la esperanza de que su trabajo lleve algún día a tratamientos para la depresión o el mal de Parkinson.
Sin embargo, los resultados de su trabajo no se han quedado sólo en los círculos científicos. Laboratorios del mercado negro los han explotado para fabricar drogas baratas y apenas legales.
“Uno trata de trabajar por algo bueno y termina siendo subvertido de cierta manera”, dijo Nichols. “Trato de no pensar en eso”.
El científico de 66 años decidió plantear su problema en Nature, una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, en un ensayo en que describe un dilema ético que los investigadores pocas veces revelan. La revista publicó su ensayo el miércoles en su sitio web.
“No puedes controlar lo que la gente hace con lo que tú publicas, pero sí, me afectó personalmente”, dijo Nichols en una entrevista telefónica, en que comparó su problema con la situación de quien inventó las armas automáticas.
“¿Qué pasa si una sustancia que parece inocua es vendida en el mercado y se vuelve extremadamente popular en las discotecas, pero luego millones de usuarios desarrollan un tipo inusual de mal en los riñones que demuestra ser irreversible y difícil de tratar, o incluso que pone en riesgo sus vidas o es mortal?”, se pregunta el científico en el texto. “Sería un desastre de inmensas proporciones.
Esta pregunta, que nunca fue parte del enfoque de mis investigaciones, ahora me persigue”.
Esta pregunta, que nunca fue parte del enfoque de mis investigaciones, ahora me persigue”.
Nichols estudia las drogas psicodélicas desde hace más de 40 años. Se especializó en la serotonina, un componente químico básico que “va a todas las partes del cerebro. Está involucrado en el apetito, el sueño, el sexo, la agresión, lo que sea”, dijo en la entrevista. “Juega un papel clave en la activación del cerebro, la diferencia entre estar despierto y dormido”.
El científico estima que al menos cinco de los cientos de compuestos que creó se han convertido en drogas de consumo masivo. “Nunca pensé que saldrían del laboratorio”, dijo.
“Ahora, cada vez que hacemos una molécula pienso: ‘¿Será ésta la que se volverá un problema?’. Antes nunca pensaba esas cosas”, dijo.
Uno de los químicos era tan potente que decidió descartarlo, contó: “Dije ‘No vamos a estudiar a éste. Esto se vendería en el mercado en gran manera’”. (Con información de AP)