El oficio más antiguo del mundo: la tortura: La Question
by
Agaton
Santiago Alba Rico..
"La Question", de Henri Alleg, con prólogo de Alfonso Sastre y traducción de Beatriz Morales Bastos. Editorial Hiru. Hondarribia 2010. http://www.hiru-ed.com/
La cuestión, ¿cuál es la cuestión? O mejor dicho, ¿cuál es la “question”? La cuestión -la question- es que no puede decirse, a pesar del hermoso poema de Victor Hugo, que haya ninguna continuidad entre torturar una rana y torturar a un hombre, y ello no en razón de la distinta calidad ontológica de las víctimas. La diferencia atañe más bien a esa otra, de orden económico, que distingue entre “jugar” y “trabajar”.
El niño que tortura a una rana lo hace de manera desinteresada, llevado de una crueldad alegre y pura, sin reconocer en el cuerpo sufriente otra voluntad que la de acoplarse a su sacudida de placer. El soldado o el policía que torturan a un prisionero están “trabajando” y, si ponen por eso “fuera del mundo” la humanidad de la víctima, se aplican sobre su cuerpo como sobre un objeto -una caja fuerte cerrada o un mejillón tenaz- que contiene un tesoro y que se opone a entregarlo.
El esfuerzo disciplinado del torturador tiene un propósito y encuentra una resistencia, y esta combinación -finalidad y obstáculo- genera una lógica propiamente productiva mucho más atroz que la crueldad. Hay torturadores sádicos, es verdad, que disfrutan del sufrimiento de sus víctimas, pero en general los verdugos se vanaglorian más bien de su ingenio para “resolver problemas” y de la eficacia de los recursos que, meticulosamente sudorosos, van improvisando a la medida de las resistencias -e incluso son capaces de admirar, como el constructor de maquetas o el matemático descifrador de ecuaciones, un “objeto difícil”.
Mitad cirujano, mitad obrero fordista, el torturador “trabaja”. “Vayamos a la habitación de al lado, hay luz; estaremos mejor para trabajar”. “Ah, es el cliente”. “Desnúdese”. “Túmbese”. “Y ahora, ¿qué le vamos a hacer?”. “Lo vamos a chamuscar”. “No hace falta la mordaza; estamos en el tercer sótano”. “Con todo, es desagradable”. “No me gusta, no es higiénico”.
“Volvemos ahora, déjale los cables puestos”. Y como también tienen derecho a su hora de reposo -el café o el bocadillo-, cuando ya no pueden más, justificadamente fatigados, se “sientan alrededor sobre los macutos” y “vacían botellas de cerveza”. Trabajar cansa; torturar da hambre y sed. Degradarse produce estrés.
Es Henry Alleg, comunista, director entre 1950 y 1955 del periódico Alger Republicain , el que cuenta la historia. Detenido el 12 de junio de 1957 por miembros de la décima división de paracaidistas, permaneció secuestrado y torturado -golpeado, electrocutado, quemado, asfixiado y resucitado sin descanso- durante un mes en el Bihar, en la periferia de Argel. Alleg no habló y además tuvo suerte.
Eran los años en que Francia intensificaba su guerra sucia contra los independentistas argelinos y muchos de sus amigos habían desaparecido en el abismo del terror colonial, algunos de ellos sometidos a la ingeniosa receta “gambas-Bigeard”, por el nombre del oficial que la inventó: con los pies atados a una piedra o atrapados en un bloque de cemento, los condenados eran arrojados al mar desde un helicóptero. La relativa notoriedad de Alleg, unida a la campaña iniciada por su mujer y sostenida por el PCF, salvó la vida al periodista, quien fue conducido en julio al campo de concentración de Lodi y finalmente, a finales de agosto, a una prisión civil de Argel. Allí, a instancias de sus camaradas, escribió y sacó pedazo a pedazo durante tres meses
La question, el relato sobrio, modesto, aterrador, de sus torturas y su resistencia. Publicado en febrero de 1958 y requisado enseguida por el gobierno francés, el libro circuló clandestinamente, contribuyendo de manera decisiva a sacudir la conciencia de la metrópolis, blindada hasta entonces en esa cómoda “neurosis”, como la calificó Sartre, mediante la que los ciudadanos de Francia se negaban a ver los crímenes cometidos en nombre de la “democracia” y la lucha contra el “terrorismo”.
La cuestión - la question - es el “interrogatorio” al que eran sometidas las personas decentes, argelinas o francesas, en las cárceles del terror colonial, pero es también la cuestión más general de la tortura como procedimiento estandarizado -”impersonal como la nieve”, diría Pessoa- de los regímenes despóticos; y la cuestión más general aún del colonialismo mismo; y la cuestión más general todavía de un “sistema” de injusticia estructural que genera humillados y muertos y -del otro lado- la ilusión cobardica e interesada de que, en palabras de Brecht, “se puede estar al mismo tiempo contra la tortura y a favor del capitalismo”.
No se puede. No se puede estar a favor del capitalismo, del colonialismo, de la “guerra humanitaria”, y escandalizarse luego ante las revelaciones de Alleg (o de Wikileaks). Lo que siempre se ha sabido no es malo porque se diga ahora sino porque ha ocurrido siempre y porque no hemos hecho nunca nada por evitarlo.
Es la tortura, y no la prostitución, el oficio más antiguo del mundo; y también el más moderno. Alleg está hablando de Francia (¡la Francia de las Luces!) y no de Hitler o Videla, pero podría estar hablando también del Iraq o el Afganistán ocupados, del Guantánamo infernal, de las cárceles de la CIA o -por qué no- de las comisarías españolas, donde la tortura es utilizada de manera regular -y denunciada regularmente por organismos internacionales- sin que políticos, periodistas o consumidores, todos ya neuróticos, hagan otra cosa que ignorar o denostar al mensajero: 59 minutos de cada hora tenemos los ojos cerrados y sólo los abrimos, al chasquido del hipnotizador, el minuto de mirar a Cuba o de recordar el Holocausto o de actualizar los crímenes de Stalin.
La tortura es, sigue siendo, el tema del día. Rescatado por Eva Forest antes de morir y publicado ahora, dos años después, por la editorial Hiru, este libro tiene la dolorosa actualidad de la injusticia todavía vigente contra la que se rebeló Alleg y de los instrumentos, procedimientos y recursos mentales que se aplicaron sobre su cuerpo. La tortura no es un juego sino un “trabajo”; y el trabajo más antiguo del mundo, el más sórdido y degradante, el trabajo que ningún congénere humano puede justificar o trivializar. No hay un uso “legítimo” de la tortura como no puede haberlo del genocidio o la necrofilia. Se puede y se debe discutir sobre la necesidad de la “lucha armada revolucionaria”, pero no puede haber una picana eléctrica “revolucionaria” ni tampoco, claro está, “democrática”. Así lo expresa Alfonso Sastre, con redonda contundencia, en el magnífico prólogo que introduce esta edición: “Mientras que la violencia guerrera es indeseable en cualquier caso pero “no es lo mismo” y un guerrillero revolucionario no sólo “no es lo mismo” sino que es “lo contrario” que un sicario al servicio de la explotación capitalista, la práctica de torturas es tan repulsiva en uno como en otro caso: tanto si se produce en las filas de los opresores como si se da en la de los oprimidos. Ella es odiosa en cualquier caso y de cualquier manera, y quienes la practican se convierten, ipso facto , en pura mierda, hablando mal y pronto”. Pura mierda son, sí, todos los que, en Iraq, en Afganistán, en Palestina, en Egipto, en el País Vasco, en cualquier rincón del mundo, practican, justifican, trivializan o niegan las torturas.
Pero La Question se ocupa de otros “temas del día”. Los editores han tenido el acierto de añadir a este edición una larga entrevista que Henri Alleg concedió en agosto de 2001 -¡apenas un mes antes del 11-S!- al periodista Gilles Martin. En ella no sólo se repasa la historia de la redacción del texto (y de la aventura colonial francesa en Argelia) sino que se abordan cuestiones que nos interpelan directamente a todos en este trance de la lucha contra el capitalismo: el papel de los intelectuales (la diferencia, digamos, entre Sartre y Camus), la recuperación de la memoria (que no puede dejarse en manos de los historiadores, como querrían nuestros dirigentes, si se quiere acometer una verdadera obra de reparación), la colusión orgánica entre nazismo y colonialismo europeo (mientras se nos habla de la conspiración roji-parda o pardi-roja) y la muy política cuestión de la “naturaleza humana” y su “inclinación al mal”, sobre la que no puedo dejar de reproducir esta larga cita del propio Alleg: “Lo que transforma al ángel en demonio y al “valiente soldado raso” en torturador no es el mal latente en cada uno y despertado bruscamente, sino el condicionamiento moral y político en el marco del sistema colonial y de la guerra que pervierte todos los valores y legitima el crimen en nombre de la “defensa de la civilización”, de la lucha contra el comunismo y de un “patriotismo” desviado. Apelar a los buenos sentimientos, invitar a los torturadores a “arrepentirse” individualmente y a volverse “mejores” no impedirá de ningún modo que en condiciones similares aquellos que se encarguen de defender los intereses de los explotadores recurran a los mismos métodos. No creo que unas lecciones de ética individual como las que dispensa la Iglesia católica desde hace cerca de dos mil años puedan modificar de manera fundamental los comportamientos perversos y en cierto modo institucionalizados por el mundo en que vivimos. Lo que se debe cuestionar para cambiar los comportamientos es, por supuesto, este mismo sistema”.
Un clásico, decía Chesterton, es un libro que vuelve; un libro, digamos, actualizado por un acontecimiento presente. Lo que se debe cuestionar -la cuestión- es el orden que actualiza todos los días La Question, convirtiendo la obra, hoy más que nunca, en una denuncia de emergencia y en un manual de resistencia. Si fuese un libro de historia sería ya indispensable; pero es una obra de intervención y de interpelación destinada a los más jóvenes y a los más olvidadizos. Lo que ocurrió sigue ocurriendo y desde hace diez años en un formato cada vez más antiguo. La realidad ha vuelto, no deja de volver. La realidad es un clásico que habrá que transformar, entre todos, en un mal folletín de época, en un viejo recuerdo polvoriento de crímenes y resistencia, de canallas y héroes. Pero ahora La Question -la cuestión- es también nuestra cuestión, tal y como el propio Alleg, dos meses antes de la invasión de Afganistán, dos años antes de la de Iraq, nueve años antes de las revelaciones de wikileaks, recordaba al final de su entrevista con Martin: “Bajo otras formas, “globalizadas”, quienes detentan el poder imperial siguen siendo los verdaderos amos del juego para precipitar al mundo a nuevos desastres si llegado el caso no nos ponemos en guardia. Sabrán mentir una vez más invocando falsamente grandes ideales y la defensa de la “civilización”, de la “democracia”, de la “libertad”. También como ayer no dudarán en soltar a sus nuevos Aussaresses* contra los pueblos y usarán los mismos métodos si pueden”.
En ésas estamos una vez más. Así fue y así será si entre todos no lo impedimos.
NOTA
* Símbolo del terror colonial, el general Aussaresses fue el jefe de los servicios franceses de inteligencia en Argelia durante la guerra de independencia (1954-1961), responsable confeso y orgulloso de la tortura, ejecución y desaparición de centenares de militantes y partidarios del FLN.
Amigos: Este documental doblado al español examina con lujo de detalles la veracidad y Coherencia de las versiones oficiales sobre el ataque y derrumbamiento de las Torres Gemelas, el edificio # 7 aledaño a las torres y el supuesto ataque al Pentágono por un Boeing 757. Luego de verlo me parece irracional seguir creyendo que las torres se cayeron como resultado del impacto de los aviones o que fue un Boeing 757 el que voló a seis metros de altura para arremeter contra elmPentágono. Examina también como estos tres ataques lograron la línea de defensa de los EUA. Pueden verlo en el enlace que gentilmente me envía el amigo
Subject: Ataque a las torrea Gamelas
Salvador:
Adjunto la liga sobre la investigación del ataque a las torres Gemelas, favor de Difundirlo.
La reunión el pasado martes 26 de octubre de la Asamblea General de la ONU, que se supone sea la máxima autoridad política del planeta, fue convocada con un objetivo tantas veces repetido que ya es familiar: Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba.
Es el proyecto más discutido, más aprobado y nunca cumplido en la historia de las Naciones Unidas.
Todos sabemos que, si tal imputación se hiciera contra Cuba o cualquier otro país latinoamericano o caribeño, y éste no se diera siquiera por aludido, sobre ese país lloverían raíles de punta. El acto detestable que con tanta claridad y precisión se atribuye a Estados Unidos de América, cuyo cese se demanda, está calificado en el derecho internacional como acto de genocidio.
Se eleva ya a 19 el número de veces que, desde el año 1992, se viene aprobando por la Asamblea General, demandando el cese de esa abusiva y criminal acción. Pero si crecía el número de veces que se reiteraba y aprobaba la Resolución, crecía también el número de países que le ofrecían su apoyo, disminuía el de los que se abstenían y el minúsculo grupito que votaba contra ésta. En la última, fueron ya solamente dos los que la rechazaron y tres los que se abstuvieron al votar, cuyos nombres corresponden a pequeños Estados que en realidad son dependencias coloniales de Estados Unidos.
Un hecho a tener en cuenta es que en el mundo se han producido grandes cambios desde que se fundó la ONU, cuando todavía no habían cesado los combates de la Segunda Guerra Mundial, que costó 50 millones de vidas y una enorme destrucción. Muchos países que hoy constituyen la mayoría de las Naciones Unidas, eran todavía colonias de las potencias europeas, que se habían apoderado por la fuerza del territorio de la mayor parte del mundo y, en algunos continentes, casi de su totalidad. Cientos de millones de personas, en no pocos casos, de civilizaciones mucho más antiguas y de superior cultura, fueron sometidos al coloniaje en virtud de la superioridad en armamento de los agresores.
Cuba no fue una excepción.
En este hemisferio, la última colonia de España fue nuestro país, por sus riquezas en productos agrícolas escasos y de gran demanda entonces, que surgían de las manos laboriosas de campesinos libres y cientos de miles de esclavos de origen africano. Cuando las demás colonias de España se habían liberado en las primeras décadas del siglo XIX, ésta mantenía con mano de hierro y los métodos más despóticos su colonia en Cuba.
En la segunda mitad de ese siglo, nuestra isla, en la que España soñó tener un baluarte para la reconquista de sus antiguas colonias en Suramérica, fue cuna de un profundo sentimiento nacional y patriótico. El pueblo cubano inició la batalla por su independencia casi 70 años después que las demás naciones hermanas de América Latina, sin más armas que el machete con que se cortaba la caña, y el brío y la rapidez de los caballos criollos. En poco tiempo los patriotas cubanos se volvieron temibles soldados.
Treinta años más tarde nuestro sufrido pueblo estaba a punto de alcanzar sus objetivos históricos en la lucha heroica contra una decadente pero tozuda potencia europea. El ejército español, a pesar del enorme número de soldados que contaba, era ya incapaz de mantener la posesión de la isla, donde sólo controlaba las principales áreas urbanas y estaba a punto del colapso.
Fue entonces cuando el pujante imperio, que nunca ocultó su intención de apoderarse de Cuba, interviene en aquella guerra tras declarar cínicamente que el pueblo de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente.
Finalizada la contienda, a nuestro país se le negó el derecho a participar en las negociaciones de paz. El gobierno español consumó la traición a Cuba poniéndola en manos de sus interventores.
Estados Unidos se apoderó de los recursos naturales, las mejores tierras, el comercio, los bancos, los servicios y las principales industrias del país. Nos convirtió en neocolonia. Eso tuvimos que soportar durante más de 60 años, pero volvimos a ser independientes y jamás dejaremos de luchar. Con estos antecedentes, los lectores de otros países comprenderán mejor las palabras de nuestro canciller Bruno Rodríguez el 26 de octubre de este año.
El debate comenzó a las 10 de la mañana.
Primero hablaron 5 países en nombre del Grupo de los 77, el Movimiento de Países No Alineados, la Unión Africana, el CARICOM y el MERCOSUR, apoyando todos la Resolución.
Después hicieron uso de la palabra 14 países, entre ellos dos que tienen más de mil millones de habitantes cada uno: China e India, con casi 2 500 millones entre ambos; otros que cuentan con más de cien, como la Federación Rusa, Indonesia y México; otros 9 con reconocido papel en la vida internacional: Venezuela, República Islámica de Irán, Argelia, Sudáfrica, Islas Salomón, Zambia, Gambia, Ghana y Barbados; 19 intervenciones antes de Bruno.
Su discurso fue lapidario. Citaré muchas veces párrafos enteros de sus palabras. Lo inició con una referencia a los graves peligros de guerra que nos amenazan y añadió:
Para sobrevivir, es imprescindible un salto en la conciencia de la Humanidad, sólo posible mediante la difusión de información veraz sobre estos temas que la mayoría de los políticos esconden o ignoran, la prensa no publica y que, para la gente, son tan horrorosos que parecen increíbles.
“…la política de los Estados Unidos contra Cuba no tiene sustento ético o legal alguno, credibilidad ni apoyo. Así lo demuestran los más de 180 votos en esta Asamblea General de las Naciones Unidas que en los últimos años han reclamado que se le ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero.”
“El rechazo de América Latina y el Caribe es enérgico y unánime. La Cumbre de la Unidad, celebrada en Cancún, en febrero del 2010, lo expresó resueltamente. Los líderes de la región lo han comunicado directamente al actual Presidente norteamericano. Puede asegurarse que el repudio expreso al bloqueo y a la Ley Helms-Burton identifica, como pocos temas, al acervo político de la región.
“Visiones igualmente inequívocas han sido refrendadas por el Movimiento de Países No Alineados, por las Cumbres Iberoamericanas, por las Cumbres de América Latina y el Caribe con la Unión Europea, por la Unión Africana, por las Cumbres del Grupo ACP y prácticamente por cualquier conjunto de naciones que se haya pronunciado a favor del Derecho Internacional y el respeto a los principios y propósitos de la Carta de la ONU.
“Es amplio y creciente el consenso en la sociedad norteamericana y en la emigración cubana en ese país contra el bloqueo y a favor del cambio de política hacia Cuba. [...] el 71% de los estadounidenses abogan por la normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos…”
“Las sanciones contra Cuba permanecen intactas y se aplican con todo rigor.
En el año 2010, el cerco económico se ha endurecido y su impacto cotidiano sigue siendo visible en todos los aspectos de la vida en Cuba. Tiene consecuencias particularmente serias en esferas tan sensibles para la población como la salud y la alimentación.
De inmediato señala una serie de crueles medidas que afectan sensiblemente a niños con delicados problemas de salud, que el Gobierno de Estados Unidos no podría desmentir.
Luego expresa:
Las multas de los Departamentos del Tesoro y Justicia contra entidades de su país y de Europa en este último año, por transacciones realizadas con Cuba, entre otros Estados, superan en su conjunto los 800 millones de dólares.
Prosigue informando:
La confiscación de una transferencia de más de 107 mil euros pertenecientes a la compañía Cubana de Aviación y realizada por medio del Banco Popular Español desde Madrid a Moscú, constituyó un verdadero robo.
A continuación, nuestro Ministro de Relaciones Exteriores señala algo de mucha importancia sobre los efectos del crimen grosero contra la economía de Cuba, dada la tendencia a mencionar cifras históricas sobre el monto en dólares del valor de un bien mueble o inmueble, un préstamo, una deuda o cualquier otra cosa que sea medible en dólares norteamericanos, sin tener en cuenta el valor constantemente decreciente del dólar en las últimas cuatro décadas. A modo de ejemplo cito un refresco harto conocido: Coca Cola -sin cobrar nada por la publicidad. Hace 40 años costaba 5 centavos, hoy su precio fluctúa en cualquier país entre 150 y 200 centavos de dólar.
Bruno expresa:
El daño económico directo ocasionado al pueblo cubano por la aplicación del bloqueo, supera en estos cincuenta años los 751 mil millones de dólares, en el valor actual de esa moneda.
Es decir, no incurre en el error de utilizar la cifra de pérdidas que significó el bloqueo año por año, como si el valor de los dólares fuera exactamente igual cada año. Como consecuencia de la estafa mundial que significó la suspensión unilateral, por Nixon, del respaldo en oro de esa moneda, a la tasa de 36 dólares por onza Troy, unida a las emisiones de dólares sin límite alguno, el poder adquisitivo de esa moneda se redujo extraordinariamente. El MINREX se tomó el trabajo de solicitar a un grupo de expertos del Ministerio de Economía que hicieran la evaluación, y esta arrojó el daño económico del bloqueo a Cuba a lo largo de 50 años, expresado en el actual valor de esa moneda.
El pasado 2 de septiembre -dijo en su intervención-, “el propio presidente Obama ratificó las sanciones contra Cuba, aludiendo al supuesto ‘interés nacional’ de los Estados Unidos. Pero todos saben que la Casa Blanca sigue prestando mayor atención a los ‘intereses especiales’, bien financiados, de una exigua minoría que ha hecho de la política contra Cuba un negocio muy lucrativo.”
“Muy recientemente, el 19 de octubre, el presidente Obama calificó, según varias agencias de prensa, de insuficientes los procesos que, a su juicio, ocurren hoy en Cuba y condicionó cualquier nuevo paso a la realización de los cambios internos que quisieran ver en nuestro país.
“El Presidente se equivoca al asumir que tiene derecho a inmiscuirse y a calificar los procesos que hoy tienen lugar en Cuba. Es lamentable que esté tan mal informado y asesorado.
“Las transformaciones que hoy emprendemos responden a los anhelos de los cubanos y a decisiones soberanas de nuestro pueblo. [...] No se proponen complacer los deseos o satisfacer los intereses del gobierno de los Estados Unidos, hasta hoy siempre opuestos a los del pueblo cubano.
Para la superpotencia, todo lo que no conduzca al establecimiento de un régimen que se subordine a sus intereses será insuficiente, pero eso no va a ocurrir porque muchas generaciones de cubanos han dedicado y dedican lo mejor de sus vidas a defender la soberanía y la independencia de Cuba.
“Por el contrario, dicho gobierno ha continuado la arbitraria práctica de poner a Cuba en las espurias listas, incluida la de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo internacional, que fabrica el Departamento de Estado para calificar el comportamiento de otras naciones. Este país no tiene la autoridad moral para hacer tales listados -que como regla tendría que encabezar- ni existe una sola razón para incluir a Cuba en ninguno de ellos.
“El gobierno norteamericano también mantiene el injusto castigo a los Cinco cubanos luchadores antiterroristas que sufren prisión hace más de doce años en sus cárceles, cuya causa ha concitado la más amplia solidaridad de la comunidad internacional.
“Cuba, que ha sido y es víctima del terrorismo de Estado, reclama a dicho gobierno que ponga fin al doble rasero y a la impunidad de que gozan en su territorio los autores confesos de actos de terrorismo que se gestaron al amparo de la política anticubana de ese país…”
Llegado a ese punto, Bruno le asestó a la delegación de Estados Unidos el puntillazo del famoso memorando del subsecretario asistente de Estado Lester Mallory, desclasificado decenas de años más tarde, que muestra el repugnante cinismo de la política de Estados Unidos.
“‘La mayoría de los cubanos apoyan a Castro [...] No existe una oposición política efectiva [...] El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...] Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica [...] negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno’.”
“A pesar de que la persecución económica constituye el obstáculo principal para el desarrollo del país y para la elevación de los niveles de vida del pueblo, Cuba muestra resultados innegables en la eliminación de la pobreza y el hambre, en índices de salud y educación que son de referencia mundial…”
Cuba pudo declarar aquí, hace pocas semanas, un elevado y excepcional cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Estos resultados, alcanzados por Cuba, aún son una utopía para una gran parte de la población del planeta.
“Cuba no cejará jamás en la denuncia del bloqueo y no dejará de reclamar el derecho legítimo de su pueblo a vivir y trabajar por su desarrollo socioeconómico en condiciones de igualdad, en cooperación con el resto de las naciones, sin cerco económico ni presiones externas.
“Cuba agradece a la comunidad internacional la firme solidaridad con nuestro pueblo, segura de que algún día se hará justicia y no será necesaria ya esta resolución.