Por Lorenzo Gonzalo*
La noticia referente a la existencia de una red de espionaje a favor de Rusia en Estados Unidos, ha obtenido una cobertura que no se corresponde con las detenciones de este género que habitualmente ocurren. Los agentes extranjeros actuando en territorio estadounidense no es un suceso nuevo, ni pertenecen siquiera a un pasado remoto.
En el año 2001, Robert Hanssen, un ex agente de la Oficina Federal de Investigaciones, fue condenado a cadena perpetua por suministrar información altamente confidencial a Rusia. En el año 2006 Ariel Weinmann fue arrestado y acusado de espiar supuestamente para los rusos. Weinmann era un funcionario de la Marina de Estados Unidos.
De los aspectos significativos de la noticia pudieran destacarse varios puntos fundamentales que quizás sirvan de utilidad a la hora de descifrar el misterio de lo sucedido:
Los detenidos son supuestos agentes y no espías, de acuerdo a todas las informaciones oficiales publicadas y las declaraciones de los organismos de gobierno estadounidense;
La detención se produce diez años después de iniciadas las investigaciones. Entre los datos acopiados suponen existir pruebas de ciertas cantidades de dineros entregadas en el parque de un país latinoamericano no identificado, a la pareja Vicky Peláez y Juan Lázaro, dos de los diez detenidos. Esta información corresponde al comienzo del Siglo XXI y hasta estos días ninguna acción fue implementada;
Coincide la detención con la presencia del ex Presidente Bill Clinton en Moscú, quien asistía a una conferencia internacional sobre comercio e inversión. Clinton se reunió con el Primer Ministro Vladimir Putin, quien jocosamente le expresó: “llegas en buen momento; tú policía está fuera de control y están arrojando a la gente a la cárcel”; La cancillería rusa publicó en la página web que “los detenidos no cometieron actos dirigidos contra los intereses de los Estados Unidos”;
Hace unos días Medvedev, el Presidente de Rusia y Barack Obama compartieron una hamburguesa en un restaurante de comida rápida. Un funcionario estadounidense se encargó de declarar a la BBC que “es lamentable que esta actividad sucedía en nuestro país; pero esto no debe afectar el actual impulso que tienen nuestras relaciones con Rusia”;
Y por último, pero no por ello menos importante, debemos destacar que Rusia se sumó a las sanciones en contra de Irán propuestas por Estados Unidos, en el Consejo de Seguridad de la ONU. Los únicos dos países que se opusieron fueron Brasil y Tuquía.
Un acontecimiento de esta naturaleza supone perjudicar las buenas relaciones entre dos países. Sin embargo, todo indica que Rusia y Estados Unidos están de pláceme. Cabría entonces preguntarse, ¿cuál es la razón de un escándalo semejante que bien pudiera manejarse de otro modo, en caso de ser absolutamente cierto?
En las relaciones internacionales, todos los países acopian informaciones similares a éstas por las cuales se acusan a estos detenidos. Dicho trabajo se realiza habitualmente a través de sus embajadas, especialmente por vía de sus cónsules. Cuando suceden las reuniones internacionales cada país pretende saber cuáles serán las respuestas de las diferentes delegaciones, a los temas propuestos y cuáles serán los planteamientos inesperados que pueden sucederse.
En el transcurrir diario de las diplomacias, todas las informaciones son imprescindibles a los efectos de dar respuestas ponderadas y racionales al momento de las reuniones, evitando así confrontaciones innecesarias que pueden surgir de la improvisación frente a lo inesperado.
Una parte del encauzamiento revela que recibieron instrucciones, cuando Barack Obama visitó Moscú el año pasado, pidiéndoles información sobre la posición de Estados Unidos respecto a Afganistán y el programa nuclear iraní.
Como diría un viejo refrán cubano, “esto está oscuro y huele a queso”.
Es muy significativo que en una época en que Rusia ha optado por una posición contraria a sus intereses en la región, aliándose con Estados Unidos en su pedido de sanciones contra Irán, surja un acontecimiento que debilite esa decisión.
Irán se encuentra dentro de la zona geográfica de influencia de Rusia y tradicionalmente la política de Moscú ha consistido en sostener alianzas con esa región persa. Contrariamente a esa tradición, apoyó las sanciones contra Irán en un momento que nuevos protagonistas como Brasil y Turquía habían obtenido importantes adelantos en la solución de la crisis creada sobre el programa nuclear iraní.
Uno de los aspectos más significativos de la noticia es que ambos gobiernos han sido parcos en sus declaraciones y prácticamente le han restado importancia a los hechos.
Lo único que queda vivo del tema es la eliminación de la columna periodística que escribe Vicky Peláez, del periódico El Diario La Prensa.
El mencionado rotativo tiene una gran circulación en New York, es el periódico hispano más viejo de Estados Unidos, leído diariamente por cerca de 270,000 personas. Salió al aire por vez primera en 1913 con el nombre La Prensa y en 1963 al unirse con El Diario de Nueva York, optó por su. La columna de la periodista detenida mantiene una línea editorial contraria a la política exterior de Washington. Es defensora de los procesos de cambio latinoamericanos y una tenaz crítica de la política que Estados Unidos practica hacia Cuba.
La periodista Peláez y su esposo Juan Lázaro, son acusados de un asunto que en el mundo diplomático y especialmente en Washington y para los gobiernos de todo el mundo, no es una gran noticia. Estados Unidos está seguramente lleno de personas que informan de manera privada a terceros países, sobre aspectos de la política estadounidense que puedan favorecerlos o perjudicarlos. Viceversa, todos los países deben estar saturados de personas que visitan las Embajadas estadounidenses o conciertan citas con sus cónsules o supuestos empleados de segunda, para rendirles similares informaciones.
Excepto que en estos casos, a diferencia de lo que ocurre con quienes así actúan en Estados Unidos informando a terceros, muchas de las informaciones recolectadas por Washington, son utilizadas para desestabilizar a esos estados o controlar la dirección política de los acontecimientos.
Esperemos para ver qué sucede en los próximos días pero definitivamente lo sucedido está oscuro y no huele muy bien.
La operación de redada puede también haber sido para recordarle a los rusos que Washington los mastica pero no se los traga. No obstante, de ser así, la jugada ha sido utilizada también por los rusos, quienes al adoptar una actitud festiva frente a los hechos y aceptar que las informaciones recopiladas no constituyen “actos dirigidos contra los intereses de Estados Unidos”, también están enviando a Washington una señal similar.
De lo sucedido, el misterio menor es en la detención del matrimonio que trabaja para El Diario La Prensa. Ocho de los once son rusos o tienen vinculaciones evidentes con ese país. Del onceavo existe aún poca información.
Pero quienes parecen ser verdaderas víctimas de la maniobra, a la luz de los hábitos políticos de los cuerpos represivos de cualquier Estado, son la periodista Vicky Peláez y su esposo Juan Lázaro.
Con una jugada al mejor estilo de Hollywood, a Vicky Peláez le han silenciado su columna periodística.
*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en los EEUU y subdirector de Radio Miami (www.radio-miami.com)