Impunidad absoluta
JEAN-GUY ALLARD
Guillermo Novo Sampoll, el sicario que la CIA usó durante años para cumplir tareas sucias contra Cuba en Estados Unidos, como en otras partes del continente, jura que no renunciará a la violencia y al terrorismo y que no pide perdón a nadie por sus crímenes.
En una entrevista concedida a CubaNews, un boletín especializado publicado en Wheaton (Maryland), Novo —quien fue con su hermano Ignacio, Gaspar Jiménez Escobedo, Pedro Remón, Dionisio Suárez, Virgilio Paz, Luis Posada Carriles y otros más, uno de los matones más sanguinarios que empleó la inteligencia estadounidense contra Cuba, afirma que no tiene remordimiento alguno por lo que hizo: "Sigo creyendo que esta es la vía", repite.
Radicado en Miami, donde se beneficia de la impunidad otorgada por el FBI a los terroristas cubanoamericanos, lamenta abiertamente que no se haya logrado asesinar a líderes de la Revolución en cinco décadas, lo que valora como un fracaso.
Estima que el "movimiento" de los llamados "disidentes" —orientados y financiados en Cuba por la CIA a través de la USAID— es "débil".
"Son algo confusos", dice, "viven con un lavado de cerebro constante y no están expuestos a otras ideas", declara el delincuente, que emigró a Estados Unidos con 15 años de edad y de inmediato fue parte de la telaraña CIA de grupos terroristas anticubanos.
Novo Sampoll fue condenado por terrorismo, junto con Posada Carriles, en el 2004, en Panamá, donde intentó volar con varios kilos de C-4 un anfiteatro lleno de estudiantes y militantes de grupos populares, que iban a escuchar al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz.
En otra parte de esta entrevista concedida al periodista Tracey Eaton, el sicario de la CIA recuerda cómo su padre, un inmigrante español representante en Cuba del fabricante norteamericano de cosméticos Max Factor, murió en la explosión de la caldera de un vecino, que fabricaba pegamento para zapatos.
Novo Sampoll no detalló su participación en toda una serie de actos terroristas, pero sí enumeró los que considera hazañas de sus cómplices, a quienes entrenó, orientó y financió la Agencia Central de Inteligencia, conforme al Plan Cuba ordenado por el presidente estadounidense Eisenhower ya en los primeros meses de la Revolución.
Participó en el atentado contra la ONU, cuando él y su hermano Ignacio dispararon sin éxito con una bazuca contra la instancia mundial, mientras el Comandante Che Guevara se dirigía a la Asamblea General. Arrestado por la policía local, fue liberado bajo el pretexto de que no había sido "avisado de sus derechos".
Como cabecilla del llamado Movimiento Nacionalista Cubano, fue también involucrado en el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier, en septiembre de 1976 en Washington, y en decenas de acciones criminales contra intereses cubanos en el mundo.
En el curso de la entrevista, Novo se abstuvo de referirse a su participación en operaciones de la CIA en el Cono Sur, en el Plan Cóndor, en el cual fue utilizado como terrorista y asesino.
En Argentina, cuando los torturadores militares del siniestro "taller" de Automotores Orletti invitaron a sus "colegas" de la inteligencia norteamericana, la CIA designó a cubanos de Miami; entre ellos a Novo Sampoll, que llevaba la llamada "guerra por los caminos del mundo", realizando atentados y asesinatos, en diversos países, con su CORU —la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias.
Cuando estos mismos argentinos secuestraron a dos jóvenes diplomáticos cubanos, Crescencio Galañega Hernández, de 26 años, y Jesús Cejas Arias, de 22 años, el 9 de agosto de 1976, el FBI y la CIA mandaron a Novo Sampoll a Argentina para interrogarlos —¡aunque se encontraba en libertad condicional!— junto al agente chileno Michael Townley, hoy refugiado en Miami.
Los dos jóvenes cubanos desaparecieron para siempre. Se ha dicho que sus cuerpos fueron lanzados en los cimientos de un edificio entonces en construcción.
Novo Sampoll nunca fue interrogado por las autoridades judiciales norteamericanas en relación con este crimen horroroso, a pesar de que varios militares arrepentidos han ofrecido sus testimonios sobre los hechos en el curso de investigaciones oficiales en Argentina, entre ellos, el ex jefe de la DINA chilena, el general Manuel Contreras Sepúlveda, en declaraciones ante la jueza argentina María Cervini de Cubría.
El terrorista confiesa que mantiene relaciones constantes con Posada Carriles.
Estima que no debía ser enjuiciado. "¿Cuántos cubanos entran aquí ilegalmente y reciben el asilo político el día siguiente?", pegunta, afirmando descaradamente que el octogenario terrorista no tiene que ver con la destrucción en pleno vuelo, en 1976, de un avión cubano, que causó la muerte de sus 73 pasajeros y tripulantes.
"Es un hombre alegre", asegura el matón, hoy de 65 años.
Las declaraciones incendiarias de Novo, realizadas en su domicilio de la Miami mafiosa, se producen mientras Cinco cubanos que infiltraron las filas de los círculos terroristas cubanoamericanos, tales como los que integra Novo, siguen secuestrados en prisiones norteamericanas.