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Fernando Lugo no tiene quien lo suceda

Hace pocos años un vocero oficioso del Vaticano generó una de sus desfasadas noticias cuando perdonó a los Beatles haber expresado que superaban en popularidad a Jesucristo, El artículo publicado en L'Osservatore Romano afirmaba que Lennon sólo estaba pavoneándose cuando realizó esa afirmación, a la que minimizó como propia de la juventud del músico.

En 1966 -el momento más intenso de la Beatlemanía- Lennon también le dijo a un medio británico que no sabía quién desaparecería primero: si el cristianismo o el rock'n roll.

Tal vez buscando imitar a los Beatles, el cura presidente de Paraguay afirmó por estos días que era más popular que Obama, y que lamentaba no encontrar a un segundo Fernando Lugo para sucederlo en el cargo.

La misión de encontrar sucesor se antoja difícil sobre todo porque el mismo cura presidente se encarga de tirotear contra las candidaturas que lanzan sus adulones. 
 
Un tiempo atrás, en ese contexto, tildó de “horrible” a la dupla que pretendían integrar Víctor Ríos y Mario Ferreiro.

Los demás candidatos del luguismo no podrían considerarse agraciados ni afortunados. Esperanza Martínez es la ministra de salud que batió el record nacional de muertes por dengue durante su gestión, y Miguel Angel López Perito es a su vez el recordman en nombramientos de familiares políticos por cuenta del estado paraguayo.
 
Sin embargo, son presentadas como las “grandes figuras” del Frente Guazú

En verdad, el luguismo tiene poca oferta si se considera a sus figuras mas “notables”. Entre ellas, se destaca el malversador de fondos de la secretaría de Emergencia Nacional, Camilo Soares, junto al quinielero arzobispal Jorge Escobar, dilapidador del canon que debería alimentar los fondos de la ayuda social de la DIBEN. 
 
Otra figura que últimamente ha ganado protagonismo en las filas luguistas es el director de SENACSA, Daniel Rojas, quien paseaba las vacas de su único líder en pleno brote de aftosa, en lo que luego derivaría en graves perdidas para la ganadería paraguaya.

El Cura Rengo

A pasos agigantados, se acerca para Lugo el periódo que los políticos norteamericanos denominan jocosamente como del “pato rengo”, dado que el gobernante intenta ser el faraón que fue y ya le resulta imposible, porque la pata del poder ha encogido.

Poco a poco los adulones que nunca tenían opinión diferente a la del hijo del sol empiezan a faltar a las reuniones, los abrazos efusivos y los pedidos de autógrafos empiezan a disminuir, y la mayoría de los oportunistas ya están pensando en subir al carro del nuevo pato que no ha perdido aún sus virtudes atléticas y se dirige rumbo a la meta con pasos firmes.

Luego de haberse mostrado indiferente al problema de su sucesión durante su máximo poder, y fracasada su pretensión reeleccionaria, ya adentrándose en su etapa de pato rengo, el cura Fernando Lugo parece haber sido asaltado por el deseo de designar con desplantes monárquicos a un sucesor que continúe su “obra”.

Pero como dice un viejo refrán, el trigo tardío no alcanza al temprano, ni en paja ni en grano. Para fortuna del Paraguay, Fernando 
 
Lugo no encuentra sucesor.

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